iLBZ Y nueva invitación a la microhistoria 9 8 siííyao LUIS GONZÁLEZ Y GONZÁLEZ NUEVA INVITACION A LA MICROHISTORIA México, 1982 Primera edición, 1982 PRÓLOGO Desde 1968, en que apareció Pueblo en mío, Microhis toria de San José de Gracia, me han mvitado en distin tas ocasiones para exponer, con abundancia de ejemplos mexicanos, qué es, para qué sirve y cómo se cocina la microhistoria. Algunas de las exposiciones sobre los com ponentes microhistóricos se convirtieron en articu os largos de revistas especializadas. La primera compi a- ción de tales artículos se publicó, con el nombre de In vitación a la microhistoria, en la serie Sep-Setentas en el año de 1973. Esta segunda compilación para la sene Sep-Ochentas es de cosas publicadas después de 197á menos una. En ambas compilaciones el asunto es el mismo, pero la presente no es repetición de aquella y los ensayos de una y otra no son, en ningún caso, simples refritos. , En este volumen se recogen siete ensayos. El de en trada, sobre la “historia académica y el rezongo popu Planeación y edición : Dirección General de Publicaciones y lar” rebasa el asunto microhistórico; se refiere a las Bibliotecas, Secretaría de Educación Pública principales maneras de hacer historia que se pract^an Producción: Fondo de Cultura Económica hoy en México. El segundo se llamó originalmente Ha D. R. © CONAFE cia una teoría de la microhistoria”. El tercero es una Av. Thiers 251 relación incompleta de la microhistoria mexicana, pues D. R. © Fondo de Cultura Económica Av. de la Universidad 975, México 12, D. F. no se ocupa de los microhistoriadores de tiempos virrei nales ni de los muy recientes. La cuarta entrega de ISBN 968-16 este volumen corre el riesgo de recibir el calificativo Impreso en Méxeo de fruto del mal humor. Comenta los deslices más fre cuentes de los historiadores de la provincia mexicana. En cambio, el quinto artículo hace el elogio de tres de ellos, dos microhistoriadores a carta cabal y el otro L HISTORIA ACADÉMICA Y EL REZONGO macrohistoriador residente fuera de la metrópoli. El POPULAR* ensayo número seis es una escueta exposición de las as piraciones docentes en materia de historia del Colegio de Michoacán, y el número siete, la introducción a un Casi todo el mundo, según opiniones muy generalizadas, temario de apoyo a 32 monografías de sendas entidades tuvo su primer encuentro con la historia antes de ir a federativas de la República Mexicana, encomendadas la escuela. La costumbre de mirar para atrás es una hacer por el secretario de Educación en 1979. de las muchas infundidas por la crianza hogareña no En esta ocasión, por razones de estrechez espacial y sólo en los lugares que viven de los frutos de un árbol de desmemoria, sólo me voy a referir a tres colabora genealógico, sino también en gran número de familias dores. Los que comentan: ¡Qué chiste! Le ayuda su nada linajudas y ni siquiera burguesas. Otro irradiador mujer”, están en lo justo. Armida viene siendo mi in de conciencia histórica en este país ha sido la Iglesia, discutible colaboradora desde hace 26 años. En los últi tan poblada de imágenes de justos de otros tiempos, don mos quince meses, gracias a don Agustín Jacinto, secre de las homilías de los sacerdotes aluden casi siempre tario de El Colegio de Michoacán, he podido distraer a hechos pasados y donde, en forma de catecismo de muchas horas para el ejercicio de la escritura. De 1979 Ripalda o de Gasparri, a veces antes de conocer la o para acá, la señorita Aurora del Río, en su carácter por lo redondo, se recibe un primer curso de historia. de secretaria particular, copia y recopia con paciencia En fin, si un niño se cría en medio urbano puede tam y eficacia, pese a las interrupciones de llamadas tele bién despertar a la conciencia de lo histórico a causa de fónicas y de visitantes, oscuros manuscritos y mecanus- los monumentos públicos. Todo se confabula desde la critos llenos de enmendaduras. más tierna infancia para hacernos sensibles a la histo ricidad de la naturaleza