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Psicologia y vida espiritual PDF

253 Pages·2008·35.435 MB·Spanish
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Joan Baptista Torelló, sacerdote catalán afincado en Joan Baptista Torelló Viena desde hace décadas, ilustre teólogo y psiquiatra, posee una competencia nada común en las fronteras de la Psicología y la vida espiritual. De ahí que logre au- Psicología nar con destreza esas dos vertientes, difíciles de armo- nizar: la sabiduría y la sensibilidad del pastor de almas, con la ciencia del psiquiatra que observa, describe y trata de curar las patologías psíquicas. Añádase la pe- y vida espiritual dagogía de un auténtico maestro y universitario. Libro sapiencial, cargado de ciencia y de experiencia vivas, suscita el gusto por conocer algunos entresijos de la psicopatología para llegar a un cabal entendi- miento del alma humana, a través de páginas lumino- sas por su belleza e impregnadas de sentido práctico. De este prolífico escritor de temas relacionados con las humanidades, Rialp ha publicado también Psicoanálisis y confesión (1963) y Psicología abierta (1972). ISBN 978-84-321-369 9 788432 36900 JOAN BAPTISTA TORELLÓ PSICOLOGÍA Y VIDA ESPIRITUAL Traducción y edición de José Ramón Pérez Arangüeria EDICIONES RIALP, S. A. MADRID JOAN BAPTISTA TORELLÓ PSICOLOGÍA Y VIDA ESPIRITUAL Traducción y edición de José Ramón Pérez Arangüeria EDICIONES RIALP, S. A. MADRID O 2008 by JoAN BAPTISTA TORELLó Sumario © 2008 de la versión española realizada por José Ramón Pérez Arangüena by EDICIONES RIALP, S. A., Alcalá, 290, 28027 Madrid Prólogo, por Ramiro Pellitero 9 La Psicología, entre Ciencia natural y Filosofía 17 Filosofía, Psicología, Medicina 31 La neurosis 46 No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento in- formático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electró- Neurosis y vida espiritual 62 nico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright. Instintos, afectos, emociones 75 Temperamento y carácter 90 VII. El egocentrismo 110 VIII. Maduración de la personalidad 128 Fotocomposición. M. T. S. L. IX. Angustia y culpa (Confesión, dirección espiritual y psicoterapia) 144 ISBN: 978-84-321-3690-0 Dolor y consuelo 168 Depósito legal: M-21.422-2008 Psicología de la vocación 179 El matrimonio, la aventura de la pareja 206 Psicología y mística 221 XIV. Verdaderas y falsas apariciones 229 Printed in Spain Impreso en España Gráficas Rógar, S. A., Navalcarnero (Madrid) Índice general 251 7 O 2008 by JoAN BAPTISTA TORELLó Sumario © 2008 de la versión española realizada por José Ramón Pérez Arangüena by EDICIONES RIALP, S. A., Alcalá, 290, 28027 Madrid Prólogo, por Ramiro Pellitero 9 La Psicología, entre Ciencia natural y Filosofía 17 Filosofía, Psicología, Medicina 31 La neurosis 46 No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento in- formático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electró- Neurosis y vida espiritual 62 nico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright. Instintos, afectos, emociones 75 Temperamento y carácter 90 VII. El egocentrismo 110 VIII. Maduración de la personalidad 128 Fotocomposición. M. T. S. L. IX. Angustia y culpa (Confesión, dirección espiritual y psicoterapia) 144 ISBN: 978-84-321-3690-0 Dolor y consuelo 168 Depósito legal: M-21.422-2008 Psicología de la vocación 179 El matrimonio, la aventura de la pareja 206 Psicología y mística 221 XIV. Verdaderas y falsas apariciones 229 Printed in Spain Impreso en España Gráficas Rógar, S. A., Navalcarnero (Madrid) Índice general 251 7 Prólogo Dios escribe derecho, aunque a veces parezca que lo hace con «renglones torcidos». San Josemaría Escrivá solía decir que Dios puede escribir incluso «con la pata de una mesa»; a condición, claro está, de que ese instrumento, tosco y des- proporcionado como somos cada uno, se deje «usar», en el misterioso entrecruzarse de gracia y libertad. El autor de este libro, Juan Bautista Torelló, es un catalán afincado en Viena desde hace décadas, ilustre teólogo y psi- quiatra, prolífico escritor de temas relacionados con las hu- manidades. Baste recordar títulos como «Psicoanálisis y con- fesión» (Rialp, 1963) y «Psicología abierta» (Rialp, 1972). Don Juan Bautista posee una competencia nada co- mún en las fronteras de la Psicología y la vida espiritual. En él se unen, en efecto, esas dos vertientes, difíciles de ar- monizar: la sabiduría y la sensibilidad del Pastor de almas, que promueve la santidad y el apostolado; la ciencia del psiquiatra que observa, describe y trata de curar las pato- logías psíquicas. Añádase la pedagogía de un auténtico maestro y universitario. En sus libros se comprueba, una vez y otra, que vale la pena el esfuerzo por conocer algu- nos entresijos técnicos de la psicopatología, para llegar a páginas luminosas por su belleza e impregnadas de sentido práctico. 