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Para atrapar al marciano: Comunicación social y misticismo PDF

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lOué es esto del marciano? llnocente fantasía? lliteratura de ciencia ficción? Manejando rigor de análisis a la par de ironía, Marcos Winocur --profesor de posgrado de la UNAM, investigador de CLACSO, doctorado en la Sorbona-- lleva a cabo una original encuesta sobre los medios de comunicación social, que no podría ser más oportu na dada su creciente influencia en nuestra sociedad. El marciano --concluye el autor-- es ciertamente personaje prototípico de fantasía y ciencia fic ción, pero también algo más: una renovada forma de misticismo vertida dentro de nuestras cabezas vía televisión, periódicos, revistas, bestsellers, radio, cine y, con frecuencia, nutriéndose en tan sensacionalistas como falsas interpretaciones de los decubrimientos y aportes de la ciencia. Atra pemos entonces al marciano antes que el marciano nos atrape. lCómo? Pues ... leyendo este libro. COMUNICACION SOCIAL y MISTICIS.MO PARA ATRAPAR AL MARCIANO Marcos Winocur - EDITORIAL mCARTAGO MEXICO COMUNICACION SOCIAL Y MISTICISMO 5 Cuidado de la edición Mario Flores Diseño de la portada a cargo del maestro Alfredo de la Rosa INTRODUCCION Yo no creo en las brujas, pero que las hay, las hay. He aquí un refrán que merece ser puesto al día y más bien, decir: que las hubo, las hubo. Pues las brujas pertenecen al pasado y hoy, a ocupar su lugar, concurren los marcianos. Yo no creo en los marcianos, pero que los hay, los hay .. . · Y por doquier. Caribe, Venezuela, Brasil: los extraterrestres exploran el encuentro con viejos ritos afroamericanos. Un común punto de parti da: el misticismo herético. Otro país del subcontinente es elegido para celebrar los congresos mundiales de brujería, Colombia. Y la lista se amplía. México, Guatemala, Perú. Una tradición no admite cuestionar la plena autoría de '!as culturas indígenas. No obstante, una idea al asal to: fue el extraterrestre, y no el hombre americano, quien dió las pautas para edificar las culturas. No conviene tomarlo a risa. Es ideología. Difundida entre el pueblo, y manipulada desde fuera, bastante más de cuanto el lector culto se imagina. Y, en fin, Argentina. El mejor laboratorio para los brujos en la última mitad de los setentas. ¿Causas? Un profundo zig-zag en la vi da política del país, encontró por un momento la guardia baja. Cuando un gobierno dejó de responder a inmensas esperanzas en él depositadas, epilogando el golpe de estado. Un momento proclive a canjear la quiebra de las esperanzas por la evasión de la realidad, fenómeno particularmen· te advertido en sectores medios de la población. Y por allí se colaron los marcianos. De cómo lo hicieron, de cuál pa © Copyright, 1982, Editorial Cartago de México, S. A. pel jugaron los medios de comunicación masiva y a qué fines los brujos Cerrada de San Antonio N°22 México 19-D.F. de hoy sirvier'on, el recuento de la experiencia, registrada en vivo por el Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial No 396 autor, puede no ser de todo inútil. Máxime cuando, aquí y allá, la ofen Reservados todos los derechos. siva de diversas brujerías no cesa, asumiendo múltiples formas. Este libro no puede ser reproducido en todo o en parte, De larga data conocidos, renuevan su presencia Superman, Flash Gor en forma alg\.lna, sin permiso previo de: don. Son personajes de historietas. Pero, en esa mágica supremacía al ·'-"'"'\.unlllCartago de México, S.A. servicio del bien ocCidental, se insertan, ya veremos hasta qué punto, en México - l'rlnted in Mexico. la ideología. La televisión, ni que hablar. Las librerías, cuando no los COMUNICACION SOCIAL Y MISTICISMO 7 6 MARCOS WINOCUR super_mercados, ofre~en abundantemente una. mercancía hace un par un aporte eslabonado dentro de un esfuerzo de indagaCión que cubre de decadas desconoctda: los extraterrestres, que von Diiniken no vacila más de dos milenios, al cual se asocian