humana. Zamora, 30 de mayo de 1981. Todavía en plena niñez tenemos una segunda cita con la historia. Eso sucede en la escuela, en siete cursos o más, mediante la lectura de libros ilustrados con ros- * Discurso de ingreso a El Colegio Nacional, leído el 8 de noviembre de 1978. tros de las mismas personas que, montadas en cuerpos no sólo desprenden de su contexto histórico los de bronce, pueblan bulevares y jardmes públicos Según ombres y las hazañas edificantes para hacer patriotas a carta cabal, sino que embellecen o afean a los per costumbre secular, la historia impartida en el trans curso de la primaria y la secundaria es la que Marco sonajes y los hechos históricos con embustes literarios. Tulio Cicerón llamó “maestra de la vida’ ; historia re Allí están las caricaturas de Cuauhtémoc, Cortés y la verencial, Federico Nietzsche; historia pragmatica, no se conquista; Calleja, Morelos y la revolución de Indepen quién; historia edificante o didáctica, no se cuantos, y dencia; Juárez, Maximiliano y la Reforma liberal para botones de muestra de cómo se hacen atractivos los per L irreverentes, historia de bronce. Esta, como es bien sonajes oriundos de esta tierra, y repelentes las figuras sabido, aspira a la recuperación de los gue tuvieron la desgracia de nacer en otras latitudes, y en provecho del aquí y ahora; busca en adultos de otras de cómo se adorna y aplaude la conducta de los nues épocas la lección para los menores de hoy; añade adre tros y se reciben con rechifla los haceres extraños. T m lleja a la descripción de obras y al relato de vidas „asadas- quiere dotarnos de un proyecto vital por medio Con razón escribe Stefan Zweig: de un repertorio de exempla de grandes hombres y de hechos hazañosos. En otros tiempos se le utilizo en a Antes aún de que pudiéramos contemplar bien el industria hacedora de santos; hoy se usa m as en la - mundo se nos pusieron unos lentes para que pudiéra dustria encargada de hacer heroes nacionales. Ant mos contemplar bien el mundo no con una mirada se llamó curso de moral por ejemplos; ahora podría ingenua y humana, sino desde el ángulo del interés decírsele curso de patriotismo por ejemplos. nacional [ver] que nuestra patria, en el curso de la Aunque el discurso histórico concebido como peda historia, tuvo siempre razón, y pase lo que pase, en gogía lleve el nombre de historia patria o de hisotria adelante siempre la seguirá teniendo. universal, sólo trata de las figuras y los acaeceres de propio país o del mundo que el proposito nacionalista Por lo mismo se justifica lo que Paul Valéry asevera: recomienda. Generalmente se recaban La historia es el producto más peligroso que haya ela cional los ejemplos de conductas a segmr, los bueno borado la química del intelecto humano. Sus pro ejemplos” y de la historia de las demas naciones, piedades son muy conocidas. Hace soñar, embriaga e emplos de conducta negativa, los que debemos recha a los pueblos, engendra en ellos falsa memoria, exa zar “los malos ejemplos”. Exagerando un poco cabria gera sus reflejos, mantiene viejas llagas, los atormenta llamar a los libros de historia de la en el reposo, los conduce al delirio de grandezas o al “Vidas de hombres ilustres mexicanos y Vidas üe de persecuciones, y vuelve a las naciones amargas, inicuos imperialistas extranjeros”. Se trata de textos soberbias, insoportables y vanas. II 10 Con todo, ningún detractor de la historia de bronce, pragmática, edificante y nacionahsta ha propuesto la la historia acontece en el bachillerato o en la univer- supresión de tal espécimen de los planes de estudio; sidad. Aquí nos topamos con la musa transfigurada nadie ha refutado la validez de acarrear al presente con Clio sm anteojos de maestra, con una señora cam valores del pasado, sino el modo de hacerlo en la ense panuda, con una mistress universo que entiende por ñanza pública, supeditado al nacionalismo y a manera los nombres de filosofía de la historia, teoría de la de desfile de héroes, villanos y batallas. Stefan Zweig