ANUARIO del !EHS, V, Tandil, 1990 MUJERES EN LA FABRICA. EL CASO DE LAS OBRERAS * DEL FRIGORIFICO ARMOUR, 1915-1969 ** Mirta Zaida Lobato "Entrar a la fábrica era salvarse" (Marra, obrera delfrigor(fico) Ausente durante largos años de la historiografía argentina sobre trabajadores, las mujeres se transformaron en un tema privilegiado por quienes desde diferentes disciplinas -so ciología, antropología, economía-estudiaron y discutieron la posición de las mujeres en la sociedad, el trabajo invisible y no remunerado vinculado a la reproducción de la fuer za de trabajo, y los niveles de participación en el proceso generador de bienes relaciona dos con la industrialización, y más recientemente, en su intervención en las "gestas heroicas'' del movimiento obrero organizado 1• Algunos de estos trabajos abordan el problema de la participación femenina en la fuerza de trabajo y la miden vía la información censal favoreciendo una lectura global del nivel de integración de las mujeres en la actividad económica y del tipo de ocupacio nes que desempeñan, en particular en las áreas urbanas 2• Otros, apoyándose en las vinculaciones entre trabajo doméstico y trabajo asalariado, o dicho de otro modo, entre la esfera pública y la privada o entre el ejercicio de la ciudadanía y el papel sexual incursionan en el estudio de la dimensión del trabajo doméstico y extra-doméstico entre * Una versión de este trabajo fue presentada en "6th Ya le Coriference on Latin American Labor History'', Ya le University, EE.UU., 22 y 23 de abril de 1989. Deseo expresar mi agradecimiento a los comentarios de Da niel James, Héctor Pa1olnino, María del Cannen Feijóo y a los colegas del PEHESA, y en especial a los trabajado res que participaron en los Talleres de Historia Ora!, a la empresa Swift-Annoury al personal de la planta de Berisso por la colaboración que me brindaron. "'* Becaria del CONICET en el PEHESA-CISEA, Universidad Nacional de Buenos Aires. Un examen de la bibliografía reciente sobre la mujer en Stonner K. Lynn, ''Directions in-Latin American Women 's History, 1977-1984", en LATIN AMERICAN RESEARCH REVIEW (en adelante LARR), vol. XXII, n2 2, 1987. Marysa Navarro, "Research in Latin American Womans", en SJGNS, nº 1, Autumn 1979. Ernesto Krits,LA FORMACION DE LA FUERZA DE TRABAJO EN LA ARGENTINA, Buenos Aires, CENEP, 1985. Ruth Saulu, 0POR11JNIDADES DIFERENCIALES POR SEXO EN LA REPUBLICA ARGENTINA, Buenos Aires, CENEP, 1979. Catalina Wainennan y Zulma Recchini de Lattes, EMPLEO FEMENINO Y DESARROLLO ECONOMICO, Buenos Aires, CENEP, 1979. ldem., TRABAJADORAS LATINOAMERICANAS' UN ANALISIS COMPARATIVO DE LA ARGENTINA, BOLIVIA Y PARA GUA Y, Buenos Aires, CENEP, 1980. Catalina Wainennan, "Educación, familia y participación económica en la Argentina'', DESARROLLO ECONOMICO, voL 18. n2 72, ene-mar 1979. 171 mujeres de los sectores populares urbanos 3 Las investigaciones históricas se bifurcan • entre aquellas que aluden a la participación femenina en los marcos de estudios globales referidos al proceso de constitución de un mercado laboral, sus transformaciones y características, ubicando los bolsmies de empleo para las mujeres 4 aquellas otras que , se refieren a su participación en los movimientos de protesta y las que rescatan a aquellas que descollaron en el ámbito político, científico o cultural 5• Con mayor o menor éxito, estos trabajos contribuyeron a colocar el tema de la mujer co mo un campo particular de estudio. Abrieron un camino que se expandirá con nuevas y matizadas reflexiones que permitirán superar, incluso, aquellas visiones que descuidan las complejidades de una sociedad donde la mujer es sólo una parte, y que en más de una oportunidad iinpide ver el doble movimiento de conflicto y complementariedad que existe en las relaciones entre hombres y mujeres. Complejidad y conflictividad que emergen más claramente cuando la mujer se incorpora al trabajo extra doméstico. Un sector donde se verifica esta inserción es el industrial, aunque no de manera uniforme ni regular. Las diferencias están marcadas por el nivel de participación de las mujeres, el tipo de tareas que realizan y las formas en que reaccionan frente al contenido del trabajo 6• En la Argentina, de ese mundo heterogéneo conformado por fábricas y talleres destinados a la producción de cigarrillos, vestimenta, galletitas, dulces, se desta ca la industria frigorífica, una de las primeras actividades vinculadas al procesamiento de bienes provenientes del éampo. Allí, el