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Quince Años De Desarrollo Teritorial Rural En America Latina PDF

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QUINCE AÑOS DE DESARROLLO TERRITORIAL RURAL EN AMÉRICA LATINA ¿Qué nos muestra la experiencia? Julio Berdegué Constanza Christian Arilson Favareto (editores) Quince años de desarrollo territorial rural en América Latina: ¿qué nos muestra la experiencia? / Julio Berdegué ... [et al.]; compi­ lado por Julio Berdegué; Constanza Christian; Arilson Favareto. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Teseo, 2020. 324 p.; 20 x 13 cm. ISBN 978-987-723-233-2 1. América Latina. 2. Desarrollo Rural. I. Berdegué, Julio II. Ber­ degué, Julio, comp. III. Christian, Constanza, comp. IV. Favareto, Arilson, comp. CDD 307.1412 © Editorial Teseo, 2020 Buenos Aires, Argentina Editorial Teseo Hecho el depósito que previene la ley 11.723 Para sugerencias o comentarios acerca del contenido de esta obra, escríbanos a: [email protected] www.editorialteseo.com ISBN: 9789877232332 Imagen de tapa: Gabriel Jiménez, en Unsplash Las opiniones y los contenidos incluidos en esta publicación son responsabilidad exclusiva del/los autor/es. TeseoPress Design (www.teseopress.com) ExLibrisTeseo 5e835d79baf90. Sólo para uso personal Indice Prólogo...............................................................................................9 Balance de la experiencia latinoamericana de desarrollo territorial rural y propuestas para mejorarla.........................11 Julio Berdeguéy Arilson Favareto Metaevaluación de quince años de desarrollo territorial rural...................................................................................................59 Constanza Christian, Alexander Schejtman y Julio Berdegué Doce años del Programa Desarrollo Sustentable de Territorios Rurales del Ministerio de Desarrollo Agrario de Brasil. ¿Cómo vamos?...........................................121 Mireya E. Valencia, Márcio Camello, Antonio L. Barone, Marc Piraux, Miquéias F. Calvi, Olivio A. Teixeira y Carlos D. de Oliveira Quince años de desarrollo territorial rural. La experiencia de los programas y planes del estado de Bahía, Brasil...................................................................................175 Arilson Favareto, Carolina Galvanese, Suzana Kleeb, Paulo Seifer y Rafael Moralez Los Contratos Plan. ¿Una buena ruta para el desarrollo territorial rural?...........................................................................213 Anibal Llano Análisis del Programa Presidencial Territorios de Progreso en la bahía de J iquilisco...........................................271 Oscar Aguilar Autores...........................................................................................315 7 Prólogo En marzo de 2004, Alexander Schejtman y Julio Berdegué publicaron un documento de trabajo que, bajo el simple título de Desarrollo territorial rural, dio pie al inicio de una vasta y nutrida agenda de investigación e incidencia que vertebra hasta hoy el trabajo de Rimisp - Centro Latinoa­ mericano para el Desarrollo Rural. El trabajo parte de la constatación de la creciente importancia que estaba adqui­ riendo en la región el enfoque territorial para el desarrollo, y propone una definición que releva dos factores críticos sobre los que prestar atención: las dinámicas de transfor­ mación productiva y el desarrollo institucional. A partir de entonces, Rimisp viene trabajando para contribuir a una mejor comprensión de los procesos de desarrollo socioeconómico y las dinámicas de transfor­ mación institucional de los territorios de América Latina, así como para promover y consolidar reformas institucio­ nales que permitan enfrentar decididamente las enormes desigualdades que enfrentan los territorios rurales de Amé­ rica Latina y quienes en ellos habitan. Varios son los programas de investigación y proyectos de colaboración con los gobiernos