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respuestas ante una invasión PDF

222 Pages·2011·1.54 MB·Spanish
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T068-06 RHM EXTRA 2006 15/2/11 13:28 P(cid:31)gina 1 C M Y CM MY CY CMY K AÑO L REVISTA Núm. EXTRA DE HISTORIA MILITAR R A Respuestas ante T I L una invasión I M A I R O T S I H E D A T S I V E R INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA MILITAR 2006 Composici(cid:31)n T068-06 H. Militar Extra 15/2/11 13:35 Página 2 NUESTRAPORTADA: Anverso del folleto de convocatoria del III Seminario sobre la Guerra de la Independencia, Respuestas ante una invasión, celebrado en el Instituto de Historia y Cultura Militar en mayo de 2005. T068-06 H. Militar Extra 15/2/11 13:35 Página 3 I N S T I T U T O D E H I S T O R I A Y C U L T U R A M I L I T A R Año L 2006 Núm. extraordinario T068-06 H. Militar Extra 15/2/11 13:35 Página 4 Los artículos y documentos de esta Revista no pueden ser traducidos ni reproducidos sin la autorización previa y escrita del Instituto de Historia y Cultura Militar. La Revista declina en los autores la total responsabilidad de sus opiniones. Edita: NIPO: 076-06-117-5 (edición en papel) NIPO: 076-06-116-X (edición en linea) ISSN: 0482-5748 Depósito Legal: M-7667-1958 Imprime: Imprenta Ministerio de Defensa Tirada: 1.000 ejemplares Fecha de edición: julio, 2006 T068-06 H. Militar Extra 15/2/11 13:35 Página 5 S u m a r i o Páginas PRESENTACIÓN........................................................................... 7 PRÓLOGO..................................................................................... 9 ARTÍCULOS: — España 1808-1810: Entre el viejo y el nuevo orden político, por don EmilioDE DIEGO GARCÍA,profesor de la Universidad Complutense y Presidente de AEGI............................................ 15 — Las Juntas como respuesta a la invasión francesa, por don António MOLINER PRADA, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona........................................................... 37 — La resposta política na Península Ibérica face à invasão napoleónica–acção das juntas governativas em Portugal, por don António PEDRO VICENTE, profesor de la Universidad Nova de Lisboa......................................................................... 71 — La presencia napoleónica en Italia y la respuesta popular, por don Vittorio SCOTTI DOUGLAS, profesor de la Universidad Degli Studi di Trieste..................................................................... 89 — La relación del ejército con la guerrilla, en la Guerra de la Inde- pendencia, por don José María PARDO DE SANTAYANA Y GÓMEZ DE OLEA. Teniente Coronel de Artillería DEM....... 119 — Los problemas monetarios en la España napoleónica: impor- tancia y trascendencia, por doña María RUIZ TRAPERO. Catedrática Emérita de la Universidad Complutense de Madrid 135 T068-06 H. Militar Extra 15/2/11 13:35 Página 6 Páginas — Las relaciones entre las nuevas instituciones políticas y las instancias militares en España (1808-1814),por don Enrique MARTÍNEZ RUIZ, profesor de la Universidad Complutense de Madrid..........................................................…………….... 157 — La Iglesia Española entre 1808 y 1810: un cruce de viejos y nuevos problemas, por don José Carlos M. RODRÍGUEZ LÓPEZ-BREA, profesor de la Universidad Carlos III de Madrid....................................................................................... 183 — El enfrentamiento del 18 de junio de 1815 entre Wellington y Napoleón a la luz de los debates estratégicos del siglo XVIII: la conveniencia de la defensiva y de la ofensiva, del despliegue lineal y del despliegue en profundidad, por don Luc DE VOS, profesor de la École Royale Militaire de Bélgica y Presidente del Comité Internacional de Historia Militar............................... 207 OBRAS EDITADAS POR EL MINISTERIO DE DEFENSA...... 221 BOLETÍN DE SUSCRIPCIÓN...................................................... 