sociedad y de la historía, metahistoría, historia genéti propone: “La historia debe seguir siendo la materia de ca, historia especulativa o materialismo histórico que mayor importancia en la formación de un joven si esa se propone decir la última palabra sobre el origen el historia se escribe desde la altura de las conquistas cul curso y la meta de los acaeceres de la humanidad, que turales y con la mirada puesta en la larga ascensión trata de esclarecer el sentido último de todo hombre realizada”. Si la didáctica de ayer fue narración “de toda época y tóda sociedad, que busca un orden en el nuestras insistentes recaídas [en la guerra], la de ma proceso histórico del universo mundo, que pretende ñana tiene que ser la de nuestro perenne ascenso, una daríe un sentido a esta carrera de relevos en que vienen historia de la civilización humana”. Paul Valéry pide ^ empeñándose los hombres desde hace muchos miles de la remuda del saber histórico-escolar de hoy por otro anos. Los metahistoriadores pretenden dar con la tra que se deje de héroes y de combates y se ocupe de yectoria pasada, presente y futura de los individuos, los tantas cosas dignas de imitación que ofrece el pasado, pueblos y las sociedades sin excepción y sin lagunas las manifestaciones del genio artístico, de las conquistas de conocimiento. El filósofo de la historia es una es de la técnica, de los grandes pensadores, de los hechos de pecie de superhombre que se siente con ánimo de com civilización y no de barbarie, de los que coadyuven a la partir con Dios el conocimiento que se le atribuye concordia internacional y no a la mutua destrucción a este acerca de sus creaturas. de las naciones. A la pregunta ¿debe seguir enseñándose Al contrario de la historia aprendida en la escuela la historia magistra vitae? suele dársele como respuesta tan rica en sucesos reverberantes y héroes maravillosos,’ un sí rotundo, que no sin peros. a metahistoría sólo trae a colación las inmensas fuerzas Del sistema de educación altamente patriótico, del impersonales que empujan a la humanidad. El asunto culto a los héroes, de la adoración de semidioses domés ;ahora no es ni fulanito ni zutanito, ni ésta ni aquella ticos pasamos a la adoración de un ídolo sin cara, es hazaña, sino la sucesión del tiempo, lo histórico en su culpido la mayoría de las veces por filósofos y científi totalidad y a lo sumo en sus grandes fragmentos. La cos sociales, por personas audaces, soberbias, de mirada ciencia ultima del hombre se desentiende de las minu superaquilina. Para muchos el tercer encuentro con cias y solo mira enormidades. Las leyes del desarrollo historico y los momentos de la vida de la humanidad 12 13 (a veces llamados modos de producción, a veces civili acopio de datos que sus antecesores, traza los modos zaciones, ora estados, ora épocas, ya edades, ya ciclos), de producción que ha cursado la especie humana, mo han sido los temas más frecuentados por las filosofías vida por la lucha de clases, desde el comunismo de la de la historia desde San Agustín hasta Toynbee. historia hasta la sociedad comunista aún poshistórica. El campo de la disciplina englobante de todo acon De las teorías del desarrollo humano en general, mu tecer es tan mayúsculo y complejo que ninguna estra chas ya han caducado, bien por quedar huérfanas de tagema científica es capaz de asirlo y analizarlo, aun doctrina filosófica que las avale, bien por haber sido que más de alguna de las filosofías de la historia desmentidas por los hechos. Algunas han producido con pretende ser la ciencia del desarrollo histórico. Cierta mociones de marca mayor, pero quizá ninguna convic mente la de Marx, la de Toynbee y otros acuden con ciones firmes. Varias han contado con el apoyo de la frecuencia a los datos reunidos por los historiadores fuerza publica, con el poder de algún gobierno para para abstraer inductivamente las leyes de la historia, pero imponerse como verdad, pero casi ninguna se ha podido hasta ahora a ninguna le ha bastado la inducción