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Psicopatología : sus fundamentos dinámicos PDF

275 Pages·1999·9.501 MB·Spanish
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Psicopatología ¥ lililí 'ILíi 11- viJM. 11Jil (S^ilLilLi-l. vb^ ilJ-j. 11/ vLy iw) dlnámlcus José Rafael Paz Nueva Visión José Rafael Paz ■Psícopatología Sus fundamentos dinámicos Ediciones Nueva Visión Buenos Aires 616.89 Paz, José Rafael CDD Psícopatología. - 1g. ed. 7- reimp- Buenos Ai­ res : Nueva Visión, 2004. 288 p. ; 20x14 cm.- (Psicología contemporánea) ISBN 950-602-027-2 1. Psícopatología L Título. © 1984 por Ediciones Nueva Visión SAIC. Tueumán 3748, (1189) Buenos Aires, Rep. Argentina Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723. Impreso en la Argentina / Printed in Argentina. A mi mujer Desd<! buce mucho tiempo necesitábamos una exposición siste­ mática sobre Psicopatología que pudiese ser considerada repre­ sentativa del modo de pensar sobre esta disciplina en nuestro medio; esta publicación de Rafael Paz es un exponente de asta necesidad que ambos compartimos cuando tuvimos que encarar­ la enseñanza de la Psicopatología en la Universidad de Buenos Aires, en el Departamento de Psicología de la Facultad de Fi­ losofía y Petras. En ese entonces buscábamos que nuestras exposiciones fuesen una expresión lo más cercana posible de los esquemas referen - cíales con que nos manejamos aquí, en nuestro país, los que esta­ mos interesados en un abordaje total do “la persona enferma". Esta tarca era un tanto ardua, porque en los últimos años en el enioque integral de “la persona enferma” convergían muchos es­ fuerzos desde los más diversos ámbitos y fue así que sentimos más y más la necesidad de una Psicopatología que nos represen­ tase. Algo hicimos desde la cátedra, pero ahora en esta publica­ ción Rafael Paz ha cristalizado estos esfuerzos y los ha enriquecido con sus aportes personales. Las “afecciones psicosomáticas” las incluye el autor desde el comienzo de su libro; aqui se ve cuánto ha contribuido en él su formación psicoanalítica. Es comprensible que desde un comienzo se impusiese abor­ dar este problema tan espinoso para ser retomado luego. Entre los enfoques fenomenológicos, particularmente el de Schneider constituyó una elección feliz puesto que le permitió encontrar un camino que lo condujo a una comprensión del “enfermar como proceso'’. Es así que logró un enfoque original y que a su vez está articulado con el modo de pensar do nuestra comunidad 9 científica; este logro consistió en la formulación de la esquizo­ frenia, reconsiderada por Paz, como “psicosis desorganizativas”. Este cambio es importante porque libera a todo investigador que indaga y opera con el paciente de todo un cúmulo de prejuicios que arrastra consigo la. denominación de esquizofrenia, que es un término cargado de múltiples connotaciones y por lo tanto mu­ chas veces ambiguo. Su exposición sobre Psicopatías, tema ampliamente debatido en nuestros ambientes psiquiátricos, permitieron a Rafael Paz sa­ car un rendimiento óptimo de todos estos antecedentes, integrarlos con sus propias experiencias y lograr así una síntesis creadora al desarrollar este punto. Creo que este abordaje de la psícopatología es particular­ mente fructífero ya que las hipótesis que se sustentan y la ma­ nera como fue sistematizada permiten, a su vez, que esta tarea sea continuada reformulando “las psicopatologías” que pueden abarcarse cuando se toman diversos contextos de la actividad humana. David Liberman Buenos Aires, noviembre de 1970 10 Este libro, cuando comenzó a serlo, pretendía constituir una sín­ tesis de las perspectivas diversas que en el terreno de la Psico- patología pueden englobarse como dinámicas. Y ha llegado a ser lo que es:.el esbozo de una síntesis posible. Creo que algunas consideraciones acerca de mi trabajo, en el doble sentido del que realicé para construirlo y del producto final, merecen incluirse, puesto que trascienden la mera aventura personal de escribir sobre estos temas y reflejan las circunstancias en que se despliega, o trata de hacerlo, la tarea intelectual en nuestro campo. Líneas múltiples de filiación conceptual, modas de ideas que caducan vertiginosamente, alta valoración del eclecticismo, ne­ cesidad compulsiva de originalidad, hechos todos explicables por el peculiar clima ideológico que nos impregna y por la crisis, potencialmente fecunda, de las certezas importadas, dan lugar a un monto considerable de información arduamente digerible. De ahí que mí intento, para contribuir a clarificar las cosas, haya consistido en buscar las líneas fuertes del pensamiento psico- analítico y, desde luego, explorar aquello que nuestra cultura nos da como su malestar para que lo modifiquemos. Naturalmente, en esa tarea me encontré con los límites, ya vividos en la práctica psicoanalítica y psiquiátrica, a partir de los cuales nuestros mo­ delos y teorías deben negarse dialécticamente en un salto hacia una comprensión más aguda de lo real. Este es el punto de fractura entre un repliegue profesiona- lista, racionalizado de múltiples maneras o la elección de un ca­ mino de examen lúcido de lo que hacemos y decimos, que al re- valorizar el pensamiento como instrumento crítico-creador, vuelva innecesarios los cabildeos justificatorios sobre nuestra práctica. 