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Reflexiones En Torno Al Tiempo La Historia Y La Modernidad PDF

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UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA BIBLIOTECA FRANCISCO XAVIER CLAVIGERO CENTRO DE INFORMACION ACADEMICA Un haz de reflexiones en torno al tiempo, la historia y la modernidad / María Dolores lllescas, coordinadora, p.; cm. -- (Cuadernos de cultura y religión ; 5) 1. Historia - Filosofía. 2. Tiempo. I. lllescas, María Dolores. II. Serie. Nuestro agradecimiento a todas las personas que de una manera u otra hicieron posible la realización de este trabajo. D 16.8 /H39/1995 A la Dirección General de Investigaáón y Posgrado Al Centro de Integración Universitaria A la Maestra Jane-Dale Uoyd, por su continua y siempre entusiasta asesoría Y de manera muy especial al Mtro. Xavier Cacho Vázquez, nuestro guía y amigo común. Portada: Autora: Leonora Carrington Nombre del cuadro: Happy Christmas Colección particular (1956) Reproducido con la autorización de la Sra. Ma. Guadalupe Bosch De Souza (propietaria) 1a. Edición, 1995 © Universidad Iberoamericana, A.C. Prol. Paseo de la Reforma 880 Col. Lomas de Santa Fe 01210 México, D.F. ISBN 968-859-176-9 Portada: Fotografía de Impreso y hecho en México Laura Cohen Printed and made in Mexico INDICE 9 PRESENTACIÓN Jane-Dale Lloyd. 13 INTRODUCCIÓN María Dolores lllescas Nájera 23 SOBRE LA PLURALIDAD DE LAS EXPERIENCIAS DEL TIEMPO María Dolores Illescas Nájera 49 DISCURSO PARA LA HISTORIA UNIVERSAL DEL OBISPO JACQUES BOSSUET COMO PRELUDIO DE LA IDEA DE "PROGRESO" Ma. del Consuelo García 73 MODERNIDAD Y PROGRESO: LA RESPUESTA CATÓLICA I DECIMONÓNICA j Ma. Guadalupe Bosch de Souza ' Ana María González Luna i 119 NOCIÓN DEL TIEMPO EN LA ÓPTICA DE LOS IDEÓLOGOS PRESENTACIÓN DEL PROGRESO EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XIX EN MÉXICO Diana Dorfsman Comarofsky Perla Pous Barnetche 177 TIEMPO DE LA IGLESIA VERSUS TIEMPO DEL ESTADO. MÉXICO EN LA DÉCADA DE LOS TREINTA Leticia González del Rivero 211 EL ETERNO RETORNO COMO LIBERACIÓN DEL TIEMPO LINEAL EN EL PENSAMIENTO DE NIETZSCHE Ana Isabel Illanes Este trabajo es a la vez la continuade la línea de investigación iniciada por la Mtra. Dolores Illescas sobre mpo, y el fruto de los esfuerzos de 245 EL TIEMPO VIVIDO EN EL PENSAMIENTO DE un grupo de profesores de la Univeid Iberoamericana, y en especial del Centro de Integración Universitariiienes durante un año participaron HENRI BERGSON en el seminario de formación de pDres que dirigió la Maestra Dolores Addina Forte Illescas Nájera de Agosto de 1993 áo de 1994. Los trabajos aquí reunidos aln diversos aspectos analizados en torno a la temática de dicho seminaiue van desde el concepto del tiempo 275 ALGUNAS CONSIDERACIONES RESPECTO A LA en Nietzsche hasta el intento de recdarización del gobierno cardenista VIVENCIA COTIDIANA DEL TIEMPO EN LA en oposición a esos "tiempos" traciales de fuerte raigambre religiosa que pautaban la vida cotidiana de ;tra sociedad en los años 30. Todos MODERNIDAD TARDÍA estos ensayos analizan la noción denpo como un eje estructurante que Lilia Palos da sentido a la vida misma y refleja smovisión de la sociedad de la cual emana. Se resalta la importancia denpo sagrado como organizador de la vida sociocultural pre-modernaimo la modernidad, al rechazar lo sagrado como fuente de sentido, suiza la temporalidad e impone un tiempo medido, pautado como nosocietaria, con un carácter coactivo que deja al tiempo social carente dnificado, ya que antaño éste echaba sus raíces nutricias precisamente eímbito de lo sacro. En este orden de ideas, la béda del sentido del tiempo resulta esencial a la cultura occidental, ya qmstituye el meollo de su concepción del mundo con su noción de lineali surgida ésta de la tradición judeo- cristiana que abraza como su hereiy que marcó su diferencia frente a otras culturas, cuya noción del tiemle carácter cíclico esta vez, inhibía la conceptualización de un futuroilmente nuevo, cualitativamente diferenciado de su ayer. La noción cealidad del tiempo judeo-cristiano, 8 firmemente anclado en la Eternidad, preñó de significado religioso al el tiempo social, el tiempo del calendario y el del reloj, el tiempo sagrado, el tiempo de la espera (el advenimiento del Reino de Dios), que constituye tiempo cotidiano del quehacer y del