Description:El hombre, desplegando toda la velocidad posible, cruzó varias calles hasta llegar a su punto de destino, y anunció a diestro y siniestro: —¡Curtis Bey y su pandilla están en Santa Clara!… ¡Vienen borrachos! Al oírle se arrugaban los semblantes y aparecía el miedo en los ojos. Muy poco después fueron algunos más los que circularon la noticia, ampliándola con la indicación del sitio por donde se aproximaban los indeseados visitantes. Todo el que no tenía algo ineludible que hacer se quitó de en medio. Los que, por precisión, veíanse obligados a seguir en la vía pública, hacíanlo a marchas forzadas, dirigiendo atrás miradas recelosas y propalando la mala nueva.