Description:— Señor, ten piedad del alma de Rolf Ullrich. Fue un gran compañero. Con estas sentidas palabras, el hombre perdido en el espacio, Conrad Wienner, se santiguó torpemente y luego alzó el rostro hacia las estrellas. Se encontraba en un mundo desconocido y extraño, a cuya superficie había descendido suavemente para cumplir el cristiano deber de sepultar a los muertos, cubrir con tierra sus restos y rezar una oración. El terrícola superviviente de la nave interplanetaria «Blitz-F-2», de propulsión fotónica, había quedado completamente solo. Los diez hombres y las cuatro mujeres que salieron con él de la Tierra, ya hacía de esto cincuenta y dos años, se habían ido quedando en distintos y ya lejanos mundos, bajo el polvo cósmico. El último en fallecer había sido Rolf. Resistió lo increíble, con tenacidad y supremo valor. Pero, al fin, la misma enfermedad que acabó con los otros se lo llevó también. Conrad, tristemente, desvió la mirada desde el túmulo hacia la nave. Ya se había posado el polvo arremolinado por la dispersión molecular. Pudo contemplar el árido y yermo paraje, el lejano y serrado horizonte, de bajas pero abruptas colinas volcánicas.