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Notas sobre el capitalismo PDF

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Miércoles, 03 de Abril de 2013 Antología Denis Sulmont _____________________________ 1 NOTAS SOBRE EL CAPITALISMO Denis Sulmont Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional. En este capítulo, nos proponemos situar la problemática de las organizaciones en los campos de acción abiertos por la modernidad. Nos referimos a la conquista del espacio mundial, el desarrollo del comercio y del capitalismo, la revolución industrial, la constitución de los Estados-naciones, la emergencia de los movimientos sociales y políticos, la democracia, el socialismo real el desarrollo y el sub-desarrollo, los avances de la ciencia y las revoluciones tecnológicas y la globalización. Los grandes cambios históricos No es exagerado afirmar que nunca en su historia, la humanidad ha realizado un salto tan contundente y global en su capacidad productiva y destructiva, de organización y de acción creadora. Nos sentimos abrumados por la velocidad y densidad de los cambios que nos toca vivir. El gran despliegue del “fenómeno humano” que envuelve todo el planeta, es asombroso. Desde los años 1960, los sociólogos Daniel Bell en los Estados Unidos y Alain Touraine en Francia hablan de la emergencia de una sociedad “post Industrial”. Bell señala el tránsito de una economía dominada por la producción de bienes materiales hacia una economía de servicios y subraya el papel central de la generación y control de los conocimientos científicos y su aplicación técnica (Bell,1976). Touraine define la sociedad post- industrial como “sociedad programada” donde el eje del poder reside en los sistemas de gestión que abarcan la producción, la distribución, la inversión y el consumo. En este tipo de sociedad, las luchas sociales se desarrollan de manera diversificada, más allá de la relación capital-trabajo. El conflicto central gira en torno a la relación entre quienes controlan los grandes sistemas de gestión, y el conjunto de trabajadores, consumidores y ciudadanos en tanto que personas que reivindican el derecho a elegir su modo de vida. (Touraine, 1969) El periodista Alvin Toffler2 popularizó la metáfora de la “tercera ola”, entendida como nueva revolución productiva, de importancia histórica comparable al nacimiento de la agricultura hace diez mil años, y a la revolución industrial hace apenas tres siglos; la fuente del poder, en la ola actual no reside principalmente en la fuerza física y el dinero, sino en los conocimientos. El sociólogo Manuel Castells nos ofrece un amplio y valioso análisis de los procesos de trascendencia histórica en el mundo a fines del segundo milenio. En su obra titulada La era de la información. La sociedad red (primera edición: 1996), Castells subraya la combinación de dos procesos: el impacto de las tecnologías de 1 Este texto corresponde al capitulo 2 de Teoría y Practica de las Organizaciones, Publicado como material de enseñanza de la Maestría en Gestión y Alta Dirección de la Pontificia Universidad Católica del Perú, en el 2008. 2 Toffler impactó el mundo de los gerentes y la opinión pública con la publicación de tres libros –El “shock del futuro” (1970), La tercera ola (1980) y el cambio del poder (Powershift) (1990)-, que se convirtieron en best seller. 1 Miércoles, 03 de Abril de 2013 Antología Denis Sulmont _____________________________ información y la globalización. Resume su propuesta en los siguientes términos. (op. cit. tomo 1 capítulo 2): “Una nueva economía emerge desde hace dos décadas a escala mundial. La llamo informacional y global para indicar sus rasgos fundamentales y subrayar su interpenetración. • Es informacional porque la productividad y la competitividad de las unidades o agentes de esta economía (trátense de empresas, regiones o naciones) dependen esencialmente de su capacidad de generar, tratar y aplicar una información eficaz basada en el conocimiento. • Es global porque las actividades claves de producción, consumo y distribución, así como sus componentes (capital, trabajo, materias primas, gestión, información, tecnología, mercados) están organizados a escala planetaria, ya sea directamente o a través de una red de relaciones entre agentes económicos. a) Es informacional y global porque, en las condiciones históricas nuevas, la productividad nace y la competencia se expresa en una red global de interacción. Ha emergido en el último cuarto de siglo XX porque la