Description:Ante el centinela se detuvo un «auto», cerca de la alambrada, y los dos ocupantes del mismo se apearon, dando la consigna al oficial que salió a recibirlos, el piloto del bimotor de reconocimiento, dando un suspiro de alivio, tiró el cigarrillo a medio fumar. Eran exactamente las dos y treinta y cinco. La noche era oscura, tenebrosa; calmado el viento, todo hacía presagiar un vuelo normal. La pista estaba libre. El coche quedó allí mismo, con los faros apagados, en tanto el oficial acompañaba a los dos recién llegados. Uno de ellos vestía uniforme de las fuerzas armadas norteamericanas; el otro, un sencillo traje de paisano, oscuro. —Es la hora —dijo el primero—. No hay que perder tiempo.