porcentaje de mujeres oscila, según la infor mación censal, entre un 6% de la población obrera del sector en 1914 hasta un 25% en 1935, porcentaje que se mantiene en las décadas posteriores. Estos guarismos ocultan la importancia que adquiere la presencia femenina en los grandes establecimientos, en particular los de capital norteamericano, donde representan el 50% del personal en algu nas secciones como conserva y predominan en otros departamentos como bolsa y tripería. La presencia de mujeres en la fábrica plantea diversas cuestiones relacionadas con el lugar que ocupan en el proceso productivo y con las características globales del trabajo femenino: ·¡a discontinuidad en el tiempo -períodos de actividad se alternan con otros · de inactividad-, la relación entre ciclo de vida y oferta de trabajo y la estructura del hogar. En las páginas que siguen analizaré algunas de estas cuestiones en la industria de la carne. Para ello, me detendré en el análisis de un caso: el de las obreras del frigorífico Elizabeth Jelín, LA MUJER Y EL MERCADO DE TRABAJO URBANO, Buenos Aires, CEDES, 1978. Idem., FAMILIA Y UNIDAD DOMESTICA: MUNDO PUBLICO Y PRIVADO, Buenos Aires, CEDES, 1984. Elizabeth Jelfn y M. del Carmen Fcij6o,WABAJO Y FAMILIA EN EL CICLO DE VIDA FE MENINO: EL CASO DE LOS SECTORES POPULARES DE BUENOS AIRES, Buenos Aires, CEDES, 1980. E. Krits, op. cit., 1985. Héctor Palomino, CAMBIOS OCUPACIONALES Y SOCIALES EN ARGENTINA: 1947-1985, Buenos Aires, CISEA, 1988. Hilda Sábato, "La fonnaci6n del mercado de trabajo en Buenos Aires, 1850..1880", en DESARROLLO ECONOMICO, vol. 24, n9 96, ene-mar 1985. Me refiero a un conjunto de trabajos de temática variada cuya atención sería demasiado extensa. Entiendo por contenido del trabajo al conjunto de variables que influyen sobre la vida de los trabajadores y que abarcan al proceso de trabajo, la organización y división del mismo como a las jerarquías, calificaciones, sistema de remuneraciones y reacciones obreras. Sobre cuestiones vinculadas a estas variables ver CONDICIONES Y MEDIO AMBIENTE DE WABAJO EN LA ARGENTINA, vol. 1, "Aspectos teóricos metodológicos'', Edit. Hwnanitas, Buenos Aires, 1987. 172 Armour, ubicado en la localidad de Berisso, en la provincia de Buenos Aires, focalizan do en el quién hace,cada cosa, cómo y dónde en el ámbito de la fábrica y esbozando algu nos aspectos relativos a las bases familiares sobre las que se asienta su inserción en el mundo fabril. En primer lugar, el trabajo presta atención al espacio laboral y su vincula ción con la comunidad, luego analiza el perfil de las obreras, continuando con el lugar que ocupan en el proceso de trabajo y su permanencia en el empleo, para finalizar con la organización familiar que permite su inserción en el mercado laboral. Este análisis permitirá precisar los rasgos del empleo femenino en el sector y representa un aspecto de mis esfuerzos tendientes a reconstruir las formas de trabajo y !as reac ciones obreras en la industria, coherente con la importancia que otorgo al estudio de los procesos de trabajo como punto de partida para el análisis de los conflictos laborales. Si bien es cierto que la integración femenina en la industria era un aspecto más del conjunto de problemas a atender, fue adquiriendo, paulatinamente, una dimensión par ticular por la especificidad de los problemas vinculados a la mujer. Parte de esas obser vaciones están expresadas en este artículo, basado en la información conservada por la empresa Armour S.A. de Berisso y en los recuerdos de quienes vieron cómo las formas de trabajo iban cambiando. La realización de una tarea bastante difícil por el carácter de la documentación abor dada 7 fue el resultado de un examen de fuentes no tradicionales en este tipo de estudios ya que la ausencia o la fragmentación de la información existente en los Boleti nes del Departamento Nacional y Provincial del Trabajo, en los periódicos o debates parlamentarios constituían una limitación importante. Atendiendo a estos problemas se trató de localizar una empresa que contara con un archivo con suficiente información y que ocupara un lugar relevante en el ranking de las compañías industriales. Armour S.A. reunía ambos requisitos. En el viejo archivo del frigorífico, he podido consultar el registro de los obreros formado por 64.940 fichas de las que 12.695 corresponden al personal femenino que se incorporó entre 1915 y 1969. Cada ficha contiene la información que la compañía con sidera útil: nombre, lugar de nacimiento, domicilio, estado civil, ocupación, fecha de in greso y egreso, causa de egreso, sanciones y, a veces, enfermedades y accidentes. Entre 1915 y 1947 el registro se realiza sobre hojas móviles que luego fueron encua dernadas conformando los "libros de personal" y que no estaban separados de acuerdo al sexo. A partir de 1947 se confeccionó un nuevo registro, separando hombres y muje res, que incluía la información sobre personas y cargos que ocupaban, sus empleos ante riores, e incorporaba las hojas del registro anterior, cuando el personal continuaba trabajando en esa fecha. El registro femenino consta de 12.695 fichas y aún cuando algunas de ellas se hubieran perdido creo que no alteran los resultados del análisis realizado. Atendiendo a la magni tud de la población a estudiar se tomó una muestra al azar -un poco más del 10% del universo femenino- equivalente a 1.357 casos. La muestra fue realizada mediante el procedimiento denominado de muestreo simple empleando una tabla de números alea torios 8• Para un análisis del valor de los archivos de fábrica como fuente histórica, ver Mirta Zaida Lobato y Fernando Rocchi, "Industria y Trabajadores. El valor de los archivos de fábrica como fuente documental", en EN1REPASAOOS, REVISTA DE HISTORIA, n' 1, otoño 1990. Hans Kellerer, LA ESTADISTICA EN LA VIDA ECONOMICA Y SOCIAL, Madrid, Alianza Ed., 1%7. Roderick Floud, METODOS CUANTITATIVOS PARA HISTORIADORES, Madrid, Alianza Ed., 1975. 173 En cuanto a la apelación a la memoria individual y colectiva en la reconstrucción del pasado y entendiendo, junto a Paul Thompson, que la experiencia cotidiana individual encarna el proceso social ', se organizaron Talleres de Historia Oral 10 donde hombres y mujeres protagonizaron la tarea de re-hacer, reconstruir y re-pensar con imágenes e ideas de hoy las experiencias del pasado. Partía en este sentido de la afirmación de Ecleia Bosi de que la "memoria no es sueíio, es trabajo" 11• Fueron corporizándoseasí los problemas laborales pero también la vida cotidiana con sus incertidumbres, certezas, alegrías. El escenario El frigorífico Armour es una de las dos fábricas procesadoras de carne que se instalaron en Berisso con capitales de procedencia norteamericana. En 1914 la Sociedad Anónima Frigorífico Armour de La Plata, formada en 1911, comenzó la construcción de una mo derna planta sobre el Río Santiago con la ''capacidad suficiente para efectuar la matanza diaria de 6.000 animales ... [y que] utilizará el trabajo de 2.200 obreros" 12• En 1915 se inauguró la nueva planta que con el tiempo alcanzaría una superficie total de 124.952 m2• Sus edificios estaban divididos en diferentes cuerpos donde la gravita ción era utilizada para el desplazamiento de los materiales y los puentes aéreos; las. ga lerías, y las calles internas facilitaban el movimiento de hombres y productos. La dis posición de las aberturas permitía, por otra parte, el mejor aprovechamiento de la luz y la ventilación natural de los espacios de trabajo. La empresa ocupó inicialmente, 2.000 hombres y 500 mujeres en tiempos normales, número que aumentaba en determinadas épocas del afio cuando se faenaban porcinos o lanares 13• La planta era muy moderna, dotad.a de todos los adelantos técnicos que se conocían en la época y constituía un verdadero complejo industrial donde se realizaban las tareas propias del faenamiento y procesamiento de los animales, más aquellas destinadas a proveer de los materiales necesarios para el proceso de fabricación. Armour era uno de los ''big Ji ve" de la industria de la carne, quienes simbolizaban el crecimiento del capi . tal monopólico tanto en los Estados Unidos como en la Argentina, y se caracterizaron por haber introducido tempranamente, en ambos países, la producción masiva y formas de organización del trabajo consideradas como "racionales" 14• Paul Thompson, "Problemi di roetodo nella storía oraJe", en Luisa Passerini (a cura di Sloria oraJe), VIDA QUOTIDIANA E CULTURA MA TER! ALE DELLE CLASSI SUB AL TERNE, Torino, Rosenberg & Sellier.197S. 10 Los Talleres de Historia Oral funcionaron en Bcrisso entre 1985 y 1988 en la Sociedad Búlgara' 'Iván Vasov", Club Eslovaco~argentino, Uni6n Polaca, Club Zona Nacional, Sociedad de Fomento Dardo Rocha y Centro de Residentes Santiagueños. 11 Ecleia Bosi, LEMBRANCAS DE VELHOS, Sao Paulo, Querroz, 1979. 12 EL DIA (La Plata), 5 de mayo de 1915. 13 Comité Ejecutivo Nacional del VI Congreso Internacional del Frío, Buenos Aires, 1932, p. 49. 