trabajo, el tiempo para la fiesta, etc. El nuestro tiempo humano por excelencia. Pero este tiempo de la espera es tiempo es múltiple y configura uno de los ejes centrales que estructuran la también tiempo de la acción comprometida con la salvación del hombre, realidad humana en toda su polifacética complejidad. Como dice el refrán cuyo garante es nada menos que Dios mismo. Así, el porvenir se hizo popular: "Todo a su tiempo." esperanzados se convirtió en un tiempo lleno de posibilidades; de cambios Jane-Dale Uoyd** fincados en el peso de un pasado que se conjuga con el obrar de un presente. Se unieron los tres tiempos: pasado, presente y futuro en una conceptua- lización del hoy como ente activo, palpitante, necesario para hacer llegar un futuro encaminado a la absoluta, plenitud. Como ya lo señaló Max Weber, a diferencia de otras religiones mundiales, la cristiana es una religión activa, puesto que responsabiliza al hombre de su propio porvenir y le obliga a tomar un papel fundamental en la empresa de su propia salvación, de su destino definitivo. De la religiosidad cristiana surgirá, con la Ilustración, el proyecto de una modernidad enca- minada a buscar la razón de su existencia en una soñada prosperidad, en el progreso material del futuro. Se conserva la noción cristiana de la respon- sabilidad activa del hombre sobre su propio porvenir, alimentando su fe en su propia capacidad transformadora de la naturaleza (y acaso también de la sociedad), pero las metas serán cualitativamente distintas. Ya no será la plenitud espiritual, sino el progreso material a ultranza. La secularización del "tiempo moderno" y su valorización de lo material por encima de lo espi- ritual (o en substitución suya), ha provocado nuestra crisis de valores actuales, donde la prosperidad -siempre insuficiente- no ha bastado para llenar de sentido a la vida moderna, como lo dice la Mtra. Illescas en su obra Entre el ciclo y la línea*, que constituye el antecedente inmediato de la que ahora presentamos. Así, todos los ensayos aquí incluidos analizan diversas nociones del tiempo y preferentemente aspectos de la vida política o del pensamiento que de un modo u otro tocan el gran tema de la modernidad: los tiempos de la i Iglesia confrontados con los "tiempos" del moderno Estado secular; las nociones del tiempo encerradas en el concepto de "Progreso" de los liberales desimonónicos en oposición con los ritmos de la sociedad tradicional mexicana; los tiempos bergsonianos del palpitar vital medidos, no por el reloj, sino por la intensidad de la duración, el sentido, etc. Todos estos trabajos abren nuevas y sugestivas vetas de investigación y ofrecen lo que compone un "haz de tiempos" que confirma la multiplicidad de nuestra experiencia temporal: el tiempo vivido, el tiempo pensado, el interpretado. «Jane-Dale Lloyd. Licenciada enHistoria por la Unive«.dad de las Amén«s Jto^tta * Dolores Illescas, Entre el ciclo y la línea. Tiempo y Modernidad, México, UIA, en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Naaona Autó™ma de Mé«co Centro de Integración Universitaria, candidata a doctorado por la Universidad Iberoamericana (UIA). Ha sido profesora Colección "Fe-Cultura" 2,1994. en la UIA y en el Colegio de México. 10 11 INTRODUCCIÓN Los ensayos que aquí ofrecemos abordan, desde diversos ángulos y con los enfoques disciplinarios propios de la filosofía, por un lado, y de la historia, por otro, el tema de nuestras representaciones y vivencias del tiempo. Dominio de la existencia humana en toda su riqueza y complejidad, el tiempo se nos ofrece en una multiplicidad de experiencias que lo aprehenden bajo distintos aspectos o "niveles", modelándolo entonces, en el concreto, de diferentes maneras. De suyo polimorfo, el tiempo se hurta a nuestras miradas: nunca es del todo transparente a la conciencia, y tampoco se deja agotar en una sola de las experiencias o de las expresiones que lo ponen de manifiesto. Y, sin embargo, el tema del tiempo nos exige un sostenido esfuerzo de reflexión. Es hondamente nuestro porque toca la entraña misma del ser del hombre: esto es, el movimiento por el cual éste se constituye trascendiéndose como presencia viva al mundo, a otras existencias y a sí mismo. Para el hombre, existir es, pues, "temporalizarse", construirse como tiempo, siempre desde el compromiso con las estructuras objetivas del mundo