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¿Pescadores de hombres o fundadores de Imperio? El Instituto Lingüístico de Verano (ILV/ SIL) en América Latina PDF

512 Pages·1985·3.508 MB·Spanish
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David Stoll • ¿Pescadores de hombres o fundadores de Imperio? • El Instituto Lingüístico de Verano en América Latina • Traducción de Flica Barclay • Edición digital publicada en 2002 por nódulo siguiendo la edición de Quito 1985 • Esta obra fue publicada en inglés en 1983 por Zed Press (Londres) y Cultural Survival Inc. (Cambridge, Massachusetts, EE.UU.) • La edición en español de Ecuador 1985 fue editada por DESCO, Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo, con el patrocinio de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP, Lima, Perú), el Centro de Investigación y Educación Popular (CINEP, Bogotá, Colombia), el Cultural Survival Inc. y Ediciones Abya-yala (Quito, Ecuador). Índice Presentación (del editor de 1985), 7 Prefacio, 15 Capítulo I La muerte de un traductor de la Biblia, 17 El poder de la Palabra, 20 El avance evangélico en América Latina, 26 La paz americana y las luchas clientelistas, 30 Hacerse todo a todos, 33 Interpretaciones populares de la traducción bíblica, 37 Capítulo II El fundador en Guatemala, 41 Venga a nosotros tu reino, 45 La Gran Tribulación, 48 Progreso, sistema de cargos y protestantismo, 56 El método lingüístico, 65 Somos cristianos ahora, Señor, 70 La Biblia como arma, 74 El éxtasis de los santos, 79 ¡Hoy en día existe libertad en Guatemala!, 82 La revolución espiritual: dejad que Dios libre nuestras Batallas, 88 La revolución espiritual: somos un pueblo explotado, 91 El Día del Juicio en la zona de los generales, 94 Capítulo III De México a Vietnam, 99 El milagro de Tetelcingo, 103 El Señor mismo no contó toda la historia, 112 Mr. Townsend va a Washington, 125 Los buenos vecinos van a Vietnam, 134 Cerrando los ojos en las Filipinas, 143 Capítulo IV El Instituto Lingüístico en el Perú, 149 Los sostenedores principales, 159 El misterioso «Wicleffe», 167 El fundador compone su halo, 170 Las escuelas bilingües, 175 Los apóstoles indígenas, 184 Cultura y fe, 191 Guerra espiritual, 198 Capítulo V El Instituto Lingüístico en el Perú (segunda parte), 205 Guías espirituales para los colonos, 211 Cushillococha, 215 ¿Quién predica la palabra de Dios por aquí?, 221 La conciencia de la burocracia, 228 En busca de una nueva justificación, 232 Capítulo VI El Instituto Lingüístico en Colombia, 241 Abriendo la puerta, 243 Planas y el CRIC, 250 El Vaupés, 255 La apelación al Estado, 262 Nos van repartiendo entre institutos, 264 Poder oculto, 268 El reino de Satán, 274 La Sierra Nevada, 278 Una bala terrorista izquierdista, 283 Capítulo VII Teoría de la conspiración y expansión del Estado, 289 Dios interviene en el Perú, 294 El trigésimo quinto aniversario del ILV Perú, 303 Ecuador, 309 Coroneles para Cristo en Bolivia, 318 Brasil, 322 Panamá, 327 México, 328 Los indigenistas dicen adiós, 339 Capítulo VIII El Centro Internacional de Lingüística, 343 Id a cada nación, 349 India y Nepal, 350 Africa, 352 Papúa Nueva Guinea, 355 Indonesia, 355 Asia post-Vietnam, 358 Latinoamérica y el mundo, 360 Lingüística y alfabetización, 362 Finanzas de la fe, 377 Las bases y los miembros, 383 Renovación carismática, 391 Capítulo IX Los huaorani van al mercado, 401 Los mártires de Playa Palma, 404 La conversión de Dayuma, 411 La fundación de Tigüeno, 415 Las reubicaciones, 420 Zona de protección y búsqueda de libertad, 430 El ILV envía a un antropólogo, 437 Nampa, 441 Raquel Saint reubicada, 444 El Santuario de Playa Palma, 446 Aucas auténticos y malogrados, 451 Cuadros, bibliografía, &c. Cuadro nº 1. Campos del Instituto Lingüístico, 457 Cuadro nº 2. Divisiones nacionales de Wycliffe, 461 Cuadro nº 3. Idiomas y personal 1982, 463 