14 Sobre la organización del trabajo en la industria en Argentina ver M.Z. Lobato, "El 'taylorismo' en la gran induS!ria exportadora argentina (1907.1945)", CONFLICTOS Y PROCESOS EN LA HISTORIA ARGENTINA CON1EMPORANEA, n216, Buenos Aires, CEAL, 1988. Sobre la industria de la carne en los EE.UU.la literatura es extensa. Entre los trabajos más recientes, James R. Barret, WORK ANO COMMUNITY IN THE JUNGLE. CHICAGO PACKINGHOUSE WORKERS, 1894-1922", University ofiiiinois Press, 1987. 174 El trabajo en este gigante de la producción de carnes era bastante heterogéneo ya que coexistían varias unidades productivas dentro de una mayor. Así, en los corrales las tareas eran similares a las del campo, allí había que cuidar y alimentar animales, mientras que en los otros departamentos, más claramente fabriles, se realizaba una gama de acti vidades que requerían una masa de hombres y mujeres que pudieran intercambiarse entre diferentes secciones y labores y un exiguo número de trabajadores especializa dos 15 Por ejemplo, en las playas de matanza (ganado bovino, ovino y porcino) un • pequefio grupo de obreros, que se destacaba por su habilidad y destreza en el manejo del cuchillo, compartía con una masa importante de peones el lugar de trabajo donde, por otra parte, las labores se realizaban con un ritmo febril debido a la introducción de medios mecánicos con el objetivo de disminuir los tiempos muertos de trabajo. En el ta ller mecánico o la sala de máquinas se requerían hombres que dominaran un oficio; en la estiba las tareas se asemejaban a la de los trabajadores portuarios, y en las secciones de conserva, menudencias o embutidos, hombres y mujeres compartían labores que no requerían experiencia ni conocimientos previos. El frigorífico Armour fue -junto al más antiguo, el Swift- una de las fábricas más im portantes que se localizaron en Berisso, por ese entonces, un villorrio del partido de La Plata. La localidad fue creciendo. precisamente. con la demanda de fuerza de trabajo por parte de ambas empresas procesadoras de carnes 16 El núcleo formado • alrededor de ambos frigoríficos fue extendiéndose paulatinamente y hacia 1920, aproxi madamente, algunos barrios -como Villa San Carlos, Villa Banco Constructor- fueron definiéndose, mientras que otros -como Villa Porteña, Barrio Obrero, Banco Provincia o Villa Zula y Argüello- habrán de adquirir su fisonomía en las décadas siguientes 17 De • este modo, Berisso fue creciendo alrededor de una actividad dominante, escasamente diversificada, ya que la instalación, a mediados de la década del veinte, de la destilería de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) y la Hilandería de Pattent Knitting Co., no alcanzarán a modificar el carácter predominante de la industria de la carne. En tomo a las plantas procesadoras de carnes se agmparon los habitantes: en ia calle Nueva York y sus adyacentes -eran el camino obligado para llegar a ambas fábricas-, en los clásicos conventillos de chapa y madera y, un poco más alejados, en ranchos de adobe. En las manzanas circundantes se instalaron también comercios de venta al menudeo (muchas veces de propiedad de obreros y ex-obreros de los frigoríficos). Al macenes, tiendas, despachos de bebidas, panaderías, proliferaban en las calles princi pales del núcleo urbano junto a vendedores ambulantes. En las calles se mezclaban las voces de los diferentes idiomas de una población mayoritariamente extranjera, al menos hasta la década del treinta, con la de los proveedores que vociferaban sus productos y el mugido del ganado que se arreaba al frigorífico, y los olores de las comidas con los residuos fabriles y las aguas estancadas. El pueblo aumentó el número de sus pobladores y hasta conoció cierto esplendor duran te los períodos en que se incrementaba la producción en las plantas procesadoras de 15 M.Z. Lobato, "El 'taylorismo' ... ", op. cit. También en "Arqueología Industrial. Los espacios de trabajo en la industria frigorífica en la primera mitad del siglo XX'', en ANUARIO 13, Rosario, Universidad Nacional de Rosario, 1989. 16 Esta afmnación no implica desconocer. que Berisso inició su crecimiento cuando se establecieron los Saladeros de quienes le dieran su nombre, pero la mayor expansión de la localidad se registra con la instalación del frigorífico La Plata Cold Storage en 1902. Este establecimiento fue comprado por Swift en 1907. 