que lo llaman a "armonizarse" con ellas, y cuyos ritmos múltiples componen "el gran concierto del mundo". "Temporalizarse" es también < construirse como un proyecto de vida personal y comunitaria; es hacerse un j presente en tanto conjunción, continuamente reanudada, de nuestras j herencias y memorias con las esperanzas y expectativas que alimentan j nuestras acciones. i Mas los anteriores procesos de autoconstrucción humana "en" el ] tiempo y "en tanto que" tiempo conllevan, asimismo, la ineludible necesidad J de expresarse, de "decirse" o relatarse a otros. Dicha articulación de las ex» periencias derivadas de nuestra condición temporal no puede sino enraizar 13 í hondamente en ese suelo configurado por el horizonte cultural al que se Y, por otra parte, el desarrollo de la conciencia, cada vez más clara, del pertenece. devenir histórico-social pensado en tanto que un tiempo lineal-irreversible, Preguntamos, así, sobre el tiempo desde el propio tiempo, desde y donde el futuro cobraría un peso cada vez mayor como fuente de la nuestra situación presente. Y preguntamos sobre él desplegando una u otra significatividad propia de los acontecimientos humanos, supuesto su de las perspectivas temáticas que su problematización nos abre. encadenamiento como una suerte de "avance" o de "progreso". Ahora bien, Así, los trabajos aquí presentados nos invitan a reflexionar, ya sea es precisamente la ideología del Progreso con su visión vectorial (porque sobre la medición del tiempo y su normatividad impuesta socialmente: la apunta a un "mañana" siempre "mejor"), tanto como secular, del tiempo utilización de los calendarios como reguladores de la vida social y su control propiamente humano, uno de los discursos más representativos del programa como instrumentos de poder. O bien, retoman el análisis de la generación de con que la modernidad "clásica" (de los siglos XVDI y XDC) buscó definirse aquellos ritmos de la vida cotidiana (y en especial del trabajo), que traen a sí misma. También es aquí donde, trastocado hondamente su significado consigo determinadas concepciones acerca del tiempo y el valor a éste religioso original, puede rastrearse el enorme peso que la escatología atribuido, así como el tipo de marcación que se haga de su "paso". Otros cristiana ha ejercido en las concepciones occidentales sobre el desarrollo de ensayos, por su parte, enfocan más bien diversas interpretaciones que pueden la historia, visto éste en tanto que un todo unitario, universal y, sobre todo, hacerse del transcurrir del "tiempo vital" o del sucederse de las generaciones como el escenario donde se juega el destino definitivo del hombre; es decir, 4e hombres, y que se traducen en la gama de significados con los que se ha su liberación o salvación. revestido al tiempo de la historia, ese tiempo por excelencia del "destino". De esta manera, como ya Karl Lowith puso de manifiesto, el sucederse Todos estos perfiles temáticos constituyen cuestiones que nos atañen de los avatares humanos ha podido articularse, precisamente, por cuanto se irrenunciablemente, y que ha de asumir, en su diversidad misma, cualquier ordena a la consecución de un télos o "fin último" que consumará los tiempos consideración que quiera ahondar sobre el misterio del tiempo, de "nuestro con el advenimiento del bíblico "Reino de Dios" futuro. El cual, en versión tiempo". secularizada daría lugar a la pléyade de utopías que dominaron largamen- Ahora bien, las vivencias y conceptualización que se tengan respecto te las esperanzas de muchos hombres modernos, hasta hace unos cuantos al tiempo, constituyen una de las condiciones más profundas que generan, años. estimulan o impulsan un determinado tipo de mentalidad, de actitudes, Estas dos manifestaciones del tiempo que la "modernidad" occidental actuaciones e interacciones que imprimen una determinada modalidad u trajo consigo nos aparecen, pues, como respuestas y expresiones (aunque en orientación de fondo a los sistemas sociales cuyas redes estructuran. Con- distintos "niveles" o bajo modalidades que se mantienen distintas) del figuran, entonces, datos culturales básicos que son característicos de las proceso básico de racionalización que, en la óptica de Max Weber, constituye distintas civilizaciones. su característica más relevante. Por lo tanto, el estudio de las mediciones, imágenes, representaciones Hay