Bibliografía, 465 Patrocinadores (de la edición de 1985), 491 [Mapas] © 1982-2002 David Stoll • © 2002 www.nodulo.org Presentación del editor de 1985 Con verdadero interés y satisfacción ponemos a disposición del lector hispanohablante el más completo estudio realizado hasta hoy sobre el Instituto Lingüístico de Verano, bajo cuyo nombre despliega sus actividades el «Wycliffe Bible Translators», organización misionera evangélica. Con ramificaciones en más de 40 países –12 sólo en América Latina– que cubren los cinco continentes, el ILV –las siglas con que se le conoce– ha suscitado, en sus ya largos años de existencia, apasionadas polémicas que han culminado con su expulsión de algunos países. Fishers of men or founders of Empire es el estudio detallado de las actividades del «Wycliffe Bible Translators», y de las controversias a que ha dado lugar la presencia en nuestros países de esta organización misionera, cuya finalidad expresa es la de preparar las condiciones para la segunda venida de Cristo al mundo, mediante el empleo, como instrumento de catequización, de la traducción del Nuevo Testamento en todos los idiomas de la tierra. El libro del antropólogo David Stoll muestra cómo el WBT encubre su credo fundamentalista con la académica denominación de Instituto Lingüístico de Verano, nombre con el que suscribe convenios con los gobiernos del Tercer Mundo. Ingentes recursos financieros y una tupida red de transporte aéreo, comunicaciones radiales y computadoras, han sido puestos a disposición de sus 4.300 adherentes –la mayor parte de ellos norteamericanos– en todo el mundo; recursos de los que se han servido para penetrar en 900 idiomas de tribus y grupos campesinos, en lo que constituye la mayor empresa de intervención lingüística jamás conocida en la historia. David Stoll hace un recuento de la historia de las actividades del WBT-ILV. Pone al descubierto sus bases financieras y de entrenamiento en los Estados Unidos; sus métodos de operación; las políticas de alianzas que [10] ha establecido con los regímenes reaccionarios en el Tercer Mundo y con el gobierno norteamericano. Investiga, en particular, el impacto de su acción proselitista en las poblaciones donde opera, así como las controversias que su intervención ha desatado en los países de América Latina. A las acusaciones de que su acción está encaminada a la disolución de las culturas. indígenas, y de estar al servicio del imperialismo norteamericano, el WBT- ILV responde con el argumento de que los opositores a la evangelización que lleva a efecto con medios de sofisticada tecnología y con el padrinazgo de los gobiernos, forman parte de un complot comunista de inspiración satánica. Esta investigación es el fruto de siete años consagrados por el autor a pesquisas meticulosas (que incluyen la revisión de documentos internos del gobierno de los Estados Unidos, posible gracias a la Ley de Libertad de Información), así como de sus numerosos y prolongados viajes realizados por América Latina. DESCO, Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo, edita el presente trabajo con el patrocinio de la Asociación de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP, Lima, Perú), el Centro de Investigación y Educación Popular (CINEP, Bogotá, Colombia), el Cultural Survival Inc. (Cambridge, Massachusetts, Estados Unidos) y Ediciones Abya-Yala (Quito, Ecuador), porque considera que permite esclarecer no sólo el quehacer del ILV en el país, sino también sus lazos y relaciones con la política del gobierno norteamericano, ocasionando una intromisión ideológica-cultural de consecuencias negativas para nuestra población aborigen y para la sociedad latinoamericana. Reiteramos a las instituciones patrocinadoras el agradecimiento por haber hecho posible esta edición, ya que con ello contribuimos a que nuestras nacionalidades no continúen propiciando, bajo pretexto