Índice Agradecimientos Introducción Mujeres malqueridas La correspondencia El psicoanálisis Ni consejos ni recomendaciones 1 TODO A CAMBIO DE NADA Los grilletes que nos atan al ex… Yo creé a mi propio «dios» a mi imagen y semejanza De tanto exprimirme, me he quedado seca Lo di todo a cambio de nada Se fue sin dejar rastro, en silencio… Le presté dinero y nunca lo devolvió 2 ASFIXIANTE NECESIDAD Todos llevamos dentro una «agenda oculta» Cuando la necesidad de cariño se vuelve asfixiante Espero que mi pareja calme mis necesidades La vena maternal de toda mujer Atrévete a «no poder» Renunciar, pedir, confiar Hasta que nunca más volvió… 3 CON CADA BATALLA QUE PIERDO ES PEOR Tropezar siempre con la misma piedra Cuando le ocurre a mis amigas lo veo con cristalina claridad Cuando ganar la guerra es más importante que la felicidad Yo aguanto cualquier cosa El perdón y el sentimiento de culpa ¡Lo peor es el desamparo! La importancia de dejarse ayudar 4 ME DEDIQUÉ A PERFECCIONARLO Una amiga que no juzga ¿Las amigas o el libro? ¡Dios ha bajado del cielo para estar conmigo! ¡Madre solo debe haber una! Dios malcriado o dios sufrido De la nube al pozo Si no me dices ven, lo pierdo todo 5 ME CONSIDERO UN BUEN PARTIDO Confieso que soy una mujer malquerida No hay justicia en el amor Siempre elijo al mismo tipo de hombres ¿Sola o acompañada? O más vale sola que mal «abandonada» 6 ¿AMIGA CON DERECHO A ROCE O PAREJA CON TODOS LOS DERECHOS? Amigos con derecho a roce Cuando la «acosadora» eres tú ¿Guardarte una carta bajo la manga o poner las cartas boca arriba? Cuando los hombres «buenos» no te interesan Lo que me dice mi terapeuta ya me lo sé… 7 TU DESTINO ESTÁ EN TUS MANOS Eres la dueña de tu destino ¿Te preocupa demasiado el «qué dirán»? El síndrome de Cenicienta La importancia de sentirte libre 8 ENCAJAR LAS PIEZAS DEL PROPIO PUZLE Nada cambia de la noche a la mañana ¡Quiero un amor incondicional que todo lo pueda! Me exijo demasiado Busco encajar las piezas de mi propio puzle Solo quiero un hombre que me acompañe 9 NUNCA PENSÉ QUE ESTO PODÍA OCURRIRME A MÍ Él y yo buscábamos cosas diferentes Lo nuestro era una adicción Dejé mi vida en pausa… Nunca pensé que esto podía ocurrirme a mí ¿Cuál es la dosis justa de autoestima? 10 EL QUE RÍE EL ÚLTIMO… El que ríe el último ríe mejor Me hace sentir que lo hago todo mal… El lobo y Caperucita Una capita de heroína bañada en sangre… ¡Soy la más masoquista! ¡Es que yo lo quiero! ¿Se puede salir de una relación destructiva? ¿Qué hace un psicoanalista? 11 ÉL, EN EL FONDO, ES BUENO Las relaciones intermitentes Cuando apostar es un juego peligroso ¿Cómo salir de esta historia? Las amigas se cansan de escuchar la misma historia ¿Cómo se llama lo que me pasa? ¡Él es una buena persona! 12 CELOSO PATOLÓGICO ¿Cuál es el momento oportuno para dar una relación por terminada? Según él, la culpable soy yo La buena madre, la mala mujer: doctor Jekyll y mister Hyde Todos se habían dado cuenta, menos yo… Quiere controlar toda mi vida A pesar de todo, sigo echándole de menos… Perder de vista a un celoso patológico da pena, pero es un gran alivio 13 GATO VEGETARIANO Los libros de autoayuda Nos pasamos la vida insatisfechas Elegir supone renunciar Perdonar las infidelidades Llegó el momento de decir «basta» ¿Podemos cambiar a un hombre? Él me maltrata y yo me siento culpable El duelo después de la ruptura 14 SIEMPRE ME PASA LO MISMO ¡Reconocerte tal cual eres asusta! Comprender lo inexplicable Cuando la vida depende de una llamada o de un mensaje ¿Las amigas, el horóscopo, el terapeuta o el tarot? Los distintos tipos de terapia Haga lo que haga, siempre es lo mismo… No hay nada racional en el amor 15 NADA DE «NO PASA NADA» Mantener las distancias después de una ruptura Escuchamos solo los consejos que nos convienen El efecto «diez minutos» o «tocado y hundido» Sufrir está permitido El alivio de llamar a las cosas por su nombre Epílogo. Es posible darle la vuelta a la «agenda oculta» ¿Todos tenemos una «agenda oculta»? Somos naturaleza y educación ¡Tener una pareja feliz es posible! Sin últimas palabras