17 La evolución comunal puede consultarse en Lfa M. Sanucci, BERISSO: UN REFLEJO DE LA EVOLUCION ARGENTINA, Municipalidad de Berisso, Provincia de Buenos Aires, La Plata, 1983. 175 carnes. Así, de acuerdo al Censo Nacional de 1914, vivían en Berisso 8.847 personas que se duplican en 1947, verificándose una notable desaceleración de ese crecimiento para la fecha de los censos de 1960 y 1970. Igualmente la población extranjera que alcanzó un porcentaje del 59% en 1914 dismi nuyó a un 30% en 1947, para llegar al18% en 1960 y 12% en 1970. De modo que el in cremento de la población coincide con el período de expansión de la producción de car nes que alcanza, por otra parte, picos importantes durante las dos guerras mundiales, debido a Jos contratos firmados para abastecer los ejércitos, y que comienza a estancar se hacia fines de los años cincuenta. Paralelamente, las dificultades del sector se acen tuaron por la concurrencia de varios factores como los cambios producidos en la deman da y la necesidad de realizar inversiones relevantes por parte de las empresas que les permitieran, a su vez, adecuarse a esos requerimientos. El cierre de Armour en 1969 y el de Swift en 1980 dejó al descubierto las consecuencias más dramáticas de la estrecha dependencia que se había establecido entre pueblo e in dustria. Hoy, Berisso se ha transformado en una ciudad dormitorio para aquellos que aún tienen empleo en localidades vecinas y en el refugio de la marginalidad y la pobreza para los que trabajan de vez en cuando o engrosan el número de Jos deso- cupados. · En síntesis, el frigorífico Armour fue una de las dos fábricas procesadoras de carne que se ubicaron en Berisso constituyendo un polo de atracción para trabajadores de distin tos lugares que se acercaban a la localidad en busca de empleo, lo que significó para muchos la radicación definitiva en el pueblo. Para el grueso de esta población obrera, el ingreso a los frigoríficos representó también su incorporación a un mundo industrial caracterizado por una organización compleja y moderna que se diferenciaba de otros ámbitos laborales urbanos. ¿Quiénes eran? Desde épocas tempranas la literatura ha captado la presencia de mujeres en las tareas rudas y sucias de la matanza y procesamiento de ganado. Ya en la primera mitad del siglo XIX, las mujeres que trabajaban en los saladeros, en las tareas de limpieza o las achu radoras de los mataderos descritas por Esteban Echeverría, llamaban la atención de la élite porteíla que consideraba denigrante que las mujeres, aunque fuesen negras, de sempeílaran este tipo de tareas, debido a la rigidez social existente que asignaba roles fijos en todas las esferas y el trabajo era una de ellas. Las "mulatas achuradoras cuya fealdad trasuntaba las arpías de las fábulas" 18 de Echeverría; la "última dentro de las de su raza", al decir de Víctor Gálvez años más tarde, en "La raza africana en Buenos Aires", no parecía que pudieran ser consideradas humanas ya que vestían del modo más inmundo[ ... ] eran hediondas y sucias". Imágenes de marginalidad, de oficios inde seados parecen acompaílar el trabajo de aquellas mujeres que por otro lado "con sus economías compraban un terreno y construían su ranchon 19• 18 Esteban Echeverría, EL MATADERO, Colihue-Hachette, Buenos Aires, 1969, p. 132. l9 Víctor Gálvez, "La raza africana en Buenos Aires", en REVISTA DE BUENOS AIRES, t. 8, Buenos Aires, 1883, pp. 252-253. 176 Instalados ya los frigoríficos, la novela realista de carácter urbano que despuntara en El Matadero de Echeverría adquirió ribetes definidos en las obras de otros escritores que, con mayor o menor candor, retrataron la vida urbana. Desde distintas matrices ideo lógicas, el frigorífico fue transformado en uno de los elementos donde era posible ubicar "las lacras de la sociedad o las batallas contra la explotación" 20• Pero todos tenían un elemento común: la integración de la mujer al trabajo extra-doméstico era pre sentada en tonos marcadamente sombríos con consecuencias funestas para la sociedad. Ninguna de estas visiones parece colocar el trabajo femenino en una dimensión que per mita descubrir los problemas que para las mujeres implicaba su inserción en el mercado laboral. Posiblemente tampoco se lo planteaban, preocupados como estaban por las consecuencias que la incorporación de la mujer al trabajo tenía para la salud de la socie dad. Sin embargo, sirven como punto de partida para mirar desde otras perspectivas la experiencia laboral de quienes se distinguían por su inserción en el trabajo fabril y