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Para una historia de los pobres de la ciudad PDF

358 Pages·1988·12.071 MB·Spanish
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________ PARA UNA________ HISTORIA DE LOS POBRES DE LA CIUDAD VICENTE ESPINOZA EDICIONES SUR COLECCION ESTUDIOS HISTORICOS © Vicente Lspinoza t.. Agosto 1988 Publicado por Ediciones SUR Colección Estudios Históricos Román Díaz 199 ■ Santiago de Chile Inscripción N° 70.485 Fotografía portada: Familia Núfte? Aguilar, de la Población La Victoria* Año 1964 Album de la familia. Diseño Portada y Diagnmación: Juan Silva R. Edición a cargo de: Paulina Matu V. Impresión: ATO Lira 613* Foto 2222678 • Samugo IMPRESO EN CHILE/PRÍNTED 1N CHILE ¿Quién me ayudaría a desarmar tu historia antigua y a pedazos volverte a conquistar? Santiago del Nuevo Extremo I INTRODUCCION El objetivo de este libro es simple: mostrar que es posible construir una historia de los sectores populares urbanos de Chile durante el siglo XX. La historiografía tradicional -con la única excepción de José Ba­ rría- dejó de lado tanto la historia contemporánea como los sectores populares. Este libro se inscribe junto a los trabajos de quienes, desde diversas disciplinas, en los últimos años han buscado ampliar dicho hori­ zonte. La enorme conmoción que provocó el golpe de Estado de 1973, llevó a los pensadores honestos a plantearse una revisión de las categorías e interpretaciones dominantes en el sentido común intelectual. Entre ellas, cabe destacar aquellas que en la historia económica, política, militar, sindical, social o étnica, han buscado precisar la génesis de los grupos sociales actuantes en la realidad chilena. Intentos pioneros, las más de las veces. Esta, en particular, es la historia de un sector dominado: los pobres urbanos. Como tal, no puede ser escrita sino desde el punto de vista de ellos; vale decir, a partir de las acciones que los configuran como actores en conflicto. No se puede —a riesgo de traicionar la propia historia- deducir a los pobladores desde las instituciones políticas, las pautas del desarrollo urbano, la estructura económica o alguna otra esfera extema. Asumir el punto de vista de los dominados es simplemente constituir un grupo social como tal a partir de su propia acción histórica. Esto es lo que se hace en este libro. Las definiciones son actos arbitrarios que conviene dejarciaros desde el comienzo. Para hablar de poblador se ha preferido definirlo como 'productor de espacio urbano1. Esto implica excluir de entrada acciones ligadas a otras formas de consumo, notablemente las luchas contra la inflación, así como todos el ámbito de la vida comunitaria o dimensión cotidiana del pobre urbano. Más aún, el espacio urbano se especificó como aquél destinado a la vivienda. La lucha por la vivienda resultó una buena guía para armar esta historia. 9 La estructura del libro, si bien sigue una secuencia cronológica, ha privilegiadozel análisis de coyunturas en las que eventos específicos de producción del espacio urbano provocaron alteraciones en las pautas tra­ dicionales. Por supuesto, el tiempo histórico es mucho más complejo que una secuencia de coyunturas. El aislamiento de casos, sin embargo, per­ mite apreciar con mayor claridad la relación entre los grupos actuantes i en conflictos particulares. Si bien la ubicación de hechos en coyunturas históricas específicas implica una relectura de la historia, la interpreta­ ción global, el tiempo largo, está fuera de los objetivos de este texto. En el análisis de las coyunturas de producción de) espacio urbano se ha utilizado un esquema que privilegia la relación de los pobladores con la institucionalidad política. La dinámica de los conflictos muestra proce­ sos de constitución de identidad que sólo pueden ser realizados cuando se cuenta con una estructura adecuada de acción institucional. El eje de todos los análisis es la conformación del grupo a través de un conflicto y la recuperación de este accionar en diversas estrategias de conducción. Por ello, el libro se abre con el cuestionamiento más radical y salvaje de los pobladores a la institucionalidad, y se cierra con su incorporación a ella. El juicio sobre lo adecuado de estas estrategias o la generalización de ellas, es materia para ulteriores análisis. Por el carácter del análisis, se privilegió fuentes principalmente documentales: la prensa de la época, los debates parlamentarios y las publicaciones de los propios pobladores. Desde este punto de vista, este libro es un homenaje a la libertad de prensa y a la democracia chilenas. Se descartó el uso de fuentes testimoniales, más adecuadas a una his­ toria cultural y comunitaria, así como interpretaciones estructurales, más j * adecuadas al análisis de ciclos de larga duración. Las fuentes utilizadas se demostraron sumamente aptas para la inves­ tigación histórica. Los documentos de ios pobladores no sólo sirvieron para rescatar hechos no consignados en otros recuentos, sino que mostra­ ron la extraordinaria formalidad y complejidad de estos grupos. Los pe­ riódicos de la época ayudaron a reconstruir hechos con un alto margen de confiabilidad; en efecto, la presencia de medios de encontradas orien­ taciones impedía la ocultación y la mentira como prácticas. Finalmente, junto a los periódicos, el debate parlamentario fue una fuente inaprecia­ ble para la comprensión de las lógicas políticas presentes: lejos de consti­ tuir confrontaciones pintorescas e ideologizadas, revelaban partidos políticos informados y racionales en tomo a temas incluso circunstan­ ciales. En todos los documentos -y es natural que así sea- se transparenta una interpretación de los hechos. Sin embargo, siempre es posible dife­ 10 renciar hecho y voluntad, asumiendo esta última como parte de la visión estratégica de los agentes. El análisis de estas interpretaciones acentuó aquellas que buscaban orientar los conflictos, notablemente las de los destacamentos políticos comprometidos con los grupos populares. La lógica de otros actores aparece disminuida en el análisis, por cuanto se trata de lógicas de control social, que no son el foco de esta historia. Finalmente, es mi deseo agradecer a todos quienes creyeron posible escribir este libro: a mis amigos; a mis compañeros de trabajo. Sobre todo, a los propios pobladores, que con su acción constante en todos estos años me mostraron no sólo que es necesario contar esta historia, sino que además tiene sentido hacerlo. Vicente Espinoza E. 1987. Año Internacional de los Sin Casa Toronto, Canadá 11

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