9 -.. Prólogo Dios escribe derecho, aunque a veces parezca que lo hace con «renglones torcidos». San Josemaría Escrivá solía decir que Dios puede escribir incluso «con la pata de una mesa»; a condición, claro está, de que ese instrumento, tosco y des- proporcionado como somos cada uno, se deje «usar», en el misterioso entrecruzarse de gracia y libertad. El autor de este libro, Juan Bautista Torelló, es un catalán afincado en Viena desde hace décadas, ilustre teólogo y psi- quiatra, prolífico escritor de temas relacionados con las hu- manidades. Baste recordar títulos como «Psicoanálisis y con- fesión» (Rialp, 1963) y «Psicología abierta» (Rialp, 1972). Don Juan Bautista posee una competencia nada co- mún en las fronteras de la Psicología y la vida espiritual. En él se unen, en efecto, esas dos vertientes, difíciles de ar- monizar: la sabiduría y la sensibilidad del Pastor de almas, que promueve la santidad y el apostolado; la ciencia del psiquiatra que observa, describe y trata de curar las pato- logías psíquicas. Añádase la pedagogía de un auténtico maestro y universitario. En sus libros se comprueba, una vez y otra, que vale la pena el esfuerzo por conocer algu- nos entresijos técnicos de la psicopatología, para llegar a páginas luminosas por su belleza e impregnadas de sentido práctico. 9 -.. Siempre que he tenido la suerte de conversar con él sobre lógica sabrá enviar al psicoterapeuta a las personas que lo re- estos temas, me ha recalcado que los directores espirituales quieran. No todo, escribe nuestro autor, hay que psicologi- deben conocer los resortes básicos de la psicología y de la zarlo; tampoco hay que interpretar todo en clave moral y es- psicopatología. No porque tengan que «meterse» a psicólo- piritual. gos o psiquiatras aficionados —lo que sería un fraude para En definitiva, tanto al médico o psicólogo como al direc- quienes buscan en ellos consejo precisamente espiritual y no tor espiritual les conviene distinguir sin separar, con el fin de tanto psicológico—, sino, en primer lugar, porque tratan ayudar, desde sus competencias respectivas, a las personas con personas. Y las personas poseen esencialmente una di- que buscan su consejo. mensión psíquica, no sólo son «almas» ni «cuerpos». Ese conocimiento básico de la persona «entera», que las * * * madres suelen tener espontáneamente de sus hijos, debe ser- vir al director espiritual, en segundo lugar, para no descami- Este libro podría describirse como una obra en tres actos. narse en su tarea; aunque sólo fuera para evitar errores. No 1. El primero de esos «actos» está compuesto de los dos sólo para tener en cuenta de qué y con quién están tratando, capítulos iniciales [«La Psicología, entre Ciencia natural y sino para «atenerse» a su función en el consejo espiritual, sin Filosofía» (1), y «Filosofía, Psicología y Medicina» (2)]. En «desentenderse» del ámbito psicológico. ellos se describe la situación actual de la Psicología, entre dos Por su parte, al médico y al psicólogo les conviene cono- ciencias: de un lado la Ciencia natural o experimental, con cer los elementos de lo que llamamos «vida espiritual» en el su metodología fenoménica, donde se encuadra la Medicina; cristianismo, sobre la base más amplia de una formación fi- de otro lado, la Filosofía, ciencia de las causas últimas, cuyo losófica que integre la dimensión religiosa del hombre. Más método trasciende lo empírico para alcanzar las manifesta- aún, «el mundo de hoy —señalaba Torelló en Psicoanálisis y ciones del espíritu humano. Si el cristianismo se ha preocu- confesión necesita psicoterapeutas que, sin caer en las dico- pado desde siempre por atender al hombre en cuerpo y alma, tomías liberales ya superadas, además de estar instruidos en la Psicología debe hoy asentarse en una visión antropológica la espiritualidad teológica, litúrgica, estén seriamente com- que llamaríamos integral. Superados los reduccionismos de prometidos en los caminos de la vida interior, que les abrirá siglos pasados, puede