Description:—¡Un, dos! ¡Un, dos! ¡Un, dos! ¡Alto! Debía estar escrito que aquél iba a ser un día muy agitado en la prisión de Sing Sing. Los condenados a muerte que paseaban a horas fijas por el patio, y siempre separados de los otros, avanzaban como un rebaño por el patio inhóspito, bajo la amenaza de los rifles de los guardianes. —¡De frente! ¡Un, dos! ¡Un, dos! ¡Un, dos! ¡Media vuelta! Aquello no era un paseo, sino un verdadero ejercicio de instrucción. Los reclusos estaban rabiosos porque sabían que aquello era un verdadero castigo a causa de la última rebelión que habían organizado en los comedores. Bajo el intenso frío de enero, rechinaban sus dientes.