Description:Tres jinetes desmontaron ante la oficina del marshal U.S. o alguacil federal. Los tres entraron en ella. El marshal, que estaba leyendo, levantó la mirada al oír la puerta y miró a los tres. —¡Hola, muchachos! —dijo—. Deben estar tranquilos. Será castigado. No sé le que opinará el jurado, pero espero que piensen detenidamente. Mañana les pueden robar a ellos. —De eso venimos a hablar. Es posible que se equivocaran los muchachos… —¡No me digas! Ya es tarde, Eric. Te has vuelto muy blando. Con seguridad que ha sido tu mujer la que te ha hecho pensar de distinto modo… —No es eso, Cecil. Se ha comprobado que el caballo que montaba ese muchacho no es nuestro. ¡Es verdad, Cecil! Puedes estar seguro. Aun sin herrar se ve que no es nuestro. —¡Dijiste…!