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Politicas Linguisticas E Inmigracion PDF

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Políticas lingüistic e inmigración El caso argentino Ángela Lucía Di Tullio Políticas lingüísticas e inmigración El caso argentino Ángela Lucía Di Tu llio Di Tullio, Angela Políticas lingüísticas e inmigración, el caso argentino. - la ed. la reimp. - Buenos Aires : Eudeba, 2010. 240 p. ; 21x16 cm. - (Historia de las políticas e ideas sobre el lenguaje en América Latina / Elvira Amoux) ISBN 978-950-23-1258-3 1. Política Lingüística. I. Título. CDD 306.449 Eudeba Universidad de Buenos Aires Ia edición: enero de 2003 Ia edición, Ia reimpresión: mayo de 2010 Ilustración de tapa: Baüongo, Héctor Basaldúa, Carpeta de Fray Mocho, Eudeba, 1964- ©2003 Editorial Universitaria de Buenos Aires Sociedad de Economía Mixta Av. Rivadavia 1571/73 (1033) Ciudad de Buenos Aires Tel.: 4383-8025 / Fax: 4383-2202 www.eudeba.com.ar Diseño de tapa: Silvina Simonckt Corrección y díagramación general: Eudeba Impreso en Argentina. Hecho el depósito que establece la ley 11.723 Agradecimientos Este libro es una versión, aligerada y reelaborada, de mi tesis de Doctorado. El que haya llegado a buen puerto se debe al aliento y el empuje de Elvira N. de Amoux, mi directora. Mercedes I. Blanco, Adolfo Elizaicín y José Luis Moure la juzgaron con inteligencia y generosidad. Conversé algunas de sus partes con Ivonne Bordelois y con Ornar Aliverti, lo cual me abrió horizontes que desconocía. Morru López Olano, Sandra Cvejanov y María Eugenia Llambí leyeron con atención los borradores, anotando observaciones y suge­ rencias. A todos ellos les agradezco tanta atención. Gran parte del trabajo lo he realizado en bibliotecas. Durante las largas horas de trabajo transcurridas en la Biblioteca del Maestro, fui atendida efi­ ciente y afectuosamente por Isabela e Isabel, que falleció en el camino. Tam­ bién en la biblioteca de la Academia Argentina de Letras me brindaron generosamente toda la información. A mi familia; a papá, que me contó toda la epopeya; a mamá, que sólo musitó partes de la elegía; a mi abuela Angela Dea, que me enseñó a vivir el mito; a mis tías Rosa y Concepción, que me llevaron a conocer a los paisanos; a mi hermana, que sigue recordando; a todos ellos, les dedico este libro. También están presentes los de allá, los cuginos Antonio y Rocco y las cuginas argentinas María y Silvia, que partieron en un enorme vapor deján­ dome muy sola. El placer y el esfuerzo de reconstrucción y de comprensión van dirigidos a Diego, Ana y Pablo, la segunda generación. índice Introducción...................................................................................................9 Una historia detrás..................................................................................11 Idioma e identidad..................................................................................14 Organización de la obra..........................................................................18 Primera parte: Los antecedentes Capítulo 1: Los ejes del debate....................................................................23 La lengua como referente cognitivo y afectivo.....................................34 Las políticas lingüísticas..........................................................................39 Capítulo 2: Las polémicas sobre la lengua..................................................45 La Independencia y sus consecuencias. La Generación del 37.............48 D. F. Sarmiento........................................................................................55 Los hombres del 80.................................................................................65 Segunda parte: La inmigración Capítulo 3: El peso de la inmigración.........................................................73 La inmigración como proyecto y como realidad...................................77 Conflictos y armonías: el programa inmigratorio en acción..................81 La imagen del inmigrante italiano.........................................................86 Buenos Aires, ciudad plurilingüe ..........................................................90 Capítulo 4: La inmigración vista a través del discurso de la élite..............99 Naturalismo y positivismo.................................................................102 Las alarmas del Doctor Quesada: Lucien Abeille y la reducción al absurdo............................................................................................108 Ernesto Quesada y su “cruzada”..........................................................115 