Pensamientos sobre el Perú. Lorente, Sebastián, 1813-1884. Lima, Tip. de la Voz del pueblo, 1855. https://hdl.handle.net/2027/yale.39002085760545 Public Domain http://www.hathitrust.org/access_use#pd We have determined this work to be in the public domain, meaning that it is not subject to copyright. Users are free to copy, use, and redistribute the work in part or in whole. It is possible that current copyright holders, heirs or the estate of the authors of individual portions of the work, such as illustrations or photographs, assert copyrights over these portions. Depending on the nature of subsequent use that is made, additional rights may need to be obtained independently of anything we can address. Lorent e, Seosstian Pensamientos sobre el Pera. Liras, 18: Perii _Ek£ L 655 <tftfte& Jfr" -^ EXftil^f^ } hiraÍí^mgham g South Amarinan Exploration Fund Yale University. m ÉSA! SOBRE EL PERÚ, J'OK SEBASTIAN LORENTE. -^LIMA^- ^.TIFOftRAFIA BELATOZDEL PUEBLO- Bought oí F. Pérez de Velase© October 1912. »ev\x EVA- ^.VAJ^. ESTÉNSION DEL PERÚ. No es fácil formar una idea ni aun aproximada de la vasta estension del Perú; nuestra valuación seria muy diminuta si juzgásemos por los grados de longitud y latitud que abraza. El terreno se eleva á tanta altura y las quebradas son tan pro fundas y tan continuadas, que donde la superficie debia ser de algunas varas cuadradas, se estiende á millas enteras. Se dice que en tiempo de los In cas para multiplicar el terreno cultivable se ha cían grandes escavaciones: la naturaleza lo habia hecho antes que el arte y en mas vasta escala. Merced ásusincalculables aumentos de superficie, el Perú ofrece á la agricultura un inmenso suelo que no podia esperarse por los dilatados espacios 4 . FfiNSAMIEXTOS que roban los inflamados arenales, la's alturas he ladas y las selvas impenetrables. Por las prolonga das desigualdades del país y por las" enormes des viaciones de los caminos engañan en extremo las distancias de los lugares. Están en un mismo pa ralelo, apenas se diferencian en un grado de longi tud, y sin embargo para llegar de uno á otro es necesario andar cuarenta y mas leguas. Salimos de un pueblo desde el que estamos viendo el otro donde vamos á pernoctar, creíamos que en una ó á lo mas en dos liaras habríamos terminado lajor nada, y nos sorprende la noche antes que logremos el descanso deseado ya por la molestia de las ba jadas, por lo escabroso del terreno y por lo tortuo- sp dej sendero, VARIEDAD DE REGIONES. Por su rica variedad de regiones el Perú pudie ra considerarse mats bien que como un país único, como países diferentesseparados entre sí por lar gos intervalos. En pocas horas pueden recorrerse multitud de climas que no es dado al europeo vi sitar en muchos meses. Casi se tocan las nieves perpetuas, la temperatura primaveral y los calores de Senegambia. La costa es una serie- de abrasados arenales interrumpidos por amenos valles. De ella se sube á la templada cabecera donde el terreno es sumamente quebrado alternando lasprofundas hon donadas de una vegetacionabundante con alturas áridas como el desierto, ó cubiertas de tristísimos cactos y con otras que si pierden su brillo en la es- J SOBRE EL PiáRü. tacion seca, ostenían con las lluvias floridos bosques en los costados y ricas praderas en la parte plana. De la cabecera se trepa á la región de las cordille ras, lugares de precipicios, lagunas y nieves entre cuyas espansiónes se encuentran las rígidas punas ylos embelesadores valles de la sierra. Descién dese de las cordilleras á la ceja de montaña casi siempre nebulosa, mas agria pero incomparable mente mas fértil que las cabeceras. Y de ella se llega á la montaña real cuyos bosques son el lujo de la vida y cuyos rios ostentan la magestad del Altísimo'. EL DESIERTO. La costa del Perú es undesierto estrecho de mas de seiscientas leguas de largo; susnumerosos valles solo pueden considerarse como otros tantos oasis. A veces la marcha por laárida llanura es deliciosa. Una