de evangelización, la disolución cultural de las poblaciones nativas. Prefacio del autor Poco antes que la edición inglesa de este libro entrara en prensa, en abril de 1982, su personaje principal moría tranquilamente no lejos de su hogar de Carolina del Norte. William Cameron Townsend tenía ochenta y cinco años. Los conflictos en torno a la organización que él fundara, conocida según fuera el caso como el Instituto Lingüístico de Verano (ILV) o Traductores Wycliffe de la Biblia (TWB), seguramente habrán de continuar. Pero desde 1975-77 cuando se realizó la mayor parte de las entrevistas para esta obra, y desde 1981 cuando ésta tomó su forma actual, el contexto de estos conflictos ha continuado cambiando, a veces de manera dramática. En Guatemala, el régimen del general evangélico Efraín Ríos Montt (marzo 1982 - agosto 1983) logró revertir la marea de la revolución Maya, tal vez sólo temporalmente y menos a través de las iglesias protestantes guatemaltecas que a través de la eficiente aplicación de la violencia contrainsurgente. En Colombia, el gobierno del presidente Belisario Betancur (1982-) creó una inesperada apertura política, algo no reflejado en el negro retrato pintado aquí bajo el gobierno anterior. Salvo estadísticas y notas ocasionales, el texto no ha sido actualizado hasta 1984. Distintas partes han sido reeditadas, sin embargo, para mayor claridad. El primer capítulo presenta la preocupación central de este trabajo, las controversias en torno al ILV/TWB en América Latina. Los Capítulos II, III y IV exploran los años formativos del grupo en Guatemala, México y Perú. Sus raíces en el milenarismo norteamericano, sus alianzas políticas (con una excursión al Sudeste Asiático), su programa en el altiplano centroamericano y en la selva amazónica son allí dibujados. Los próximos tres capítulos describen los conflictos que surgieron alrededor de la organización desde fines de los años sesenta en el Perú, Colombia, Ecuador, [16] Brasil y México. El capítulo VIII reseña las actividades del ILV/TWB en Africa y Asia, su calificación técnica, su base financiera en los Estados Unidos, el cuerpo de miembros y su respuesta a su crisis en América Latina. El último capítulo relata el surgimiento y caída de la más famosa misión Wicliffe, entre los Aucas o Huaorani del Ecuador. Lo que sigue ha sido posible gracias al trabajo de muchas más personas de las que es posible nombrar. Debo agradecer en especial a la Louis M. Rabinowitz Foundation de Nueva York, por auspiciar etapas intermedias de la investigación; a Víctor Daniel Bonilla por aceptar la adaptación del título de su obra ¿Siervos de Dios o amos de indios?; a Zed Press de Londres, por publicar la versión en inglés; y a Cultural Survival de Boston, Massachusetts, no sólo por apoyar esa edición, sino por auspiciar la presente traducción. Esta edición no hubiera sido posible sin el apoyo de Susan, mi esposa, quien me respaldó financiera y moralmente aun durante mis prolongadas ausencias; Frederica Barclay, quien toleró por lo menos cuarenta preguntas mías por página mientras realizaba la traducción. O finalmente sin el apoyo de DESCO, AIDESEP, Editorial CINEP, Ediciones Abya-Yala y otras instituciones como Gesellschaft für bedrohte Völker, que en una coyuntura más bien difícil lograron hacerle un lugar en su presupuesto. Este libro va dedicado a la lucha de todos estos compañeros. Lima, abril de 1984 La muerte de un traductor de la Biblia El Señor –los amigos de Chester Bitterman se dieron cuenta después de su muerte– lo había estado preparando desde un principio para este trance. Dos días antes de su secuestro, ¿no había mencionado que tal vez fuera necesario que alguien muriese para llevar la palabra de Dios a los indígenas de Colombia? «Sé que esa era la misión que Dios le había reservado a Chet» –declaró su viuda. «¡Era un elegido!»