revolución de la tecnología de la información ofrece la base material indispensable para una economía de este tipo”. Véase en Anexo:  Toffler: La tercera ola  Castells: La red y yo  Touraine: Nuevo paradigma para entender el mundo de hoy 2. MODERNIDAD E HISTORICIDAD El despliegue de las capacidades reflexivas, creativas y organizativas de la especie humana en la tierra ha sido un proceso evolutivo largo, disperso y conflictivo. Una etapa fundamental en este proceso lo constituye la revolución neolítica (entre 10 mil y 6 mil años a.c.) a la cual se refiere Toffler. La revolución neolítica impulsó la agricultura y sentó las bases materiales de las civilizaciones complejas que se desarrollaron en diferentes espacios del mundo.3 Entre las innovaciones derivadas de esta revolución están la selección de plantas y la domesticación de animales, los sistemas de riego, la producción textil, la cerámica, la metalúrgica, la rueda, el uso de la fuerza de tracción animal, los barcos a vela, la escritura pictográfica y muchas otras asombrosas aplicaciones prácticas del ingenio humano. Estas innovaciones hicieron posible la transición de una economía depredadora y de mera subsistencia hacia una economía productiva generadora de excedentes, el incremento de la población y su asentamiento en territorios y ciudades, la constitución de castas y clases, la organización de ejércitos y burocracias y el establecimiento de instituciones religiosas, políticas y jurídicas. 3 Las civilizaciones más destacadas fueron la Azteca y la Maya en América central, la polinésica en los mares del Sur, la china en la cuenca del Río Amarillo, la híndica en el valle del Gange; la Egipcia en el valle del Nilo, la mesopotámica en lo los valles del Tigris y del Eufrates, y la Inca en el área andina. En todas, la gestión del agua ha jugado un papel decisivo. 2 Miércoles, 03 de Abril de 2013 Antología Denis Sulmont _____________________________ Las civilizaciones se sustentan en diferentes “modos de producción y reproducción”, regimenes de dominación” y “modelos de desarrollo”.4 Conformaron “sistemas históricos” (Wallerstein, 1991), que articulan la organización económica (división del trabajo, intercambio comercial, producción), y los procesos políticos y culturales. Wallerstein distingue entre los “mini-sistemas” (culturas locales, efímeras) y los “sistemas-mundo” de gran escala y larga duración; Algunos sistemas-mundo, denominados “imperios-mundo”, dependen de una estructura político-militar centralizada, como por ejemplo, el Tahuantisuyo; otros se estructuran en base a relaciones económicas autónomas, como es el caso de la “economía-mundo capitalista”. La modernidad es un fenómeno histórico “reciente” que se inicia alrededor del siglo XVI en el seno del sistema feudal europeo. Surgió como movimiento de ideas que cuestionaban el orden tradicional, propiciaba el pensamiento crítico y racional y la libertad individual y afirmaba la idea del progreso. Sembró las semillas de muchos de los cambios que se concretaron en los siglos siguientes a nivel mundial. En su libro La condición del hombre moderno, Hannah Arendt subraya tres acontecimientos emblemáticos que coinciden con el inicio de este movimiento: el descubrimiento de América por Cristóbal Colón, la reforma protestante Luterana en Alemania, y la sustentación científica del movimiento de la tierra alrededor del sol por el astrónomo polaco Copérnico. En términos generales, entendemos la modernidad como un proceso sistemático y acumulativo de dominio del mundo por la intervención cognitiva e instrumental de los seres humanos sobre sus propias condiciones de vida y por la afirmación del individuo como sujeto y actor socio-histórico. Este proceso está ligado a un cambio decisivo en la manera como los individuos se sitúan ante el mundo; implica una ruptura con las grandes interpretaciones sagradas o “meta-sociales” que orientan las conductas en las sociedades tradicionales. El hombre moderno intenta comprender el mundo y transformarlo mediante el ejercicio de su capacidad de razonar y de aplicar el método científico en todos los campos de su vida activa. Un rasgo fundamental de la modernidad es lo que Alain Touraine llama la “historicidad”, es decir la capacidad de la sociedad de producirse a sí misma, de definir el sentido de sus obras y sus acciones en el transcurso de la historia.5 4 Entendemos por modo de producción una forma de organización social basada en la combinación entre fuerzas productivas (tecnología, recursos