nombres como Euclides, Aristó teles, Galileo, Newton. Y, finalmente, renueva las reflexiones asociativas e? llamar_ dioses, o la vida después de la vida del doctor Rawlings. En el eme, versiOnes de estos mismos autores, u otras "guerras de las galaxias". conel área filosófica, en particular orientadas hacia la dialéctica de Hegel. Y así de seguido. . Con tales alcances, la figura de Albert Einstein, cien años cumplidos ¿La razón? Tan sencilla que sospecho transcribir el pensamiento del de su natalicio, se contrapone a los brujos del siglo xx. Pero, hemos lec~or: u~ mismo vendedor reparte idénticas mercancías por nuestros agregado, la batalla es confusa. ¿A qué se debe? Intentaremos aproximar patses latmoamericanos. ¿Su misión? La propuesta de nuevas formas de algunos elementos de explicación: la mente humana es insaciable como ~ist_ic_ismo, o ~aramisticismo, que concurran a sustraernos del quehacer la naturaleza es inagotable. hlstonco. ¿Que nos queda? Dar pruebas, acudiendo al examen crítico No acaba la una de preguntar ni la otra de dar razón. Pero no siempre de fuentes, originales y actuales, de cómo los marcianos son manipula- se llevan de acuerdo. Así, hay períodos en que la mente acucia a la na dos a través de los mass media. · turaleza, y ésta calla. ¿Es así, de tal o de tal otra manera? Tienta lamen Y, _l,~ego, un ~aso ~ás allá, i~dagar e? la ideología del rapto. ¿Rapto te sus hipótesis, construye sus modelos ... y el silencio se da por res de que. De la raciOnalidad; Constderada esta como la adquisición inagota puesta. Períodos cuando los hombres se dicen: es un misterio. Un día, ble del conocimiento o, dicho en otras palabras, como una negación: no sin embargo, la naturaleza pierde el encantamiento, como las princesas a la existe~cia de un último porqué. · de los viejos cuentos, y rompe el silencio, a veces guardado por centurias. , Un últit~o porq~é que no requiera de respuestas, pues en él todas es Y, entonces, los hombres, pasando de un equívoco a otro, se dicen: hay ten contemdas: que somos, de dónde venimos, a dónde vamos. La racio respuesta para todo. nalidad ~e niega a, admitirlo ~ en esa negación se autodefine como per-· Nuestro siglo xx, y el xix, pertenecen a esta última categoría. Y, no petua busqueda. En suma, dtcho sea en plural, siempre habrá porqués obstante, los hombres de este siglo; a contrario de cuanto ocurría en el y, a la vez, todo porqué es provisorio. anterior, ya no se dicen: hay respuesta para todo. Curiosamente, cuando . La racio~alidad se encarna en nuestro siglo en varios nombres, y u·nQ la naturaleza no ha cesado de hablar y develarse, a ritmo nunca visto, de ellos es el de Albert Einstein, autor de la teoría que ha revolucionado. nuevas formas místicas cobran fuerza y manifiestan abrevarse ... en la la física: la relatividad. En tanto el paramisticismo cobra vida en los misma ciencia! brujos, CUY.O retorno, operado por distintas vía:s, particularmente como Habrá pues que preguntarse muchas cosas, y la primera sobre el cuán marcianos, ha sido públicamente anunciado, incluso desde el títUlo de do y el cómo nació la ciencia ficción. Será un examen crítico. Pero de un bestseller. 1 ningún modo quisiéramos se confundiera con una requisitoria en contra. No obstante, la distinción entre racionalidad y paramisticismo es con de la ciencia ficción. Tendría tan poco sentido como formularla contra fusa. Al punto que algunos han llegado a preguntarse: la teoría de la re el impresionismo en pintura, el surrealismo en poesía, el barroco en latividad, tan sorprendente y enigmática ¿no será un recurso más de los arquitectura. Y con esto queda dicho que consideramos la ciencia ficción brujos y el Doctor Einstein, bajo su mirada de sabio bueno, uno de ellos? 