de la región que hemos llevado a cabo durante estos años, todos basados en la con­ vicción de que el enfoque territorial entrega un marco ana­ lítico y empírico eficaz para apoyar procesos de desarrollo. El trabajo que ofrecemos a continuación pone a prue­ ba estos supuestos, revisando casos concretos en los que ha sido aplicado el enfoque territorial. A la vez que nos aporta elementos para comprender mejor las restricciones y oportunidades institucionales que enfrentan los esfuer­ zos de desarrollo territorial en la región, nos abre nuevas 9 10 • Quince años de desarrollo territorial rural en América Latina preguntas respecto de los resultados concretos de estos esfuerzos en el bienestar de miles de hogares rurales lati­ noamericanos. Para quienes formamos parte de Rimisp esa es la forma en que entendemos nuestra contribución al desa­ rrollo, aportando evidencia y abriendo, al mismo tiempo, nuevas preguntas que requieren de más diálogo, reflexión y respuestas. Este libro es, justamente, una invitación en esta dirección. María Ignacia Fernández Directora ejecutiva de Rimisp - Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural Balance de la experiencia latinoamericana de desarrollo territorial rural y propuestas para mejorarla Julio Berdegué y Arilson Favareto Resumen Entre mediados de la década de 1990 y mediados de la década de 2000, tuvo lugar una revisión crítica de la experiencia regio­ nal de desarrollo rural, y de construcción de una propuesta ade­ cuada a las nuevas realidades: el enfoque territorial del desarro­ llo rural, o desarrollo territorial rural (DTR). Transcurridos casi veinte años, es necesario hacer unbalance de los resultados y los efectos de la propuesta de DTR. Este capítulo presenta los resultados del balance, el cual se sustenta en los siguientes elementos: primero, una revisión de programas y proyectos importantes de DTR, a partir de la lite­ ratura disponible en la región; y segundo, un análisis en profun­ didad de programas importantes, seleccionados a partir de un concurso regional convocado por el Rimisp - Centro Latinoa­ mericano para el Desarrollo Rural. Con base en los principa­ les resultados, se formulan cuatro propuestas prioritarias para un relanzamiento del enfoque de DTR, que se haga cargo de su desempeño en sus primeros años de aplicación en América Latinayel Caribe. La necesidad de plantear una segunda generación de polí­ ticas y programas de desarrollo territorial rural en América Latinay el Caribe surge bajo un argumento principal: en el futu­ ro próximo, el enfoque territorial para el desarrollo de las regio­ nes rurales de América Latina sigue siendo el mejor camino para hacer frente a las condicionantes, restricciones y oportu­ nidades que enfrentan las sociedades rurales de la región. 11 12 • Quince años de desarrollo territorial rural en América Latina Introducción A partir de 1980 se instaló en el mundo un etapa neoliberal. En nuestra región se aceleraron y profundizaron las transforma­ ciones estructurales de las sociedades rurales. En el medio rural cambiaron las economías, las sociedades, los actores, las políti­ cas, las relaciones con los entornos. El enfoque sectorial de desarrollo rural que había predo­ minado desde la posguerra apostaba a la modernización agrí­ cola, especialmente de la agricultura campesina o agricultura familiar, como motor de la transformación rural. A fines del siglo XX, era evidente que ese enfoque estaba agotado. Entre otras falencias, el enfoque sectorial convencional hacía poco caso alaheterogeneidad de las sociedades rurales; desconocía el carácter multidimensional de lapobreza rural; ignoraba la mul- tiactividad de las familias rurales y las concebía exclusivamente como productoras o trabajadoras agrícolas; se concentraba en fortalecer las capacidades de los productores, pero hacía poco para corregir las fallas de los mercados; hacía poco y nada en materia de transformación institucional, excepto