económicos, conocimientos) y un conjunto de instituciones que controlan y regulan las relaciones sociales de producción (en especial el régimen de propiedad). Marx distinguía los siguientes modos de producción: a. el comunismo primitivo; b: el modo esclavista basado en un poder estatal fuerte; c. el feudal, d: el capitalista, y e. el socialista. Introdujo también el concepto de despotismo oriental o tributario, caracterizado por una clase dominante formada por funcionarios con roles administrativos, militares y religiosos, modalidad que prevalece en las sociedades llamadas “hidráulicas” (Egipto, Babilonia, India, china), y se aplica al caso de los Aztecas y los Incas. Otro modo de producción al que remite Marx y otros analistas es el de la producción artesanal y agrícola. Como dice Torcuato Di Tella: “en la medida en que la antropología y la sociología histórica exploran con mayor detalle un gran número de sociedades, se hace cada vez más difícil encasillarlas a todas en los clásicos modos de producción. Toda sociedad concreta es una mezcla de elementos tomados de varios modelos”. (Di Tella, 1989: 402). 5 No se debe confundir historicidad con el historicismo. El historicismo postula un sentido determinista de la historia. La historicidad plantea en cambio que la historia la hacen los seres humanos, a partir de las condiciones que limitan, pero también potencian sus acciones. La historicidad, tal como la definimos, está presente en varias culturas premodernas. Pero se convierte en rasgo central de la sociedad en la era moderna. 3 Miércoles, 03 de Abril de 2013 Antología Denis Sulmont _____________________________ La modernización de la sociedad puede entenderse desde dos perspectivas que son complementarias: Una es la racionalización de los sistemas de acción; otra, la afirmación del sujeto como individuo y actor histórico. Desde la primera perspectiva, la racionalidad consiste en organizar sistemáticamente la relación entre medios y fines; es decir, orientar la acción sobre la base del cálculo, la previsión y un ordenamiento funcional y operativo. La racionalización implica una especialización y organización metódica de las conductas. Este aspecto ha sido subrayado por Weber, en su intento de entender por qué el capitalismo llegó a imponerse en Europa occidental y a transformase en sistema hegemónico del mundo contemporáneo. Weber veía el prototipo de la racionalidad moderna en la empresa capitalista, la organización burocrática del Estado, y el derecho formal. Señalaba como el proceso de racionalización de las diferentes esferas de actividades conducía a una secularización de la sociedad y a un “desencanto del mundo”. La racionalización y el desarrollo de las capacidades de acción, nos remite a la otra perspectiva central de la modernidad: la afirmación del individuo como “sujeto”, como persona humana portadora de derechos, que busca emanciparse de las formas de dominación, desplegar sus capacidades creativas y dar sentido a sus acciones. Nos parece importante la incorporación de esta perspectiva en la definición del desarrollo que propone el PNUD (1990), inspirado por los trabajos del economista Amartya Sen. [Véase recuadro]. . El desarrollo como libertad (Amartya Sen) El desarrollo puede concebirse como un proceso de expansión de las libertades reales de que disfrutan los individuos. El hecho de que centremos la atención en las libertades humanas contrasta con las visiones más estrictas del desarrollo, como su identificación con el crecimiento del producto nacional bruto, con el aumento de rentas personales, con la industrialización, con los avances tecnológicos o con la modernización social. El crecimiento del PBI o de las rentas personales puede ser, desde luego, un medio muy importante para expandir las libertades de que disfrutan los miembros de la sociedad. Pero las libertades también dependen de otros determinantes, como las instituciones sociales y económicas (por ejemplo los servicios de educación y de atención médica), así como los derechos políticos y humanos (entre ellos, la libertad para participar en debates y escrutinios públicos). (p. 19) En este enfoque, se considera que la expansión de la libertad es 1) el fin primordial y 2) el medio principal del desarrollo. (p.55) Amartya Sen (2001) Desarrollo y Libertad, Bogotá: Editorial Planeta. Los sujetos se convierten en “actores sociales” en la medida que desarrollen un nivel de conciencia y organización que les permitan intervenir en un campo de acción histórica en relación con otros sujetos. Hablamos de “movimientos sociales” cuando esta intervención adquiere una cierta organización y continuidad y logra incidir sobre las decisiones políticas y las orientaciones culturales relacionadas a temas claves de la sociedad. Un movimiento social articula tres principios: identidad, conflicto y totalidad. 