La «intelligentsia» rusa es una de las presencias claves, fundadoras, para entender la historia espiritual y política de Europa en la segunda mitad del siglo XIX. Tolstoi, Turgeniev, Herzen, explican —en ideario y en obra, en actitud vital— los perfiles de esa intensa revolución intelectual que preparó, en cierto modo, la liquidación del zarismo y la transformación radical del que llegaría a ser el primer país socialista del planeta. Sir Isaiah Berlin —una de las personalidades más brillantes del liberalismo contemporáneo— ofrece en este volumen (preparado por Henry Hardy y Aileen Kelly) un panorama completo y penetrante de esas extraordinarias figuras y su contribución indeleble al nacimiento de los tiempos modernos. Esta colección de ensayos constituye una de las más luminosas aportaciones a la historia de las ideas en la Rusia decimonónica y, en una perspectiva más amplia, es un libro esencial para estudiar las raíces de la modernidad. Por ello, C. M. Bowra señaló ya la «enorme influencia» de Isaiah Berlin en el pensamiento de nuestra época. 2 Isaiah Berlin PENSADORES RUSOS ePub r1.0 Titivillus 22.03.2020 EDICIÓN DIGITAL 3 Título original: Pensadores rusos Isaiah Berlin, 1978 Traducción: Juan José Utrilla Diseño portada: Titivillus Editor digital: Titivillus ePub base r2.1 Edición digital: ePubLibre, 2020 Conversión: FS, 2020 4 Índice de contenido LA COMPLEJA VISIÓN DE ISAIAH BERLIN PRÓLOGO DEL AUTOR PRÓLOGO DEL COMPILADOR RUSIA Y 1848 EL ERIZO Y EL ZORRO HERZEN Y BAKUNIN, Y LA LIBERTAD INDIVIDUAL UNA DÉCADA NOTABLE I. EL NACIMIENTO II. EL ROMANTICISMO ALEMÁN EN SAN PETERSBURGO Y EN MOSCÚ III. VISSARION BELINSKY IV. ALEXANDER HERZEN EL POPULISMO RUSO TOLSTOI Y LA ILUSTRACIÓN PADRES E HIJOS TURGUENIEV Y LA SITUACIÓN LIBERAL APÉNDICE Sobre el autor Notas 5 LA COMPLEJA VISIÓN DE ISAIAH BERLIN No busques soluciones en este libro: no hay ninguna. El hombre moderno carece por lo general de ellas. ALEXANDER HERZEN: Introducción a Desde la otra orilla. Para explicar la revolución rusa a Lady Ottoline Morrell, Bertrand Russell dijo que con todo lo aterrador que pudiera resultar el despotismo bolchevique, acaso fuera el tipo de gobierno más adecuado para Rusia: «se puede entender esto si se pregunta cómo gobernar a los personajes de Dostoievski». Los liberales de Occidente han coincidido, en buena medida, con esta opinión, sobre todo si se piensa en los «demonios» de la novela de Dostoievski: la intelligentsia radical rusa. El grado de alienación de estos hombres respecto a su sociedad y la repercusión que, a su vez, tuvieron sobre ella, constituye un fenómeno histórico casi sui generis. Sus dirigentes ideológicos integraron un pequeño grupo, con la coherencia y pasión de una secta religiosa. Su ferviente oposición moral frente al orden establecido, su auténtico interés y compromiso con las ideas, su fe en la ciencia y en la 6 razón fueron factores que allanaron el camino de la revolución rusa y confirieron a estos hombres una gran importancia histórica. Empero, los historiadores ingleses y norteamericanos suelen referirse a ellos con una mezcla de condescendencia y aversión moral, pues las teorías que sostuvieron de manera devota y apasionada no fueron originales: las tomaron de Occidente y, con frecuencia, las comprendieron mal. Por otra parte, una fanática pasión por las ideologías extremas los hizo precipitarse, como a los «demonios» de Dostoievski, en una ciega autodestrucción que resultó igualmente demoledora para su país y para gran parte del mundo. La revolución rusa y sus consecuencias han contribuido a fortalecer la creencia, muy arraigada en los países anglosajones, de que el interés apasionado por las ideas es un síntoma de desorden moral y mental. Isaiah Berlín, uno de los pensadores liberales más destacados y lúcidos de este siglo, ha disentido firme y constantemente de estas ideas. Sus Cuatro ensayos sobre la libertad[1] son contribuciones de primera magnitud al estudio de los problemas fundamentales de la filosofía política. Su originalidad como pensador radica en una combinación de liberalismo inglés y un entusiasmo enteramente europeo por las ideas y sus efectos sobre la práctica política. Sus textos expresan la convicción de que los valores liberales se comprenden y defienden mejor si se trata de entender el papel de las ideas convertidas en acciones y, en particular, la atracción moral e intelectual que ejercieron las que Berlín llama «grandes visiones despóticas», tanto de la izquierda como de la derecha. El aporte principal de Berlín a la vida intelectual inglesa ha sido su oposición permanente a la indiferencia de Inglaterra ante los movimientos intelectuales de Europa en el último medio siglo. En conferencias y ensayos que han sido obras maestras de lucidez y claridad, 7 Berlín ha logrado familiarizar a un vasto público con las grandes tradiciones intelectuales europeas, con las ideas y personalidades de algunos de los pensadores más originales del mundo posrenacentista. Ahora, en los ensayos reunidos por vez primera en este libro, hace lo propio con el fenómeno de la intelligentsia rusa. Isaiah Berlín se acerca a la intelligentsia para conocer, en efecto, la forma en que las ideas han sido «vividas» como