INSTITUTO INTERAMERICANO DEL NIÑO (IIN) ORGANIZACIÓN DE LOS ESTADOS AMERICANOS (OEA) PROGRAMA DE PROMOCIÓN INTEGRAL DE LOS DERECHOS DEL NIÑO PROTOTIPO DE POLÍTICAS PÚBLICAS DE INFANCIA FOCALIZADAS INTRODUCCION AL TRABAJO INFANTIL EN AMERICA LATINA Documento de apoyo Montevideo, 2001 Av. 8 de Octubre 2904 (11600) Montevideo - Uruguay Tel: 5982 487 2150 Fax: 5982 487 3242. –E-mail: [email protected] Introducción al Trabajo Infantil en América Latina IIN/OEA Lic. Alejandro Bonasso Director General IIN Ariel Gustavo Forselledo, PhD. Coordinador del Programa de Promoción Integral de los Derechos del Niño Claudia Paguaga, M.A. Area de Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil Compiladora del documento Av. 8 de Octubre 2904 (11600) Montevideo, Uruguay Tel: 5982 4872150 Fax: 5982 4873242 E-mail: [email protected] Este es un documento de trabajo producido en el marco del Plan Estratégico IIN 2000- 2004. Se autoriza su reproducción total o parcial citando la fuente. Montevideo, Enero de 2001 Introducción al Trabajo Infantil en América Latina IIN/OEA TABLA DE CONTENIDOS Introducción………………………………………………………………. i Países del Cono Sur………………………………………………………. 1 Argentina…………………………………………………………………. 3 Brasil……………………………………………………………………… 7 Chile………………………………………………………………………. 11 Paraguay………………………………………………………………….. 15 Uruguay…………………………………………………………………… 19 Países de América Central y República Dominicana…………………….. 25 Costa Rica………………………………………………………………… 27 El Salvador……………………………………………………………….. 31 Guatemala………………………………………………………………… 35 Honduras…………………………………………………………………. 39 Nicaragua…………………………………………………………………. 43 Panamá……………………………………………………………………. 49 República Dominicana……………………………………………………. 55 Países Andinos……………………………………………………………. 59 Bolivia ……………………………………………………………………. 61 Colombia…………………………………………………………………. 65 Ecuador …………………………………………………………………... 71 Perú……………………………………………………………………….. 75 Venezuela ………………………………………………………………… 79 Conclusión……………………………………………………………… 85 Anexos….……………………………………………………………….. 87 Bibliografía……………………………………………………………….. 89 Introducción al Trabajo Infantil en América Latina IIN/OEA PAISES DEL CONO SUR Introducción al Trabajo Infantil en América Latina IIN/OEA Introducción al Trabajo Infantil en América Latina IIN/OEA ARGENTINA CONCEPTUALIZACIÓN En el marco de las transformaciones que viene registrando la economía argentina, la inserción laboral de los menores plantea nuevos desafíos. Por un lado, en un amplio y acrecentado sector de la sociedad argentina se acentúan la necesidad de una incorporación temprana de los hijos a la actividad laboral para contribuir al ingreso familiar. Como lo han probado diversos estudios, se ha agudizado de manera marcada la situación de privación de las familias que se encontraban en situación de pobreza y se han ampliado muy significati- vamente la proporción de hogares con niveles de ingresos insuficientes para cubrir sus ne- cesidades básicas. No es extraño, entonces que se quiebre la tendencia declinante que vení- an registrando la inserción laboral desde edades tempranas. De hecho, actualmente es muy considerable el número de menores que trabajan y también de los que se encuentran bus- cando empleo. Por otro lado, como es bien conocido, en el contexto de una desfavorable situación en el mercado de trabajo se amplia la presencia de quienes se ven obligados o impulsados a aceptar condiciones de empleo que no se compadecen con lo determinado por el marco le- gal vigente y que, en no pocas ocasiones, los lleva a desempeñarse en situaciones de trabajo inadecuadas, de riesgo o peligrosas. La principal causa del trabajo infantil es la pobreza, las familias que la afrontan se ven obligadas muchas veces a recurrir al trabajo de todos sus miembros, inclusive de escasa edad. En el caso del niño que ha roto sus vinculaciones familiares, el trabajo es una opción individual e ineludible, en la medida que generan pobreza en sectores de población o en el conjunto de una sociedad, la desocupación y la disminución de los ingresos, salariales o no, de los miembros adultos de las familias propenden al trabajo infantil. Es una realidad coti- diana de larga data, cuya magnitud, características y tendencias son insuficientemente co- nocidas. Contribuyen a esta situación, su relativa invisibilidad, así como la diversidad y complejidad de sus formas. Por otra parte, el trabajo infantil no es definido no internacio- nalizado ni reconocido por todos de la misma manera, existiendo diferencias a este respecto entre las instituciones oficiales, las instituciones no oficiales, los padres de familia y los propios niños; lo que acrecienta su ocultamiento. Entre las implicaciones del trabajo infantil, debe subrayarse en primer termino aque- llas relativas a la educación y la formación profesional del niño. El trabajo infantil puede dar lugar a analfabetismo absoluto o funcional, provocar la deserción escolar, fomentar el ausentismo en clases o la impuntualidad en la asistencia a estas y contribuir a