que aclarar aquí que por "racionalización" entendemos todo un de todo tipo y experiencias del "tiempo" comunes a una sociedad (o a un ethos o configuración mental, cognitiva y moral, que comprende y orienta grupo determinado), en tanto que verdaderos "ejes de sentido", nos ayuda todo un cuadro complejo de saberes, actitudes, valores, motivaciones y a comprender mejor y a desentrañar aquel universo de significados comportamientos, los cuales tienen su correspondencia estructural en fundamentales (o "cosmovisión") a partir de los cuales dichas comuni- instituciones y modos de organizar la producción y la administración dades humanas despliegan sus existencias y orientan sus derroteros. pública. Dicha racionalización, por lo demás, permearía todos los productos Por lo que toca a las sociedades consideradas como típicamente culturales del espíritu moderno, poniendo en ellos el "sello" del gusto por "modernas", horizonte en el cual se inscribe -en forma general- el conjunto un formalismo sistematizador que se vuelca, también, a la aplicación, de trabajos reunidos, dos experiencias claves respecto al tiempo dibujan sus transformación y "dominio" de la realidad. Y aunque este ethos propiamente contornos: "moderno" no cristaliza sino hasta bien entrado el siglo XVDI, Weber Se trata, por un lado, de la puesta en marcha de un nuevo ritmo de vida detecta sus raíces en la misma noción bíblica de la creación y en las creencias y trabajo diarios, bajo el imperio del implacable reloj mecánico con sus judeo-cristianas que nutren profundamente a la cultura occidental. Así, la unidades de medición exactas y homogéneas. Ritmo que, crecientemente creencia en Yahvé marca la concepción de la realidad como finitud y alejado de los ciclos naturales tradicionales, mantuvo, sin embargo, un disponibilidad, con un carácter "no-sacro", precisamente en tanto ha sido carácter "pendular", al organizarse bajo los do¿ polos del "trabajo-descanso". creada y ofrecida al hombre para su propia realización. Además, dicha 14 11 realidad se inserta en las cadencias de un tiempo igualmente finito y relojes mecánicos, resultado de perfeccionar las clepsidras, los astrólabios y "abierto" hacia el futuro.1 cuadrantes solares. Desde mediados del XIV las ciudades de la Europa Aunado a lo anterior, cabe destacar como la "dirección" de este mediterránea y occidental se esforzaron por apoderarse del reloj, al que proceso de racionalización típico de la modernidad, el cambio de núcleo (o, situaron en lo alto de atalayas y catedrales. De esta manera, muy mejor dicho, de "foco productor de sentidos fundamentales") que se fue paulatinamente, el "tiempo de las ciudades", si bien minoritario aún, y muy dando conforme se organizaba y cobraba fuerza la sociedad burguesa. Se lejos de la exactitud a que nos tiene acostumbrados el reloj actual, marcó una trata de un proceso de "descentramiento", entendiendo por ello que el dramática diferencia con los días "naturales" que ritmaban la vida campesina. antiguo productor principal de relaciones sociales (así como de significados Y con esta diferencia, el inicio de una nueva conciencia del tiempo: "hecho" que alimentaban la vida social, vista ésta como un "todo unitario"), es decir, por el hombre, utilizable prácticamente por él y, precisamente por consecu- la religión cristiana, perdió este papel, el cual fue ocupado por la economía encia de ésta, su utilización racionalista, a la larga el propio hombre quedó -el juego del intercambio de mercancías- como el nuevo eje estructurador de sometido a su implacable marcha. las instituciones básicas en las sociedades modernas. Todavía por un largo periodo, el tiempo dominante en la vida medieval Con este cambio de "centros" aconteció también un verdadero cambio y renacentista quedaría asociado a la primaria actividad agrícola y, con ella, de "cosmovisiones": "La visión pre-moderna, tradicional, del mundo como a los ciclos naturales. El nuevo "tiempo" era urbano más que nacional: se una unidad cósmica integrada salta hecha pedazos. Le sucede una visión [...] trataba aún de un puñado de ciudades que, aisladamente, comenzaban a diferenciada en compartimentos, subsistemas con su lógica propia y una marchar acordes con su paso; ello, naturalmente, conforme las necesidades pluralidad de valores".2 Efectivamente, la producción de significados, burguesas iban cobrando