1 un hecho de la narrativa, cuya presencia se ha impuesto con la época mis Por lo demás, el lenguaje con frecuencia parece común. La cuarta di ma que nos toca vivir. Y ningún hecho de la estética está aquí en discu mensión, por ejemplo. Tanto es de uso paramístico como fisieomatemá sión. No nos levantamos contra la ciencia ficción, sino contra el uso que tico. Y desde que los brujos no vienen montados en escobas, sino en 1 de ella se hace notoriamente por los mass media. ovnis, la cuestión se ha complicado. más todavía: la ciencia ficción aparece 1 Cuestión será entonces de deslindar campos. Pero tampoco ese propó como terceto en escena, amplificáda su voz por los mass media (medios sito atenta contra una ... confusión" que es de la índole misma de la cien de comunicación masiva). · 1 cia ficción: combinar lo que es (ciencia) con lo que no es (ficción), de Y bien Lqué significa históricamente el aporte de Einstein? Condensa jando pensativo al lector con un puede que sea proyectado hacia el futuro ~~-nueva racio?alidad en el área de la física, que es decir en la apreheil· o hacia otros mundos. Nada tenemos contra ésa, la permanente búsqueda ston real y mas extensa del mundo que nos rodea.· Constituye,· además, 8 MARCOS WINOCUR COMUNICACION SOCIAL Y MISTICISMO 9 de la imaginación del hombre. En cambio, sí tenemos contra su instru mentación bajo signo paramístico. Y de todo esto se tratará. Mi agradecimiento a físicos y biólogos, quie nes pacientemente aceptaron asesorar a un investigador en ciencias socia les, para ellos suerte de marciano. A CLACSO (Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales) por su interés en el trabajo, manifestado desde un comienzo, cuando sólo era proyecto; y por la ayuda económica a través de sus programas de becas. A Laura Azcoaga por la confección de las fichas CAPITULO 1 bibliográficas. A todas las.personas que leyeron un primer manuscrito y me hicieron llegar a sus críticas. Y, muy especialmente, mi agradecimien TODO LO CONCEBIBLE ES POSIBLE Y TODO to a aquellas que me lo reintegraron sin haber pasado de la primera página, LO POSIBLE ES REAL en mudo consejo que desde luego he seguido: no hay mejor libro escrito que el reescrito. "Hay, Horacio, más cosas en el cie lo y en la tierra que las soñadas en tu filosofía." William Shakespeare Desde un día, .ya olvidado, cuando el hombre se desprendiera de la natu raleza, dos campos divisaron sus ojos: lo conocido y lo desconocido. Cír culos que hoy, como entonces, le entornan. Lo conocido, sin sorpresas, para cuyo manejo manos y cerebro han venido incesantemente preparán dose. Diríase que haciendo lo conocido y haciéndose para lo desconocido: éste, en retroceso, sin jamás cancelar su presencia. Lo conocido es lo real, lo que se sabe. Lo desconocido no es menos real, pero no se sabe. Es el ámbito más propicio para el desarrollo de la imaginación. Allí dortde el hombre cuenta con absoluta libertad para adelantar hipótesis. . Claro está, al hombre no le han faltado motivaciones. El deseo de espi ar el futuro. De apostar al futuro. El hecho de que la imaginación, ad refe réndum de la ciencia, suele ser sonda del conocimiento. El miedo hacia aquello que puede vomitar un peligro más peligro que todos los peligrqs ... intentar la anticipada forma de lo desconocido es parte del combate con tra el miedo. En fin, no faltan motivaciones inherentes a la naturaleza humana: Ha cen del recurso o lo fantástico una suerte de constante. Mas no explican las curvas de su desarrollo histórico. ··, ,. COMUNICACION SOCIAL Y MISTICISMO 11 10 MARCOS WINOCUR La ficción aviva sus criaturas cuando el hombre se replántea la aventu nuevo demonio de la energía, oculto esta vez en el petróleo, se apresta ba a hacerse de pistones y de carreteras. Ese fue el s. xix. ra de hacer retroceder lo desconocido. Tal fue la empresa transoceánica Había aceptado la herencia de la revolución industrial inglesa. Y ello llegado el siglo xv. Viejos monstruos se agitaron, hirvieron las aguas y elfo~· supuso el rechazo de otra herencia de muy distinta índole: la de un pen do de los abismos marinos se preparó para recibir a los barcos en su cal da ... Y esto cuando en los medios científicos de la época era generalmente samiento que en el continente europeo precedía