abren el interrogante sobre las diferencias con los trabajadores varones. Ahora bien, si las primeras mujeres que se incorporaron a las labores de la carne, tanto en el matadero como en el saladero, eran en su mayoría descendientes de la población negra que había llegado al Río de la Plata hacia fines de la etapa colonial y en los prime ros años de vida independiente, las que se integran a la disciplina fabril del frigorífico Armour procedían de diversos lugares que diferían por su idioma, por sus costumbres, por sus experiencias y se entremezclaban en el ámbito de la fábrica. Desde que el frigorífico inició sus actividades y hasta la década del treinta, predominaron las extranjeras y entre ellas las que habían llegado de Polonia, Rusia, Italia y España (Cuadro nº 1). De modo que a los grupos tradicionales en el contexto inmigratorio argentino (italianos, españoles) se sumaron quienes llegaron desde el centro-este euro peo y también, aunque menos relevante que los hombres, de los pueblos del Imperio Otomano, por ejemplo armenias, búlgaras; sirio-libanesas 21 • Después de la crisis de 1930 se reflejaron algunos cambios en la participación por na cionalidades. Las polacas aparecen nuevamente en primer lugar, las rusas disminuyen pero se produce un notorio crecimiento de las lituanas, región que pertenece a la URSS. En el período que se inicia con el advenimiento del peronismo (1946-1958), la presencia de italianas será destacable, posiblemente en relación con esa inmigración de la posguerra que constituyó el último gran contingente de inmigrantes ultramarinos re cibidos por el país, seguidas por yugoslavas y españolas que también incrementaron sus porcentajes de participación, a las que deben agregarse las procedentes de países li mítrofés com() Uruguay y Brasil. Entre 1959 y 1969 siguen las italianas ocupando el pri mer lugar de las extranjeras y las paraguayas se ubican en segundo término, pero para esa fecha la llegada de inmigrantes y, en consecuencia, la incorporación de mano de obra extranjera ha descendido notablemente. Respecto a la población nativa, entre 1915 y 1945, más del 30% de las mujeres provenía de la zona de Berisso, Ensenada y de la misma ciudad de La Plata, mientras que a partir 20 Manuel Gálvez, HISTORIA DE ARRABAL, CEAL, Buenos Aires, 1980; Bernardo González Arrili, LOS CHARCOS ROJOS, Buenos Aires, 1927; Raúl Larra, SIN TREGUA, Ed. Boedo, Buenos Aires, 1975; Luís Horacio Velázquez, POBRES HABRA SIEMPRE, Claridad, Buenos Aires, 1943; Ismael Moreno, EL MATA DERO, Buenos Aires, 1921. z.¡ En el caso del personal mascu!ino,los árabes constituyen un grupo dominante junto a rusos y polacos. El 17% de la población extranjera entre 1915-1969 procedía del Imperio Otomano (sirio-libaneses, servíos, montenegrinos, búlgaros, turcos) y el 33% del centro-este europeo incluida Rusia. 177 de esta última fecha, disminuyeron notablemente debido al incremento de aquellas que no tienen especificado el lugar de nacimiento. No obstante, es visible el predominio de las migrantes de la región pampeana y sobre todo de los pueblos de la provincia de Buenos Aires en la primera mitad del siglo, incrementándose a partir de entonces la participación de otras regiones del país (Cuadro n' 2). Hasta 1930 predominó, entonces, la fuerza de trabajo extranjera con una presencia destacada del centro-~ste europeo y de las áreas bajo dominio del Imperio Otomano, produciéndose, en los años posteriores, su nacionalización, entre otras cosas, por la nota ble disminución de los flujos migratorios. Estos niveles de participación de mujeres extranjeras en la fuerza de trabajo de Armour son inferiores a los masculinos que para las tres primeras décadas del siglo promedian un poco más del 70%. Si la información conservada por la fábrica da cuenta del lugar de procedencia de su personal, los testimonios orales ayudan a precisar un poco más el perfil de la mano de obra femenina: "Vine de Checoslovaquia, mis padres eran chacareros, tenían pocas tierras y éramos mucha familia. Eramos siete hermanos, padre y madre, abuelo y abuela [ ... ] La hermana mayor siempre quería ir afuera, a Norteamérica, pero ya no dejaban, entonces dijo vamos a la Argenti na. Vino acá [ ... ] después llamó a la otra hermana[ ... ] y después vine yo" 22. "Vine de Lituania, porque todos decían que aquí es América [ ... ] Yo estaba entre lagos, ríos y un camino grande que toda guerra que estaba por ahí pasó" 23• "Yo vine de Bulgaria, de una ciudad grande. Mi padre tenía tierra y se dedicaba a eso, pero mi esposo era mecánico, trabajaba en las má quinas que sacaban el trigo y en invierno trabajaba con el mismo due ño de las tierras en la fábrica que tenía. Mi padre vino antes de la gue rra[ ... ] nos llamó, él tenía chacra en el Chaco.