en los temas asociados a la tenencia y la concentración de la tierra; se limi­ taba a las políticas e instrumentos al alcance de los ministerios de agricultura; no se preocupaba por la congruencia entre las políticas y programas de desarrollo rural y las estrategias y polí­ ticas macroeconómicas, lo que resultaba en una enorme vulne­ rabilidad de las primeras; tenía serias dificultades para asumir la importancia creciente del mercado y sus agentes en la deter­ minación de las tendencias, oportunidades y restricciones de los habitantes y de las unidades económicas rurales; ignoraba el hecho de la urbanización latinoamericana y el papel de las ciu­ dades en el desarrollo de sus entornos rurales (Chiriboga, 2002; Schejtmany Berdegué, 2004). Según Veiga (2002b), tres tendencias estuvieron en la base de la renovación del discurso que se inicia en las postrimerías del siglo XX: la diversificación de las economías rurales y el peso declinante de la agricultura en el producto interno bruto y en el empleo; las insuficiencias de las estrategias basadas en Quince años de desarrollo territorial rural en América Latina 13 la especialización sectorial y las nuevas apuestas por las eco­ nomías espaciales basadas en articulaciones y vínculos inter­ sectoriales, como estrategia de inserción de los territorios en la economía global; y, finalmente, la crítica a la planificación cen­ tralizada de políticas públicas, de arriba hacia abaj o, tanto desde una perspectiva económica como desde lalógica de la construc­ ción de sociedades más democráticas. Fue en ese contexto que entre mediados de la década de 1990 y mediados de la de 2000, tuvo lugar una revisión crítica de la experiencia regional de desarrollo rural, y de construcción de una propuesta adecuada a las nuevas realidades: el enfoque territorial del desarrollo rural, o desarrollo territorial rural. Releyendo algunos de los principales textos que aportaron a ese debate,1 es fácil concluir que se trató de un diálogo susten­ tado en un esfuerzo muy serio por entender las nuevas caracte­ rísticas de nuestras sociedades rurales. No es que esas lecturas de la realidad no estuvieran influenciadas por las convicciones ideológicas o políticas de cada uno de quienes participamos en esa discusión, pero el punto de partida de la construcción de alternativas fue, sin duda, un esfuerzo por entender la rurali- dad contemporánea tal cual era, con una disposición a poner en cuestión las verdades reveladas que habían inspirado las estra­ tegias y políticas rurales en las cinco décadas anteriores. 1 A riesgo de exclusiones injustas, referimos al lectoraveinte trabajos que reflejan la producción intelectual de esa década: Boisier (1996), sobre modernidad y territo­ rio; Graziano da Silva (1997), nueva ruralidad; Gordillo, De Janvry y Sadoulet (1999), reformas de la estructura agraria y de las economías rurales; Berdegué, Reardon y Escobar (1999), empleo rural no agrícola; Sepúlveda, Castro y Rojas (1998), desarrollo a escala territorial; Schejtman (1998), lo urbano en el desarrollo rural; Rimisp(1999),empleo ruralno agrícolaydesarrollo territorial;Abramovay (1999), relaciones de proximidad, capital social y territorios; Veiga (2001, 2002a, 2002b), desarrollo territorialydefinición de ruralidad; IICA(2001), nueva rurali- dad; Pérez (2001), nueva ruralidad; Chiriboga (2002), síntesis de aprendizajes del desarrollo rural; De JanvryySadoulet(2002), desarrollo ruralconenfoque territo­ rial; Echeverri y Ribero (2002), nueva ruralidad; Schejtman y Berdegué (2004, 2006), desarrollo territorial rural; Echeverría (2003), desarrollo territorial rural; Caron (2005), tipologíaydelimitación de territorios; y Favareto (2007), crítica de losparadigmasdeldesarrollo rural. 