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ministerio del poder popular para la salud servicio autónomo instituto de altos estudios PDF

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA SALUD INSTITUTO DE ALTOS ESTUDIOS “DR. ARNOLDO GABALDON” RESUMEN DISEÑO CURRICULAR ESPECIALIZACIÓN EN MEDICINA GENERAL INTEGRAL Comisión: Tulia Hernández Mario Scarano Jesús Ojeda Vilma Pacheco Carmen Camero Sergia Cubillán 2 1. PRESENTACIÓN DEL POSTGRADO DE MEDICINA GENERAL INTEGRAL. El postgrado en Medicina General Integral (MGI) nace como un programa de formación basado en la atención primaria en salud. Los espacios de aprendizaje son el Consultorio Popular, Centro Médico Diagnóstico integral, Salas de Rehabilitación Integral, Instituciones Escolares, Unidades Productivas y otras Organizaciones de la comunidad, con rotaciones en las Clínicas Populares y en establecimientos de la red hospitalaria. La residencia es de una duración aproximada de 30 meses a dedicación exclusiva. La formación de MGI se desarrolla dentro de un ámbito integrador transdiciplinario, con el concurso de las ciencias básicas, clínicas, sociales, epidemiológicas y humanísticas, tal como está definido por la Federación Mundial de Educación Médica. Se trata de ofrecer un escenario de estudio y trabajo que vincula desde el inicio al y a la estudiante con la persona sana y enferma, en todas las etapas del desarrollo de su ciclo vital y en el contexto de la familia, la comunidad y el ambiente; con dominio de lo epidemiológico y lo ambiental y de los factores de riesgo individuales y colectivos; con pensamiento crítico, sensibilidad y solidaridad para sus semejantes y, en general, con la vida y la autonomía del ser humano, de tal manera que, o resuelva de forma correcta y pronta los problemas que se le presenten, o los refiera de forma oportuna y adecuada a la red del sistema de salud que corresponda. La necesidad de esta formación surgió al año de haber comenzado la Misión Barrio Adentro. Se trabajó de conjunto con una comisión interministerial liderada por el Ministerio de Salud y el Ministerio de Educación Superior y asesorada por la Misión Médica Cubana. Esta formación, que atiende a los criterios de los estudios de postgrado en Venezuela, se concibe como una estrategia para lograr el alcance de las competencias profesionales necesarias (conocimientos, habilidades, destrezas actitudes y valores) para desempeñarse en la comunidad y los establecimientos de atención primaria en salud del SPNS. La formación de los profesionales que realizan el postgrado garantiza a la persona, a la familia y a la comunidad, la protección de la vida y del ambiente, la educación sanitaria, la, promoción de la calidad de vida y de la salud, a través de la prevención y anticipación, del diagnóstico precoz, del tratamiento y manejo oportuno de las enfermedades y de la rehabilitación física, mental y social de las secuelas de las enfermedades de quienes lo requieran. Estas actividades tienen que instrumentarse junto con los y las demás integrantes del equipo de salud para lograr la ejecución de las políticas epidemiológicas y de saneamiento ambiental establecida por el Estado Venezolano con el fin de lograr el mayor bienestar de las ciudadanas y los ciudadanos. Los residentes en Medicina General Integral constituye el centro del proceso educativo, mientras que el profesor o profesora facilita el proceso de autoformación y autodesarrollo de ese proceso que capacita a la persona en formación para seguir aprendiendo durante toda su vida. Cada residente tiene asignado un tutor especialista en MGI con experiencia docente. Realiza guardias en los servicios de urgencia de los hospitales, ambulatorios y centros médicos integrales y tiene la posibilidad de llegar a un diagnóstico de certeza a través de la disponibilidad de los medios de la más alta tecnología. Tiene que aprender a comunicarse con fluidez con la persona, la familia, los grupos sociales organizados y la comunidad, y a promover 3 la educación en salud de todos y todas, así como comunicarse con las otras instancias del sistema de salud. Por último, debe aprender a diseñar y ejecutar proyectos de investigación cualitativa y formativa, vinculados con su trabajo, con la finalidad de conocerlo mejor y transformarlo de forma positiva El Ministerio del Poder Popular Salud ha establecido que requiere médicos y médicas integrales para desempeñarse en atención primaria en una relación de 1 por cada1.250 a 2.500 habitantes, lo cual significa que se requiere de entre 10.000 a 20.833 a fin de dar cobertura a toda la población venezolana contextualizado en el marco del convenio Cuba – Venezuela como parte de su Plan Nacional de Capacitación. El programa se desarrolla en tres periodos compuesto por varias unidades curriculares como se indican en el mapa curricular y se profundizan en el desarrollo del contenido de este documento. 