4 Miércoles, 03 de Abril de 2013 Antología Denis Sulmont _____________________________ Los movimientos sociales fundamentales en las sociedades industriales fueron protagonizados por la burguesía empresarial y los trabajadores organizados. En las sociedades semi-industrializada o subdesarrolladas los movimientos sociales se combinan con las luchas por la afirmación nacional, la modernización y el desarrollo. En las sociedades llamadas post-industriales, caracterizadas por el papel central de la producción de conocimientos y de la gestión global del desarrollo, los actores sociales se manifiestan en una mayor diversidad de campos de acción. La sociedad actúa sobre sí misma no a partir de actores aislados, sino un sistema de actores definidos por relaciones de clases y de poder (dirigentes y dirigidos, dominantes y dominados, ricos y pobres). “La acumulación y la inversión, escribe Touraine, están bajo la gestión de una categoría particular que tiene el poder de sustraer excedentes a los trabajadores y administrar el empleo de los recursos acumulados. Es ante todo la acumulación que implica la oposición de clases. Pero la clase dirigente es también la que controla el modelo cultural (…). Ella tiene necesariamente dos caracteres opuestos y complementarios. Por un lado es la expresión social del modelo cultura; por otro ejerce una coacción sobre el conjunto de la sociedad. Grupo particular ejerciendo una función general, es a la vez la clase que realiza el modelo cultural y se lo apropia, se sirve de él para constituir su poder. (…) En cambio, la clase dirigida es la que no gestiona el desarrollo del modelo cultural a la vez que participa de él. Ella presenta por lo tanto también dos caras. De un lado resiste a la influencia dominadora y adopta una actitud defensiva de protección de su trabajo y de su modo de vida; y de otro recurre a este modelo contra la apropiación privada de la cual es objeto. Clase dirigente y dominante por un lado, clase dominada y contestataria de otro: su conjunto constituye lo que he denominado la doble dialéctica de las clases sociales”. (Touraine: “La producción de la sociedad”, 1973: 147; traducción nuestra). La historicidad nos lleva a enfocar la sociedad como un “sistema de acción histórico”, que articula los modos de producción, las relaciones de poder, y los modelos culturales. No basta hablar de modo de producción; hay que introducir el concepto de “modo de desarrollo” para referirse a los procesos de transformación estructural de la sociedad.6 3. EL CAPITALISMO Existe un amplio consenso en llamar “capitalista” a la lógica del sistema económico que prevalece en el mundo desde hace más de un siglo. Pero ¿Qué entendemos por “capitalismo”? ¿En qué consiste dicha lógica? ¿En qué medida prevalece en diferentes espacios nacionales y mundiales? y ¿Cuáles son sus límites? No resulta fácil responder a estas preguntas, debido a que el fenómeno capitalista se entrelaza con otros modos de producción y con procesos históricos muy complejos, como la constitución de los Estados-naciones. Trataremos de abordar estas cuestiones a partir de una breve mirada hacia la historia de la expansión del comercio, la gestación de la “economía-mundo” y la 6 Castells señala: “cada modo de desarrollo está definido por el elemento principalmente responsable de la productividad en el proceso de producción. Así en el modo de desarrollo agrario (uso de las tierra, del agua, etc.); modo industrial (nueva energía, máquina, división del trabajo); modo informacional (tratamiento de la información y comunicación)” (Castells, 2001, vol. 1, p. 46-47). 