Adriana era una de esas mujeres que pensaba que su vida iba a centrarse en su trabajo, su marido y sus hijos
. Pero desde el nacimiento del más pequeño, todo se desmoronó de manera exponencial. Cuantas más veces se levantaba de la cama para atenderlos, su marido más se iba «durmiendo» a su lado, hasta que se separaron, y no de muy buenas maneras.