fuerza. De aquí, el reloj mecánico fue pronto habiéndose descentrado en este mundo secularizado, ya no tendrá un solo apropiado por las más altas autoridades como símbolo de gobierno: el asiento, sino muchos. Cada "esfera" de la razón racionalista, en perpetuo nuevo "tiempo" abstracto, mecánico, racionalizado, también se hizo estatal. afán de especialización, esto es, el arte, la ética, la ciencia natural, adquirirán Ahora bien, cuando se piensa en el tiempo, no ya como una secuencia poco a poco impulsos que las irán diferenciando entre sí, cada vez más, hasta de experiencias, sino como una "colección" de horas, minutos y segundos que acaban por adquirir, cada una, una dinámica propia. homogéneos, se hace posible el hábito de "sumar" tiempo, o de "ahorrarlo", Pero volvamos al tiempo: ¿cómo es que el proceso de racionalización gracias al empleo de herramientas o máquinas cada vez más eficientes. se patentizó en esas dos propuestas temporales que atañen, por un lado, a El tiempo del reloj devino así, a la larga, fundamental en un mundo la generación de nuevos ritmos de la vida laboral y cotidiana; por otro, al donde fue abriéndose paso la convicción, cada vez más fuerte, de que el universo de las representaciones, concretamente a la ideología del "progreso" universo podía conocerse y dominarse porque funcionaba como una con su tiempo lineal-secular?3 gigantesca maquinaria, regida por leyes naturales "escritas en lenguaje Comencemos por mencionar a grandes rasgos el proceso por el cual el matemático", susceptibles de cálculo y, con él, de predicción y control de su reloj mecánico se convirtió en el tirano de las grandes urbes industrializadas, funcionamiento. La cuantificación fue erigiéndose, entonces, en el único con su acelerado modo de vida: principio válido de intelección de la realidad. Con esto, la demanda de Según lo afirma Lewis Mumford, la primera máquina-clave de la precisión y exactitud se hizo ineludible, prácticamente insaciable. El tiempo, moderna era industrial fue, sin duda, el reloj, y no la máquina de vapor, pues entendido como haces de ritmos cotidianos, trató de ser dominado, cada vez en él tenemos la posibilidad técnica de determinar con uniformidad y más, por el tiempo abstracto del reloj, comenzando por el control del traba- exactitud la duración de muchas actividades y, con ello, de automatizarlas, jo a partir de los horarios. estandarizarlas y canalizarlas al logro de una producción regular y seriada. La vulgarización del empleo del reloj se inició, pues, lentamente en el Pues bien, para finales del siglo XIII aparecen en escena los primeros siglo XVI, como expresión de una nueva disciplina (burguesa, y después puritana), que comenzó a ver con horror la "pérdida del tiempo", puesto que la empresa era, en realidad, una forma de apoderarse de él en cuanto i 1 Véase José María Mardones, "El umbral de la post-modernidad", en: Postmodernidad y cristianismo, España, Sal Terrae, 1988, pp. 18-9. posibilidad de ganancia, enriquecimiento y poder. 2 lbid., p. 20. Conforme mejoran las vías de comunicación y se activa el comercio, la 3 Para un desarrollo más amplio de estas ideas y de las que a continuación resumo, remito vida se va haciendo gradualmente más rápida y, a la par, el tiempo se irá a mi trabajo Entre el ciclo y la línea. Tiempo y modernidad, México Centro de Integración identificando más con el dinero. Universitaria, Universidad Iberoamericana, México, (Fe-Cultura, 2), 1994. 77 76 Para el hombre del Renacimiento, en efecto, el tiempo va en camino de ¿Se acaba con ello la experiencia del tiempo típicamente moderna? En convertirse en un valor por sí mismo, calculable y manipulable tal como el modo alguno, porque el tiempo de la normatividad social no cubre ni puede mundo natural que se irá ofreciendo, a su vez, a su dominio práctico- absorber al tiempo de lo significativo, al tiempo-cualidad de lo vivido que material, técnico y productivo. el sujeto ha de articular, hilándolo ya en su biografía individual, ya en el Por lo que respecta al siglo XVII, se destacan con fuerza dos grandes modo en que piensa o se representa la historia del grupo al que pertenece. palancas propulsoras de la "modernidad" naciente: la revolución científica, De esta manera, preanunciada por el humanismo renacentista y, más por supuesto. Pero también, por otra parte, aquellas creencias puritanas