1.1. Misión Contribuir a la formación de especialistas en Medicina General Integral con una elevada responsabilidad y pertinencia social basada en la necesidad de asumir la salud integral del individuo, la familia, la comunidad y el ambiente como un derecho inalienable del ser humano, indisolublemente vinculado al derecho a la vida. Ello en absoluta concordancia con las tendencias mundiales actuales más avanzadas, que promueven el deber de garantizar salud de alta calidad con equidad a todos y todas, contextualizado en las transformaciones demandadas por la nación para el fortalecimiento del Sistema Público Nacional de Salud. Estos especialistas serán inmediatamente incorporados a la nómina del Ministerio del Poder Popular para la Salud, en cuyos espacios laborales a nivel nacional podrán desempeñarse carrera en la administración pública, como Especialistas en Medicina General Integral, ascendiendo en la escala de cargos de la misma de acuerdo a sus años de experiencia y crecimiento profesional, para lo cual el Estado garantizará mecanismos para la actualización permanente de estos profesionales en el campo de la Atención Primaria en Salud, así como también creara los medios necesarios para derivar un porcentaje de los egresados hacia la formación en una segunda especialidad médica o quirúrgica, de acuerdo a las demandas asistenciales de la población y del Sistema Público Nacional de Salud. 1.2. Visión Ser un programa de postgrado de fortalecimiento institucional del Sistema Publico Nacional de Salud con carácter integrador multi, inter y transdisciplinario, donde concurren las ciencias básicas, clínicas, sociales, epidemiológicas y humanísticas necesarias; en un escenario de estudio- trabajo, que vincula al especialista tempranamente con el individuo sano y enfermo, en todas las etapas del desarrollo de su ciclo vital, y en el contexto de la familia, la comunidad y el ambiente, que aporte a las gestión de los procesos de promoción , prevención y anticipación de salud con dominio de lo epidemiológico y lo ambiental y de los factores de riesgo individuales y colectivos, logrando un impacto relevante en el mejoramiento de la calidad de vida de nuestras comunidades, generando espacios de construcción, propuestas y estrategias colectivas con las comunidades para dar respuestas correctas a los problemas que se le presenten bajo los lineamientos del Ministerio del Poder Popular para la Salud, y con la participación de los actores sociales comprometidos con la superación de inequidades y el desarrollo social de la nación. 1.3. Justificación 1.3.1 Pertinencia social Venezuela es un país que cuenta actualmente con una población de 27 millones de 4 habitantes. De una población esencialmente rural dispersa hasta la década de los 50 del siglo XX, dedicada fundamentalmente a actividades agropecuarias, se transformó en una población predominantemente urbana, con gran movilidad, impulsada por el incremento de la exploración y explotación petrolera. Grandes concentraciones humanas se ubicaron en la periferia de las ciudades alta y medianamente pobladas, en zonas denominadas “marginales”, dada las precarias condiciones de la vivienda que ocupan, la alimentación, la salud, la educación y la recreación que reciben, así como, la inseguridad en que viven. Trabajan como empleados u obreros de empresas o instituciones estadales o privadas y en la “economía informal” o “buhonería”. La diversidad y la desigualdad han sido y siguen siendo características esenciales de nuestra sociedad y su contexto físico. La diversidad tiene expresión en lo geográfico, en la vida animal y vegetal, en lo étnico-cultural y en las posiciones político-ideológicas de sus habitantes. Esa diversidad ha provisto al país de recursos naturales y talento humano invalorables y constituye una fortaleza inequívoca para poder lograr la convivencia armoniosa de sus habitantes y el proceso de desarrollo integral sostenible y sustentable que debe darse para beneficio de la totalidad de quienes nacimos y habitamos en este territorio. Por otra parte, la desigualdad se expresa en las enormes diferencias socio-económicas de sus habitantes y en las dificultades confrontadas para acceder oportuna y eficazmente a la justicia natural (equidad) y a la justicia que nos hemos dado a través del derecho positivo venezolano (legalidad). En consecuencia y recíprocamente, tales desigualdades constituyen obstáculos para alcanzar la convivencia armoniosa y el proceso de desarrollo integral referido, en el que todos y todas debemos estar incluidos y ser actores y beneficiarios, en lo individual, familiar