ebook img

Mitomanías de la educación argentina PDF

225 Pages·2014·5.095 MB·Spanish
Save to my drive
Quick download
Download
Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.

Preview Mitomanías de la educación argentina

%*Rioja iÚMOS BE MOSOTMS MISMOS i siglo veintiuno I editores / í- o ft 6 Irá i Wmí M Í.'Í5# r¡ w’l ALEJANDRO GRIMSON Es doctor en Antropología por la Universidad de Brasilia. Realizó estudios de comunicación en la Universidad de Buenos Aires, y desde entonces ha investigado procesos migratorios, zonas de frontera, movimientos sociales, culturas políticas, identidades e interculturalidad. Su primer libro, Relatos de la diferencia y la igualdad, ganó el premio FELAFACS a la mejor tesis de comunicación de América Latina. Después de publicar La nación en sus límites, Interculturalidad y comunicación y compilaciones como La cultura en las crisis latinoamericanas, obtuvo el Premio Bernardo Houssay otorgado por el Estado argentino. Los límites de la cultura. Crítica de las teorías de la identidad mereció el Premio Iberoamericano que otorga la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA). Ha dictado conferencias y cursos en numerosas universidades del país y del extranjero. Actualmente es investigador del CONICET y decano del Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de San Martín. MITOMANIAS ARGENTINAS CÓMO HABLAMOS DE NOSOTROS MISMOS ALEJANDRO GRIMSON v v /i siglo veintiuno j^ÍSJ editores grupo editorial siglo veintiuno siglo xxi editores, méxico siglo xxi editores, argentina CERRO DEL AGUA 248, ROMERO DE TERREROS Guatemala 4824, c1425bup 04310 MÉXICO, D.F, BUENOS AIRES, ARGENTINA www. sigloxxieditores. com. mx www.sigloxxieditores.com.ar salto de página biblioteca nueva anthropos ALMAGRO 38 ALMAGRO 38 DIPUTACIÓN 266, BAJOS 2801 0 MADRID, ESPAÑA 2801 0 MADRID, ESPAÑA 08007 BARCELONA, ESPAÑA www.saltodepagina.comwww.bibiiotecanueva.eswww.anthropos-editorial.com Grimson, Alejandro Mitomanías argentinas: Cómo hablamos de nosotros mismos.- Ia ed.- 2a reimpr.- Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2013. 256 p.; 23x16 cm.- (Singular) ISBN 978-987-629-238-2 1. Antropología. CDD 930.1 © 2012, Siglo Veintiuno Editores S.A. Diseño de portada: Juan Pablo Cambariere ISBN 978-987-629-238-2 Impreso en Artes Gráficas Delsur // Alte. Solier 2450, Avellaneda en el mes de (‘ñero de 2013 11('« 1k> c] d< |)ÓNjl<> <|iie marca la ley 1 1.723 1111111 « 1 cu Aii'vniin;» // Made in Ai'^'ciilina índice Acerca de la argentinidad 13 El colmo: decir por decir, 20. Nota sobre los mitos, 23. Mitos patrioteros 27 La Argentina es un país europeo, 31. La unidad nacional se basa en el territorio, 33. La Argentina debería tener la extensión del Virreinato del Río de la Plata, 35. Bolivia y Paraguay son países de indios, 36. Brasil, país de negros, playas y carnaval, 37. Uruguay es una provincia argentina, 39. Allá, en América Latina..., 40. La hermandad latinoamericana, 41. América Latina es Macondo, 42. ¡Vamos ganando!, 44. La argentinidad al palo, 46. Mitos decadentistas 49 Todo tiempo pasado fue mejor, 53. La Argentina estaba predestinada a la grandeza; debería haber sido Canadá o Australia, 55. Debemos seguir el modelo chileno, 56. Mirá Brasil: ellos sí tienen políticas de Estado, 58. Estamos condenados al desastre, 60. Hay que refundar el país sobre nuevas bases, 61. Los políticos argentinos deberían hacer un pacto de la Moncloa, 62. "Qué país de mierda” y “La Argentina sólo tiene una salida: Ezeiza”, 64. Argentina no puede desarrollarse debido a la idiosincrasia de los argentinos, 66. El que no se enoja pierde, 68. Mitos de lo nazional 71 Lo nacional es nazional, 75. Somos ciudadanos del mundo; debemos superar el parroquial amor por lo local, 79. En el mundo global, las naciones están en proceso de desaparición, 81. 