Los nacionalistas del Centenario.......................................................123 Capítulo 5: La inmigración en el imaginario colectivo de nativos e inmigrantes............................................................................................135 Representaciones, prejuicios y estereotipos del inmigrante y su expresión lingüística....................................................................135 El teatro nacional: sainete y grotesco.................................................138 Caras y Caretas.....................................................................................143 Fray Mocho.........................................................................................148 La revista Nosotros y la inmigración italiana......................................154 Tercera parte: Las políticas lingüísticas Capítulo 6: El Consejo Nacional de Educación y El Monitor...............169 Las tres cuestiones en el discurso pedagógico....................................171 Las escuelas extranjeras y el peligro del poliglotismo........................186 Capítulo 7: Los instrumentos pedagógicos.............................................193 Los libros de lectura............................................................................196 Las gramáticas y la tradición de la queja............................................204 Cuarta parte: El fin de la polémica Capítulo 8: Borges y Castro......................................................................211 Los profesionales de la lengua.............................................................212 Vicente Rossi, “el montonero de la filología”....................................214 La personal definición de Borges del idioma de los argentinos........218 Conclusiones...........................................................................................223 Referencias bibliográficas........................................................................227 a. Estudios históricos, educativos y literarios.....................................227 b. Estudios lingüísticos........................................................................232 c. Textos analizados...........................................................................235 d. Revistas...........................................................................................238 Introducción “Ésta es la pregunta fatal: ¿cómo es posible que la única lengua que habla y está condenado a hablar este monolingüe, para siempre, cómo es posible que no sea la suya? ¿Cómo creer que aún sigue muda para él, que la habita y es habitado por ella en lo más íntimo, cómo creer que se mantiene distante, heterogénea, inhabitable y desierta1 (...) No sé si hay arrogancia o modestia en pretender que ésa fue, en gran medida, mi experiencia, o que esto se parece un poco, al menos por la dificultad, a mi destino.” J. Derrida, El monolingiiismo del otro. “Para reunir estas narraciones (...), tuve que superar la contradicción que llegó a abrumarme entre la lengua aprendida en la biblioteca paterna y la de los servidores de mi casa, es decir, el castellano de Calderón, de Quevedo, de Lope y la dulce habla de las criadas indígenas de mi casa. Y cuando creí que había superado el conflicto, me di cuenta de que yo no era más que un marginal en mi propio país y sólo cuando llegué a México (...) supe que pertenecía a las grandes mayorías.” Héctor Tizón, “La cicatriz de Ulises”, A un costado de los rieles. Una historia detrás El recuerdo infantil más nítido de papá fue el encuentro con su padre, a la entrada de Filetto. El abuelo regresaba de Boston, donde había ahorrado algunos dólares adoquinando calles. Diez años después, con apenas diecisiete años, mi padre emprendía el viaje, que sabía definitivo. La familia había crecido y la tierra era poca para tantos hermanos. El año en que mi padre partió de Italia se cerró, por la crisis del 30, la inmigración a Estados Unidos, el destino más codiciado. El segundo era Argentina, donde se ganaba un poquito menos; la única referencia era un remoto tío. Buenos Aires no escapaba a la crisis: largas colas de taxis vacíos, trabajo escaso, pobreza. Después de inciertos y duros escarceos, su primer triunfo fue entrar, como ayudante de cocina, al servicio de una familia de la aristocracia porteña. Su relato se enternecía al hablar de la señora Felisa, engañada por un marido siempre lejano y desalentada por 1a vida disoluta de sus hijos. Esa sufriente dama encamaba el ideal de Nobleza obliga, en sus obras de caridad y en el trato gentil al ejército de