y colectivo. Según el Instituto Nacional de Estadística de Venezuela (INE), para el primer semestre de 2006 el 33.9 % de la familias venezolanas se encuentra en estado de pobreza y, el 10.6 % de ésta, corresponde a pobreza extrema, crítica y estructural, lo cual significa carencia de los medios materiales, culturales y espirituales necesarios para el disfrute de una vida plena y derechos humanos fundamentales, tales como alimentación, vivienda, salud, educación y recreación adecuados. Por otra parte, el 20 % de la población posee el 80 % de la inmensa riqueza nacional, ostentando recursos y condiciones de vida francamente contrastantes con aquellos dispuestos por densos sectores pobres de la misma. En el contexto de lo antes expuesto, resulta indispensable preservar la diversidad descrita, como expresión de valores y fortalezas de nuestra sociedad, pero así mismo, es necesario superar las desigualdades, en cuanto constituyen debilidades y carencias inaceptables en una sociedad democrática, equilibrada y justa. Todo ello permite entender las medidas tomadas por organizaciones políticas y académicas internacionales (Organización Mundial de la Salud, UNESCO, Federación Mundial de Educación Médica, Organización Panamericana de la Salud, entre otras) y nacionales (Asociación Venezolana de Facultades de Medicina), para buscar soluciones adecuadas al deterioro de la situación de salud de la población, intentos éstos que hasta el presente han resultado infructuosos, persistiendo las precarias condiciones de salud en la mayor parte de la población mundial y nacional. En 1964, las Facultades y Escuelas de Medicina de Venezuela, asociadas en AVEFAM, promovieron y realizaron el Segundo Seminario de Educación Médica, dicha Asociación ha realizado desde entonces, 11 eventos relativos a la Educación Médica en el país, que han 5 abordado diferentes aspectos de la misma y hecho recomendaciones pertinentes, que no siempre han sido instrumentadas en la práctica o tenido el impacto esperado. El tema central de ese segundo seminario fue “El medico que Venezuela necesita”. En concordancia con las tendencias mundiales imperantes entonces, las conclusiones fundamentales de este evento fueron las siguientes: a) Que las facultades y escuelas de medicina debían retomar la formación de un profesional médico general que garantizara una atención integral a la población; b) Modificar el currículo vigente, fundamentado en los aspectos biológicos del proceso salud-enfermedad, para incorporar a los mismos los aspectos psico-sociales de dicho proceso, tanto en la asistencia como en la enseñanza impartidas. Consecuentemente se recomendó, crear cátedras y departamentos de Psicología Médica y de Medicina Preventiva y Social o de Salud Pública. En general, estas recomendaciones fueron asumidas por todas las escuelas de medicina del país, con mayor énfasis en algunas de ellas como en las Universidades Centro-Occidental Lisandro Alvarado, Francisco de Miranda y Rómulo Gallegos. El impacto que esas modificaciones hayan tenido sobre la formación y el desempeño profesional de los médicos egresados, no parece ser el deseado. Ello pudiera explicarse, entre otras razones, porque esos cambios curriculares no fueron acompañados de otros, igualmente necesarios, tales como: a) El escenario de formación de los estudiantes continuó siendo esencialmente las instituciones hospitalarias del tercer nivel de atención; b) Los profesores continuaron siendo los especialistas que actúan en esas instituciones y no médicos con formación integral que se desempeñen cabalmente en las instituciones del primer nivel de atención (ambulatorios urbanos y rurales de diferentes tipos) y en la comunidad, dispensando Atención Primaria de Salud; c) el proceso formativo permaneció centrado en los profesores intentando enseñar a los alumnos contenidos disciplinarios, en detrimento del adiestramiento de éstos para la autoformación y el auto- desarrollo, que permita adquirir y desarrollar competencias y que los capacite para el aprendizaje de por vida; d) Las estrategias educativas continuaron siendo las tradicionales: exposición de contenidos disciplinarios, prácticas de laboratorio, seminarios, etc., en asignaturas básicas, clínicas y sociales, muchas veces desarticuladas en tiempo y espacio y usualmente fuera de contexto. En 1978, la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), reunida en Alma Ata (URSS), preocupada por el deterioro de la salud en densos sectores de la población mundial y ante la inminencia de un nuevo milenio, se planteó la necesidad de encontrar una solución adecuada a esa situación. Se produjo así la Declaración de Alma-Ata, ampliamente difundida, según la cual era imperativo “garantizarle salud a toda la población