mantener como fe duradera. Son grandes fogatas que para constituir ei objeto formal de su disciplina; todas se reducen pronto a cenizas. Quien más, quien menos, las han necesitado de la reflexión filosófica. Hasta hoy, visiones de la historia universal han merecido, después en todas las consideraciones globales del mundo histó de una breve etapa de encandilamiento, los dictáme rico se han complementado la luz inductiva de los nes de ser una artificiosa recreación del pasado, o de hechos y la luz racional del análisis filosófico. En las reducir la compleja realidad a una sucesión de hechos teologías de la historia las dosis de deducción fueron simbólicos, sin sustancia. A poco de nacer se les ataca muy altas; en la filosofía de la historia clásica se cons desde todos los frentes; se les maldice por simplífica- truyó a base de mezclar en proporciones parecidas doras, porque explican a priori y por que usan de ge la arena de la inducción y la cal del raciocinio; en las neralidades inadecuadas. teorías actuales predominan las aportaciones del aná Pero aun los escépticos que ven en las filosofías de la lisis histórico concreto. La cristiandad, con muy poca historia o en las historias de orientación filosófica meras observación y mucha reflexión, edifica la idea de una telarañas tejidas por los filósofos para aprehender in historia fundada por Dios,, constituida por una sucesión cautos, les reconocen algunas funciones positivas: le sir progresiva de acontecimientos singulares e irreversibles, ven al común de los mortales como respuesta interina a ordenados al fin trascendente de la salvación eterna. la pregunta por el destino temporal del hombre, y al Hegel, a fuerza de lecturas históricas y de meditaciones historiador de lo concreto como marco de referencia o filosóficas, arriba a una concepción de la historia como aguja de marear de sus investigaciones, pues la teoría camino del espíritu hacia la libertad. Marx, con mayor precede a la historia, según Aron, y es difícil diferir 14 15 razón del historiador no es una razón que generaliza, del siguiente punto de vista: “Quiérase o no, consciente sino una razón que narra”. Las discrepancias y contra o inconscientemente, cualquier actividad historiográfica dicciones de aquellos maestros no les impedían repetir está ligada a una filosofía de la historia, y es preferible al unísono la afirmación de Trevelyan: “Del pasado elegirla a sabiendas de lo que se elige a correr el riesgo histórico nos interesan los hechos particulares y no sólo de tener que bailar con la más fea”. El género filoso sus relaciones causales.” fía de la historia es un mal necesario en el camino Pero, ¿qué hechos particulares? Desde luego, no la hacia el saber histórico “mondo y lirondo”. Se trata de totalidad. No los que no sobreviven de alguna manera una costumbre imprescindible o casi. Un requisito pre en documentos, monumentos y costumbres. No muchos vio para intimar con la historia es haberla visto vestida de los espigados por la historia pragmaticocívica con con galas filosóficas. fines aleccionadores. No los que no impliquen o afecten El cuarto y definitivo encuentro con la historia des a muchas personas. En general sólo los denominados nuda sucede las más de las veces en una facultad uni inemorables en la jerga del gremio: las acciones repre versitaria de filosofía y letras o en el centro de estudios sentativas o típicas de una etapa y una sociedad, las que históricos de un instituto de cultura superior como en hicieron época y las que han sido fecundos en resultados. el que estoy pensando ahora, y no podría callar sin agra Ya no Unicamente como antes acciones guerreras y po vio a la gratitud ; aquel Centro de Estudios Históricos de líticas; también las de índole económica, social e inte- El Colegio de México dirigido por don Silvio Zavala, fectual. Tampoco nada más los sucesos efímeros o co- en el que enseñaron, aparte del director, don José Mi yunturales, sino los de larga duración, las estructuras. randa, don José