11 La tensión, latentemente renovadora, entre aspiraciones, in­ quietudes sociales y nuestras actividades “específicas”, puede ago­ tarse en un remordimiento erot izado a menos que un esfuerzo de clarificación para nosotros y para los otros deslinde las legiti­ midades o incompatibilidades que pudieren existir. Esto, por supuesto, no es tarea fácil. La tentación fundamen­ tal que acecha es el acotamiento cercenante del propio campo con las ventajas de una posible claridad d:>da por la circularidad misma de) cierre. A esto contribuye el miedo a acusaciones des­ prestigiantes, puesto que cuando se sale de las fronteras cons­ truidas por la reiteración cotidiana de una actividad es natural que se balbucee y que las ideas pierdan el carácter cartesiano de claridad y distinción que otorga aquel límite. Pienso que siempre es el tiempo de la discusión y la lucha ideológica; es obvio que la universalidad de las tareas de libe­ ración del hombre se da a través de múltiples caminos, pero tam­ bién pasa por la particularidad de nuestros conocimientos. Lo esencial es la disponibilidad para entregar la propia isla, pero para ello primero es necesario saber qué es lo que sabemos, cuáles son los marcos de referencia virtuales que nos acompañan constante­ mente en la clínica, cuáles las contradicciones que, por ignorarlas, contenernos sin resolución o en ambigüedad. En la forma de encarar los problemas sin duda han de trasun­ tarse las herencias que me constituyen; de cualquier forma men­ cionarlas aquí puede ayudar a saber desde dónde he trabajado los distintos temas psicopatoiógicos y, sobre todo, cumple el pla­ centero deber del agradecimiento. Con el Dr. Mauricio Goldenberg aprendí toda la Clínica Psi­ quiátrica que sé- El privilegio de tenerlo cerca desde mi primeras incursiones en la Psicopatología supuso par?, mí la posibilidad de construir un puente persistente entre lo médico, con toda la pleni­ tud de lo artesanal, y la “otra clínica”, deletreante y minuciosa; ri Psicoanálisis. En los Seminarios de la Asociación Psicoanalítica Argentina tuve la fortuna de encontrar verdaderos maestros que además de todo lo que me enseñaron hicieron posible que sorteara el atractivo de las cristalizaciones dogmáticas. La docencia en la cátedra de Psicopatología, junto al Dr. David Liberman y al Dr. Carlos Sluzki, dio lugar a que esbozara una primera síntesis, forzándome a la vez a abrir preguntas hasta entonces soslayadas. Esa experiencia universitaria, trunca en 1966. coadyuvó de manera esencial a un cambio cualitativo en mi ma~ .12 uera ele entender las cosas, en el sentido más amplio y profundo de ubicación frente a lo social, lo político, lo religioso y a las for­ mas reales del compromiso. Finalmente, en esta enumeración forzosamente parcial, los nombres de quienes fueron mis analistas: el Dr. Jorge Mario Mom, con quien hice mi análisis didáctico, y los Dres. Luis I. Basombrío y Francisco Abate, analistas terapéutico y de grupo, respectiva­ mente. Ellos saben lo mucho que les debo.* * Debería nombrar aquí a todos lus que a tiavés de cursos universitarios y parauniversitarios contribuyeron de manera inapreciable a elaborar estas ideas. Menciono a aquellos con los que más directamente he trabajado sobre los temas aquí tratados: Lic. I. G, de Barca, Lic. G. K. de Bianchi, Dr. H. Bianchi, Lic. L. S. de Cosentino, Dr. J. J. Criscaut, Lic. E. M. de Ingalla, Dr. A. Ingalla, Dra. M. Rosenberg, Dr. J. Torrisi, Dra. M. Gersovich. Dra. L. Barrera, Lic. G. Bonder, Dr. O. Certok, Dr. G. Dobner, Dra. V. Paritzis f, Dr. B. Schutt, Lic. E. Usher, Lic. M. Vecino, Dr. M. Bugacoff, Dra. H. Castellaro, Psic. D. Caratósolo, Psic. L. Juri, Psic. M. Rosetti, Psic. J. SinópoÜ, í.ic. S. I. de Slulitel, Psic. I. Zorriba. 13 Capítulo 1 Introducción La psicopatología se constituye a partir de un campo: el de la relación humana en tanto se torna problemática. Es una disciplina teórica; su objetivo es construir sistemas conceptuales que den razón de un ámbito específico de cohe­ rencia fenoménica: las conductas anómalas. Pero en virtud de aquel origen existe una urgencia implícita en las cuestiones que debe resolver o, por lo menos, a las que tratará de dar sentido. Esto puede dar lugar a considerarla como un mero apéndice verbal de técnicas psicoterapéuticas, diagnósticas o preventivas. Tal actitud se basa en una concepción pragmática que opera sobre un supuesto de ingenuidad ya sin vigencia a esta altura del cono­ cimiento y que además oculta el espesor ideológico intrínseco a toda práctica, sea ésta clínica o teórica. El vaivén entre operatividad y reflexión no se resuelve por un retorno ilusorio a un hacer clínico que encuentre en sí su verdad y consistencia, sino mediante una profundización con­ ceptual que dé lugar a una espontaneidad reflexiva producto de la asimilación de lo pensado a partir del trabajo en esta área de pro­ blemas. La clínica psiquiátrica, basada en las elaboraciones teóricas, en el contacto con paciente? y en un arsenal empírico transmi­ tido frecuentemente “de persona a persona” tiende a la modifica­ ción (curación de las anomalías psicológicas). Existe por lo tanto una relación de complementariedad pero las diferencias son evidentes. Esencialmente, la psicopatología re- curre al plano empírico para verificar teorías. La psiquiatría para curar anomalías. 15

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