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M.MORENO. La discursividad erótica en la literatura argentina PDF

317 Pages·2017·1.75 MB·Spanish
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TESIS DE DOCTORADO La discursividad erótica en la literatura argentina de dictadura y postdictadura Doctorando Lic. Marcelo Alejandro Moreno Directora Dra. Adriana Musitano CÓRDOBA 2014 1 2 AGRADECIMIENTOS A la Dra. Adriana Musitano, por su compañía en este largo esfuerzo investigativo. A la Dra. Ana Beatriz Flores por incentivarme en realizar este proyecto. A la Dra. Mabel Brizuela por su apoyo intelectual y constante amistad. A la Dra. Paulina Brunetti por la valiosa contribución bibliográfica al inicio de esta investigación. A Laura Fobbio por la ayuda y colaboración en la lectura de la tesis. A mis familiares, por su acompañamiento, afecto y apoyo. A mis terapistas físicas por contribuir con el cuidado de mi salud para llevar adelante esta tarea. A la Facultad de Filosofía y Humanidades, junto a la Secretaría de Ciencia y Técnica de la UNC, por permitirme concretar esta investigación con el otorgamiento de la beca, construyendo las condiciones para pensar con libertad. A los múltiples compañeros y amigos que contribuyeron con sus recomendaciones para las diferentes lecturas. A Lucas Figueroa de la Vega que siempre espera mis producciones. Al Profesor Jorge Peyrano que siempre confió e incentivó mi capacidad intelectual. A todos los que de una y otra manera participaron en la elaboración de este trabajo. 3 4 ÍNDICE INTRODUCCIÓN 0. Puntos de partida y supuestos teóricos / 9 0. 1. Marco Teórico /19 0. 2. El corpus: selección y criterios de justificación / 20 0. 3. Lo erótico, lo obsceno y lo pornográfico / 23 0. 3. 1. Lo obsceno / 25 0. 3. 2. Lo pornográfico / 27 0. 4. La discursividad erótica / 30 0. 4. 1. La tópica, la retórica, las figuras y la escena erótica / 33 0. 4. 2. Cuerpos eróticos y cuerpos pornográficos / 35 PRIMERA PARTE 1. Visibilidad y decibilidad erótica / 41 1. 1. Corporalidad ficcional / 45 1. 2. La dimensión de lo político: funciones y efectos del discurso erótico / 48 1. 3. La crueldad como categoría / 50 1. 4. La poesía erótica / 51 1. 5. Planos de análisis / 52 SEGUNDA PARTE 2. Las antologías eróticas en el mercado editorial / 57 2. 1. Dictadura y postdictadura. Continuidades y discontinuidades / 124 2. 2. La fragmentación y el corte en producciones de Osvaldo Lamborghini / 128 2. 3. Discursividad erótica en lo cotidiano, íntimo y femenino / 138 2. 4. La anatomización de la mujer y lo erótico / 146 TERCERA PARTE 3. Erotismo y sexualidad en la poesía de Diana Bellessi / 163 3. 1. El acto performativo del secreto / 169 3. 2. La reescritura sadeana en El Orfeo de Alejandro Tantanian / 177 5 EXCURSUS. LA DISCURSIVIDAD ERÓTICA EN EL SIGLO XXI 4. Realismo del siglo XXI: parodia, ironía e hiperbolización / 190 4. 1. Los topos: el viaje, la política, la violencia y la figura del travesti / 199 4. 2. Los relatos de Naty Menstrual: otra configuración de la figura del/la travesti / 207 4. 3. En celo: relatos sobre el sexo / 216 4. 4. Carne: el carácter instrumental del discurso pornográfico /225 CONSIDERACIONES FINALES 5. Una literatura de reencuentros /255 5. 1. Políticas de la discursividad erótica / 257 BIBLIOGRAFÍA 6. Textos citados, analizados y consultados / 279 6 INTRODUCCIÓN …hablar de ―posdictadura‖ no es solamente situar algo en una cronología que puede ser acusada de improcedente, si se piensa que ya hace demasiado tiempo que la dictadura terminó y que algunos creen que es cool de decretar porque sí que ya es hora de cambiar de tema. Porque ante la evidencia del abismo histórico que separa radicalmente a quien escribe, no del 24 de marzo de 1976 (ése es el límite, el terror archiconocido), sino de lo que ocurrió antes de esa fecha, nacen obras generacionalmente marcadas por la urgencia de semiotizar el mundo de un modo que hasta ahora no había sido semiotizado en nuestra literatura. Un mundo con un pasado impensable, incognoscible, vuelto tabú (Drucaroff, 2011: 26). 7 8 0. Puntos de partida, antecedentes y categorías Los primeros antecedentes acerca de una reflexión sobre el discurso erótico se manifiestan en la Antigüedad griega donde filósofos y poetas plantean interrogantes relativos al amor y la sexualidad. Tal es el caso de El Banquete de Platón, así como las comedias de Aristófanes y algunos poemas de Catulo; obras en las cuales filosóficamente se piensa el amor, se satirizan las costumbres sexuales y se canta poéticamente al amado. Juan Eslava Galán (1997), historiador español y especialista en estudios clásicos, registra las representaciones que la Grecia antigua construyó acerca del amor, el sexo, la cultura hedonista, los cuerpos y la pederastia, entre otras temáticas. En nuestra contemporaneidad, Jean Goulemot (1999) y otros