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Pornotopía. Arquitectura y sexualidad en ''Playboy'' durante la guerra fría PDF

118 Pages·2010·5.47 MB·Spanish
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En plena guerra fría, el joven Hugh Hefner crea la que pronto se convertiría en Beatriz Preciado * la revista para adultos más vendida del mundo; Playboy, Lo que el público I- i desconoce es su pionera labor como artífice de las casas del placer: Playboy no era simplemente una revista de chicas con o sin bikini, sino un vasto proyecto i arquítectónico-mediático que tenía como objetivo desplazar la casa heterosexual Ü como núcleo de consumo y reproducción proponiendo frente a ésta nuevos 5 espacios destinados a ía producción de placer y de capital. Ésta podría ser la ¿u i divisa de Playboy: si quieres cambiar a un hombre, modifica su apartamento. De £ H la misma manera que la sociedad ilustrada creyó que la celda individual podía S S E TZ ser un enclave de reconstrucción del alma criminal, Playboy confió a la mansión de soltero la fabricación del nuevo hombre moderno. Este ensayo nos adentra en el archipiélago Playboy: un Disneyland para adultos hecho de mansiones, camas redondas, grutas tropicales, habitaciones circuitos de vigilancia, piscinas transparentes, residencias de _• >' ivíones equipados con pista de baile y termas romanas... Este l complejo, inspirado en las utopías sexuales revolucionarias de Sade y Ledoux. funciona como el primer burdel multimedia de la historia, una pornotopía „ _ moderna instalada en la cultura de los medios de comunicación de masas y en ¡9É la arquitectura del espectáculo. El archipiélago Playboy sirve de laboratorio para H H HH mlSm las mutaciones que van desde la guerra fría hasta un capitalismo VSMsm cuyos medios de producción son el sexo, las drogas y la información, y wsBSsKBgm donde la arquitectura funciona como un escenario en el que se teatraliza la •I m MmmHm HflHBBHHHB Beatriz Preciado es filósofa. Premio extraordinario fin de carrera y beca na •lili • • • • ¡I • IB •iíá:;; Fulbright. estudio primero filosofía y teoría del género en la New School for p» Social Research de Nueva York, donde fue alumna de Jacques Derrida y Agnes Heller, y después en Princeton University, donde se doctora en filosofía y teoría Ü de la arquitectura. Colabora en la emergencia de la teoría queer en Francia, y forma parte del grupo de escritores de «Le Rayón Gay», una colección dirigida Pornotopía por Guillaume Dustan que marcará un giro político y literario en el contexto m europeo. Publica entonces su primer libro, Manifieste Contra-Sexuel (Balland. m 2000). aclamado por la crítica francesa como el libro rojo de la teoría queer y traducido después a cinco idiomas. Es también autora de Testo Yonqui (Espasa Arquitectura y sexualidad en Calpe, 2008) y Terror Anal (epílogo a El deseo homosexual de Guy Hocquenghem, Melusina, 2009). así como de numerosos ensayos en revistas como Multitudes o Parallax. Actualmente enseña historia política del cuerpo y «Playboy» durante la guerra fría teoría queer en el Programa de Estudios Independientes del MACBA (Museu d'Art Contemporani de Barcelona) y en la Universidad París VIII. Finalista Premio Anagrama de Ensayo 413 ANAGRAMA Colección Argumentos Beatriz Preciado Pornotopía Arquitectura y sexualidad en «Playboy» durante la guerra fría n EDITORIAL ANAGRAMA BARCELONA El día 15 cié abril de 2010, eí jurado compuesto por Diseño de la colección: Julio Vivas y Estudio A Salvador Cloras, Román Gubern, Xavier Rubert de Ven- Ilustración: Al Brulé tos, Fernando Savarer, Vicente Verdú y el editor jorge Herralde, concedió, por unanimidad, el XXXVIII Premio Anagrama de Ensayo a €®0$, de Eloy Fernández Porta. Resultó finalista Pornotopía, de Beatriz Preciado. Primera edición: mayo 2010 © Beatriz Preciado, 2010 © EDITORIAL ANAGRAMA, S. A., 2010 Pedro de la Creu, 58 08034 Barcelona ISBN: 978-84-339-6312-3 Depósito Legal: B. 14919-2010 Prínted in Spain Reinbook Imprés, si, Múrcia, 36 08830 Sanr Boi de Llobregat ADVERTENCIA Este texto es pura ficción. Algunos de ios capítulos proyectan los nombres de figuras pú- blicas «reales» en unos personajes inventados y en unas situaciones inventadas. Cuando en esta obra se utilizan los nombres de empresas, de medios de comunicación o de políticos, con ellos sólo se quiere denotar personajes, imáge- nes, la materia de los sueños colect ivos; no de- notan ni pretenden dar una información priva- da de personas existentes, en