todavía por el racionalismo cartesiano del siglo XVII, no fue sino hasta bien que, apasionadas como lo fueron, casaban muy bien con esa mentalidad entrado el XVIII cuando se constituyó en forma nítida aquella constelación ético-práctica que Max Weber ha destacado afín al "espíritu capitalista". conceptual y figurativa con que la "modernidad" se dibujó -y legitimó- a sí Esta última ofreció, por lo menos, un significativo refuerzo al afán por misma. Es decir, la delimitada por los conceptos de "progreso", de liberación racionalizar la vida y la actuación cotidianas que habría de desembocar en y autonomía moral de un sujeto que, entendiéndose como habitado por "la el "cálculo racional de la ganancia" que conforma la apuesta capitalista al Razón", o el "lugar donde se transparentan todos los significados del mundo", futuro. Mentalidad que, por lo tanto, no era en absoluto ajena al interés por se asumió en tanto que independiente con respecto a la tutela divina. disponer de una medida más exacta, precisa y mecánica del tiempo. Se abre paso, entonces, como expresa Giacomo Marramao, "la idea Así, de las condenas calvinistas a la "pereza", la nefasta "ociosidad" y 'típicamente constructiva' del progreso como [...] temporalidad el "desperdicio" del tiempo (ese bien tan valioso -originalmente-, como la acumulativo-irreversible, que representa la dimensión propia del proceso posibilidad misma de dedicar la vida a "honrar a Dios" por medio del tra- de secularización moderno. El tiempo como mutación y transformación bajo), a la famosa equivalencia del tiempo con el oro, no habrá ya más que constantes -o sea, como original experiencia de la aceleración-se convierte así un paso. en la forma de la modernidad por excelencia: no es solamente un atributo Con la propuesta clara y contundente del principio déla calculabilidad de ésta, sino su característica distintiva [...]"4 matemática del tiempo -inextricablemente unida a la idea de su En efecto, es bien sabido que la corriente de pensamiento llamada "aprovechamiento práctico"- se abrió la puerta al desarrollo del tiempo "ilustrada" trasladó, de más en más, la fuente de esperanza que brinda & la capitalista de la producción industrial, donde se racionalizó, efectiva- vida del hombre una orientación de fondo, y que a la vez conforma su modo mente, hasta grados muy elevados, la precisión en la medida del tiempo, específico de encarar el futuro, de la fe en el Dios cristiano (entendida como siempre en función de la máxima ganancia posible. Así, la búsqueda integrado» de toda una cosmovisión), hacia un nuevo polo: el despliegue creciente de la precisión desembocaría, particularmente en el siglo XIX, en progresivo y necesario de las potencialidades inscritas en la naturaleza la producción en serie, resultado de la "óptima" inversión o "empleo" del humana, la cual con ello prácticamente se diviniza. tiempo; conceptuado, ya sin ambages, como un recurso destinado a Dicho despliegue, situado con toda claridad en el sucederse de los explotarse. Tiempo, dinero y trabajo se harán, con ello, equivalentes. tiempos, acabaría por tomar el lugar de la Divina Providencia, otrora Al abrigo de semejantes nociones, se fueron generando nuevos ritmos considerada como el hilo rector de la historia. de vida socialmente moldeados de acuerdo con el imperio de las nuevas De la maduración del quehacer humano, creador y heredero de la exigencias económicas y de organización social. historia (tomada en tanto que proceso de carácter universal y acumulativo, Ya para el siglo XIX, el "ahorro" o economía del tiempo se consolidó en "dirección de crecimiento"), se hará depender, pues, la consecución de como una fuerte exigencia de empresarios, ideólogos y, cada vez más, de la una plenitud cultural y social armónica, íntegra o absoluta; verdadera gente común sujeta a los ritmos de vida propios de las grandes urbes indus- realización humana que hasta entonces había sido más bien esperada en lo trializadas. La necesidad de poseer un reloj se irá haciendo sentir, entonces, eterno. La toma de conciencia que entonces se hizo de los caminos de la historia como una ineludible presión social. Dígase lo mismo de aquella verdadera entrañaba, pues, la confianza en un orden racional que por sí mismo era "obsesión" (como la califica Jacques Attali) por ganar tiempo, por acelerar considerado capaz de conciliar el desarrollo de la vida social encarrilada por la producción e invertir el menor tiempo posible en los servicios para poder el capitalismo, con los valores éticos, estéticos y humanistas del pasado más disponer, entonces, de un creciente "número" de horas, minutos y segundos, los cuales serían preferentemente "invertidos" en alguna nueva actividad de tipo "productivo". Con todo lo cual, el círculo amenaza cerrarse. 