5 Miércoles, 03 de Abril de 2013 Antología Denis Sulmont _____________________________ consolidación de algunos Estados claves. Luego, nos centraremos en las interpretaciones de analistas “clásicos”: Adam Smith, Karl Marx, Max Weber y Joseph Schumpeter. a. Gestación de una Economía mundo El capitalismo se gesta en el seno de la sociedad feudal del Occidente europeo en torno a las actividades de comercio, banca y de finanzas. Su despegue puede situarse en el siglo XVI. Se expande inicialmente a partir de determinados polos hegemónicos, muy centralizados y dinámicos: Venecia, Amberes, Génova, Ámsterdam, Londres. Da lugar a la emergencia de una burguesía que redefine las estructuras sociales y sienta las bases de poder de los Estados modernos. Se consolida con la revolución industrial que acontece en Inglaterra a partir de fines del siglo XVII. Domina la economía mundial hoy día. Como señala Michel Beaud: “La larga marcha hacia el capitalismo es un proceso complejo en el que se combinan la formación de burguesías comerciales y bancarias, el ensanchamiento de los intercambios y la dominación a escala mundial, el desarrollo de técnicas de transporte y de producción, la emergencia de nuevas mentalidades” (Michel Beaud, Histoire du capitalisme de 1500 à nos jours, 1981, p.16. La primera etapa de esta larga marcha está marcada por el desarrollo del comercio inter-regional en Europa y el comercio de larga distancia, con las formaciones sociales más alejadas. Incluye la conquista y el pillaje de América. “La transición del feudalismo al capitalismo –escribe Immanuel Wallerstein - implicaba ante todo la creación de una economía mundo. (…) La transformación del comercio de larga distancia ha producido una nueva división del trabajo: de un comercio de ‘productos de lujo’, se pasó a un comercio de ‘productos de masa’ que permitió relacionar en largas cadenas de mercancías procesos hasta entonces muy dispersos. Al relacionar entre sí procesos de producción particulares, estas largas cadenas de mercancías aseguraban la acumulación de enormes cantidades de plus-valía y su relativa concentración en manos de una minoría. (…) Tales cadenas han precedido todo lo que podía merecer el nombre de ‘economía nacional’. Pero, en cambio, no se podía garantizar su solidez sino construyendo un sistema inter-estatista adoptando los límites propios de la división del trabajo, es decir de la economía mundo capitalista. Esta se ha expandido a partir de su lugar de origen, Europa, hasta incluir, como el sistema inter-estatista, la totalidad del globo. En este sistema en expansión, se institucionalizaron los estados soberanos”. (Wallerstein, 1991: 85; traducción nuestra) El “Sistema Mundo”, de acuerdo al análisis de Wallerstein, está compuesto por “Estados centros” (llamados también metrópoli en la teoría de la dependencia) la “semiperiferia”, la “periferia” y la “arena externa“. La semi-periferia abarca los países que disputan la hegemonía del sistema mundial con los países centrales. La arena externa se refiere a las regiones del mundo que todavía no han sido alcanzadas por la penetración capitalista.7 Desde mediados del siglo XV hasta mediados del XVII los países-centros del sistema capitalista mundial que competían entre sí eran Holanda, Inglaterra y Francia. Portugal y España poseían un vasto imperio colonial, pero no llegaron a consolidar las 7 El análisis de la economía mundial en términos de centro-periferia fue desarrollada por Raul Prebish y los investigadores de la CEPAL. 6 Miércoles, 03 de Abril de 2013 Antología Denis Sulmont _____________________________ bases de una hegemonía capitalista. Hacia mediado del siglo XVII el centro estaba en disputa entre Inglaterra y Francia; la periferia comprendía Europa oriental y América Latina (abastecedora de oro y plata para el mercantilismo europeo). Entre la periferia y la arena externa, se encontraban África, Asía y Rusia. Un elemento decisivo del la expansión comercial lo constituye la conformación de organizaciones diseñadas para concentrar capital, compartir los riesgos y coordinar las actividades lucrativas. Organizaciones de este tipo existían en diferentes áreas culturales, como por ejemplo China y el mundo musulmán. Pero ha sido en Occidente donde tuvieron más dinamismo, convirtiéndose en uno de los pilares del sistema económico mundial. Desde la edad media, se constituyeron empresas marítimas, compañías, corporaciones y asociaciones de mercaderes e inversionistas, particularmente en las ciudades italianas y el Norte de Europa.8 Asimismo, se crearon las chartered companies, sociedades mercantiles privilegiadas, reconocidas por cédula real, fruto del “esfuerzo conjunto de los estados y los mercaderes para explotar las riquezas de los nuevos mundos abiertos por Colón, Magallanes y Vasco de Gama” (Micklethwait y Wooldrige, 2003: 41). Las más destacadas fueron la Compañía (inglesa) de las Indias Orientales y su homóloga holandesa, creadas en 1600 y 1602 respectivamente. Como subrayan Micklethwait y Wooldrige, estas compañías eran complejas. Tenían flotas