la repetición de grado y a una baja calidad de aprendizaje. Es también una importante fuente de peligro para la integridad y el desarrollo físico, psíquico y social del niño, deteriora muchas veces su salud y puede ser de riesgo para su vida. Dada su fragilidad, inexperiencia y falta de in- formación o de conocimientos sobre la materia, el niño afronta riesgos laborales bastante Introducción al Trabajo Infantil en América Latina IIN/OEA mayores que los que afronta el trabajador adulto que ejecuta tareas similares. Es por ello que la incorporación prematura en el trabajo ocasiona un desgaste precoz y la aparición de patologías criticas. El niño que trabaja, en condición de asalariado o independiente, al margen de las disposiciones legales, no goza de protección alguna en materia de seguridad y salud en el trabajo. La protección, en este campo, del niño que trabaja en condición de trabajador fa- miliar no remunerado en empresas o actividades familiares, depende de aquella de sus pa- dres. Esta última situación puede plantear problemas específicos a aquel niño cuyos padres no están registrados como empleadores o trabajadores, o cuyo grado de protección social es reducido. El planteamiento de los problemas que suscita el trabajo infantil, al igual que la de- finición y ejecución de las acciones necesarias para la superación de esos problemas, exige que la sociedad tenga plena conciencia de ellos y participe activamente en la búsqueda de soluciones y en la puesta en marcha y en el seguimiento de las acciones requeridas. Debe- ría promoverse y llevarse a cabo una amplia discusión en el ámbito nacional acerca de la situación actual, las tendencias, las formas y las implicaciones a los problemas que se plan- tean en este campo. LEGISLACIÓN El trabajo que realizan los menores está regulado básicamente por las normas de la Constitución Nacional, la Convención sobre los Derechos del Niño5, los Convenios de la OIT ratificados por la República de Argentina, las normas de los artículos 187 a 195 LCT (Leyes Consolidadas de Trabajo), las pocas disposiciones que subsistieron de la antigua ley de trabajo de mujeres y menores, algunas normas de la Ley de Empleo N° 24.013, espe- cialmente las referidas a los contratos promovidos de practica laboral para jóvenes y traba- jo-formación, las de aprendizaje y orientación profesional, algunas disposiciones que se re- fieren a ellos en los estatutos particulares que rigen actividades especiales y las cláusulas pactadas al respecto en los convenios colectivos de trabajo. Con anterioridad a la Reforma Constitucional de 1994, las disposiciones de la Ley de Contrato, junto con las normas de los Convenios de la OIT ratificados – que tenían hasta entonces jerarquía equivalente a la ley – constituían el núcleo de las disposiciones sobre trabajo de menores. La sanción de nuevas normas constitucionales vino a enriquecer no solo el contenido de esas disposiciones sino que también modificó sustancialmente la jerar- quía de las normas relativas al trabajo de menores. Sobre el trabajo de los menores y la edad mínima de admisión en los empleos, la República Argentina ha ratificado los siguiente convenios de la OIT: 5 La Convención sobre los Derechos del Niño firmada en 1989 obliga a los gobiernos a proteger a los niños de la explotación económica y de realizar ningún trabajo que pueda ser peligroso para la salud física, mental o espiritual del niño o para su desarrollo social. Introducción al Trabajo Infantil en América Latina IIN/OEA ?? N° 5 (industria 1919) ?? N° 7 (trabajo marítimo 1920) ?? N° 10 (agricultura 1921) ?? N° 33 (trabajos no industriales 1932) ?? N° 138 (1973) El último Convenio sobre el trabajo de menores (N° 138) establece como principio general que la edad mínima de admisión al empleo no deberá ser inferior a la edad en que cesa la obligación escolar, o en todo caso, a los 15 años (articulo 2.3). No obstante, la Re- pública de Argentina, al ratificar el Convenio hizo uso de la opción prevista en el artículo 2.4 que autoriza al “Miembro cuya economía y medios de educación estén insuficientemen- te desarrollados” para “previa consulta con las organizaciones de empleadores y de trabaja- dores interesadas, especificar inicialmente una edad mínima de catorce años”. ESTADÍSTICAS OFICIALES El ingreso precoz al trabajo está asociado con la pobreza. Es bien ilustrativo en tal sentido que el 25.5% de los niños y niñas de 14 años del país, pertenecientes a hogares con necesidades básicas insatisfechas (NBI) o pobres estructurales estaban económicamente ac- tivos en 1991, mientras que sólo lo estaban el 11% de los pertenecientes a hogares sin NBI (condiciones sanitarias, asistencia escolar, dependencia económica y jefe de baja ocupa- ción). Además, las marcadas diferencias en la edad de ingreso al trabajo si se es o no pobre se acentúan en las edades más tempranas. La información proporcionada por el Censo de Población y Viviendas de 1991, en relación con la inserción laboral de