carne y hueso, ni vivas, ni muertas, o nada que se le parezca. DAVID FOSTER WAELACE, La niña del pelo raro, 1989 Este proyecto surgió de una noche de insomnio. Veía la televisión, mientras intentaba dormir sin éxito en mi apartamento de Brooklyn, cuando, de repente, escuché a H ugh Hcíner, el director de Playboy, la más influyente re- vista para adultos del mundo, vestido con pijama, batín y zapatillas de estar en casa, hablando sobre la importancia de la arquitectura en el imperio que él mismo había crea- do en 1953: palabras como «domestieidad», «liberación es- pacial» o «ático de soltero» tenían una resonancia especial en el discurso de Hefner. Aquello nada tenía que ver con la imagen que yo me había hecho hasta entonces de la re- vista de las chicas desnudas con orejas de conejo. Al día si- guiente comencé una búsqueda de información que me llevó de biblioteca en biblioteca, hasta que Playboy se con- virtió en parte de una investigación doctoral en Teoría de la Arquitectura en la Universidad de Princeton. Así fue como Playboy acabó siendo un laboratorio crí- tico para explorar la emergencia de un nuevo discurso so- bre el género, la sexualidad, la pornografía, la domestici- dad y el espacio público durante la guerra fría. En último término, Playboy me permitió poner a prue- 106 1 ba, fuera de consideraciones morales o legales, una defini- I. ARQUITECTURA PLAYBOY ción arquitectónico-mediática de pornografía como meca- • Mismo capaz de producción publica de lo privado v espec- • tacularización de la dorncsricidad. En 1962 Elugh Hefner fue fotografiado posando jun- to a la maqueta de un edificio moderno, como lo hicieron algunos años antes Mies van der Rohe o Le Corbusier (véa- se imagen 1). Indiferente a la cámara, evitando toda rela- ción con el espectador, los ojos de Hefner parecen empe- ñados en establecer un vínculo privilegiado con el edificio. Su cuerpo se dirige a la maqueta, sus brazos la envuelven como si estuvieran atados a ella por lazos de creación. Le vemos señalando el edificio con un objeto punzante, como si quisiera indicarnos un detalle de la construcción o abrir una ventana. Sin embargo, existían algunas diferencias entre la representación canónica del arquitecto moderno y este retrato: el objeto punzante no era un lápiz de dibujo o un tiralíneas sino una pipa, v Hefner no era arquitecto sino el creador de la revista para adultos Playboy, posando junto a una maqueta del Club Hotel Playboy que sería construido en Los Angeles en los sesenta. La pose de Hefner corno arquitecto no era una farsa, sino que revelaba las intenciones arquitectónicas de lo que a simple vista parecía ser tan sólo un banal proyecto de prensa con contenido erótico. Playboy era mucho más que 12 13 papel y chicas desnudas. En la década de los cincuenta-se- Se inicia así durante los años sesenta una operación senta, la revista había conseguido crear un conjunto de es- n i e d i á t i c o - i n m o b i 1 i a r i a sin precedentes: Playboy construye pacios que a través de una imparable difusión mediática un archipiélago de clubs nocturnos y hoteles diseminado a habían llegado a encarnar una nueva utopía erótica popu- lo largo de los enclaves urbanos de América y Europa, lle- lar. La revista había popularizado los diseños del «Ático nando después las páginas de la revistas con reportajes que Playboy» (Playboy Penthouse Apartment), de la «Cocina sin permiten observar el interior habitado de esos singulares Cocina» (Kitchenless Kitchen) y de la «Cama Giratoria» espacios. Este doble proceso de construcción y media tiza- (Rotating Bed) que se verían después materializados con la ció ti alcanza su momento más álgido con la mudanza des- reconstrucción en 1959 de la Mansión Playboy, un «Love de la Mansión de Chicago a Los Ángeles y con la restaura- Palace de 32 habitaciones» que servirá de inspiración al ción de la Mansión Playboy West en 1971. plato para el primer reality show de la historia de la televi- Playboy no es simplemente una revista de contenido sión, emitido en 1959, y como decorado de innumerables más o menos erótico, sino que forma parte del imaginario fotografías que acabarán después en las páginas de la revis- arquitectónico de la segunda mitad del siglo XX. Playboy es ta. El propio Hefner define de este modo la naturaleza de la Mansión y sus fiestas, es la gruía tropical y el salón de su proyecto: juegos subterráneos desde el que los invitados pueden ob- servar a las Bunnies bañándose desnudas en la piscina a