[ ... ] Nosotros fuimos al Chaco y nos hizo cosechar algodón[. .. ] Después fuimos a Rosario[ ... ] y después a Berisso" 24• Se puede pensar que junto a las motivaciones individuales expresadas por las obreras, existen otras causas de índole estructural que obligan a determinados grupos a ponerse en movimiento (desplazamiento y crecimiento diferencial de las actividades.econóinicas), 22 Obrera de origen checO que trabajó en ambos frigoríficos de Berisso. Participó en el Taller de Historia Oral que funcionó en el Club Eslovaco Argentino de la misma localidad, sesión del 25 de noviembre de 1986. Observaciones similares aparecen entre las obreras polacas, búlgaras y lituanas entrevistadas. 23 Obrera lítuana que trabajó en el Frigorífico Argentino de Valentín Alsina 11 en los de Berisso. Compartía con su esposo el lugar de trabajo. En 1952 dejó la fábrica e instaló un comercio en la calle Montevideo que cerró poco tiempo después que el frigorífico Swift decidiera abandonar la actividad. Entrevista realizada en Berisso el 13 de octubre de 1986. 24 Obrera de los frigoríficos. Primero trabajó en el campo chaqueño en la cosecha de algodón, luego se trasladó con su esposo a Rosario donde se incorporó a las labores en una panadería para finalmente trasladarse a Berisso. Taller de Historia Oral que funcionó en la Sociedad Búlgara "Iván Va:zov''. Sesión del28 de octubre de 1986. 178 pero un análisis minucioso de los factores de expulsión de las áreas de inmigración sefialadas excede los marcos de este trabajo. Es posible que la mayoría de estas mujeres fueran hijas de campesinos y campesinas ellas mismas o desocupadas de las aldeas de los Balcanes, del Lfbano, de Ucrania, de Lituania, que espontáneamente o por los llamados de un pariente, las noticias de un conocido, o atraídas por la propaganda estatal 25 se , alejaron de su tierra. Se trataba también de mujeres que habiéndose instalado en otras provincias encontraron demasiado dura la vida en el campo, por lo que buscaron ubicarse afanosamente en alguna ciudad (Rosario, Buenos Aires); o que fracasaron en sus intentos de transformarse en propietarios de la tierra, tales como polacas y búlgaras que, procedentes de Chaco y Misiones, acompañaron a sus familiares a las ciudades buscando nuevas oportunidades laborales, instalándose finalmente en Berisso 26 • Este movimiento de mujeres provenientes de áreas lejanas, con diferentes modos de vida, más el de otras regiones del país, nos está alertando sobre las características de las migraciones donde las mujeres no sólo forman parte de grupos farniiiares, sino que inician solas una experiencia migratoria que será seguida por otros miembros de sus fa milia y cuyos rasgos no son suficientemente conocidos. Por otra parte. el origen de la población trabajadora de Armour registra un comporta miento similar al de la planta de Chicago, Estados Unidos, donde hacia 1890 alrededor de la mitad de las obreras eran extranjeras. Predominaban allí las obreras bohemias, po lacas y lituanas, a las que les seguían en orden de importancia las hijas de irlandeses, germanos y bohemios. En los primeros años de la década del veinte las mujeres negras se integraron también a la fuerza de trabajo y hacia fines de la década representaban el 25% del personal empleado 27 • En cuanto a sus edades, el mayor número de mujeres corresponde a la franja etaria de los 18 a los 37 afios, tanto entre las nativas como las extranjeras, edades donde común mente se desempeña un doble rol: el económico y el doméstico. Al segmento de los 14-17 ailos le corresponde sólo un 8% de los valores muestrales pero lo que liama ia atención es la ausencia de menores en los registros, tal como puede observarse en el Cuadro N' 3. Posiblemente la ausencia de menores en los libros de personal se deba a diferencias entre las empresas frigoríficas en cuanto a la incorporación de niños obreros, ya que otros establecimientos contrataban mano de obra infantil -en su mayoría varo nes-, y a la adulteración de la documentación del menor trabajador por parte de la familia que encontraba de este modo una segura incorporación a la fábrica 28 • La edad se relaciona con el estado civil y el número de hijos. De