{1}. Bitterman había sido elegido para ser mártir. Cuando los secuestradores le dispararon al corazón el 7 de marzo de 1981, le concedieron un honor que antes sólo había estado reservado a los misioneros católicos, a quienes los gobiernos habían eliminado por protestar contra el terrorismo de Estado. Los protestantes evangélicos norteamericanos raras veces han cometido ese delito: además de aconsejar a los conversos que eviten la política, muchos sienten la necesidad de revelarles la unidad mística existente entre los movimientos de protesta y el demonio. Se afirmaba ahora por primera vez que los guerrilleros latinoamericanos habían asesinado a un misionero por pertenecer a un supuesto frente constituido por la CIA. La organización de la que Bitterman formaba parte, los Traductores Wycliffe de la Biblia, es una de las más grandes entre centenares de empresas norteamericanas dedicadas a evangelizar el mundo. Al presente ritmo, el número de misioneros protestantes evangélicos que provienen de los Estados Unidos se duplicará en la próxima década, llegando a unos ochenta mil{2}. En aquella expedición, el papel de Wycliffe era traducir el Nuevo Testamento para los pueblos donde la palabra de Dios no había llegado. [18] Esta tarea se ha convertido en la operación lingüística más ambiciosa del mundo. Al ritmo actual de avanzar a un nuevo idioma cada diez días, en 1984 el misionero número cinco mil de Wycliffe debería estarse ocupando de su idioma número mil{3}. En aquella expedición esperaban cumplir con la Gran Comisión –«Id y ganad discípulos en todas las naciones»– para fines de este siglo{4}. Muchos miembros creen que cuando hayan surgido iglesias en todos los pueblos, Jesucristo volverá para reinar sobre la tierra durante mil años. Mientras el Señor tarda en llegar, sus emisarios se ven involucrados en los grandes movimientos sociales de nuestro tiempo. Estableciendo vínculos que van del nivel local al internacional, las misiones cristianas cubren necesidades que no pueden satisfacer los gobiernos. Aun en aquellos lugares donde las misiones ya no gobiernan reinos de Dios en la tierra, ejercen autoridad espiritual en terrenos disputados. En una época en que la religión demuestra una gran capacidad para movilizar a los pobres, las misiones están atentas al pulso de la revolución social. Como pocos otros foráneos en el Tercer Mundo, los misioneros poseen aquí en la tierra, el poder de apoyar o impedir, bendecir o condenar, la lucha por un mundo mejor. Es este el enfrentamiento que le costó la vida a Chester Bitterman. Las lenguas que Wycliffe estudia son habladas por cazadores y agricultores indígenas. Son codiciadas tanto sus tierras como sus almas, pero los indígenas están organizándose para su defensa y, desde el punto de vista de los grandes poderes de este mundo, están listos para la subversión. En las ondulantes praderas del Este de Colombia, donde Wycliffe sepultó a su traductor, los guerrilleros, los narcotraficantes y las tropas gubernamentales se disputan las ganancias y la supremacía. Mientras los ganaderos invaden tierras indígenas y las empresas norteamericanas descubren petróleo, misioneros que profesan ideologías hostiles compiten por ejercer influencia sobre indígenas que se vienen organizando en cooperativas, congregaciones y consejos. Aquí y en otras regiones indígenas de América Latina, Wycliffe ha diseminado misioneros lingüísticos en 360 idiomas, apoyado por su propia red de aviación y radio, y patrocinado por los gobiernos. Si bien ha perdido algunos convenios oficiales que tal vez no logre recuperar, y ha conservado otros gracias a lo que considera intervención divina, a mediados [19] de la década del setenta Wycliffe era una dependencia oficial de los gobiernos de México, Guatemala, Honduras, Panamá, Surinam, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Brasil. A menos que todas las órdenes misioneras