de barcos, contaban con contingentes de hombres armados, empleaban en su sede central más personas que muchas empresas multinacionales actuales. También eran sorprendentemente duraderas. La Compañía de la Bahía de Hudson, fundada en 1670, existe todavía y está considerada la multinacional más antigua del mundo”. (op. cit: 41) Apoyados en el principio del Derecho romano que señala que una asociación de personas puede tener una personalidad colectiva distinta de la de sus socios, los legisladores inventaron la “sociedad anónima de responsabilidad limitada”, estableciendo que los accionistas sólo asumen las obligaciones de la empresa de acuerdo al monto de sus aportaciones; asimismo, estableció que los socios deben delegar las decisiones gerenciales a un agente nombrado por ellos. En el transcurso del siglo XIX, las naciones capitalistas aprobaron las leyes que consolidaron este modelo. Se trata de una innovación clave para el afianzamiento del sistema capitalista. El despliegue del capitalismo comercial, las conquistas coloniales y las luchas por la hegemonía en la economía-mundo, propiciaron una coalición entre Estado y la burguesía nacional. Max Weber expresa al respeto: 8 “Las empresas marítimas surgieron en ciudades italianas como Amalfi y Venecia a partir del siglo IX. Al principio, siguiendo el modelo musulman de la muqarada, se formabas para costear y gestionar un solo viaje (que podía durar varios meses) Este sistema era especialmente atractivo para el capitalista que se quedaba en casa: le permitía diversificar los riesgos entre varios cargamentos, al mismo tiempo que se evitaba la molestia de hacerse a la mar. Estas sociedades colectivas fueron haciéndose paulatinamente más complejas; financiaban varios viajes, incorporaban socios extranjeros e ideaban nuevas formas de titularidad. (…) La compagnía, al igual que su equivalente veneciano, se fue haciendo más complicada con el paso del tiempo y la busca de inversiones fuera del círculo familiar. Quizá ya desde 1340 introdujeron la contabilidad de doble asiento, sobre todo para asegura la honradez de sus oficinas en el extranjero. Un mercader genovés anotaría en sus libros el dinero que enviaba a su agente de Brujas como ‘pagado’ y el de Brujas lo asentaba como ‘cobrado’. Y en vez de enviar el dinero en metálico, los grandes comerciantes empezaron a intercambiarse entre sí letras de cambio, una actividad que los bancos italianos iban a dominar (Micklethwait y Wooldrige (2003: 32-33) 7 Miércoles, 03 de Abril de 2013 Antología Denis Sulmont _____________________________ “La lucha permanente, en forma pacífica o bélica, de los Estados nacionales en concurrencia por el poder creó para el moderno capitalismo occidental las mayores oportunidades. Cada Estado particular había de concurrir por el capital, no fijado a residencia alguna, que le prescribía las condiciones bajo las cuales le ayudaría a adquirir el poder. De la coalición necesaria del Estado Nacional con el capital surgió la clase burguesa nacional, la burguesía en el sentido moderno del vocablo. En consecuencia, es el Estado nacional a él ligado el que proporciona al capitalismo las oportunidades de subsistir: así, pues, mientras aquél no ceda el lugar a un estado universal, subsistirá también éste. (“Origen del Estado racional” en: Economía y Sociedad, tomo II, p. 1047) Las burguesías comerciales emergentes entablaron relaciones con las clases dominantes tradicionales y jugaron un papel importante en las revoluciones, las guerras y las coaliciones que marcaron la estructuración de las relaciones de poder en el mundo. El impacto del capitalismo comercial sobre las poblaciones y culturas locales fue particularmente destructor en el continente americano, ocasionando la casi liquidación de la población indígena en vastos territorios, la implantación de colonos de origen europeo, y la importación a gran escala de la población africana sometida a la esclavitud. El capitalismo, sin embargo, quedó como una realidad extraña para el grueso de la población en el mundo hasta la revolución industrial. Fernando Braudel, uno de los historiadores más acuciosos del fenómeno capitalista, usa la imagen de un edificio de tres pisos. El primer piso corresponde a la “economía natural” o economía de mera subsistencia, en la que está inmersa la mayoría de la población del mundo. El segundo piso es el de los intercambios simples, rutinarios, de “ganancias menudas” que reproducen una división del trabajo estable. El tercer piso se refiere