los adolescentes brinda evidencia muy clara en relación con las diferencias en la edad de ingreso según se trate de niños pobres o no pobres. Ello es muy impor- tante, porque no es lo mismo que los niños y las niñas estén trabajando ya de ma- nera permanente, con jornadas amplias, a los 7 u 8 años, a los 11 o 12 años, que a los 14 años, o a los 15 años, o después de esa edad. Es importante tomar nota de que en el ámbito rural, en el que la incidencia de la pobreza estructural está mu- cho más difundida, la extensión del trabajo infantil es sensiblemente superior. La incidencia del trabajo infantil es significativa, y bastante diferente en el ámbito urbano que en el ámbito rural. En este último es mucho mayor. Es ilustrativo al respecto el hecho de que de acuerdo con el Censo Nacional de Población de 1991, a los 14 años se en- contraban económicamente activo el 30.5% de los niños y niñas en el ámbito rural, frente al 11.7 % en el ámbito urbano. El frecuente desarrollo de actividades complementarias de autoconsumo para satis- facer necesidades alimentarias que no se pueden resolver por medio del mercado, en virtud de los muy bajos ingresos, también facilita y estimula el uso de la fuerza de trabajo infantil. Además, con considerable frecuencia la carencia de servicios básicos, su más difícil accesi- bilidad, la forma en que se deben obtener y utilizar ciertos elementos esenciales, requieren un uso intensivo de trabajo familiar para disponer de ellos y utilizarlos, como en el caso del Introducción al Trabajo Infantil en América Latina IIN/OEA agua y combustibles (leña u otros). El cuidado de los hijos, que suelen ser relativamente más numerosos, requiere asimismo un trabajo que muchas veces recae en sus hermanos no mucho mayores. Para significativos segmentos de la población rural, la accesibilidad de la escuela suele ser dificultosa y para algunos núcleos de ella muy difícil. Una significativa proporción de 1os niños que residen en las explotaciones agrope- cuarias trabajan de manera permanente en las mismas. En las explotaciones relevadas por el último Censo Nacional Agropecuario, que data de 1988, la cantidad de niños de hasta 14 años que trabajaban de manera permanente era de 43,399 (un aumento de 11.5% entre 1969 (2.7%) y 1988 (14.2%)). Este aumento de la proporción que representa el trabajo infantil en el conjunto de la ocupación agropecuaria permanente, y su nivel, es indicativo de la sig- nificación económica del trabajo de los niños en el sector. Aún sobre la base de un cálculo que tiende a minimizar en diversos sentidos el peso social del trabajo infantil, y sin considerar el utilizado en la producción para el autoconsu- mo y el trabajo doméstico en sus hogares, puede estimarse que en 1995 más de 16,000 ni- ños de hasta 13 años de edad trabajaban. Considerando también a los niños de 14 años, la cantidad de los que eran económicamente activos superaba entonces los 252,000. Si bien la incidencia del trabajo infantil es inferior a la que se registra en diversos países de América Latina, una considerable cantidad de niños trabajan en la Argentina. La Argentina ocupa dentro del continente el undécimo lugar, en orden de incidencia decreciente del trabajo in- fantil. Sin embargo, dicha incidencia es bien menor en países vecinos como Chile y Uru- guay, o en Cuba. La pobreza es el principal factor que empuja a las familias a incorporar a los niños desde edades muy tempranas al trabajo. Con frecuencia, el trabajo de los niños potencia y amplifica la vulnerabilidad y los padecimientos que les imponen las condiciones en que vi- ven. En muchos casos, el trabajo no sólo contribuye a conspirar contra su desarrollo perso- nal, entrando en tensión con la escuela y sus logros en el aprendizaje. Una proporción con- siderable de los niños que trabajan se ven sometidos a padecimientos, riesgos severos y condiciones que afectan su salud, directamente originados en las tareas que realizan. Buena parte de los niños que deben realizar dichas tareas para contribuir a la sobrevivencia fami- liar lo hacen ayudando en el trabajo a sus padres, que trabajan insertos bajo formas salaria- les o asimilables, o en emprendimientos familiares. POLÍTICA NACIONAL La actual etapa democrática instaurada en la Argentina en 1983 debió adecuar la de- finición de su política social frente a un escenario en el que se desenvolvía una de las peo- res crisis que hubo de enfrentar el país. Los recursos del Estado disminuyeron y las necesi- dades de gasto aumentaron frente a las demandas crecientes de los diferentes sectores so- ciales. En cuanto al esfuerzo público dirigido hacia la infancia, la fuente consultada sólo permite apreciar que no se producen entre 1983 y 1987 cambios significativos de la partici- pación en el conjunto del gasto social de los rubros más directamente vinculados a la satis- facción de sus necesidades como salud y educación. Sin embargo, el significado de estas
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