Description:La verde y dilatada pradera a cosa de una milla del poblado, parecía hervir en astados. Cuatro importantes rebaños de cornúpetas habían llagado aquella mañana a las puertas del bronco y bullicioso Abilene y sus dueños, así como el duro peonaje, esperaban impacientes la hora de poner a subasta los hatajos, para recobrar su libertad de acción y poder gozar a sus anchas de los buenos puñados de dólares bien sudados, en un esfuerzo tremendo a través de dos meses de alucinante ruta desde el propio San Antonio. Al Norte, los amplísimos corrales que se dilataban en una gran extensión, estaban casi abarrotados de astados que esperaban la hora del sacrificio. El matadero resultaba pequeño y pobre para eliminar tanta res como iba llegando y enviarla a Chicago, donde toda la carne exportada les parecía siempre poca.