al capitalismo propiamente dicho, caracterizado por la búsqueda de beneficios excepcionales, “de alto voltaje”, que implican aventuras audaces y operaciones arriesgadas; es una economía inestable; accesible sobre todo a quienes manejan grandes cantidades de dinero. (Fernando Braudel, La dinámica del capitalismo, 1985) b. La Revolución industrial El fenómeno histórico que llamamos “revolución industrial” se inició en Gran Bretaña alrededor de los años 1770 y poco después en Francia, Alemania, Estados Unidos, Canadá, y otros países de Europa occidental, dando lugar a un gigantesco incremento de fuerzas productivas y un conjunto de transformaciones sociales fundamentales (urbanización, surgimiento de la clase obrera, expansión del trabajo asalariado). Dicha revolución se entrelaza con la expansión del capitalismo a nivel nacional y mundial. Constituirá también el eje de la estrategia de desarrollo de los regímenes comunistas (URSS, China), y de muchos países de economía “periférica”. La revolución industrial se puede describir como un proceso acumulativo de innovaciones tecnológicas y organizativas, orientado a incrementar de manera sustantiva las capacidades de producción de bienes mediante la organización del trabajo y el uso de sistemas de máquinas acopladas a poderosas fuentes de energía, impulsando la producción y el consumo a gran escala. Constituye la base de un nuevo modo de desarrollo, muy eficiente, que se implanta en sectores estratégicos de la producción y transforma profundamente el conjunto de la economía y la sociedad. En el Manifiesto Comunista, publicado en 1848, Marx y Engels expresan el asombro que suscita este fenómeno: 8 Miércoles, 03 de Abril de 2013 Antología Denis Sulmont _____________________________ “La burguesía, con su dominio de clase, que cuenta apenas con un siglo de existencia, ha creado fuerzas productivas más abundantes y más grandiosas que todas las generaciones pasadas juntas. El sometimiento de las fuerzas de la naturaleza, el empleo de las máquinas, la aplicación de la química a la industria y a la agricultura, la navegación de vapor, el ferrocarril, el telégrafo eléctrico, la adaptación para el cultivo de continentes enteros, la apertura de los ríos a la navegación, poblaciones enteras surgiendo, como si salieran de la tierra. ¿Cuál de los siglos pasados pudo sospechar siquiera que semejantes fuerzas productivas dormitasen en el seno del trabajo social? Esquemáticamente, tomando como referencia las principales innovaciones tecnológicas, podemos subdividir la revolución industrial en dos etapas: La primera revolución industrial (1770-1880) está marcada por la introducción de la máquina de vapor en el transporte (locomotoras, buques), en la extracción minera (bombas de desagüe) y en las fábricas. Los ejes del proceso de industrialización son la producción textil, los ferrocarriles y la metalurgia.9 La fuente de energía principal es el carbón. La llamada “segunda revolución industrial” (1890-1960), se caracteriza por la ampliación y diversificación de la producción y el consumo de productos industriales. Los sectores básicos son la metalurgia, la química y la producción de energía eléctrica. Se multiplican las innovaciones que transforman profundamente la vida cotidiana. Destaca el motor de combustión interna que da lugar al automóvil y los nuevos medios de transporte terrestre, marítimos y aéreos. El petróleo se convierte en la fuente de energía estratégica, a la cual se sumará energía nuclear después de la Segunda Guerra Mundial. Otro elemento fundamental es la electricidad, medio de transmisión de energía muy versátil y de múltiples uso: alumbrado público y privado, máquinas industriales, artefactos electrodomésticos, teléfono, radio, televisión, etc. Cada innovación acarrea otras. Como dice Castells: “Los avances tecnológicos llegan en racimos, interactuando unos a otros, en un proceso de rendimiento creciente”. (op. cit: 67). En esta fase, Frederic Taylor sistematiza la Organización Científica del Trabajo, y Henry Ford diseña la cadena de montaje. La segunda revolución industrial se profundiza durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial y luego con la “Guerra Fría” y la carrera espacial entre los Estados Unidos y la URSS. La urgencia de contar con armamentos, medios de transporte y sistemas de comunicación e información cada vez más poderosos y eficientes con fines militares estimula las innovaciones tecnológicas que luego son usadas con fines civiles. El espectacular