al maquinismo: el pen admitida la esfericidad de la Tierra, y tenido por desatino la idea que samiento especulativo de la filosofía alemana del s.xvm y comienzo del s. x1x. Kant, Hegel, sus lenguajes cifrados, herméticos ¿a que venían y. prevenía contra el "caerse" al contorneada. · Pero una cosa es el saber científico y otra el saber popular. Cristóbal para que servían? ¿El "ser y no ser"; la "cosa en sí" o la "negación de la Colón cubrió parte de su tripulación con presidiarios a quienes hizo pro negación" ... ? Lo práctico, lo efectivo, lo claro, lo tangible. Como la· mesa de otorgar la libertad al regreso a España. Y, en viaje, se guardó de · máquina misma. Talla exigencia de los tiempos. El pensamiento oficial comunicar la novedad que registraban los aparatos de navegación: la des de la segunda mitad del s. xix tomó entonces por otros rumbos, encar viación del norte magnético según se desplazaban los barcos. Hacerlo nándose filosóficamente en el rescate del empirismo inglés o en el posi saber entre la tripulación hubiera significado sembrar el pánico. Algo así tivismo francés. como anunciar: ¡lo desconocido nos ha tocado y nos pierde: tuerce la Ese empiropositivismo fue la renuncia al pensamiento especulativo en dirección de la aguja de hi brújula para precipitarnos a quién sabe qué nombre de lo inmediato real, vulgarmente conocido como la utilidad .. A nadie se le ocurre preguntarse por qué se construye uri automóvil, por catástrofe! ' El s. xv de las carabelas puede en ciertos aspectos parangonarse al s. qué se tienden líneas eléctricas o líneas férreas. Y, en cambio, las pregun xx de las soyus y las vikings. No eran a la imaginación menos profundos tas cobran sentido en cuanto el porqué es reemplazado po:r el para qué: ni menos temibles los océanos de la Tierra que hoy los espacios del cos la practicidad gobierna la respuesta. En esas condiciones, el maquinis mos. La empresa no tiene como otrora el interés de la expansión comer mo admitirá una filosofía ... si lo que queda, tras el canje, puede conti cial y de dar con nuevas rutas tras el oro, p~ro, dividido actualm~nte nuar llamándose filosofía. el mundo, el interés reside en otra parte: la aventura transplanetana es ¿Dónde fueron a parar razón e imaginación? La máquina las requirió de alto valor para la estrategia militar. Y, en fin, como en el s. xv, la a su medida: razón práctica e imaginación aplicada a técnicas e invencio nes. Bienvenidos los poderes de la mente humana si servían para iluminar ficción reaviva sus criaturas. Claro está en otros aspectos difícilmente puedan parangonarse los Nueva York con sólo pulsar unas palancas, o JJ.w-a tomar el aire por asalto tiempos de la~ carabelas con los ss. xix y xx, herederos de la revolución con vehículos más pesados que el aire mismo. industrial. En particular el s. xix, al cual ésta legara, junto a la máquina, Razón práctica, imaginación práctica. ¿Qué había sido de ia razón espe el maquinismo, esa especié ideológica, jubilosa, que proclama colocar culativa y de la imaginación pura? No se extinguieron, mas se vieron for el mundo sobre ruedas. Un siglo donde cada innovación tecnológica de zadas a tentar vías de expresión no oficiales. Expulsadas por la puerta, se aplicación masiva se anuncia como el comienzo de una nueva era: era -~el colaron por la ventana. En cuanto a la razón especulativa, se encamó en automóvil era de las comunicaciones inalámbricas, era de la navegac10n diferentes corrientes. Una de ellas alcanzó a comprender la necesidad de aérea. En términos de mentalidad, tal fue, en sus postrimerías, el s. xix. Y dejar las altas cumbres, donde el pensamiento fuera confinado por el fi es así como avanza sobre el s. xx, prolongándose hasta por lo menos la lósofo Jorge Guillermo Federico Hegel. Sin repudiár su origen, mas no gran guerra 1914-18. Esta dejó bastante maltrecho al maquinismo: las má desdeñando la lección de la practicidad, se atacó a la historia, al sentido de la historia y al curso mismo de la historia. quinas