Description:El primer forastero se rascó la barba de cuatro días que «adornaba» su cara y exclamó:—¡Qué ciudad tan hospitalaria!El segundo forastero se alisó un bigote que no había sido arreglado desde la Declaración de la Independencia y masculló:—Sí. Ya hemos visto anuncios poniendo precio a nuestras cabezas en cuatro esquinas distintas.Los dos forasteros, después de decir esto, se ocultaron en una zona de sombra para que no les vieran dos comisarios del sheriff que paseaban a caballo por el centro de la calle, y luego se sentaron cansados en los escalones de un porche.