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Politicas De La Historia Argentina 1800 PDF

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Alejandro Gittaruzzn y Alejandro Eujanian Políticas de la historia Argentina 1800-1960 Alianza Editorial Buenos Aires / Madrid 907.2 Cattaruzza, Alejandro CAT Polillas de la historia: Argentina 18G0-1 SX>0 / Alejandro Cattnruzzn y Alejandro Eujanian. - 1“ ed.- Bnonüs Aires: Alianza, 2003, 270 p.; 20 >: 13 om. - (Alianza Estudio; 52) ISBN 930-40-0181-5 I. Titulo. II. Eujanian. Alejandro. ■ 1. Historiografía Diseño de cubierta: Pablo Barragán Composición y armado: La Galera Corrección: Im/. Freiré © Alejandro Cattnruw¡a y Alejandro C. Eujanian © Alianza Editorial, S. A. Madrid-Buonos Aires, 2003 Av. Córdoba 20G4; 1120 Buenos Aires TeVlax: 4372-7609/4373-2614 / 4B14-4296 E-mail: alianza_arg®uolsin(X*t¡s,com.ar Hecho el depósito que marca la ley 11.723 Printed in Argentina Impreso en Argentina - ÍNDICE Introducción......................................................................... 11 Primera parte 1. El surgimiento de la crítica Alejandro Eujanian ..................................................... 17 2. Paul Groussac y la crítica historiográfica Alejandro Eujanian- ..................................................... 43 3. Método, objetividad y estilo en el proceso de institucionalización, 1910-1920 Alejandro Eujanian ..................................................... 69 Segunda parte 4. La historia y la ambigua profesión de historiador en la Argentina de entreguerras Alejandro Cattaniza .................................................... 103 5. El revisionismo: itinerarios de cuatTO décadas Alejandro Cattaruza .................................................... 143 Tercera parte 6. Por una historia de la historia Alejandro Cattaruza .................................................... 185 7. Héroes patricios y gauchos rebeldes. Tradiciones en pugna Alejandro Cattaruza y Alejandro Eujanian ............. 217 Referencias ......................................................................... 263 Sobre los autores ................................................................ 265 7 a Liliana a Camila y a María Morena INTRODUCCIÓN Los artículos reunidos en este volumen se publicaron, en sus versiones originales, a lo largo de casi diez años. En ese lapso, por efecto de la continuidad de nuestras investigacio­ nes, de los debates sostenidos con otros colegas y, en las au­ las, con los estudiantes, fueron adquiriendo un sentido de conjunto que posibilitó casi naturalmente su transformación en los siete capítulos de este libro, en la que Jorge Lafforgue, a quien agradecemos, intervino eficaz y amablemente. Son estos orígenes los que autorizan el intento de ofre­ cer algunas claves de lectura. No aspiramos, por cierto, a in­ dicar el sentido que debe otorgarse a estos escritos, un afán siempre imposible, sino a señalar algunos problemas que re­ corren los capítulos, articulándolos, y ciertos puntos de par­ tida conceptuales. Uno de ellos, quizás el más evidente, es el que hace de la historiografía argentina un objeto de estudio que no se redu­ ce a la llamada historia profesional. La organización, aún imperfecta, de un sector social especializado en la investiga­ ción y la enseñanza de historia involucró la creación de ins­ tituciones, la producción de un tipo de relato referido al pa­ sado que se pretendía científico y la aparición de una nueva categoría ocupacional. Sin embargo, esos procesos no pueden comprenderse si no se analizan las condiciones culturales y sociales que los hicieron posibles y les dieron tonos específi- 11 12 Introducción eos, fuera de las cuales parecen inexplicables o sencillamen­ te irrelevantes. Desde esta perspectiva, tos problemas de la autoridad y el poder se convierten en los enlaces mas visibles entre pro­ cesos ocurridos en el seno de la disciplina y el “exterior”; su análisis es uno de los ejes del libro. Aquel enlace no debe ser concebido como una anomalía, un accidente o un fenómeno marginal, sino como un elemento muy firme, constitutivo de la propia historiografía, cuyo registro vuelve a poner en cuestión ta estabilidad de los márgenes de la historia insti­ tucionalizada así como la eficacia de los mecanismos de ex­ clusión que ella estableció. A su vez, los pasos iniciales de su organización se dieron, en parte, de cara a una tradición fun­ damentalmente literaria, que le disputaría sin embargo el monopolio interpretativo del pasado durante mucho tiempo. La especialización de los historiadores, ya en el siglo XX. fue paralela a un relativo extrañamiento del mundo cultural, circunstancia que varios de ellos percibieron como un proble­ ma de importancia. Ese complejo de reparticiones que era el Estado, en tanto, sometió a la historia desde fines del siglo XIX a un reclamo específico: su participación en la empresa de afirmación de una identidad colectiva nacional. El recla­ mo, a veces indirecto, fue integrado finalmente por muchos historiadores a su versión de la función de la disciplina en la sociedad, y demostró también una duración notable. Así, otro de los problemas que se ubica en el centro de nuestro examen es el de las relaciones entre la historiografía, la po­ lítica y las letras, donde una de la cuestiones centrales fue la de la nación y su historia. Por otra parte, hemos analizado conflictos de diversa na­ turaleza que tuvieron lugar en