todo podían, sin excluir la masacre de millones. y, luego, las fuentes de energía descubiertas y puestas en actividad al ¿Cómo surgió esa corriente? Circulan distintas versiones. Una de ellas servicio del hombre, parecían realmente justificar esa pretensión de c?lo ha tomado forma de leyenda. Asegura que el pensamiento especulativo car al mundo sobre ruedas. Un día era un señor llamado Thomas Edtson no dejó el confinamiento por propia voluntad. Fue obligado a descender pulsando unas palancas, y Nueva York se iluminaba ... cuando ya 1~ cal de las· cumbres por un capitán apodado "El Moro", quién, ayudado por dera a vapor resoplaba en fábricas, ferrocarriles y barcos. Y otro d1a un un compañero, lo depositó en la ciudad. Y bien, el pensamiento especu- 12 MARCOS WINOCUR 14 MARCOS WINOCUR COMUNICACION SOCIAL Y MISTICISMO I3 lativo era una terrible carga para los hombros de cualquiera, y contenía maestra en rormular hipótesis, toma la palabra. y desde la frontera de cosas que no servían para nada junto a otras interesantes, entre éstas 1~ descono~tdo proclama el reino de la libertad absoluta: todo lo conce una que tenía por virtud mover a las demás: la contradicción. btble es postble y todo lo posible es real. Y, sin embargo, transplantada la contradicción a la ciudad, el efecto fue nulo: no movía a nada ni a nadie, como no fueran algunos comentarios irónícos. ¿Se había descompuesto? No: estaba del revés y había que dar la vuelta, colocándola sobre sus pies para que le fuera posible echar a andar. Y, en efecto, fue así que desde aquel día la contradicción se lanzó al mundo, rescatada y puesta en marcha por Carlos Marx, apodado por su familia "El Moro". Hubo otra vertiente del pensamiento especulativo que, en lugar de. entendérselas con el tumulto, se hizo a un lado. Y, buscando rescatar al hombre, le postuló como ser de la angustia y de la soledad. Un ser para la muerte, llegó a escribirse, en una de las expresiones más altas de solip sismo: nadie experimenta la muerte con otra compafiía que no sea la pro· pía. Aquí pueden inscribirse nombres que trascienden al s. xx: el filósofo Martín Heidegger, el poeta Rainer María Rilke. En fin, el tumulto a unos atraía y a otros rechazaba. Y estos últimos traducían: es el reencuentro del hombre consigo mismo. · , Una y otra corriente, la que se arrojaba al tumulto como la que de él se marginaba, significaban, no obstante contraponerse entre sí, respues tas del pensamiento especulativo al s. xix. Y no fueron las únicas, ni es del caso su relevo exhaustivo. Otro aspecto llama nuestra atención: ¿qué fue de la imaginación pura? Alérgica a toda practicidad, se refugió bajo el manto de la literatura. To mó el nombre de ciencia ficción. La ciencia iba a proveerle su materia prima. La elaboración narrativa correría por cuenta de la ficción, resuelta ésta a dejarse llevar lo más lejos posible. Carlos Marx había escrito que "la humanidad se propone siempre úni camente los objetivos que puede alcanzar". El mismo enunció aquél que consideró central: cerrar el ciclo de la sociedad de clases. Mas, antes que tal objetivo fuera lllcanzado, he aquí cómo el .d evenir histórico nos ha colocado paralelemante ante nuevas urgencias. La primera, sobrevivir. Nun ca antes la humanidad tuvo sobre sí este poder: suicidarse. Pues ello, ni más ni menos, significaría una guerra nuclear. Y, otra de las urgencias, es el cosmos. ¿Cuáles son los objetivos que aUí la humanidad puede al canzar? Mientras llegan las respuestas, sin todavía distinguir del todo entre las alucinaciones del sueño y la luz fría de la vigilia, la ciencia ficción, COMUNICACION SOCIAL Y MISTICISMO 15 CAPITUL02 ENTRE SIGLOS Y ENTRE VERNE Y WELLS "Para el hombre de imaginación, la naturaleza es la imaginación misma." · ' William Blake El hecho de que, para bautizar la ciencia ficción, se recurriera al término de ciencia debe ser apreciado como sintomático. Los finales del s. xix apor taron una novedad no ajustada a las pautas del maquinismo: el redescu brimiento