14 • Quince años de desarrollo territorial rural en América Latina Distintos autores y equipos concentramos la atención en aspectos diferentes de las sociedades rurales. Cada quien tenía evidencias e interpretaciones sobre apenas una parte de la realidad. Gracias a que se construyeron los espacios y las condiciones para un diálogo de alcance realmente latinoamericano, es que esas piezas pudieron contrastarse,2 debatirse y, finalmente, ensamblarse en dos afirmaciones que hoy en día parecen banales, pero que implicaron una ruptura con la tradición intelectual agraria y rural impe­ rante hasta entonces. La primera de ellas, que sintetizó el análisis empírico de la nueva ruralidad, fue: "lo rural no es lo mismo que lo agrícola”. La segunda, de naturaleza nor­ mativa, señalaba que la promoción del desarrollo rural bajo las nuevas condiciones de América Latina y el Caribe debía basarse en un enfoque territorial y no en uno sectorial. El desarrollo territorial rural en el inicio Hay diferentes resúmenes de la propuesta de desarrollo territorial rural en el estado de avance que tenía en la pri­ mera mitad de la década de 2000 (entre otros, Echeverri y Ribero, 2002; Echeverría, 2003; Favareto, 2007; Pérez, 2001; Schejtman y Berdegué, 2004; Veiga, 2002a). En esta diversidad, sin embargo, hay cinco elementos comunes que se pueden señalar como el corazón de la propuesta del enfo­ que territorial de desarrollo rural: 2 Destacamos cuatro reuniones que tuvieron una fuerte influencia en el impulso de este proceso: (a) Seminario sobre desarrollo del empleo rural no agrícola en América Latina, Rimisp - BID - CEPAL - FAO, Santiago, sep­ tiembre de 1999; (b) Conferencia sobre el desarrollo de la economía rural y la reducción de la pobreza, Asamblea de Gobernadores del BID, Nueva Orleans, marzo de 2000; (c) Seminario Internacional Enfoque Territorial del Desarrollo Rural, IICA y SAGARPA, Veracruz, marzo de 2002; (d) Desarro­ llo local y regional en América Latina: hacia la construcción de territorios competitivos innovadores, ILPES, Quito, julio de 2002. Quince años de desarrollo territorial rural en América Latina 15 i. Definición del territorio como un espacio socialmente construido y, por ende, como un conjunto de estruc­ turas, instituciones y actores, más que como una geo­ grafía con determinadas condiciones físico-biológicas (lo cual diferencia al enfoque territorial de, por ejem­ plo, los enfoques de cuencas o, más recientemente, de paisajes o landscapes). ii. Reconocimiento de la diversidad sectorial de la eco­ nomía rural, incluyendo las actividades agrícolas en el sentido amplio, pero también otras actividades pri­ marias, los servicios y las manufacturas e industrias (Reardon, Berdegué y Escobar, 2001). Autores como Graziano da Silva (1997) y Graziano da Silva y del Grossi (2001) destacaban la "urbanización de las áreas rurales” y enfatizaban que la nueva ruralidad contenía un número creciente y diverso de actividades y acto­ res no relacionados con la agricultura. Lo importante de esta constatación es que de ella deriva la propuesta de que las políticas y programas de desarrollo terri­ torial no deben definirse a priori como enfocadas en un sector particular, es decir, no pueden ser iniciativas sectoriales. Esta afirmación separa al enfoque territo­ rial de las estrategias tradicionales de desarrollo rural, las que eran (y son) de naturaleza sectorial y centradas en actores y agendas agrarias, incluyendo aquellas que consideraban que el desarrollo de la agricultura cam­ pesina, o de la agricultura familiar, debía ser el eje y motor del desarrollo rural. iii. Valorización del papel de los espacios urbanos y de las relaciones rurales-urbanas (Schejtman, 1998; Veiga, 2002b). Por decirlo más directamente, se proponía que el espacio de las políticas de desarrollo rural se basa en una interdependencia entre lo rural y lo urbano. Este espacio incluye, sin ninguna duda, la "ruralidad pro­ funda”, caracterizada por bajas densidades de pobla­ ción, la importancia de la agricultura y otras activi­ dades primarias, y paisajes naturales. Sin embargo, se

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