la historiografía argentina; consideramos que esa aproximación permite hacer visibles algunos aspectos importantes de su funcionamiento. Más o menos intensos, ellos asumieron la forma de debates entre miembros de la elite política y cultural o, ya entrado el siglo XX, entre ellos y los recién llegados. Las discusiones de Mitre con Vélez Sarsfíeld y con Vicente López, y luego las libradas entre Groussac y los hombres de la “nueva escuela históri­ Polítions du la historia 13 ca", se inscriben en esa serie de fenómenos. Pero también se' produjeron disputas de otro orden, por conseguir el reconoci­ miento de algún privilegio en la interpretación del pasado o por obtener recursos estatales. Los esfuerzos por conquistar legitimidad científica para ciertas lecturas de la historia ar­ gentina en competencia con otras existentes, y por difundir­ las, fueron a su vez corrientes, y no sólo en torno a la figura de Rosas. Finalmente, una larga puja entre representaciones estatales de la historia argentina, en cuya composición tu­ vieron un lugar principal los historiadores, y otras que, de modos sinuosos y fragmentarios, apelando a prácticas y ma­ teriales que esos profesionales no controlaban, construían los grupos populares, se desarrolló a lo largo de buena parte del período que cubre este libro. Este último proceso parece ratificar que la organización de imágenes del pasado resulta, como ha señalado Baczko, escenario y objeto de luchas que las exceden. No es entonces este un repertorio de las “grandes obras” producidas entre 1860 y 1960 ni un análisis centrado en los historiadores “consagrados”; tampoco el relato de los rumbos que habrían llevado la historiografía argentina hacia niveles cada vez más altos de profesionalidad, sin sobresaltos a pe­ sar de ciertos momentos de crisis. Atentos a los modos en que se organiza y funciona el mundo historiográfico, propo­ nemos en cambio una lectura que percibe dificultades, rup­ turas, situaciones equívocas, éxitos que no se consiguen de una vez y para siempre, en el proceso de constitución de una historia profesional desafiada con constancia, y muchas ve* ces con éxito, desde fuera de sus propias instituciones. En nuestra interpretación, el debate entre Mitre y López ve ate­ nuado su carácter fundacional; la profesionalización encara­ da por la “nueva escuela” se torna imperfecta no por la com­ paración con otros modelos posibles sino cotejada con el pro­ yecto que algunos de sus propios miembros bosquejaron; el revisionismo deja de aparecer como un movimiento ajeno a los centros de la cultura argentina, y encuentra un porvenir de masas cuando, sólo en los años sesenta, se ve convertido en una nota más de la visión peronista del mundo; un pasa­ 14 Introducción do gaucho es apropiado, o construido, por amplios auditorios populares, inventando una tradición ajena a aquella que, centrada en los héroes patricios, el Estado proponía. Así, la política, bajo la forma de la relación con el aparato estatal y con los partidos, las intervenciones de los hombres de letras, las reinterpretaciones ensayadas por públicos amplios, apa­ recen una y otra vez analizados en los capítulos que siguen, pero no como factores del todo ajenos al proceso de profesio­ nalizaron, sino entramados con él. Resultado, entonces, de nuestro quehacer como investi­ gadores y docentes de la universidad pública, también estos trabajos exhiben, inevitablemente, los indicios de sus condi­ ciones de producción, y seguramente lleven en ellos las hue­ llas de nuestras propias convicciones acerca de las tareas que nos competen como historiadores, A la vista de la agen­ da de problemas que aquí analizamos, quizá sea ocioso insis­ tir en que, tal como las concebimos, ellas siguen formando parte de una empresa cultural cuyo escenario es más amplio que el de la academia. PRIMERA PARTE 1. EL SURGIMIENTO DE LA CRÍTICA Alejandro Eujanian Desde comienzos del siglo xx el debate que protagoniza* ron Bartolomé Mitre y Vicente Fidel López en los primeros años de la década del ochenta del siglo anterior fue concebi­ do como un punto de inflexión en el desarrollo de la incipien­ te historiografía argentina, respecto del cual los historiado­ res consideraron necesario fijar una posición. Para aquellos que centraron sus expectativas en la profesionalización de la disciplina, Mitre parecía ofrecer una alternativa más ade­ cuada, fundamentalmente, por el énfasis que había puesto durante la disputa en la crítica de documentos. A partir de ese momento se vulgarizó la idea de que en la polémica se había producido el enfrentamiento entre una historia erudi­ ta y una historia filosófica ajena a los requisitos de una dis­ ciplina científica. Requisitos que sólo retrospectivamente y de manera anacrónica se podían suponer consensuados ha­ cia 1880. Además de analizar, una vez más, los tópicos sobre los cuales giró tal polarización, es nuestra intención determi­ nar el rol que la crítica cumplió en el proceso de conforma­ ción de un campo profesional en la historiografía argentina a partir de las últimas décadas del siglo XIX. Concentraremos nuestra atención, en este capítulo, en la etapa caracterizada por la emergencia de la crítica histo- riográfica en nuestro país, que abarca las polémicas que en­ frentaron a Bartolomé Mitre y Dalmacio Vélez Sarsfield en 1864 y la que, entre 1881-1882, opuso a Bartolomé Mitre y a 17

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