231 T068-06 H. Militar Extra 15/2/11 13:35 Página 7 PRESENTACIÓN La Revista de Historia Militar, del Instituto de Historia y Cultura Militar, acoge calurosamente las actas del tercer seminario conmemorativo del bicentenario de la Guerra de la Independencia. El plan de celebrar un seminario cada año hasta el 2007 producirá cinco números extraordinarios de nuestra Revista correspondientes a otros tantos seminarios, donde se analizarán diferentes facetas de esa guerra, sin profundizar, de momento, en las propiamente bélicas. De esta forma, se pretende elaborar una base excelente para entrar en la conmemoración de aquellos agitados tiempos con una mejor perspectiva. En la organización y desarrollo del seminario, se contó una vez más con la colaboración inestimable de la Asociación para el Estudio de la Guerra de la Independencia. Ello nos permite abordar aspectos que, normalmente, no suscitan el interés de nuestros estudiosos militares y también la perspectiva del investigador civil sobre aspectos militares. Como colofón del seminario, se tuvo el privilegio de aprovechar la estancia en Madrid del Profesor Luc de Vos, Presidente de la Comisión Internacional de Historia Militar, para que, como aportación extraordinaria, ilustrara sobre la formación militar de Napoleón, el causante de nuestros problemas, de quien el Profesor de Vos es un reputado experto. Bajo el título general de “Respuestas ante una invasión”, se han analizado las de dos países concretos que también fueron invadidos por Napoleón y se ha continuado la presentación de reacciones de estamentos nacionales a los problemas planteados por la invasión de nuestra propia tierra. MANUEL ESPLUGA OLIVERA General de Brigada de Artillería Director de la Revista de Historia Militar T068-06 H. Militar Extra 15/2/11 13:35 Página 9 PRÓLOGO El discurso reformista, modernizador y “liberador” frente al Antiguo Régimen, que Napoleón transmitía como herencia de una Revolución, a la cual había conducido a los cauces del orden, despertó en varios lugares europeos una acogida favorable. Polonia y no pocos territorios italianos, entre otros, así lo hicieron. Pero tales propuestas fueron rechazadas de plano por España, viejo aliado, y Portugal, siempre en la órbita británica, dis- puestos a defender su independencia con las armas. La guerra entre los “patriotas” españoles y Napoleón hubo de iniciarse, por parte de los primeros, arrancando de la más precaria situación imagina- ble. Desde sus comienzos, aquella contienda escapaba a cualquier similitud con los modelos de confrontación repetidos, en otras partes de Europa, durante las sucesivas campañas napoleónicas. Más aún, la invasión previa a las hostilidades y la ocupación de numerosos objetivos estratégicos, sin oposición, concedían al Emperador una gran ventaja para dominar España. Por si algo faltaba, la crisis dinástica entre Carlos IVy Fernando VII ponía en manos del corso la Corona española. Tal vez la Iglesia, salvo las excep- ciones de no pocos clérigos, era, entre los pilares tradicionales, quien se mantenía más firme contra Napoleón. La incursión contra Portugal tampo- co había resultado excesivamente difícil, aunque la reacción en el país veci- no, ante la invasión napoleónica, siguiera derroteros semejantes a la espa- ñola. En la primavera de 1808 Bonaparte parecía encontrarse en condiciones de someter fácilmente la Península Ibérica. Sin embargo, en unas semanas, de modo no poco sorprendente, la situa- ción experimentaría un profundo cambio para las expectativas napoleóni- cas. Pero la insurrección de gran parte de los españoles contra las tropas francesas, rodeada de dificultades, precisaba dotarse de los medios adecua- dos para mantenerse. Subordinadas a Napoleón o paralizadas las viejas ins- tituciones político-administrativas, resultaba indispensable, en primer tér- mino, la constitución de un nuevo entramado de poder; aunque su legitimidad pudiera ser cuestionada, no sólo por los franceses, sino también por determinados reductos del Antiguo Régimen. T068-06 H. Militar Extra 15/2/11 13:35 Página 10 Las Juntas, con sus luces y sus sombras, constituirían la principal expre- sión política de la respuesta a la invasión y sus relaciones entre ellas y con los vestigios del orden anterior, especialmente, con el Consejo de Castilla, representan el arduo trabajo que hubo de realizarse para lograr mantener la pugna por la independencia. En el ámbito militar se producía una circunstancia semejante. Las fuer- zas armadas, desplegadas en función de supuestos bien diferentes a los que ahora se presentaban, o sometidas al control francés, dentro y fuera de Espa- ña, no parecían estar en las mejores condiciones para oponer una fuerte resistencia al invasor, al menos por el momento. Era precisa, por tanto, su reorganización inmediata. Pero, limitadas