Julia Webbs, una simple institutriz, proveniente de una familia de clase media, que cayó en desgracia, llega a un pueblo en Montana, donde trabajará para un adinerado ranchero. Jamás se imaginó que su vida cambiaría tanto y que su corazón conocería al verdadero amor en aquel lugar.
Frederick Arnold, un conde, que dejó toda su vida como la conocía en el pasado y se embarcó a otro país en busca de una nueva vida, con la compañía de su único familiar; su pequeña niña de cuatro años. Solo buscaba a una persona que se encargara de su hija, que se creía un vaquero más de su rancho, y le enseñara el debido comportamiento de una señorita. Pero no solo llegó a su rancho, una institutriz, sino el ser más exasperante, y terco que hubiera conocido. Julia Webbs sin duda era una mujer que lo enfrentaba todo el tiempo y eso lo sacaba de quicio, pero también era un regalo que el cielo le había enviado y que lo salvaría a él y a su hija en todas las formas posibles, aun cuando el todavía no lo supiera.