8 Mitomanías argentinas Mitos racistas En la Argentina no hay racismo (porque no hay negros), 89. Un país “sin negros” donde la mitad es “cabecita negra”, 90. Un país sin indios, 92. La nueva inmigración es boliviana y paraguaya, 93. En la época de la Argentina integrada los inmigrantes se argentinizaban, 96. Los argentinos descendemos de los barcos, 100. Somos un crisol de razas, 101. La sangre determina la cultura, 103. Mitos de la unidad cultural de la Argentina La Argentina tiene una madre patria: España, 111. La Argentina es un país católico, 112. El tango es la música nacional, 114. Los argentinos somos un pueblo politizado, 116. Mitos sobre la Capital versus el Interior Dios está en todas partes, pero atiende en Buenos Aires, 123. Los porteños gobiernan el país, 124. Hay dos Argentinas, 126. Mitos de la sociedad inocente “Me afanaron”, o la fábula del “fueron ellos”, 133. El corrupto es el otro, 134. La sociedad argentina es una víctima inocente del Estado, 136. El golpe y la dictadura fueron obra exclusiva de los militares, 138. Mitos sobre el Estado bobo El Estado está en proceso de desaparición, 147. El Estado no puede administrar empresas eficientemente, 149. Lo privado funciona, lo público está descuidado, 153. Tendríamos que imitar a los países a los que les va bien, 155. Necesitamos reglas claras si queremos que las empresas prosperen, 156. Mitos sobre los impuestos En este país, el único gil que paga los impuestos soy yo, 165. Lo que pagamos de impuestos se lo lleva la corrupción, 166. Que los impuestos los paguen los ricos, 169. El teléfono es uno de los impuestos más caros, 170. índice 9 Mitos sobre el peronismo 171 Perón fue un tirano, 175. Sólo los peronistas entienden el peronismo, 179. Asado con parquet, 181. Marchan por un choripán, 182. Los pobres votan por clientelismo, 184. Toda crítica al Partido Justicialista o a un sindicato es gorila, 185. Mitos sobre los sindicatos y las luchas sociales 187 Ya no hay clases sociales ni modos de organización tradicional, 191. Los pobres y los trabajadores hacen paros por cualquier cosa, 193. Los sindicatos son el obstáculo para el desarrollo argentino, 195. En democracia hay libertades políticas para todos, 197. Mitos del granero del mundo 199 El campo produce la mayor parte de la riqueza nacional, 203. Los del campo la tienen asegurada, 204. Con el crecimiento sostenido de la economía se resolverán los problemas sociales del país, 205. Mitos sobre el poder de los medios 207 Los medios reflejan la realidad, 211. Los medios construyen la realidad, 212. Los medios no tienen influencia, los consumidores interpretan los mensajes como quieren, 214. Las nuevas tecnologías democratizan la comunicación, 215. Todos los medios tienen un signo político definido, 217. La política sólo sucede en los medios, 218. Mitos del falso igualitarismo 221 Todos somos clase media, 225. Todos los hombres nacen iguales, 226. Los pobres y los ricos tienen igualdad de oportunidades, 228. Todos somos el gran DT, 230. Hay que igualar hacia arriba, 232. Epílogo: Mitolandia 235 Agradecimientos 245 Lecturas para profundizar 247 En nuestro lenguaje está depositada toda una mitología. Ludwig Wittgenstein, Observaciones a La rama dorada de Frazer Acerca de la argentinidad ¿Usted tuvo alguna vez la oportunidad de salir de la Argen­ tina? ¿De conocer a la gente de otro país, más allá de los atractivos naturales o turísticos del lugar (como las playas, la nieve, las vidrie­ ras o los parques de diversiones)? Para mí, una de las cosas más sorprendentes de conocer otras sociedades fue que no encontré ninguna en la cual las personas hablaran tan mal de su propio país como en la Argentina. Y tan cotidianamente. Tampoco es frecuente el pánico que se percibe aquí entre los sectores medios progresistas a sentirse parte de una nación, la Argentina. Estos dos aspectos me impulsaron a pensar en diversas direcciones, y este libro es una sín­ tesis de esas reflexiones, que podrían resumirse en una frase: cuán