de recursos y sin un mando cla- ramente definido, seguirían existiendo fundadas dudas acerca de su capaci- dad para detener a las tropas imperiales. Las guerrillas, como forma peculiar de la acción militar contra los fran- ceses, encarnarían la manifestación del sentimiento de resistencia a ultran- za. Pero, a su vez, ese Ejército regular, al que nos referíamos, mil veces bati- do y otras tantas recompuesto, demostraría hallarse imbuido del mismo afán para combatir más allá de cualquier límite. Las perspectivas internacionales tampoco eran demasiado halagüeñas. Obediente la mayor parte de Europa a los dictados napoleónicos sólo Ingla- terra, el viejo enemigo, podría apoyar la causa española. Además, cualquier actividad en el campo diplomático, había de ser forzosamente improvisada, al margen de la infraestructura, que venía funcionando hasta entonces. El obscuro panorama que se presentaba ante la amenaza de los proyec- tos de Bonaparte se veía agravado por la bancarrota de la Hacienda. No sólo faltaban medios financieros para acometer una guerra de las dimensiones de la que se avecinaba, sino que el crédito para obtenerlos se hallaba por los suelos. Ciertamente, el gobierno de Londres podía acudir a remediar, en parte, estas carencias. Era algo que venía haciendo con otros países europe- os y, además, la América española ofrecía garantías para avalar las cantida- des prestadas. Aún así, las contribuciones extraordinarias y la continua entrega de suministros pondrían a prueba, también en este apartado, el espí- ritu de sacrificio de los españoles. En tal coyuntura la necesidad forzó el entendimiento, aunque siempre reticente, de los antiguos y nuevos órganos de poder. El rechazo de la mayo- ría a aceptar el cambio de dinastía, impuesto en Bayona, exigió, como decí- amos, una armonización de intereses, locales, provinciales y regionales, no fáciles de conjugar. Todo un abanico de tensiones, dictadas muchas veces por intereses mezquinos, se plegaron, a duras penas, en aras del espíritu patriótico, ante la drástica alternativa de unirse o sucumbir. T068-06 H. Militar Extra 15/2/11 13:35 Página 11 La decisión de batirse, adoptada por los españoles, superando todo lo que cabía esperar, abría una modalidad de lucha que provocaba general sor- presa. El esquema repetido hasta entonces en la resolución del conflicto entre las potencias combatientes en las guerras napoleónicas, quebraba en España. No había monarca al que vencer e imponer las condiciones de un armisticio. La capital del reino, cuya ocupación solía poner fin a la guerra, era sustituida por otra, tantas veces como fuera preciso, de Madrid a Sevi- lla y de aquí a Cádiz pasando por San Fernando. El Ejército mejor dotado no conseguía imponer su forma de pelear y tras cada victoria, que parecía definitiva, surgían renovadas otras fuerzas que volvían a plantarle cara. La respuesta española a la invasión escapaba a toda lógica precedente y quizás esa ilógica fue la clave de su supervivencia y de su éxito final, con la increíble expulsión de los invasores al otro lado de los Pirineos, tras un agotador enfrentamiento. Esa situación creada en España, que no encontra- ba solución, dentro de las reglas habituales por su misma “irregularidad”, fue pronto, a la par que preocupación y desconcierto, en el ánimo del Empe- rador, foco de atención y ejemplo a seguir para otros pueblos, que combatí- an a los franceses como podían, pero de manera más “ortodoxa”. Metter- nich, embajador en París por aquellas fechas, sería uno de los primeros en percibir la trascendencia de cuanto ocurría al sur de los Pirineos. A los ingleses se les ofrecía, ¡al fin!, el campo de batalla por el que venían cla- mando largo tiempo. La suerte de Europa volvía a depender, en buena medi- da, de lo que pasaba en España. Un pueblo, sumiso a no pocas instituciones y prácticas opresoras del Viejo Régimen, se alzaba por su libertad, empuja- do por valores que parecían haber pasado de moda. En aquella reacción española el espíritu, contra toda previsión, se imponía a la razón. EMILIO DE DIEGO GARCÍA Profesor de la Universidad Complutense Madrid

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La Revista de Historia Militar, del Instituto de Historia y Cultura. Militar seminario cada año hasta el 2007 producirá cinco números extraordinarios.
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