© José Martín Barrigós. 2008 AUTOR: José Martín Barrigós EDITOR: Bubok Publishing S.L. ISBN: 978-84-612-7433-8 DL: PM 2562-2008 José Martín Barrigós MÍTICO S AYA G O Prólogo de Juan Antonio Panero 4 AL LECTOR Los escritos recogidos en este libro datan de varios años atrás. Entre finales del anterior siglo y principios de éste. Algunos fueron publicados originariamente en periódicos, revistas e Internet. Al cabo de esos años, aproximadamente una década, los avatares de la vida han marcado inexorablemente el transcurrir de los días, de gentes y lugares. Sayago ha medrado un poco en este tiempo. Se han mejorado algunas infraestructuras, le ha llegado la rehabilitación a ciertos vestigios de su pasado; han visto la luz algunos proyectos empre- sariales; se consiguió la denominación de origen para ciertos pro- ductos autóctonos de calidad; se han podido recuperar algunas tradiciones olvidadas… Mas, en lo esencial, sigue siendo el mismo. Conserva su esplendente belleza, su interés etnográfico y sus peculiares características de ruralidad. Sin embargo, algunos de los hombres y mujeres aquí menciona- dos nos han dejado para siempre. Que gocen del descanso eter- no, que bien merecido lo tenían. Sólo mencionaré, por mor de no dejar a alguno en el olvido, a mi gran amigo José María Fuentes Zamora. Tan enamorado de estas tierras y de sus habitantes que, a veces, me ganaba por la mano en devoción y apego al terruño. En contrapartida, muy pocos nacimientos han acaecido. Un hecho que precipita el avance ineluctable de la despoblación. Una lásti- ma. A los todos los sayagueses que me acogieron y atendieron con magnánima y generosa hospitalidad, en el transcursos de mis andanzas por sus pueblos, quiero en justo agradecimiento dedicar este libro. Sin ellos, sin los ratos de grato palique que me dedica- ron y que con ellos disfruté, no hubiera sido posible la realidad de este libro que ahora tú, lector amigo, te aprestas a disfrutar. Al menos, con intención de que así sea lo escribí yo. Alicante, noviembre 2008 ELAUTOR 5 PRÓLOGO Sin lugar a dudas, nuestra profunda amistad y la afinidad que nos une en el más exacerbado amor y pasión por Sayago, han motivado a José Martín Barrigós a proponerme el prólogo de su libro Mítico Sayago. Es algo que me place, honra y satisface, pero temo quedarme corto ante su brillante contenido y la proba- da erudición de su autor. Mítico Sayago es un trabajo monográfico distinto al con- junto de publicaciones que ha venido editando PRODER/ADERI- SA sobre la comarca sayaguesa. Su temática emotiva, tierna, afortunada e interesante, reaviva a cada paso el rescoldo, casi apagado, de nuestras ancestrales tradiciones, viejas costumbres y aspectos entrañables de carácter etnológico. Con claridad y acierto nos sorprende, remonta y acerca a pasadas vivencias de nuestra infancia cuando relata las suyas, similares o idénticas a las de cualquier sayagués metido en 6 años. Aquellos primeros sueños, olores, juegos, alegrías y penu- rias de antaño junto a los abuelos, junto a la lumbre con olor a humo y a embutidos emanado de la amplia campana de la chi- menea. En sus páginas rezuman los recuerdos y remembranzas de aquel pasado, que a los jóvenes de hoy pueden resultar un tanto extraños e increíbles. Con la sensibilidad literaria de un periodista de su talla, y con la formación humanística adquirida en su titulación anterior de Filosofía y Letras, este sayagués de pro, y sayaguesista por antonomasia, surgido de esta tierra a la que ama profundamen- te, dialogante, ingenioso y cordial, observador insaciable de las cosas y de las gentes en plena faena a las que despabila sus memorias en busca de la fuente oral para sus historias, describe como nadie las bondades y bellezas de Sayago, que en ambas cosas abunda. Asu espíritu inquieto no pasan desapercibidos el paisaje agreste, la bravura y recuerdos de nuestros Arribes, la intensa soledad de nuestros campos, los encinares y los hermo- sos valles, las noches estrelladas, sin olvidar los aconteceres cotidianos en este humilde rincón, según él, con muchas posibi- lidades turísticas. Con mirada clara, su fácil pluma, en un derroche lingüísti- co, descubre y revela nuestros tesoros etnográficos que viven un momento crítico, a punto de languidecer y morir. El museo de nuestras costumbres y enseres antiguos es preciso, dice, incor- porarlos a nuestra cultura, pues si no sabemos conservar el pasado, difícilmente podremos forjar nuestro futuro. Toda una riqueza que trata de enseñarnos a valorar y rescatar. En sus cortas estancias vacacionales entre nosotros, ha dedicado tiempo y esfuerzo para brindarnos una ocasión más de conocer y amar a Sayago. En ese intento denuncia y hace dura crítica a ciertos autores que han querido identificar el vocablo 7 sayagués con el de palurdo, torpe y tosco. Por el contrario pon- dera, enaltece y elogia a quienes dignifican esta tierra. En este sentido, hace especial mención a figuras preclaras de nuestra literatura que, a su paso por Sayago, han dejado jirones de su obra literaria ensalzando las virtudes de nuestro carácter o la belleza de nuestros paisajes. Unamuno a su paso por Fermoselle, el profesor sudamericano José María Arguedas en su estancia de seis meses en Bermillo, son meros ejemplos. Es igualmente enriquecedor el rastreo llevado a cabo sobre la vida y obras de sayagueses ilustres: el emblemático Viriato; nuestro gran poeta, casi desconocido, Justo Alejo, de Formariz; el profe- sor Luis Cortés, fermosellano de corazón; nuestro gran filósofo y pensador Ramiro Ledema Ramos, tan denostado e injustamente ignorado; el profesor y columnista Hermino Ramos, de La Tuda. Hace también elogiosa referencia a don José Luis Gutiérrez, el cura de Muga que, a pesar de no ser sayagués, tanto bien ha prodigado a la cultura de este pueblo y de toda la comarca. Como buen hijo no se olvida de su madre a quien él debe el ser; ni de su maestro Juan Antonio Casanueva a quien, con- fiesa, le debe lo que es. Como creyente, tampoco olvida en sus capítulos a nuestra Virgen de Gracia en quien cifra sus esperan- zas futuras, tanto para él como para Sayago y sus gentes. Juan Antonio Panero 9 PROPÓSITO Bien sé yo que hoy, en la España postmoderna, el pensamiento de Joaquín Costa suena a trasnochada monserga para casi todo el mundo. Pero a mi me importa poco, a estas alturas de la vida, que me tachen de lo que a cada cual le apetezca. Los años me otorgan la licen- cia de expresarme con total libertad. Los juicios que se deriven de evo- car lo que considero digno de ser proclamado como pertinente y opor- tuno no me afectan. Yen este caso, la cita es, además de muy bella, ati- nada: «No hay lugar como el lugar unido por las lágrimas que le ha cos- tado a nuestra madre nuestro ser. No hay en el planeta aire como el aire que ha recogido los primeros suspiros del pecho, ni templo como el tem- plo donde se han disipado las primeras oraciones del alma. Los primiti- vos recuerdos que acariciáis, los primeros objetos que miráis, las prime- ras ilusiones y los primeros amores que sentís, los amigos de la infan- cia, los próximos parientes que han dirigido vuestros pasos, el libro en que habéis deletreado, el papel de los palotes, el manjar de vuestros pri-