profundamente argentino es insultar diariamente a la Argentina. En otras palabras, me propongo explorar en qué sentido gran parte de nuestra “cultura nacional”, gran parte de los rituales cotidianos que llevamos a cabo, involucra escuchar o enunciar la expresión “qué país de mierda”. A veces la trocamos por nuestra “argentinidad al palo” y somos los mejores del mundo. Pero entre la soberbia y el desprecio, casi no encontramos matices. Así como no es fácil encontrar culturas que se caractericen por el hábito de autodenostarse, tampoco es sencillo encontrar países cuyo ritual cotidiano sea sostener que la maldad se encuentra encarnada en sus propios gobiernos. Los argentinos que no votaron a un de­ terminado gobierno y, además, una buena parte de los que sí lo vo­ taron, presuponen que si alguien ocupa el sillón de Rivadavia nece­ sariamente tiene malas intenciones. Por algo será: sospechar que los gobernantes tienen intenciones ocultas es característico del análisis político nacional. Y no me refiero sólo al más elemental que hace­ mos los ignorantes en cualquier esquina o café. Periodistas sagaces, iulclectuales lúcidos e integrantes de la fila en el supermercado a incluido insultan por igual a sus gobernantes de modos muy extra­ 14 Mitomanías argentinas ños. La intención más frecuente y democráticamente distribuida que se les atribuye sería la de “robarse el país”. Otra acusación, también muy habitual, es que quieren terminar con el “capitalismo” o con la “democracia”, según alguna vaga definición de esas palabras. Esto les sucedió a Yrigoyen, a Alfonsín y a Perón tanto como a los Kirchner. Este tipo de presunciones hace que la discusión de ideas sea uno de los capítulos menos transitados del debate político. Recordemos cuando los periodistas progresistas hacían hincapié en la tonada del noroeste de Carlos Saúl I, o en su afirmación errónea de haber leído a Sócrates y las novelas de Borges, en la presunta avispa o tonte­ rías por el estilo (la peor y más patriótica de las cuales es el acento riojano: ¡la intolerancia progre puede ser muy potente!). Sobre los Kirchner se dijo otro tanto: el doble comando, la habitación matri­ monial, cómo se vestía él, cómo se viste ella. Analizar un gobierno es considerar un listado extenso de medidas y procesos. En este país tan apasionado o enceguecido, son muy po­ cos los que pueden tomar ese listado y ponerles colores diferentes a las medidas que les gustan mucho, poco o nada. Si detestan al go­ bierno, las buenas medidas dejan de serlo automáticamente, ya que son consideradas siempre bajo el signo del oportunismo, el negocio o la venganza, el robo de banderas de otro, o lo que fuera. Si los malos gobiernos jamás hacen algo bueno, los buenos jamás hacen algo malo. Aunque la segunda sentencia sería difícil de aceptar, sal­ vo por los fanáticos, la primera está muy extendida entre nosotros. Somos fanáticos del “todo mal”. Ese fanatismo es parte crucial de nuestra cultura política y nos impide analizar con mayor objetividad los aspectos positivos o negativos de diferentes gobiernos naciona­ les, provinciales, municipales. Y nos impide, por eso, entender a las personas que votan a esos gobiernos. Este libro no busca analizar las cosas buenas o malas de un go­ bierno determinado. Busca proponer un debate acerca de si no de­ beríamos cambiar esa particularidad de nuestra cultura. Y esto por un motivo: es imposible construir un país sin que podamos analizar aquello que es positivo y aquello que es negativo. Invito al lector a realizar el siguiente ejercicio: coloque al kirchnerista menos fanáti­ co al lado del antikirchnerista menos fanático. Después de un buen rato percibirá que en realidad hay muchos aspectos en los que están de acuerdo, aunque no estén dispuestos a admitirlo ni siquiera en su fuero interno.

See more

The list of books you might like

Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.