de la naturaleza. El maquinismo predicaba el conocimiento aplicado, aquel que generaba técnicas e invenciones, rechazando como , , conocimiento "puro" y, por tanto, inútil, toda especulación que tendiera al reexamen de las leyes de la naturaleza. Y, sin embargo, de eso se trataba a las postrimerías del s. xix, cuando todavía el maquinismo vjvía su era de esplendor. A despecho de quienes consideraban cerrado el diálogo, nuevos ojo:> interrogaban la naturaleza. Las respuestas, particularmente en el área de la física, arrojaron un material deslumbrante. Los mismos ojos interroga dores quedaron ciegos por un momento. Y no era sino una palabra dentro del alud de información científica bajo cuyo signo se abre el s. xx. Ese deslumbre facilitó la revancha del pensamiento especulativo sobre el empiropositivisino. Y lo hizo por la vía que la ocasión le presentaba propicia: lo mágico. Pues lo nuevo, contradiciendo bruscamente la iner cia mental de lo consagrado, recluta adeptos aun antes que se le demanden pruebas: por el solo hecho del deslumbre. Vamos a un caso. Continuando con investigaciones que se venían reali zando sobre electricidad, magnetismo y luz, y contribuyendo a asociar 16 MARCOS WINOCUR COMUNICACION SOCIAL Y MISTICISMO 17 los tres fenómenos en uno, George FitzGerald en 1895 y poco después v~lumen hasta "desaparecer de este mundo", las geometrías contestata Hendrik Lorentz, llegaron a impensadas conclusiones. Una de ellas indica nas,_ la cuarta dimensión ... en fin, la concepción misma del espacio. Pues ba que un cuerpo reducía su volumen en la medida que incrementaba su vema a resultar que los cuerpos, acelerados, cruzaban la frontera hacia el velocidad. hiperespacio, o bien entraban en la cuarta dimensión: más allá de las tres Que el volumen dependiera de tres dimensiones dadas en el espacio, vul dimensiones del espacio. . . garmente conocidas éomo largo, alto y profundidad ... era la evidencia. Un mundo, otro mundo. ¿Qué les separaba? Un límite, el límite de. Que ahora un nuevo factor se agregara como determinante del volumen ... las velocidades, determinado por una de ellas: la velocidad de la luz. Mu- · era la antievidencia. Una cuarta dimensión asomaba y no se sabía bien si cho más ''científica", la nueva versión dualista (dos mundos) no tardaría·· desde la mesa del ilusionista o desde la constatación científica. Tan inex en ganar adeptos a todo lo largo de lo que va nuestro siglo xx. · · plicable en un caso como en otro, era lo mágico con pasaporte de legali Claro está, la física retrocedió espantada: yo nunca he dicho eso.Pe dad. Y que parecía no agotar su capacidad de desl.umbrar: llevada la velo ro ya, era tarde. El paramisticismo le había hurtado sus argumentos y, rea cidad al límite, el volumen se reducía a cero, es decir, el cuerpo desaparecía. decuandolos, ganaba la calle. ¿Con qué contaba el paramisticismo a su ¡Esto decía la ciencia! favor? Insistiendo. Con el hábito volcado en moldes mentales, con la Verdaderamente, era el sombrero de copa del ilusionista en lugar de la fuerza de inercia que adquieren las ideas a lo largo de los tiempos. probeta de laboratorio. Con una ventaja: del ilusionista se sospecha un Estamos hechos a la idea de considerar que las cosas conservan su tama truco, de la. ciencia se confía ciegamente. Y, en verdad, ciegamente: a esa ño, salvo causa externa que lo modifique, como es el caso de la fricción. altura poco quedaba claro para la generalidad, salvo la connotación dua De modo que el enunciado de las cosas variando de tamaño de por sí, esto lista (de dos) de la cuarta dimensión: un más allá escapando a toda veloci e~, en función de su. movimiento y de la aceleración impresa a éste, des dad de las tres dimensiones familiares y también ·de la geometría enseñada pierta una de dos actitudes: la incredulidad o la reverencia ante lo mara en la escuela, que venía del griego Euclides. · villoso. Era aquí donde lo mágico volvía a surtirse de la ciencia. Nuevas geome Y, sin embargo, razones no