Description:Quizá no encontremos entre los ejércitos de espectros que pueblan nuestra literatura, un caso de olvido tan deplorable como el de Juan Bautista Amorós, que empezó enmascarándose bajo el heterónimo de Silverio Lanza y prosiguió su labor de ocultamiento publicando sus obras en imprentas siniestras o esotéricas, retirándose voluntariamente a Getafe y dispersando entre sus obras menciones autobiográficas apócrifas que contribuyen a confundir a estudiosos. Silverio Lanza, misántropo y afable, plácido y mordaz, ejerció su magisterio distante sobre algunos jóvenes noventayochistas (Baroja y Azorín, en especial) y más tarde sobre Ramón Gómez de la Sema, que a su muerte se propuso la tarea ardua de incorporarlo a la posteridad. Dueño de una escritura —en palabras de Juan Manuel de Prada, autor del prólogo y responsable de la edición— «inclasificable y demoledora, infiltrada de un humor cáustico, salpicada de pintorescas digresiones y concebida desde una atalaya de autoridad moral que no accede a la componenda», Silverio Lanza publicó ocho novelas y cinco libros de cuentos (aunque los límites entre los diversos géneros fluctúan cuando nos asomamos a sus títulos) en los que relumbra el filo de la ferocidad crítica, dirigida contra las lacras de una sociedad que, bajo la careta amable de la Restauración, escindía las llagas de su decadencia. El clero infractor del celibato, los funcionarios prevaricadores, el ejército camastrón, los políticos embaucadores, las mujeres gazmoñas, la burguesía cerril y, sobre todo, los caciques rurales son vapuleados con una prosa desbordante de sarcasmo que nunca incurre en la doctrina, porque Lanza sabía contar las ideas como si fuesen aventuras.Para probarlo, he aquí las novelas completas de Silverio Lanza, donde nos encontramos a su autor en estado puro, digresivo y divagatorio, inconformista y socarrón, traspasado por unas obsesiones recurrentes que hacen de su universo personal un paisaje amenísimo del que nos gustaría quedar prisioneros para siempre. Se rompe, de esta forma, la conspiración de olvido que aureolaba la figura de uno de los talentos más inclasificable de nuestra literatura. Asomarse hoy a sus libros constituye una sorpresa estética e intelectual de primer grado.