Description:¿Y si el mundo personal desaparece? ¿Y si todo lo que está alrededor se ha tornado invisible a pesar de que todo sigue allí y que los ojos lo perciben? ¿Y si lo que vemos, no llega a nuestro cerebro y lo que no vemos si llega? Enrique despierta a una pesadilla y la pesadilla despierta en él. Es el terror más grande, ese en el que todo está, pero ya podemos acceder a ello. Y lo que recibimos pertenece a alguien más. No hay contra qué luchar, no hay contra quien luchar. Es la más insondable de las experiencias. Se ha perdido lo que se podía perder y un poco más. Las manos se extienden y acarician el mundo que sigue allí. La mente se pierde en una realidad que pertenece al mundo de las pesadillas, pero no a las pesadillas que se tienen por la noche, cuando se duerme, sino a otras peores, a las que se experimentan cuando se está despierto sin haber perdido la razón. No es locura, sería demasiado sencillo, demasiado fácil de entender y de explicar. Es algo más siniestro. Las acciones del demonio serían preferibles; la pérdida de la razón sería menos dolorosa, la ceguera sería una mejor elección. “Todo es como una historia de miedo, pero en este caso el personaje soy yo. La imagen de aquel hombre frente a un espejo, mirándome sin mirar, con los ojos perdidos en una realidad que parece no ser capaz de aprehender y yo soy incapaz de comprender. La piel se me pone de gallina, me he convertido en el personaje de mi propia película de terror.” Los ojos no ven lo que está alrededor, pero las impresiones visuales siguen arribando al cerebro. ¿Qué clase de maleficio puede provocar eso? Enrique no lo sabe, es algo demasiado extraño para poder entenderlo y por lo mismo para poder explicarlo. Es el terror más grande que vive un ser humano. No es un ente extraño el que provoca esta emoción, no es un espíritu que puede ser conjurado con ritos o alejado con agua bendita y ajos. Es algo que está en lo más profundo de su cerebro, que lo persigue, que lo asalta impunemente hasta llevarlo al punto de desear perder la razón. Se trata acá del más grande de los terrores, el de perder la capacidad de diferencial lo real de lo que no lo es, de perder el control, de abandonar el mundo de la lógica y la razón. ¿Hasta dónde puede llegar el terror?