Quería una casa de ensueño. Un lugar en el que través de un muro acrístalado, es la cama redonda en la fuera posible trabajar y también divertirse, sin los pro- que Hefner juguetea con sus con ej i tas. Playboy es el ático blemas y conflictos del mundo exterior. Un entorno que de soltero, es el avión privado, es el club y sus habitacio- un hombre pudiera controlar por sí solo. Allí sería posi- nes secretas, es el jardín transformado en zoológico, es el ble transformar la noche en día, visionar una película a castillo secreto y el oasis urbano... Playboy iba a convertir- medianoche y pedir que me sirvieran la cena al medio- se en la primera pornotopía de la era de la comunicación día, asistir a citas de trabajo en mitad de la noche y te- de masas. ner encuentros románticos por la tarde. Sería un refugio Como el arquitecto Reyner Banham señaló en 1960, y un santuario... Mientras el resto del mundo quedaba Playboy había hecho más por la arquitectura y el diseño en fuera de mi control, en la Mansión Playboy todo sería Estados Unidos que la revista Home and Carden.1 Casi perfecto. Ése era mi plan. Me crié en un ambiente muy cada número de Playboy desde 1953 había incluido un re- represor y conformista, así que buscaba crear mi propio universo, donde me sintiera libre para vivir y amar de un modo que la mayoría de la gente apenas se atreve a 2. Reyner Banham, «I'd Crawl a íVüle for... Playboy», Architects' soñar.1 Journal, vol. 131, n.° 3.390, 7 de abri! de 1960, p. 107. Citado en Bill Osgerby, «The Bacheior Pad as Cultural Icón. Masculiniry, Consump- tion and Interior Design in American Men's Magazines, 1930-65», Jour- 1. Hugh Hefner, Playboy, diciembre de 1953, p. 1. nal ofDesign History, vol. 18, n.° 1, 2005. 106 14 portaje en color sobre arquitectura, reportajes para los que los medios de comunicación de masas»,3 es posible afirmar la revista había creado sus propios proyectos de diseño y que Playboy no sólo contribuyó de manera ejemplar a la decoración interior. Mientras las revistas locales como La- «modernización» de la arquitectura durante el periodo de dies Home Journal o House Beautiful habían emprendido la guerra fría, sino que se comportó como una auténtica durante la posguerra una cruzada contra la arquitectura de oficina de producción arquitectónica multimedia difun- Mies van der Rohe o Le Corbusier, considerándola ajena a diendo su modelo de utopía sexual, posdoméstica y urba- las tradiciones autóctonas americanas, Playboy publicaba na a través de una diseminación mediática sin precedentes elogiosos artículos sobre Mies van der Rohe, Walter Gro~ desde la prensa hasta las mansiones de Chicago y Los Án- pius, Philip Johnson, Frank Llovd Wrighr o Wallace K. geles, pasando por los clubs, los hoteles, las agencias de Harrison, y utilizaba sus páginas como soporte de diseños viajes, el merchandising, los programas de televisión, el «simples, funcionales y modernos» de los Eames, Saari- cine, el vídeo, internet y el video juego. nen, George Nelson, Harry Bertoia o Knoll y de otros di- Playboy había logrado inventar lo que Hugh Hefner señadores y arquitectos para entonces vinculados directa o denominaba un «Disney! and para adultos».4 El propio indirectamente con el «International Style». Durante la Hefner era el arquitecto-pop de esta follie erótica multi- guerra fría, Playboy se había convertido en una plataforma media. De algún modo, había entendido que para cultivar de difusión de la arquitectura y eí diseño como bienes- un alma había que diseñar un habitat: crear un espacio, centrales de consumo de la nueva cultura popular ameri- proponer un conjunto de prácticas capaces de funcionar cana. corno hábitos de! cuerpo. Transformar al hombre hetero- Lejos de cuestionar la validez de la representación de sexual americano en playboy suponía inventar un topos Hugh Hefner como arquitecto definiendo la arquitectura erótico alternativo a la casa familiar suburbana, espacio de modo excluyente como una práctica profesional o aca- heterosexual dominante propuesto por la cultura norte- démica, propongo aquí validar la fuerza performativa de la americana de posguerra. Para ello era necesario atravesar fotografía para producir significado y aceptar la pose de los muros de la casa suburbana, penetrar en los domicilios Hefner como una programática declaración de principios. Ésta será la arriesgada hipótesis de partida que pondré a prueba en estas páginas: es posible entender a Hugh Hef- 3. Véase «Un exotismo de lo más doméstico. Entrevista con Bea- ner como pop-arquitecto y al imperio Playboy como una triz Colomina», Iván López Mu nuera. Arte y Parte, n.