investigadores de la Universidad de Tours (Abramovici, Santini, Colbert, entre otros) se han preocupado en por demostrar la validez de la obscenidad y la pornografía como objetos de estudio y mediante sus teorizaciones a dichos objetos los dispusimos en relación con categorías como las de visibilidad y puesta en escena, con las que se redefinen por caso las modalidades de la obscenidad en la literatura contemporánea. En tal sentido, las exploraciones de los analistas antes nombrados están vinculadas con la historia de las representaciones y merecen ser destacadas puesto que a partir de otros corpus (de la literatura y teatro moderno, francés y español) aproximan la teatralidad y narratividad a una mejor comprensión del libertinaje, lo pornográfico y la censura. De esta manera, resaltamos los vínculos que establecen con la política, ya que sus aportes desde una perspectiva interdisciplinaria constituyen elementos pertinentes para el estudio de lo literario y la discursividad. Por otra parte, si bien la dicotomía de lo público y lo privado es un tema por demás controvertido, consideramos significativos los efectos de las múltiples construcciones de las formas de la privatización y de la intimidad, variables según las distintas épocas históricas. De acuerdo con los estudios realizados por Philippe Ariés y Georges Duby (2000), dichas formas están en relación con la primera fase de la Modernidad –entre los siglos XVI y XVIII– y son producidas en la conjunción de los siguientes factores, entre otros, la nueva función del Estado, las reformas religiosas y los progresos de la alfabetización. Durante este período de gran amplitud, sabemos que al discurso erótico se lo relaciona con el espacio privado, porque es el lugar en donde el individuo se prepara para afrontar la mirada del otro y se configura la presentación de sí mismo en función de las imágenes sociales del cuerpo. En la continuidad en los siglos 9 posteriores, se elabora e imponen nuevas estrategias entre el ser y el parecer para que lo erótico sea percibido positivamente en las relaciones públicas mientras que, al mismo tiempo, se construye un sistema de ritos específicos y conveniencias relacionadas particularmente con la vida privada. De acuerdo con ello, marcamos como antecedentes de relevancia los estudios acerca del amor en Occidente (Rougemont, 1987) y los análisis de los nuevos mitos que en la literatura y el arte en general reelaboran los vínculos según el amor cortés, la pasión y la muerte, que están presentes desde Dante hasta los poetas de principios del siglo XX. Entre estos, mencionamos a Eliot y Pound (Vallcorba, 2013). Georges Bataille (2000) sostiene que el erotismo se comprende relacionado con el ser como problema filosófico, y que como actividad sexual trasciende la finalidad reproductiva. Con la interacción sexual se suprime la discontinuidad entre los seres humanos, se trasciende ese conjunto de características que nos hacen distintos unos de otros y que nos conducen a la muerte. La actividad erótica entonces resulta de la búsqueda de continuidad entre los seres humanos y como recorrido experiencial arranca a los hombres de lo discontinuo, aún implicando la violencia y la muerte. Por dicha razón toda operación erótica, discursiva o de interrelación, supone una disolución, una perturbación del ser, constituida en el orden de la discontinuidad. Esta posición filosófica concibe e implica al erotismo en términos de exceso, de un impulso vital, que significa un apartamiento de los límites, impulso que sólo en parte puede ser reducido y ordenado. Para controlar este exceso ligado a lo sagrado –y que pone en peligro la estabilidad de las instituciones y vínculos sociales– la sociedad impone restricciones y prohibiciones, tendientes a controlar y regular la actividad sexual y erótica entre hombres y mujeres. Dichas restricciones y prohibiciones tienen un carácter histórico, variable según cada época y estado de sociedad determinado. En relación con esta última consideración, nos resulta pertinente pensar la práctica pornográfica y erótica en términos de ―delito‖ según el concepto de Josefina Ludmer (1999: 14): El ―delito‖ funciona como una frontera cultural que separa la cultura de la no cultura, que funda culturas y [lenguas y que también separa líneas en el interior de una cultura. Sirve para trazar límites, diferenciar y excluir. El ―delito‖, que es una frontera móvil, histórica y cambiante también puede servir para relacionar el Estado, la política, la sociedad, los sujetos, la sexualidad, la cultura y la literatura (Cursivas y comillas de la autora). 10

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como esencialista que pretendían tanto los higienistas del siglo XIX, como sus opositores, los sesentistas norteamericanos. Sin embargo, en las
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