Gaos, don Ramón Iglesias y otros dis Pn suma, una incontable multitud de hechos, siempre y tinguidísimos maestros; donde tuvimos la fortuna una |uando tengan un valor para nosotros. veintena de estudiantes de foguearnos con un tipo de his Mis profesores coincidían también en un camino de toria diferente a la didáctica y a la especulativa, la ida y vuelta en el quehacer historiográfico. Su método historia que ha merecido una docena de epítetos: cien partía de una problemática y continuaba con seis ope tífica, narrativa, descriptiva, crítica, erudita, apolillada, raciones, todas ellas de apelativo pedante; heurística, anticuaría, universitaria, inventariai, microscópica, me mtica, hermenéutica, etiológica, arquitectónica y esti- nuda y académica. Aunque cada uno de los profesores Jfctica, operaciones que concluían en mamotretos, artícu- del Centro de Estudios Históricos tenía su idea de los b)s y conferencias, según unos con tantos quilates de propósitos perseguidos por la historia académica, aunque yerdad como los que son reconocidos en las obras de físi creía incompatible su postura historiográfica con la de cos, químicos y biólogos, y según otros, menos creí los otros, lo cierto es que cada uno de ellos estaba dis bles que los productos de las ciencias naturales. Un puesto a suscribir el célebre aforismo de Ortega: “La 17 16 ilustre profesor recomendaba seguir la orden de Ranke; tócratas del saber, que se olvide del mundo de los acon “Exponed simplemente cómo ocurrieron en realidad los tecimientos irrepetibles y vaya en busca del mundo de las hechos.” Otro ilustre profesor no creia ni posible ni replaridades cuantificadas. Mandrou dijo: “La utiliza deseable la fórmula rankiana, pues “La historia [según ción del número aparece como la garantía seria de una él], era un conocimiento eminentemente inexacto.” Un demostración; la construcción de una curva —aun de tercero argumentaba: “En el quehacer histórico hay ele masiado simple— parece preferible a una fina página mentos subjetivos y objetivos. El pasado en parte se des de definiciones.” ¿Quién se atreverá a poner en duda cubre y en parte se crea.” Ninguno llegaba a las afir las conclusiones de un historiador o un equipo que tra maciones cínicas o escépticas que se oyen en gente ajena baje con cifras y ordenadores? En un santiamén la his al gremio; a ninguno se le oyó decir; “Hay tantas ver toria cuantitativa se instauró en el “milieu” académico dades históricas como historiadores”; ninguno, que yo como la única valedera, como la única verdaderamente recuerde, se deslizó hacia una herejía historiográfica científica y sin bemoles. Floud afirmó: “El trabajo his entonces de moda; la historia estetizante que se aban tórico hecho sin números es ruinoso e irresponsable.” donaba a la idea del matrimonio indisoluble del que Mandrou dispuso; “El historiador que no cuantifique sus hacer histórico con la praxis literaria. Como es bien operaciones está decididamente superado.” Casi sin ex sabido, fue una herejía que arrastró a muchos aficiona cepción, a los cliómetras les dio por decirles charlatanes dos, pero a muy pocos profesionales. a los historiadores de la ortodoxia. La salida a luz de Mucho más arrastradora de cerebros que la herejía un nuevo libro de historia tradicional empezaron a en estetizante fue la neocientista que le apareció a Clio a frentarla con muecas de desaprobación, chiflidos y cor manera de chipote a mitad del presente siglo, no sé si netillas. En cambio, todos a una dieron en saltar de en París, donde la vemos crecer media docena de ex gusto, tirar cohetes, tocar dianas y aplaudir cuando apa alumnos de El Colegio de México que allá éramos alum recía un libro de historia matematizante. El comporta nos de Bataillon, Marrou, Braudel, Labrousse y otros gi miento tan emotivo de los historiomensores ansiosos de gantes de la historia. Para 1951 ya se rumoreaba que refrigerar a la musa inspiradora les atrajo amistades; nuestra disciplina se volvería ciencia indiscutible cuando pero