soluciones a exigencias morales. En contraste con la mayoría de los estudios relacionados con el tema —emprendidos para contemplar y evaluar soluciones políticas a la luz de circunstancias históricas— Berlín se preocupa, sobre todo, por los problemas de tipo moral y social que la intelligentsia se planteaba. Aun cuando sus ensayos sobre las cuestiones rusas se sostienen por sí mismos sin necesidad de anotaciones filosóficas o referencias cruzadas, constituyen igualmente una contribución al tema medular de todos sus escritos de historia intelectual. Su originalidad puede apreciarse mejor si se le inscribe en este más amplio marco de referencia. La preocupación central de Berlín ha sido ahondar en las preguntas fundamentales que condicionan para él la conducta moral del hombre: ¿Son todos los valores compatibles, sin distinción alguna? ¿Habrá una respuesta definitiva al problema de cómo vivir, o un solo objetivo humano ideal y universal? Dentro de la gran variedad de sus estudios, Berlín ha examinado las raíces históricas y psicológicas que determinan las visiones monistas y pluralistas del mundo. Considera que las grandes estructuras totalitarias edificadas sobre cimientos hegelianos y marxistas no son engendros terribles, sino consecuencias lógicas de una idea central en el pensamiento de Occidente: que hay una unidad fundamental en todo fenómeno, una unidad derivada de un propósito universal. Algunos monistas consideran que ese propósito 8 único puede llegar a descubrirse mediante la investigación científica, la religión o la metafísica y que una vez descubierto, dará al hombre la respuesta definitiva acerca de cómo vivir. A pesar de que las formas extremas de esta fe revisten una visión deshumanizada del hombre como instrumento de fuerzas históricas abstractas y han conducido a las perversiones más criminales en la práctica política, Berlin subraya que la fe en sí misma no puede descartarse como si fuese solo un producto de mentes enfermas, ya que es la base de toda una tradición moral y está enraizada en «una profunda e incurable necesidad metafísica», surgida de la sensación de ruptura interior que tiene el hombre y de la necesidad de recuperar la totalidad perdida. Este anhelo de absoluto expresa, frecuentemente, el apremio del hombre por soslayar la responsabilidad de regir su propio destino y transferirla a un todo vasto, monolítico e impersonal: «Naturaleza, historia, clase, raza, las ‘duras realidades de nuestro tiempo’, o la evolución irresistible de la estructura social que nos absorberá e integrará en su tejido neutro, ilimitado e indiferente que está al margen de cualquier evaluación o crítica y en contra del cual luchamos hasta nuestra absoluta destrucción». El hecho de que el pluralismo sea un fenómeno raro se debe, piensa Berlin, a que las visiones monistas de la realidad satisfacen necesidades humanas fundamentales. El pluralismo no debe confundirse con el significado que se le ha querido atribuir desde una postura liberal, a saber: que todas las posiciones extremas deforman los verdaderos valores, y que la clave de la armonía social y moral se halla en la moderación y el justo medio. El pluralismo concebido por Berlin es una concepción mucho más vigorosa y audaz intelectualmente: rechaza, en definitiva, todo criterio que sostenga la posible solución, a través de una síntesis, de todo conflicto de valores 9 y niega que todos los fines deseables puedan ser reconciliados. La naturaleza humana genera una diversidad de valores, sagrados y fundamentales que, sin embargo, se excluyen unos a otros sin que exista posibilidad de establecer una relación jerárquica objetiva entre ellos. En suma, la conducta moral supone la difícil alternativa de elegir entre valores incompatibles, aunque igualmente deseables, sin la ayuda de un criterio universal. Esta constante incertidumbre moral es, para Berlin, el precio que debe pagar el hombre por reconocer la naturaleza verdadera de su libertad: el derecho de cada individuo a decidir su propio destino frente a la dirección del Estado, la Iglesia o el Partido. Esto es de importancia capital si advertimos que las distintas finalidades y aspiraciones humanas no pueden evaluarse de acuerdo con un criterio universal, o subordinarse a algún propósito trascendente. Berlín sostiene que aun cuando estas opiniones, características de un pluralismo coherente, se encuentran implícitas en algunas tesis humanistas y liberales, pocas veces se enuncian expresamente, ya que su contenido constituye una seria amenaza para la vigencia de algunos de los principios fundamentales de la tradición intelectual occidental, los cuales se acatan ciegamente y sin discusión. En sus ensayos acerca de Vico, Maquiavelo y Herder, lo mismo que en su Inevitabilidad histórica, Berlín indica que los pocos pensadores que han tolerado el fardo de las consecuencias de una visión pluralista han debido cargar, igualmente, con la incomprensión de su obra y el menosprecio de su originalidad. En sus Cuatro ensayos sobre la libertad, Berlín afirma que las visiones pluralistas del mundo han nacido de la claustrofobia que aparece en períodos de estancamiento intelectual y social. Cuando un sentimiento intolerable 10