faltan. Ante todo, volumen cero, es decir, trías, considerando distintamente la mecánica del espacio, venían obran el volumen alcanzado al tocar los cuerpos la barrera de la velocidad de la do en silencio desde la primera mitad del s. xix. Tocados sus finales, re- luz, es una hipótesis teórica, utilizable únicamente en el sentido de: no clamaban un lugar dentro de las matemáticas. . puede ocurrir. De tal suerte, es ilícito su empleo como real si se pretende Varios nombres están asociados a estas geometrías no euclidianas. Tras conservar el fundamento científico. No hay posibilidad de volumen cero los trabajos de Gauss, Schweikart, Taurinus y otros, fueron claramente ni que, por lo menos dentro del conjunto de sistemas físicos conocidos, delineados por Bolyai, Lobachevsky y Riemann. No pretendían más que la velocidad de la luz sea superada. Ni tampoco que sea alcanzada por eso: su lugar dentro de las matemáticas. Sin embargo, para muchos signi cuerpo alguno. Mal podría pues desaparecer un cuerpo para pasar "al ficó el cuestionamiento a la geometría euclidiana y, con ella, las tres di- otro mundo". mensiones de que se servía. . . De ahí que, a medidá que los cuerpos se acerquen a la velocidad de la Y ni qué hablar cuando, a poco de andado el siglo, la cuarta dimensión luz, crezca la resistencia. Y, correlativamente, sea necesario emplear una recibió, a partir de los trabajos de Hermano Minkowski y Albert Einstein, fuerza mayor tras la obtención de una aceleración mayor. Hasta que, bautismo oficial en términos de teoría de la relatividad. Nada tenía que por fin, toda posible fuerza positiva se estrelle contra un muro: la velo ver con lo mágico y mucho con las matemáticas, pero esto quedó entre cidad de la luz. especialistas. Para el gran público fue algo así como el definitivo espalda Fue la física relativista la que, en este siglo, fijó ese límite. Fue la fí razo científico dado a lo mágico. sica clásica la que, en el s. xvü, por boca de Isaac Newton, fijó la relación Ocurrió, y aún ocurre: los aportes revolucionarios, efectuados en el cam entre lo que hemos dado en llamar fuerzas positiva y negativa: a toda po de la física y de otras disciplinas, han abierto una ancha brecha entre ·acción corresponde otra igual y de sentido contrario. No puede sorpr~n­ saber científico y saber popular. der entonces si los cuerpos en movimiento sufren la contracción de sus Cada aporte \~n golpe de ciencia ficción. Los cuerpos reduciendo su volúmenes, cual si estuvieran atrapados en invisible prensa. 18 MARCOS WINOCUR COMUNICACION SOCIAL Y MISTICISMO 19 No puede sorprender. .. si las cosas se explican. Y si hay condiciones_ así la exploración prolongada del continente desde la baja atmósfera, para entenderlas, dejando de lado la inercia mental. Mientras tanto ... la como las veinte mil leguas de viaje submarino del capitán Nemo son el ciencia ficción tomará la palabra. No ya como avanzada de la imaginación buceo del fondo de los océanos ... hay máquinas para todo: ¿por qué al rescate de lo desconocido, sino como especuladora de la ignorancia ge no para la empresa submarina? neralizada. Viaje al centro de la tierra es adentrarse por la parte sólida del planeta, (. Pero la ciencia ficción, imaginación sin frenos, tiene un inmediato tanto como la vuelta al mundo en ochenta días es, para la época, recorrer precedente: la literatura de anticipación, imaginación con frenos. Cuan en tiempo récord un contorno de su superficie habitada. El autor, combi do la mente aún no había consumado la relectura de la naturaleza, dando nando aventuras con tecnología, va satisfaciendo viejas curiosidades y a lugar la física relativista, el maquinismo gobernaba irrestrictamente las despertando otras nuevas dentro de un vasto público. Eco perdurable al inteligencias: no había lugar para la reverencia ante lo mágico. punto que varias de sus historias, como las dos últimas citadas, son reco Corresponde al maquinismo la literatura de anticipación, bajo el enor gidas mucho después por el