por su conducta alternativamente agresiva y alegre, los investigadores apartaran su atención de las cualidades por su actitud de fiscales de la santa inquisición científica, para volcarlas en las cantidades. Mientras la historia , también cosecharon un buen número de rabiosos ene no abjure de su carácter de disciplina ideográfica y asuma migos. el papel de sabiduría nomotética —decían aquéllos here El debate entre historia cuantitativa y cualitativa ya jes__la historia seguirá siendo la más pobre y despres ha dado aportaciones de importancia al arte de la in tigiada de las ciencias. Si quiere codearse con las aris juria; en sólo veinticinco años se ha obtenido una abun- 18 19 dante cosecha de dimes y diretes. Arturo Schlesinger ción del pasado al reducirlo sólo a lo cuantificable. sentenció: “Casi todas las cuestiones importantes lo son Como quiera, la siguiente hornada, profundamente in precisamente porque no son susceptibles de respuestas fluida por el espíritu científico, le da el sí al nuevo cuantitativas.” Edmundo O’Gorman moteja de seudo- método. En cambio, muchos de los historiadores de la historia la “que permuta la progenitora de lo cualita llamada generación del medio siglo han vuelto a ver tivo por el plato de lentejas de lo cuantitativo para aca en el uso de cifras y computadoras una simplificación bar ofreciendo, en monografías ilegibles, un cadáver de la exuberancia del pasado y una ingenuidad meto en verdad incapaz de entusiasmar al más frenético de dológica. Con todo, la juventud que anda ahora entre voto de la necrofilia. Se trata de una suma, de una los 30 y los 45 años vuelve a la inocente novedad. historia aterida, de una historia hecha sin amor”. A eso Los científicos sociales —economistas, sociólogos, poli contestan los cuantihistoriadores que las pasiones román tólogos, demógrafos— que veían tan desdeñosamente ticas, como el amor, se las ceden a los fósiles del ro los trabajos históricos ya comienzan, según decires, a manticismo. Para la historia verdaderamente científica verlos con interés y a ser clientes de la historiografía. el apasionamiento romántico, en vez de servir, estorba. Como las ciencias sistemáticas del hombre buscan los Sólo los números, tan alérgicos a las emociones, pueden aspectos típicos de las modalidades humanas, es com sacar a la historia de su oscurantismo barroco y del prensible que acudan a las tiendas de la historia cuan dominio de la especulación metafísica. A su vez, los titativa donde se expenden solamente hechos así, los historiadores del bando opuesto vuelven a replicar. Carr únicos cuantificables. Quizá también los filósofos de la sentencia: “El culto a la historia cuantitativa lleva historia se sientan más agradecidos con la nueva modali la concepción materialista de la historia a extremos dad. Es indiscutible el número creciente de los aprove- bhados de la fertilidad de la escuela cuantitativa, pues es absurdos.” La “nueva historia”, neocientífica, matematizante, ¡bien sabido que los cuantificadores son muy fecundos, que se abre paso lanza en ristre desde 1950, rara vez producen en cantidades industriales, justamente porque ha atraído a sus filas a historiadores oriundos del si ítrabajan como en fábrica, porque echan mano del pro glo XIX. Los que hacia 1955 ya pasaban de los cin letariado intelectual, porque constituyen equipos de cuenta años no se dejaron seducir por las sirenas del trabajadores en el que sólo hace falta un inteligente neocientismo. Aun los soñadores en una historia obje con numen, donde los otros no necesitan vocación ni tiva que pudiera llamarse ciencia de verdad, no vieron talento extraordinario, pues basta llegar puntualmente en el uso de estadísticas la solución a la subjetividad todos los^ días a la tarea, cumplir con las indicaciones histórica puesto que no evitaba tal uso el papel activo del patrón y ajustarse a las leyes del juego científico del historiador, y en cambio sí empobrecía la utiliza para que el miembro de un grupo asegure su pitanza. 20 21