desarrollo de la aeronáutica, la energía atómica, la computadora electrónica, las telecomunicaciones por ejemplo, deben mucho a las sinergias entre fines civiles y militares. En las tres últimas décadas del siglo XX, se producen una serie de acontecimientos que cuestionan los paradigmas de la sociedad industrial y anuncian la emergencia de un modo de desarrollo llamado “post industrial” (denominado por Castells “informacional”). Los principales acontecimientos que impulsan este cambio son: el shock petrolero que pone fin a la era del petróleo barato, la emergencia de la conciencia ecológica, y las innovaciones derivadas de las tecnologías de la 9 La economía peruana se inserta en esta primera fase de industrialización mediante la extracción del guano destinado a mejorar producción agro-pecuaria en Inglaterra, la exportación de algodón y lana, el establecimiento de algunas fábricas textil, y la construcción de los ferrocarriles y la explotación minera. 9 Miércoles, 03 de Abril de 2013 Antología Denis Sulmont _____________________________ información y la comunicación (microelectrónica, informática, telecomunicaciones, ingeniería genética)10. c. Enfoques sobre el capitalismo Para captar las características del fenómeno capitalista, recurriremos a cuatro analistas “clásicos” cuyos enfoques nos parecen fundamentales: Adam Smith (1723- 1790), Karl Marx (1818-1883), Max Weber (1864-1920) y Joseph Schumpeter (1883- 1950). • Smith Reconocido como padre de la economía política moderna, Smith es originario de Glasgow en el Norte de Inglaterra, allí donde empezó la revolución industrial.11 Entre sus aportes, cabe resaltar 1) la teoría del valor, sustentada en el trabajo; 2) el análisis de la división del trabajo; 3) la famosa metáfora de la “mano invisible” del mercado; y 4) el rol de los “sentimientos morales” en la economía. Smith trata de explicar el formidable potencial de desarrollo de la riqueza en inglaterra y en el mundo a partir de la expansión del comercio y de la división del trabajo. Considera el trabajo humano como esencial en la producción de valor y subraya la importancia de la división del trabajo como modo de desarrollo de las capacidades productivas de las naciones.12 Observa que la contribución de cada trabajador aislado es muy reducida. En cambio, si el trabajo se organiza en base a la especialización de tareas y una adecuada coordinación, puede adquirir una fuerza muy grande. Smith ilustra su argumentación tomando el caso de una manufactura de alfileres.13 La división del trabajo implica una diferenciación de intereses y una multiplicación de las relaciones de intercambio. Smith se interroga sobre la manera cómo los intereses particulares pueden armonizarse con el bien común. Critica las reglamentaciones que considera muy costosas; en cambio, resalta la virtud del mercado, como la forma más práctica y sencilla de armonizar intereses y facilitar los intercambios cotidianos. Gracias a la “mano invisible” del mercado, la búsqueda del provecho propio contribuye a alcanzar el bienestar común. “Todo individuo –escribe Smith- trata de emplear su capital de tal forma que su producto tenga el mayor valor posible. Generalmente, ni pretende promover el interés público ni sabe cuánto lo está promoviendo. Lo único que busca es su propia seguridad, sólo su propio provecho. Y al hacerlo una mano invisible le lleva a promover un fin que no estaba en sus intenciones. Al buscar su propio interés, a menudo promueve el de la sociedad más eficazmente que si 10 Véase en Anexo: Cronología de innovaciones tecnológicas. 11 Las obras básicas de Adam Smith son: 1) Teoría de los sentimientos morales (1759), y Investigaciones sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones (1776). 12 Al incorporar el trabajo como fuente de valor, Smith critica el mercantilismo que asociaba la riqueza a la abundancia de dinero (metales preciosos). 13 A partir del ejemplo de una manufactura de alfileres, Smith muestra las ventajas de asignar a cada trabajador tareas elementales (enderezar un alambre, cortarlo, afilarlo, aplanar la parte superior, etc.). Esta subdivisión del trabajo permite aumentar la destreza y el ritmo de trabajo de cada trabajador, ahorrar tiempo que suele perderse al pasar de una tarea a otra, y concebir herramientas adaptadas a tareas específicas. Permite, además, reducir el costo global de la fuerza de trabajo, contratando sólo a trabajadores con bajos niveles de calificación. 10

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