cine. me aporte dejado por la pluma de Julio Verne. Un pie en la imaginación Y asi el conjunto de la obra de Julio Verne. No está suficientemente y el otro conservándolo en tierra, la literatura de anticipación, en efecto, informada la astronomía de su tiempo sobre la superficie lunar, al punto intenta presentar los próximos pasos de la humanidad, según los ya dados. que un supuesto cosmonauta pueda describirla tal cual la tuviera bajo sus La ciencia ficción no se conformará con tan poco. Los dos pies en la ima pies. Y bien, el autor, antes que librarse a la imaginación, opta por decidir ginación, su aventura serán los pasos remotos de hr humanidad, hasta el el regreso de la nave tripulada luego de circunnavegar el satélite, guardán punto de concebir que ésta deje de serlo y se trate de la poshumanidad ... dose de coronar la narración con el aluhizaje. No escapaba ese hecho a su El s. xix ha visto nacer a ambas, la literatura de anticipación y la cien visión de futuro. Pero no iría a describirlo sin antes contar con mejores cia ficción. Como decimos, no de manera simultánea, al grado que una datos proporcionados por el telescopio. provocará el relevo de la otra. Nace Julio Verne en 1828 y muere en 1905. Idéntico juego e idéntico reparo puestos de manifiesto con Héctor Ser Y quien es considerado el padre de la ciencia ficción, Herbert G. Wells, vadac, el viajero del sistema solar. El y sus compañeros se mantienen "a nace en 1866 y muere en 1946. Son contemporáneos. No obstante, man- distancia" de los cuerpos celestes y su relato revela ¡un manual novelado (tienen entre sí la distancia suficiente para que, sobre el filo de los dos si de astronomía de la época! glos, el uno tome la pluma que el otro deja caer. Quizás todavía se pueda pensar en algunas de sus anticipaciones como La evocación de los monstruos marinos, los precipios y las aguas hir- una fuga de lo factible. Por ejemplo, el argumento de su novela que trata . vientes del s. xx, estará a cargo de Wells. En tanto la motivación inme del viaje al centro de la Tierra. Aun hoy la aventura suena como de ciencia diata de la obra de Verne es la divulgación científica a través de la nove ; f ficción. Pero no es asi. Ocurre que por entonces era aceptada en medios la de aventuras; no obstante, su obra, popular desde el comienzo y per científicos la idea que describía al planeta como hueco, de enormes ca durable hasta nuestros días, rebasa ese objetivo. vernas interiores hacia las cuales conducía un pasaje. El escritor francés revisa pormenorizadamente la tecnología de la épo Nuestro autor no quiso hacer otra cosa que ilustrar esa idea, hoy total ca, la desparrama sobre el papel y, conjurada por su pluma, la reúne en mente descartada. Julio Verne recorre todo cuanto previsiblemente se nuevas criaturas. No inventa. Todo debe estar ya contenido o anunciarse puede recorrer. Cuando deja el fondo de la Tierra y de sus océanos, pasa como posibilidad a partir de los elementos con que cuenta. De ahí tam al viaje lunar y al sistema solar. Todas son empresas que no requieren pa bién sus "errores". Verne, para dirigir una nave a la Luna, no encuentra ra su realización más que combinar elementos que proporciona la revolu a· mano otra cosa que el clásico cal1ón. Y, para él, la cápsula espacial se ción industrial consumada. rá una bala. Cuando Thomas Edison ilumina Nueva York con sólo pulsar unas pa No es el suyo el reino de la imaginación sin límites que, inaugurado lancas, la sorpresa no es menor a la experimentada por el lector ante la por Wells como ciencia ficción, predic¡t: todo lo concebible es posible descripción de un viaje a la Luna. Tanto más si se recuerda que para mu y todo lo posible es real. No, el reino de Verne ostenta otra divisa: lo chos éste conservaba la marca original: una propuesta didáctica, una ma real es lo posible y sólo lo factible es posible. Cinco semanas en globo es nera amena de instruir a través de aventuras fantásticas.

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