° 80, 2009, pp. 62- 79. Colomina ha sido la primera en proponer una redefinición de la ar- oficina multimedia de producción arquitectónica, ejemplo quitectura, partiendo de la obra de Le Corb usier, a través de su relación paradigmático de la transformación de la arquitectura a con los medios de comunicación. Véase Privacy and Publícity. Modern través de los medios de comunicación en el siglo XX. Si Architecture as Mass Media, The MIT Press, Cambridge, Massachusetts, como la historiadora Beatriz Colomina ha señalado, «lo 1994. Agradezco las enseñanzas de Colomina y sus sugerencias durante que es moderno en la arquitectura moderna no es el fun- la escritura de la primera versión de este texto. 4. Steven Watts. Mr Playboy: Hugh Hefner and the American Dream, cionalismo ni el uso de los materiales sino su relación con Wiley, Hoboken, Nueva Jersey, p. 273. 106 16 privados, inocular en cada casa americana, primero por que la moda había pasado y que estaban inmersos en una medio de la revista y luego a través de la televisión, un es- orgía román dea. Lamentablemente, esta moda —con sus pacio virtual que se desplegaba únicamente a través del fragmentos históricos escogidos al azar— infectó a mu- texto y de la imagen. En 1962, la revista se había conver- chos arquitectos de talento. En la década de los sesenta tido en el centro de una tentacular red multimedia que se sus resultados pueden verse por todas partes: en esmirria- extendía por toda Norteamérica a través del tejido urba- das universidades de estilo gótico, en una filigrana de fas- no, desde los quioscos hasta las televisiones, pasando por tuosos detalles por dentro y por fuera, en soportes como los clubs y los hoteles. palillos y en los conjuntos de edificios aislados de los ma- yores centros culturales. Se puso de moda una especie de arquitectura plavbov: una arquitectura tratada como los En 1 962, el mismo año en que Heíher se fotografió playboys tratan la vida, saltando de una sensación a otra posando como arquitecto, nada menos que Sigfried Gie- y aburriéndose rápidamente. dion, el historiador de la arquitectura más influyente de mediados del siglo XX, acuñó el término «Arquitectura Para Giedion aquello ya no era un conflicto de estilos, Playboy» en la introducción a la segunda edición de Espa- sino una batalla moral en la que la expansión de una «ar- cio, tiempo y arquitectura, que por aquel en tonces se había quitectura playboy», cuyos síntomas eran la «superficiali- convertido ya en un bestseller. El clásico de Giedion for- dad», el «cansancio», el «escapismo» y la «indecisión», venía maba parte de un intento titánico, al que también contri- a poner en cuestión ios valores de «honestidad», «rectitud», buyeron autores como Emil Ka ti finan o Nikolaus Pevs- «coherencia» y «fidelidad» que habían caracterizado la «tra- ner, cíe generar una nueva historiografía de la arquitectura dición moderna». que pudiera dar cuenta de la emergencia de la «tradición ¿Qué había llevado a Giedion a definir como «playboy» moderna» como culminación del progreso técnico, cientí- esta tendencia según él decadente de lo que por entonces se fico y tectónico de la modernidad. Para Giedion, la arqui- conocía como «International Style»? ¿Cuáles eran los signos tectura americana de posguerra amenazaba la materializa- arquitectónicos contaminantes de «superficialidad» y «esca- ción de ese gran proyecto que, desde el Partenón hasta Le pismo» que merecían el nombre de «playboy»? En definiti- Corbusier, portaba en sí el espíritu de la civilización euro- va, ¿cuál era para Giedion el significado exacto del sintagma pea. Lo curioso es que Giedion decidiera dar a esa amena- «arquitectura playboy» que él mismo había inventado? za el nombre de «Arquitectura Playboy»: Aunque es cierto que Giedion omite referencias direc- Algunos consideran que la arquitectura contempo- ránea es una moda —como expresó un arquitecto norte- 5. Sigfried Giedion, «Architecture in the 1960s: Hopes and Fears», Architectural Forum, julio de 1962, vol. 117, p. 116. Trad. castellana: Es- americano- y muchos proyectistas que habían adoptado pacio, tiempo y arquitectura, Reverte, Barcelona, 2009, Introducción: «La los rasgos en boga del Estilo Internacional descubrieron arquitectura de los años 1960: esperanza y temores», pp. 18-19. 106 18

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