avanzar por los caminos abiertos a la el sentido del misterio y de la verdadera comprensión —en espiritualidad, sin caer en espiritualismos. cuanto es posible— de las vías multiformes a lo largo de las 2. El segundo «acto» de esta obra ocupa ocho capítulos. cuales se desarrolla la acción del espíritu del Señor en este Comienza adentrándose en «la neurosis» (3), terreno de psi- mundo...». cólogos y psiquiatras, pero también de médicos y sociólogos, De este modo el médico o el psicólogo sabrá remitir, si es biólogos, literatos y políticos. En su interpretación del pro- el caso, al director espiritual, a las personas que le plantean blema, Torelló sigue los pasos de autores como Allers y cuestiones religiosas (y que, por tanto, trascienden las com- Frankl (y más adelante Künkel), en busca de la raíz, del petencias médicas o psicológicas); así como el sacerdote o el «error primordial», que es necesario sanar, para recomponer director espiritual que posea una suficiente formación psico- la personalidad desestructurada. En el capítulo sobre «Neu- 10 11 Siempre que he tenido la suerte de conversar con él sobre lógica sabrá enviar al psicoterapeuta a las personas que lo re- estos temas, me ha recalcado que los directores espirituales quieran. No todo, escribe nuestro autor, hay que psicologi- deben conocer los resortes básicos de la psicología y de la zarlo; tampoco hay que interpretar todo en clave moral y es- psicopatología. No porque tengan que «meterse» a psicólo- piritual. gos o psiquiatras aficionados —lo que sería un fraude para En definitiva, tanto al médico o psicólogo como al direc- quienes buscan en ellos consejo precisamente espiritual y no tor espiritual les conviene distinguir sin separar, con el fin de tanto psicológico—, sino, en primer lugar, porque tratan ayudar, desde sus competencias respectivas, a las personas con personas. Y las personas poseen esencialmente una di- que buscan su consejo. mensión psíquica, no sólo son «almas» ni «cuerpos». Ese conocimiento básico de la persona «entera», que las * * * madres suelen tener espontáneamente de sus hijos, debe ser- vir al director espiritual, en segundo lugar, para no descami- Este libro podría describirse como una obra en tres actos. narse en su tarea; aunque sólo fuera para evitar errores. No 1. El primero de esos «actos» está compuesto de los dos sólo para tener en cuenta de qué y con quién están tratando, capítulos iniciales [«La Psicología, entre Ciencia natural y sino para «atenerse» a su función en el consejo espiritual, sin Filosofía» (1), y «Filosofía, Psicología y Medicina» (2)]. En «desentenderse» del ámbito psicológico. ellos se describe la situación actual de la Psicología, entre dos Por su parte, al médico y al psicólogo les conviene cono- ciencias: de un lado la Ciencia natural o experimental, con cer los elementos de lo que llamamos «vida espiritual» en el su metodología fenoménica, donde se encuadra la Medicina; cristianismo, sobre la base más amplia de una formación fi- de otro lado, la Filosofía, ciencia de las causas últimas, cuyo losófica que integre la dimensión religiosa del hombre. Más método trasciende lo empírico para alcanzar las manifesta- aún, «el mundo de hoy —señalaba Torelló en Psicoanálisis y ciones del espíritu humano. Si el cristianismo se ha preocu- confesión necesita psicoterapeutas que, sin caer en las dico- pado desde siempre por atender al hombre en cuerpo y alma, tomías liberales ya superadas, además de estar instruidos en la Psicología debe hoy asentarse en una visión antropológica la espiritualidad teológica, litúrgica, estén seriamente com- que llamaríamos integral. Superados los reduccionismos de prometidos en los caminos de la vida interior, que les abrirá siglos pasados, puede avanzar por los caminos abiertos a la el sentido del misterio y de la verdadera comprensión —en espiritualidad, sin caer en espiritualismos. cuanto es posible— de las vías multiformes a lo largo de las 2. El segundo «acto» de esta obra ocupa ocho capítulos. cuales se desarrolla la acción del espíritu del Señor en este Comienza adentrándose en «la neurosis» (3), terreno de psi- mundo...». cólogos y psiquiatras, pero también de médicos y sociólogos, De este modo el médico o el psicólogo sabrá remitir, si es biólogos, literatos y políticos. En su interpretación del pro- el caso, al director espiritual, a las personas que le plantean blema, Torelló sigue los pasos de autores como Allers y