de la Iglesia Católica sean consideradas como una sola, ninguna otra organización transnacional superaba su influencia entre los indígenas. Ninguna podría competir con su sistema logístico, sus conexiones oficiales y su dominio de las lenguas nativas. Tampoco organización alguna chocaba de manera tan espectacular con los nuevos movimientos políticos indígenas ni con el nacionalismo latinoamericano. Es así que los lazos que unían a este imperio con pueblos nativos y gobiernos comenzaban a resquebrajarse. Para los benefactores de los indígenas, la década de los setenta resultó competitiva. Después de haber abierto terreno para muchas de las reivindicaciones indígenas, los misioneros e indigenistas se encontraron atrapados entre militantes indígenas y gobiernos atemorizados, a menudo brutales. Los convenios gubernamentales que Wycliffe poseía, así como su teología fundamentalista, pusieron al grupo en una situación particularmente incómoda. Pensando antes que nada en la eternidad –¿Irían sus protegidos al cielo o al infierno?–, los traductores continuaban utilizando los idiomas de los pueblos nativos para combatir sus tradiciones religiosas. Mientras muchos indígenas buscaban unidad alrededor de estas tradiciones, tratando así de superar sus diferencias, Wycliffe se propuso apartar a los que se habían salvado de aquéllos que seguían condenados. Para defenderse, algunos indígenas desafiaban a sus gobiernos; Wycliffe, en cambio, consideraba que los indígenas debían obediencia a sus patrocinadores oficiales ya que actuaban por mandato divino. Fue así como los traductores de la Biblia comenzaron a ser tema cotidiano de las agendas de los congresos indígenas, por considerárseles una amenaza a su unidad, su tierra, su cultura y su liberación. A medida que las agrupaciones indígenas se declaraban en abierta rebeldía, vacilaban, o simplemente se mostraban como presa fácil, adquirieron nuevos matices las luchas de clientelismo: es decir, las luchas incesantes entre grupos externos por conseguir la adhesión de los indígenas y el respaldo oficial. Mientras Wycliffe continuaba proclamando su lealtad al viejo régimen, algunos de sus rivales empezaban a apoyar las tradiciones indígenas y la defensa militante de su tierra. Una nueva generación de evangelizadores, indigenistas, revolucionarios y agencias gubernamentales invadió las comunidades nativas, empeñados todos ellos en reclutar a los indígenas para proyectos contradictorios. Nuevas alianzas entre indígenas y sectores de la sociedad colonizadora entraron en competencia con las antiguas. [20] En esta nueva época, las luchas clientelistas encendieron la ira nacionalista que empezó a sacar a Wycliffe de sus fortalezas estatales. Los conflictos entre traductores e indígenas se entremezclaron con las luchas por el poder entre Wycliffe y otros benefactores de los indígenas: comités universitarios, periodistas y políticos se hicieron eco de estos conflictos y advirtieron a la nación sobre su gran peligro. La ambigüedad de Wycliffe, su influencia divisionista en muchas comunidades nativas, y la defensa que hacía de sus convenios en los altos niveles del Estado, alimentaron la sospecha. En un país tras otro, los antiimperialistas acusaban al grupo de destruir la cultura indígena, buscar minerales y frenar las movilizaciones políticas. Para Wycliffe, las controversias eran obra de antropólogos y marxistas, probablemente organizados desde La Habana y, con toda seguridad, dirigidos por Satanás, con el fin de expulsar la obra del Señor del territorio indígena y fomentar la subversión. En esta guerra entre teorías conspiracionistas de la izquierda y la derecha, lo que está en juego es la influencia entre los pueblos nativos y el camino que éstos toman para defenderse. Pero hay otra contienda indirecta en las persecuciones

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