Bibliografía Dedicaría este libro a mis lectoras pero no puedo: ¡les pertenece! En una ocasión en que varios amigos ofrecían a Sócrates muchos presentes, cada uno según sus medios, Esquino, discípulo pobre, le dijo: «No tengo nada que ofrecerte que sea digno de ti, y es solo por eso que me siento pobre. Te ofrezco, pues, la única cosa que poseo: yo mismo. Recibe con benevolencia este presente y considera que los otros, dándote mucho, se han reservado más todavía». «¿Piensas pues —respondió Sócrates— no haberme hecho un hermoso presente, o, acaso, lo estimas muy poco? Yo me encargaré de devolverte a ti mejor de lo que te he recibido». SÉNECA El destino mezcla las cartas y nosotros las jugamos. ARTHUR SCHOPENHAUER Escribo por una necesidad interna, porque tengo que echar fuera lo que me estorba dentro. Y escribo para afirmar mi personalidad ante mí mismo. Es un modo de irme conociendo e irme poniendo en claro. Porque toda la vida íntima del hombre debe ser esto: ver claro en sí propio. MIGUEL DE UNAMUNO [Mi correspondencia con Anaïs Nin] fue un intento de explicarme a mí mismo con palabras. HENRY MILLER Pero, por favor, no te engañes tú, ningún hombre se ha curado jamás de nada, rasgo de carácter o hábito, por una simple mujer, por más que todas las chicas crean precisamente que pueden lograrlo. O estás dispuesta a tomarlo «como es», o harás mejor en dejarlo solo. HANNAH ARENDT, correspondencia con Mary McCarthy Agradecimientos A Finita, que transcribió con paciencia y profesionalidad mis desvaríos. A Patricia, que me regaló algunos de sus días de vacaciones para echarme una mano. A Elías, que me enseñó lo que sé de economía. A Pablo Vidal, amigo fiel, que alegra mis mañanas de trabajo en Málaga. A mi familia, porque jugar con estas cartas casi es trampa. Y a Fernando, ¡mi mejor jugada!, por cada día que estamos juntos. Introducción La vida es como una larga partida de cartas. El azar reparte caprichosamente a cada quien las suyas: un lugar de nacimiento, unos padres, un entorno cultural, una complexión física, un aspecto, un rasgo de carácter o una salud. Un color en los ojos y otro en la piel. Unos hermanos y unos tíos. Unos abuelos vivos o ausentes. Unos amigos del patio del colegio, y un colegio. Aptitudes, capacidades y torpezas. Un signo zodiacal, un ascendente y una luna, que estuvo donde estuvo la tarde en que nacimos. No podemos elegir nuestras cartas, nos vienen —bien o mal— dadas de serie. Lo que sí podemos es decidir cómo jugarlas. Al buen jugador no se le reconoce porque siempre reciba cartas privilegiadas, sino por ser capaz de jugar la mejor partida posible con las cartas que la vida le dio. Este es el tema de este libro: ¿cómo jugamos nuestras cartas en las relaciones de pareja? ¿Insistimos en estrategias fallidas? ¿Nos aferramos a cartas perdedoras por su textura o por el brillo del dibujo? ¿Marcamos nuestras cartas? ¿Hacemos trampa? ¿Miramos para otro lado cuando sabemos que el otro jugador nos hace trampa? ¿Jugamos limpio? ¿Nos lo jugamos todo a cara o cruz? ¿Nos mantenemos tercamente en una partida que sabemos perdida desde la primera vuelta? ¿Apostamos a ciegas hasta perderlo todo? ¿Nos guardamos cartas bajo la manga o jugamos con las cartas boca arriba? ¿Pensamos antes de hacer una jugada que compromete la partida? ¿Aprendemos de nuestras derrotas, o nos lamentamos de nuestra pobre suerte y demandamos al crupier? Hablaremos de las cartas que la vida te ha dado y de otras cartas. Las que se ponen en juego en estas páginas son todas de un mismo palo: ¡corazones! Se podría decir que son cartas de amor. Son las cartas que me escribieron un montón de mujeres para contarme sus historias: amores perdidos, amores tristes, apasionados, amores que más valdría olvidar, amores ciegos o desproporcionados. Amores de mujeres que han estado dispuestas a darlo todo a cambio de nada, por amor, mujeres que se han sacrificado hasta extremos impensables a cambio de mantenerse junto a un hombre que no lo merecía o que no ha dudado en abandonarlas sin una explicación…
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