4 Giacomo Marramao, A guisa de introducción: Modernidad del tiempo, en: Poder y secularización, Barcelona, Península (Homo Sociologicus, 46), 1989, p. 48. 18 11 comenzó por declarar que renunciaba a la benevolentevidencia del preciado. Para los ilustrados era verdaderamente impensable la fractura que Dios-Padre cristiano, para buscar atenerse a lo puramente\ano. Mas, si las diversas áreas de la cultura habrían de ir sufriendo, más tarde, por efectos desaparece la mano de Dios del curso de los tiempos, ¿esaparecerá de la misma dinámica racionalista-desintegradora que estaba ya puesta en junto con Él "la garantía de que todo va a acabar bien"? Po, la "muerte marcha. de Dios" proclamada por Nietzsche no representa sino lduración de La única garantía que los "filósofos" o sabios dieciochescos postularon este mismo proceso, su consecuencia lógica, puesto qMientras se para esperar un futuro de plenitud y felicidad humanas, estaba ofrecida, conserva de un modo u otro la fe en el Dios moral, más cios seculari- justamente, por el propio orden racional del progreso, cuya propuesta zada, la Ilustración no llega a completarse definitivamentno alcanza a arrebató para sí, mundanizándolos, valores emanados del ámbito de lo terminar, por consiguiente, con "la ilusión de que la tramamiverso (...) sagrado: nos tiene por protagonistas" (idea que, indudablemente, {ene también Tal es el caso de la secularización de la propuesta cristiana concer- niente a la redención de los pecados y limitaciones humanas, creencia que del acervo cultural cristiano).6 fue vertida en los moldes de un proceso histórico visto, él mismo, en su Por otra parte, con la perspectiva abierta por el deínismo en la propio transcurrir, como salvífico. En efecto, los ideólogos del progreso historia cobró relevancia también la idea de que el futuroía ser prede- dieciochescos (también los decimonónicos en muchos casos) mantuvieron cible, controlable o "planificable" racionalmente, literalmenlctible" como la necesidad de contar con la certeza de que algún día la iniquidad, las tachas creación puramente humana. . .. e imperfecciones de toda laya con que tropieza el hombre, serían superadas Puede, así, pensarse a la historia como "ser del futurarvada hacia o "salvadas". Dicha redención, sin embargo, fue trasladada por ellos a la éste o "jalada" por él, en tanto que su dirección indefecl su clave de colectividad humana ("la Humanidad", la "sociedad cosmopolita" con la interpretación y aún su guía de acción. que Kant soñaba, el "Estado" del idealismo alemán, etc.). Los ilustrados, herederos de la famosa "querella de htiguos y los Así, la naturaleza humana que despliega sus virtualidades por vía de modernos" del siglo XVII, estimaban en mucho su propásente como la actuación histórica, se revistió con la posibilidad de redimirse a sí misma, una edad de "luz", de "efervescencia del espíritu", atrave por vientos manteniéndose fiel a la luz de su propia razón y comprometida entera- renovadores, tiempo afortunado del saber del hombre, 'd filosófica mente con la dinámica del transcurrir temporal. El sujeto, pensándose en que podía descubrirse a sí misma en su prístina original. Y, sin em- tanto que conciencia plena de los cursos históricos, se dio a sí mismo la tarea bargo, la ideología del "progreso", que se hizo más t dominante de hacer la historia, al protagonizarla a la vez que reordenarla, como el (particularmente a lo largo del siglo XIX), acabó por tensí visiones de "único camino posible para la realización de la razón", la emancipadora por la historia hacia el futuro. Con ello, el valor asignado al prte se refeniá, excelencia de toda servidumbre "oscurantista".5 en adelante, a su mero "transcurrir" o consumarse para abiso a lo nuevo Ahora bien, porque el desarrollo social e histórico fue pensado por los que ya anuncia, y que es prometido por su futuro. Novedaaal, empero, ilustrados tan recuperable por la razón como el de los astros