niebla benéfica veía los rayos del sol,ó la luna clara como la luz del dia permite caminar con el fresco ,de noches apacibles; por la suavidad del piso y la dulce temperatura un generoso alaban puede hacernos devorar las distancias corriendo mas de tre,s, leguas por hora. Apenas salimos de una cuando entramos en otra isla de verdura;, pro longándose las lluvias de la sierra visten las lomas conajfombras de amancaes y mil flores de ma^icqs delicados.que .forman un paisage encantador ; una sombra verde, se extiende á lo lejos para ocultar la desnudez del suelo.: innumerables reses la ; pacen, aljofarada yerba sin necesidad de nadie las 6 PEN^AMIEIÍT.CS cuide, y por sí mismas bajan al abrevadero ála hp- ra acostumbrada : canoros pajarillos^ animan la es-; cena ; la inmediación de la playa permite gozar del mar al mismo tiempo que se goza de la tierra; el alma se extasía al contemplar lainmensidad del líquido elemento que ya aparece terso como un es pejo, ya se alza á las nubes o baja á los abismos agitado como el torbellino ; sus olas á veces caen con espantoso estruendo contra enormes rocas, á veces se deshacen en bella espuma cuya blancura, oscurece la nieve : los delfines juguetean en tro pel como si celebrasen la serenidad, la ballena es como un monte que saltase junto con lasviolentas oleadas ; los lobos marinos son los monstruos que abortan las tempestades; graciosas avecillas recor ren la humedecida arena yendo y viniendo con la ola; las aves huaneras forman ejércitos alados que están desfilando muchas horas; las aguas arro jan árboles y otros despojos de los rios, como si quisieran resarcir la esterilidad del desierto. Si trepando á un alto cerro que interrumpe la llanura desaparece el océano, las conchas y otros restos marinos nos revelan que en siglos remotos fué hon do mar la que hoy es seca cumbre ; y la mente se transporta áaquellos dias tempestuosos en que los Andes se levantaban del fondo de las aguas co mo se alza la espuma del licor que fermenta". Mas ah! cuan caro paga estosinstantes de placerel que se ve obligado á viajar muchos dias por la arenosa pampa; se abrasa con el calor del sol, y apenas ha principiado ágozar de las frescas tinieblas cuando el viento húmedo le penetra mas que los hielos de la puna; fatígale el piso sin consistencia, y cuando É6BRÍ BL PB1ÉTJ. 7 ha de deslizarse por él deleznable médano, teme sepultarse en laarena ; es verdad que no corre ries go de ser acabado por el terrible simoún de Sahara, pero no es raro que unaire ligero le azote sin des canso con inflamadas arenillas. Si las ilusiones del terreno que reverbera ó las sombras de la noche llegaron á extraviarle, ninguna señal salvadora, ninguna huella de animales d de hombres le trae rán albuen camino, y es triste, tristísimo el destino del qué espira en el desierto. Yo le he tocado de cerca seis dias vagué poresas regiones desoladas ; erk que no hay una gota de agua para templar la sed, ni una raíz para engañar el hambre, ni una planta que nos preservé del sol quemante : pro curaba desde luego internarme en la soledad porA que la descubierta llanura me ponia á merced de enemigos sin piedad que me habrían dado una muerte vergonzosa; más cuando nie fáltd lá orina para' humedeced los labios, cuando la sequedad lla gó mi lengua, y mi cabeza ardía, ymi anhelosa res piración era de fuego; escalé Solícito las alturas, y cambiando los nombres dé las cosas invoqué á mis perseguidores como á generosos amigos; lámuer te que me hubieran dado, era para mí una existen* cia deliciosa junto á los horribles sufrimientos que anunciaban el término dre mis dias. Mil veces pedí áT Dios de bondad no se irritase contra mí sí bus caba en la dureza de una piedra que rompiese mi dolores;' cabeza, el fin de mis mil veces éscaté la tierra y creí haber hallado entre su frescura la paz de te tumba. Cuánto no sentí que mis flacáS ¡ fuerzas no me permitiesen llegar á la playa para tenderme cerca de las olas, y allí gozar un instan-