sirvientes, entre los cuales distinguía al recién llegado Ernesto. Mi papá contaba su historia en términos de epopeya. En la cocina, Anna, una lombarda que le enseñaba los secretos del arte, le recomendaba no enviar todo su sueldo a Italia. En ese punto, papá no la oyó 11 Ángela Luda Di Tullio porque obedecía un atávico mandato: todo el sueldo, cada mes, al que agre­ gaba la revista Caras y Caretas. A todos los paisanos y hermanos que fueron llegando los fue colocando en las cocinas de las casas de la alta sociedad. La cadena se fue ampliando a grandes hoteles y embajadas. También él cambió de casa; ya chef, atendía a los Bemberg entre Buenos Aires, Punta del Este y la estancia Los Cerrillos. Mi padre amaba la Argentina y por eso se nacionalizó. Nunca dudó de haber llegado al lugar correcto, aunque se quejaba de la desidia de los gobier­ nos y del descuido de los gobernados. Mi madre vino después de la guerra; dejaba en Italia su familia y una hermana muerta. También llegaron entonces mi abuela y mis tías paternas. Para todas ellas la historia no se contaba en términos de epopeya, sino de elegía a una hermosa tierra perdida. En sus maldiciones mentaban a Colón: “¡Mannaggia Cristoforo Colombo e chi lo ha fatto venire a questa porca America!”. Aunque se le reconocía el acento italiano, mi padre hablaba bastante bien el español; mi madre no lo aprendió nunca. Cuando querían mantener un secreto, hablaban en dialecto, pero yo siempre entendía. Para todo lo demás, usaban las dos variantes del cocoliche, que fue mi lengua materna. Más tarde, cuando entré a la universidad, me propuse estudiar italiano, a pesar de que mis padres no entendieran el sentido de aprender una lengua que ellos tampoco conocían. Expresarme fluidamente fue un trabajoso proceso, para el que conté con la mejor aliada, la literatura, a menudo secundada por el diccionario. Mi carrera universitaria, la docencia y la gramática contribuyeron a la ardua conquista del español en el doble significado de esta frase ambigua: como genitivo objetivo -de objeto conquistado- y como subjetivo -de conquistador. La fórmula con la que Derrida (1996) describe su condición de hablante de francés -¿lengua materna?- me cuadra perfectamente: soy hablante mono- lingüe de una lengua, que no es la mía. De chica, no me gustaba ser hija de italianos; no sólo porque a los taños se los miraba con displicencia, sobre todo si eran almaceneros, sino también porque sus costumbres eran distintas y poco atractivas. Todo me resultaba más duro que para mis compañeras: había que trabajar y ahorrar para progre­ sar; el progreso que me estaba asignado era a través de la escuela y el mandato no daba lugar a la mediocridad. 12 Políticas lingüísticas e inmigración. El caso argentino Mi identidad la fui construyendo a partir de una primera identificación entusiasta con la realidad de mi país; luego, con la ardua aceptación de que, si es asumida, la diferencia enriquece. Argentina es mi casa, la tierra, el idio­ ma, la familia y las amistades que construí. Italia es mi origen, pero también otra parte de la familia y otros amigos queridos. Conjugar ambas identidades significa reubicar los discursos de mis padres. Mi hijo mayor partió a Italia a buscar el trabajo que en su país no pudo encontrar. Hija y madre de inmigrantes, muchas veces me he preguntado por el sentido de ese viaje, para nosotros reversible. Esa pregunta puebla las pági­ nas de estudiosos como Blengino y de escritores como Raschella, Gambaro, Dal Masetto. Más remotamente, responde el Ulises de Dante a sus atemoriza­ dos compañeros de viaje: “fatti non foste, a viver come bruti ma per seguir virtute e conoscenza” (Inferno, Canto XXVI, 119-120), reevocado por Primo Levi -en su prisión de Auschwitz- para explicar a su joven interlocutor el sentido de la cultura y la literatura. Busqué una respuesta personal a esa apremiante pregunta del sentido del viaje a través de mi tesis de Doctorado, reelaborada en este libro. La enfoqué desde la doble perspectiva de quienes lo emprendieron y de quienes los vieron llegar. La cuestión de la lengua, como se verá, planteó, en clave sim­ bólica, el destino de este encuentro. La educación, potenciada en la fórmula de Sarmiento: Educar al soberano, constituyó la respuesta más exitosa y gene­ rosa que Argentina supo brindar. Ese viaje escinde, al menos transitoriamente, la identidad. En un inmi­ grante hay dos historias que tiene Que suturar vT a menudo, también dos Teñguls y dos culturas. Al hijo le cabe desandar el camino para anudar los frapñeñtos’cieTa historia. 13

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