del cielo o la pronto dejará de serlo; pues por la lógica misma del tranar temporal, caída libre de los cuerpos, no se consideró posible que la arbitrariedad el propio futuro habrá de pasar, a su vez, al convertirse eroresente que cupiera en él. Tenía que ser necesario como camino de plenitud cuya marcha también pasará, que carecerá igualmente de consistencia:«. era impulsada por un futuro vuelto sagrado. Así, el futuro escatológico del Es más, a la larga, como presenciará nuestro siglo, el fo dejó de ser cristianismo (la promesa del advenimiento del "Reino de Dios" cumplida proyectado como finalidad o meta: al ser derrotados, y nadnos que por por la sangre derramada de Cristo), se desgajó del seno de la eternidad y se la historia misma, los ideales del racionalismo ilumimsta t propuestas trocó en un mero futuro histórico. cientificistas-positivistas, herederas suyas) que habían unif) el proyecto Pero ¿en razón de qué cabe suponer que la carga de necesidad impuesta moderno, se quebrará hondamente la convicción en aqiptimista ir al desarrollo de la historia revelaría en ésta un proceso de suyo, realmente, hacia adelante" que había coloreado las esperanzas y expelas de socie- meliorativo? Como señala Fernando Savater, el pensamiento ilustrado dades enteras. Con ello, el futuro perdió ese carácter de "polologico con que lo había conceptuado inicialmente el proceso de secular» moderno- 5 Véase Nicolás Casullo, "Modernidad, biografía del ensueño y la crisis (introducción a un tema)", en varios autores, El debate modernidad-posmodernidad, Buenos Aires, 6 Cf. Fernando Savater, "El pesimismo ilustrado", en: G. Vattimo y, En torno a te Puntosur Editores, 1991, pp. 15,17-8, 25-6. posmodernidad, Barcelona, Anthropos, 1990, p. 123. in Asi, al perder su carácter prospectivo, el futuro no tardaría en ser considerado como una simple "etapa a cubrir", pues sólo existirá para SOBRE LA PLURALIDAD DE LAS consumarse y pasar, estrechando el presente y, más tarde, desplomándose «n^o ^ t11TeVOC,able de!"Ual ya Puede Candar que lo llene de EXPERIENCIAS DEL TIEMPO sentido. El futuro vuelve a poblarse, por tanto, de incertidumbres, tal vez de amenazas Al dejar de orientar el sucederse, siempre fugaz, de los instantes, Ueva insistentemente al hombre a preguntarse por la posibilidad de otras fuentes que le revelen la significación del tiempo y, con ella, la de su propia María Dolores Illescas Nájera* María Dolores ¡llescas Nájera Octubre de 1994. EL HOMBRE FRENTE AL SENTIDO. LA PLURALIDAD DE "TIEMPOS". El tiempo, misterioso agente de la creación y de la destrucción, impulso a partir del cual se suscita lo nuevo y sedimento que acumula los restos de lo que ha dejado de ser. Ocasión de maduración o crecimiento, pero también de limitación, envejecimiento, decadencia. Emergencia y pujanza de la vida, a la vez que fugaz tránsito hacia la muerte, angustioso flujo que estrecha a cada instante nuestro horizonte futuro y hace de la brevísima existencia apenas un suspiro. El hombre siente en las entrañas su mordedura implacable y a lo largo de milenios, desde horizontes culturales muy diversos, ha buscado insistentemente vencerlo, adentrándose en el enigma que su significado le representa. Así, las cuestiones más fundamentales, aquellas que atañen al sentido de la vida, al papel o "lugar" del hombre en el devenir cósmico, o bien al trazado y cumplimiento de su destino final, involucran también de una manera muy estrecha la inquietud por descifrar aquello que pueda ser propiamente el tiempo. Por otro lado, el afán por marcar o medir su "paso", que asimismo se presenta con carácter universal y muy temprano, prácticamente "desde que el hombre es hombre", como parecen testimoniarlo ciertos huesos tallados de la era paleolítica o piedras levantadas como las de Stonehenge,1 puede ser considerado como un medio para "asirlo" predecirlo y dominarlo 'María Dolores Illescas. Licenciada en Filosofía y Maestra en Historia por la Universidad Iberoamericana. Ha impartido clases en el Departamento de Historia de esta Universidad y actualmente es profesora del Centro de Integración Universitaria, j 1 Sugerencia de Anthony F. Aveni en Empires o/time. Calendan, clocks, and cultures, New | York, Basic Books Inc. Publishers, 1989. Véase en particular el capitulo "Early time ' reckoning". : 22 23

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