Palabras liminares “Yo escribo para que ustedes sepan, para que comprendan, grito para que me oigan, voy adelante para mostrarles el camino.” Flora Tristán A las mujeres de mi generación nos impactó el grito en el que Flora Tristán abrió camino y despertó esperanzas; otras habían luchado antes que no- sotras, en condiciones más difíciles, y lograron hacerse escuchar. Lo que más nos atrajo de Flora fue su rebeldía como mujer y la radicalidad democrática de su palabra por la justicia social y de género, contra la exclusión y la explotación. Es en esta doble vertiente emanci- patoria donde se encuentra el aporte fundamental de Flora Tristán. Dio nombre a lo que no tenía nombre: violencia doméstica y sexual, viola- ción en el matrimonio, derecho a una maternidad decidida, derecho al divorcio. Y también le puso nombre y rostro a la explotación de la na- ciente clase obrera, del capitalismo industrial europeo de comienzos de siglo XIX. Paseos en Londres fue el primer libro que dio a conocer la si- tuación de la clase obrera en Inglaterra y mostró, en ese estado, a toda la clase obrera europea. Mirar su vida —y la de las/los demás de su condi- ción— alimentó su propuesta libertaria y transgresora. Lo privado fue para ella político, dando un contenido mucho más amplio a los espacios de transformación. Lo subjetivo en Flora es de importancia vital, pues es desde sus múltiples identidades —como mujer, como obrera, como madre, como trabajadora, como desheredada, como paria— que es capaz de elabo- rar una propuesta política que recupera la complejidad y las múltiples simultaneidades de la transformación social, que muchos libertarios y socialistas de su época —y de la nuestra— no alcanzaron a entender. Visionaria y activista del internacionalismo, viajó y se conectó con intelectuales y trabajadores de numerosos países. Tal internacionalismo impactaría también a las escritoras peruanas del siglo XIX, quienes la recuperaron, la criticaron, la admiraron por su libro Peregrinaciones de [11] 11 una paria, el cual leyeron en francés porque no existía traducción al es- pañol. La visión de Flora también fue radicalmente laica: exigía que las ciudadanías se desplegaran sin tutelas religiosas. Transcurrido más de un siglo y medio desde su desaparición física, ella sigue simbolizan- do a todos/as aquellos con los cuales nuestras democracias tienen deu- das y heridas que cerrar. Entonces, ¿cómo no vindicar su nombre, como una forma de asumir su propuesta? Esta Flora Tristán personaje inspiró la creación de Flora Tristán ins- titución, e inspiró la construcción del movimiento feminista en el Perú desde fines de la década de los setenta del siglo pasado. Y si bien ya había comenzado a ser recuperada con Magda Portal en Flora Tristán, la precursora (1945 y 1983) y Flora Tristán, una reserva de utopía (1985), así como con Luis Alberto Sánchez en Flora Tristán, una mujer sola contra el mundo (1987), era también una forma de saldar una deuda con ella. El Perú marcó un hito en su conciencia de paria, pero también en su militancia política feminista, clasista e internacionalista. El feminismo en el Perú, alimentado por Flora Tristán institución/ movimiento en colectivo y muchas otras iniciativas semejantes, fue ex- presión de aquello por lo que ella y otras de su época lucharon. Mucho se ha avanzado en el Perú desde que Flora Tristán persona- je se lanzara a esta incansable lucha. Mucho, sin embargo, sigue sien- do igual de múltiples formas. Sus batallas en contra de la violación en el matrimonio, por una maternidad libremente decidida, una sexuali- dad libremente elegida, por la justicia económica, siguen siendo parte de las agendas feministas y democráticas del nuevo milenio en el Perú. Sólo que esta vez somos más, muchas más, potenciadas y conectadas en un mundo globalizado. Y eso es, sin duda, una ganancia de la que Flora Tristán personaje, por su inspiración, y Flora Tristán centro, por su capacidad de intervención, también forman parte. La publicación de Peregrinaciones de una paria, conjuntamente con el Fondo Editorial de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, a la par que un homenaje, pretende hacer llegar a las nuevas generaciones el pensamiento plenamente vigente de una mujer que buscó lo que toda- vía representa un objetivo en la humanidad: una sociedad democrática y justa en la que sea posible el desarrollo y la felicidad de las personas. Virginia Vargas Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán 12 Prólogo Flora Tristán y Paul Gauguin* El tema de la libertad es tan amplio, tan rico, tan diverso, que en verdad se puede hablar de él tocando todos los temas. Porque de- trás de todas las experiencias humanas está la libertad, o la falta de libertad, o el sueño y el apetito de libertad. Un ensayista que yo admiro mucho, Isaiah Berlin, dice en uno de sus libros que él ha filiado hasta cuarenta definiciones diferentes de la palabra liber- tad. Por eso, quizá en vez de hablar de la libertad en abstracto, como un concepto filosófico o jurídico, o político, o social, sea pre- ferible, para sentirlo más cerca, más inmediato a nuestra experien- cia, referirnos a él de una manera concreta, y a través de unos se- res humanos específicos que gozaron de la libertad o no la tuvie- ron y lucharon por tenerla. He elegido a dos personajes históricos con los que he estado conviviendo estos últimos años, porque son los protagonistas o, más bien, los inspiradores de los protagonis- tas de una novela que llevo escribiendo y que tiene como tema pro- fundo el de la libertad. O mejor, la ambición, el apetito desmesura- do, en el caso de los dos, de alcanzar y de gozar de una libertad plena y absoluta. Esos personajes se llaman Flora Tristán, que no es tan conocida, por desgracia, y su nieto, que sí es muy conocido, el pintor impresionista Paul Gauguin. Flora Tristán y Paul Gauguin cubren todo el siglo XIX. Un si- glo que, entre otras cosas, fue el de las grandes utopías libertarias. * Este texto es una transcripción de la charla que tuvo lugar en Las Palmas, Islas Canarias, el 9 de mayo de 2002. La misma no se realizó sobre la base de un texto escrito, sino a partir de las notas de su autor (N. del E.). [13] 13