cuestiones religiosas (y que, por tanto, trascienden las com- Frankl (y más adelante Künkel), en busca de la raíz, del petencias médicas o psicológicas); así como el sacerdote o el «error primordial», que es necesario sanar, para recomponer director espiritual que posea una suficiente formación psico- la personalidad desestructurada. En el capítulo sobre «Neu- 10 11 rosis y vida espiritual» (4) se recogen estas palabras de Allers: la entrega total y definitiva. Para eso está la libertad, bien que «Más allá de la neurosis no está nadie más que el santo». Así se conserva y acrecienta sólo si se sabe sacrificar, en ofrenda que, para nuestro autor, el perfecto antídoto que desbloquea de sí, en último término al amor divino, única garantía con- la personalidad neurótica es la búsqueda de la santidad como tra la idolatría, el mito, la irrealidad o la nada. servicio a Dios y a las criaturas, la orientación hacia una rea- En el extremo opuesto a la ofrenda de sí, se sitúa la pér- lidad trascendente y unificadora, «dejando hacer a Dios». dida del sentido del pecado, y, con ella, el oscurecimiento de Las neurosis se desencadenan en la zona-puente entre el la conciencia, la angustia y la confusión acerca de la culpa, soma y la psique, precisamente donde asientan los «instintos, por exceso o por defecto. Desde hace décadas muchos espe- afectos y emociones» (5). Torelló considera que tan nocivo cialistas están de acuerdo en afirmar que la progresiva desa- es dar pábulo sin más a la vida instintiva, como descuidarla parición del concepto y de la conciencia del pecado es una por una excesiva atención a una pseudoespiritualidad repre- de las causas principales de las enfermedades mentales del siva. En ese sector intermedio entre lo corporal y lo espiri- hombre contemporáneo. Estos temas se tratan en el capítulo tual se asienta, decíamos, eso que con una palabra llamamos 9, en relación con la confesión, la dirección espiritual y la temperamento, sobre el que poco a poco van influyendo la psicoterapia. Ahí dice el autor: «En el clima nihilista o de ra- inteligencia y la voluntad, para configurar el carácter de una dical relativismo de nuestra sociedad sin Dios, el médico personalidad libre y responsable, algo así como el caballero aparece como el suplente del sacerdote y la Medicina como domina el caballo que galopa sobre el terreno. Todo ello se sucedáneo del sacramento». Y es que ignorar o debilitar el expone en el capítulo «Temperamento y carácter» (6). En sentido del pecado, no sólo resulta un desatino teológico estrecha unidad con él se sitúa el siguiente, que trata del sino un retroceso desde el punto de vista psicológico, ade- principal obstáculo para la conformación del carácter: «el más de una imperdonable ingenuidad. En esa misma línea, egocentrismo» (7). Hay que tener en cuenta que todos ten- una adecuada comprensión y praxis de la confesión auricu- demos al egocentrismo y, para superarlo, necesitamos de lar ha de tenerse cono fuente de maduración de la concien- apoyo y de guía. «Todos —dice Torelló— somos grises y la cia y de encarnación de la espiritualidad. vida es una carrera hacia la candidez, un proceso de libera- El capítulo que cierra esta zona se dedica al tema «Dolor ción de los restos del egocentrismo, que culmina en la pleni- y consuelo» (10). Personalidades tan diferentes como R. tud de la libertad de los hijos de Dios». Es éste un tema clave Guardini, R. Schneider, L. Kolakowski, G. von Le Fort y V. para la educación, sobre todo de los niños. Frankl testimonian que sin el dolor no se alcanza la verda- Superado el egocentrismo —tarea larga y costosa, en la dera libertad. Bien entendido que, como observa Torelló, «la que tanto el médico como el director espiritual, entre otros, esencia del sacrificio no es el dolor, sino el amor». Por eso, pueden colaborar— se pasa del ser servido, tantas veces in- hacer del dolor —mientras se intenta aliviarlo— una consciente, al servir. Y así se puede llegar a la «maduración de ofrenda sacrificial, equivale a aglutinar toda la existencia y la personalidad» (8). Describe Torelló la vida humana como brindarla libremente por amor. una odisea desde la tibieza egocéntrica de la posición fetal ha- 3. En fin, el tercer «acto» de este libro engloba cuatro cia la donación del yo que, tras la muerte, corona la vida con capítulos, cuya unidad puede verse en el dinamismo de la 12 13

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