serie crisis ¿por qué el capitalismo puede soñar y nosotros no? breve manual de las ideas de izquierda para pensar el futuro alejandro galliano Galliano, Alejandro ¿Por qué el capitalismo puede soñar y nosotros no? / Alejandro Galliano.- 1ª ed.- Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Siglo XXI Editores Argentina, 2020. 192 p.; 21x14 cm.- (Crisis) ISBN 978-987-629-995-4 1. Pensamiento Político. 2. Pensamiento Económico. 3. Ensayo Sociológico. I. Título. CDD 320.5 © 2020, Siglo Veintiuno Editores Argentina S.A. Diseño de cubierta y de colección: Eugenia Lardiés Ilustraciones de cubierta: Guido Ferro ISBN 978-987-629-995-4 Impreso en // en el mes de abril de 2020 Hecho el depósito que marca la ley 11.723 Impreso en Argentina // Made in Argentina Índice Introducción 9 Parte I El capitalismo 4.0 1. Historia de cuatro capitalismos 21 Go West: los orígenes del capitalismo 4.0 25 2. Patología del capitalismo 4.0 29 El malestar del trabajo 29 El fin de la igualdad 32 El estancamiento del mundo 35 Cinco versiones del capitalismo 4.0 39 3. ¿P or qué el capitalismo puede soñar y nosotros no? 47 Vida y muerte de U topía 47 El agotamiento del futuro 50 Del capitalismo utópico a las utopías capitalistas 52 Por un realismo utópico 54 Parte II En el reino de la escasez 4. Economía social 61 Social, solidaria y popular: todos los caminos conducen a Porto Alegre 64 Territorio, solidaridad, población 67 Solo se trata de vivir 69 8 ¿Por qué el capitalismo puede soñar y nosotros no? Las raíces católicas de la economía social 72 Dos salidas al trascendentalismo social 75 5. Decrecionismo 79 1972, el comienzo del fin 79 I don’t wanna grow up: tres motivos para no crecer 83 El decrecimiento ya llegó: la teoría del estancamiento secular 87 Instrucciones para después del fin del mundo 89 Futuro primitivo: los ideales reaccionarios del decrecionismo 93 Apéndice I. Animalismo 99 Parte III En el mundo de la abundancia 6. Economía postescasez 111 De Keynes a S tar Trek 111 Así en el cosmos como en la web 116 Del costo marginal cero al poscapitalismo 118 Ingreso básico y ocio civilizatorio 126 7. Aceleracionismo 131 Más allá del marxismo: des eo y aceleración 131 La CCRU, historia de una pasión inútil 133 El aceleracionismo de izquierda 136 La izquierda contra la aceleración 139 ¿ Para qué nos sirve el aceleracionismo? 141 Comunismo cibernético 142 El devenir neoliberal 146 Apéndice II. Transhumanismo 149 A modo de epílogo. C apitalipsis 161 Bibliografía 177 Introducción En el barrio porteño de Retiro se pueden ver dos grandes torres con el logo de W eWork en la cima. S on las torres Bellini, en Esmeralda y Paraguay. Por las ventanas se ven amplios espacios abiertos y paredes cubiertas con made- ra, plantas y frases inspiradoras como “H acé lo que amás”. Adentro varias personas trabajan: algunos son freelancers con sus notebooks, que comparten un espacio ameno; en otros casos se trata de oficinas enteras mudadas allí por decisión de sus empresas. W eWork es una compañía de coworking que tiene 230 oficinas repartidas en 71 ciudades de 20 países. La torre B ellini es, dicen, el segundo edificio de coworking más grande del planeta. H ay otra filial en Libertador a la altura de Vicente López. * * * El coworking es el trabajo en un espacio compartido, la diso- lución de la empresa en nuestras vidas. Las oficinas como es- pacio de trabajo nacieron a fines del siglo XIX, poco después de las fábricas, y adoptaron su lógica: ordenar a los trabajado- res de forma monótona y eficiente para producir de mane- ra estandarizada. E n los años noventa, cuando la economía postindustrial brillaba como un diamante loco sobre la bur- buja de las puntocom, aparecieron esas oficinas sin paredes, con pufs y mesas de ping-pong, a las que nos tienen acostum- brados las empresas tecnológicas y los creativos publicitarios. 10 ¿Por qué el capitalismo puede soñar y nosotros no? Simultáneamente, los cafés se llenaron de freelancers sin ofici- na que iban a trabajar a sus mesas. E l coworking surgió de la unión de estos freelancers y aquellas oficinas. P ero aún había que transformarlo en un gran negocio. Eso es lo que hicieron Adam Neumann y Miguel McKelvey, los fundadores de WeWork. Dos jóvenes fanáticos de la pelí- cula Wall Street, criados en comunidades ( Adam, en un kibutz; Miguel, en una comunidad hippie de O regón) y educados en instituciones de élite. C omenzaron alquilando edificios viejos en Brooklyn para reciclarlos como espacios de coworking. En 2010 lanzaron W eWork y en menos de ocho años atrajeron a inversores como Goldman Sachs y JP Morgan y a clientes como Siemens, M icrosoft y Amazon. WeWork alcanzó a coti- zar en 20 000 millones de dólares, mucho más que empresas inmobiliarias históricas. Alquilaba la mayor parte de sus ins- talaciones y hacía poco más que acondicionarlas. E l resto era pura “filosofía WeWork”: un discurso de espíritu comunitario, consumos hipsters y buena onda para que el trabajo de ofici- na se confundiera con la diversión y la vida misma. “ Estamos haciendo kibutz capitalistas”, dijo N eumann, y se refería a sus clientes como la W eGeneration, “una generación de empren- dedores emocionalmente inteligentes e interconectados a la que le preocupa el mundo, quiere hacer cosas copadas y ama el trabajo”. Como parte de esa filosofía proyectaron W eLive, departamentos de alquiler para vivir arriba de las oficinas, y WeGrow, un jardín de infantes que incluye vida de granja, clases de branding para niños y una pedagogía enfocada en de sarrollar el “superpoder de cada niño”. Neumann llegó a confesar a la revista Forbes que, de concretarse la colonización de Marte a cargo de la empresa aeroespacial SpaceX, de Elon Musk, quiere instalar sus oficinas en el planeta rojo. En octubre de 2019 W eWork canceló su salida a la B olsa. L as auditorías demostraron que era insolvente y el SoftB ank debió hacerse cargo de la empresa. Previsiblemente, harán una serie de recortes profundos para bajar costos y asegurarle algo de rentabilidad. E l sueño comunitario devendrá en una austera