acuerdo con la literatu ra, la participación de la mujer estaría subordinada al rol de ama de casa a cargo de las 25 Por ejemplo, cuando bajo la presidencia de A!vcar y el impulso del Ministro de Agricultura Tomás Le Breton se facilitó la llegada de inmigrantes de Europa OrientaL 26 La expansión del cultivo del algodón en la provincia del Chaco estuvo ligada a transfonnaciones en la composición de los migrantes entre los que se destaca la presencia de búlgaros. Ellos se instalaron principalmen te en la localidad de Las Breñas. Nicolás Iñigo Carreras, LA COLONIZACION DEL CHACO, CEAL, Buenos Aires, 1983. También en Taller de Historia Oral Socíedad Búlgara ''Iván Vasov' '. 27 James R. Barret, op. cit., pp. 51-54. 28 Mirta z. Lobato, ''Una visión del mundo del trabajo: el caso de Jos obreros de la industria frigorífica, Bcrisso. 1900-30.". en Diego Annus (comp.). MUNDO URBANO Y CULTURA POPULAR. ESTUDIOS DE HISTORIA SOCIAL ARGENTINA. Sudamericana, 1990, p. 319. Charles Bcrgquist, LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA LATINOAMERICANA. ESTUDtOS COMPARATIVOS DE CHILE, ARGENTINA, VENEZUELA Y COLOMBIA, Siglo XXI, Colombia, t 988. p. 158. 179 tareas del hogar y en estrecha vinculación a la reproducción cotidiana y generacional de la fuerza de trabajo 29 Es decir que cuando se tienen menores obligaciones domés • ticas, mayor es la posibilidad de incorporarse a la producción de bienes y servicios. En efecto, los altos porcentajes de participación de mujeres solteras entre las tra bajadoras nativas sería un indicador de esta relación. Sin embargo, entre las extranjeras un 67% en promedio son casadas en el período que se extiende hasta 1945, des cendiendo este guarismo a un 50% entre 1946-58 para volver a subir en 1959-69 a un 70% (Cuadro N' 4). En las mismas etapas, los hombres alcanzan al46%, 28% y 33% res pectivamente. El alto porcentaje de mujeres casadas, en promedio el 66.7% para todo el período, y en edades que implican una mayor carga doméstica y mayores responsabilidades, po siblemente tenga relación con su propia condición de inmigrantes que buscan mejorar su situación económica. En este caso, el tema de las "necesidades" parece operar dife rencialmente entre nativas y extranjeras (lo que no implica soslayar el comportamiento dispar entre solteras y casadas), aunque ?mbas reconozcan que ingresan a la fábrica para mejorar sus condiciones de vida. "Decidí volver al trabajo porque queríamos hacemos la casita, vivía mos de inquilinos.~' "Fui a la fábrica porque necesitamos. Los chicos tienen que estudiar, el alquiler y mafiana queremos tener la casita y esperar todo de él no alcanza así que yo le dije -lo voy a ayudar, voy a la fábrica" 30 • Estas motivaciones se repiten en boca de otras mujeres entrevistadas por lo que puede decirse que la aspiración de alcanzar un cierto nivel de vida que se considera normal 31 aparece como determinante de esta mayor presencia de mujeres entre las no nativas. · Adquirir la vivienda propia, enviar los hijos a la escuela, comprar muebles y aportar pa ra el fondo de reserva que permite áfrontar las vicisitudes de la enfermedad o la falta de empleo de uno de sus miembros constituyen las motivaciones más reiteradas en los testimonios orales. En estas afirmaciones no aparece sin embargo el hilo que une la aceptación de un lugar que se considera propio de la mujer -el hogar- y que se traduce en la opinión de algunas entrevistadas de que "los hombres no querían que sus sefioras trabajasen, eso fue siempre bueno", con la decisión de ingresar a la fábrica cuando es necesario, pese a la oposición del esposo, lo que justifica la visión expresada por María, "entrar a la fá brica era salvarse", de la miseria, de la adversidad. 29 Señalado por E!izabethJelfn, op. cit., 1978 y Zulma Recchini de Lattes, LA DINAMICA DE LA FUERZA DE TRABAJO FEMENINA EN ARGENTINA, Unesco, 1983. 30 Angela y Teresa, obreras de ambos frigoríficos, TALLER DE HISTORIA ORAL CLUB ESLOVACO ARGENTINO (en adelante THOCEAB), sesión dcl25 de noviembre de 1986. Se repite también entre las obreras santiagueñas, polacas y búlgaras entrevistadas entre 1985-87. 31 El patfón de vida de las familias obreras se redefine continuamente en función de los cambios en las costumbres y las pautas de consumo. Como una constante aparecen en los testimonios orales los cambios sufridos y la imposición de nuevos productos para satisfacer las necesidades creadas. 180
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