mundial para el año 2000”. A tal fin, se estableció que la Atención Primaria de Salud (APS) era la estrategia que debía ponerse en práctica. Asumir dicha estrategia requería, entre otras cosas, construir Sistemas Públicos Nacionales de Salud, con sus tres niveles de atención interconectados e interactuando en redes de servicios. El primer nivel de atención tendría capacidad instalada para resolver el 80 % de las situaciones de salud que se presentaran, a través de la promoción de salud, la prevención, el diagnóstico y tratamiento eficaz y oportuno de enfermedades así como la rehabilitación física, mental y social de quien lo requiriera, trabajando en y con las comunidades. El 10 y 5 % restantes de las situaciones debían ser resueltas en los II y III niveles, respectivamente (Referencia y Contrarreferencia), según su capacidad instalada. De esa manera se aspiraba lograr cobertura universal de toda la población con servicios de salud de buena calidad y con equidad. Desde el punto de vista de la relación costo/beneficio del servicio prestado a la población y la eficacia de las instituciones prestadoras de los mismos, se ha demostrado que esto es lo más conveniente. Es evidente que el “desideratum” de la Declaración de Alma-Ata no se ha alcanzado, ni en nuestro país ni en la mayoría de los países del mundo. El 6 reto de lograrlo continúa planteado. En 1988, la Federación Mundial de Educación Médica (WFME) produjo la Declaración de Edimburgo, según la cual, para prestar servicios de salud de buena calidad a las personas, las familias y las comunidades, se requiere formar profesionales con las competencias necesarias para resolver eficiente, eficaz y oportunamente las situaciones de salud que se presenten. En la práctica, la declaración que produjo la WFME, propendía impulsar la formación de profesionales médicos aptos para la instrumentación de la Estrategia de Atención Primaria de Salud (APS), establecida en la declaración de Alma-Ata. En la formulación del diseño del especialista en Medicina General Integral resulta importante asumir íntegramente la Declaración de Edimburgo, cuyo texto es el siguiente: a) “La sede de la educación médica a ser impartida debe cambiar de los hospitales a los ambulatorios de Atención Primaria”; b) “El Currículo diseñado para la formación del Médico “Generalista” debe estar en consonancia con las necesidades nacionales de salud”; c) “El énfasis curricular debe ponerse en la prevención de enfermedades y la promoción de la salud”; d) “La enseñanza debe centrase en los alumnos, con lo cual se promueve el aprendizaje para toda la vida”. e) “La enseñanza debe dirigirse a adquirir competencias y la evaluación de los alumnos, dirigirse a explorar que éstas fueron adquiridas y no a explorar la adquisición de contenidos”; f) “Los profesores deben ser formados para desempeñarse como educadores”; g) “Las Ciencias Básicas deben estar integradas con las Clínicas (y con las ciencias socio-médicas y humanísticas, agregaríamos nosotros ahora) y propiciar el contacto temprano entre los alumnos y los pacientes” (el individuo, la familia, la comunidad y el medio ambiente); h) “La selección de los estudiantes de medicina debe realizarse con base en atributos no cognoscitivos”; i) “Debe existir coordinación entre la educación médica y los servicios de salud del país”; j) “Debe existir producción balanceada de Médicos “Generalistas” (Médicos Integrales) y Especialistas”; k) “La educación multiprofesional debe ser incorporada a las facultades de medicina” y l) “Asumir la educación médica continua como una tarea de las facultades de medicina”. Basándonos en todo lo expuesto, resulta evidente que nuestra educación médica, aún en aquellas escuelas que han formulado cambios importantes en su currículo de grado, no egresa profesionales con las competencias necesarias para desempeñarse como médico general integral y ejecutar la estrategia de APS, entre otras razones, porque ese currículo no suele estar vinculado a las necesidades de salud del país; el escenario de formación lo constituyen, preponderantemente, las instituciones hospitalarias del tercer nivel de atención y los profesores son especialistas de campo de acción restringido, que prestan sus servicios especializados en dichas instituciones hospitalarias. En ese sentido el país requiere un cambio radical en todos los aspectos vinculados a la formación de los profesionales médicos, paralelos a aquellos que se impulsen a nivel asistencial para estructurar y poner en funcionamiento un Sistema Público Nacional de Salud, en el cual se desempeñen los médicos con formación en medicina integral, actuando en el Primer Nivel de Atención, que interactúen adecuada y convenientemente con los médicos especialistas tradicionales, ubicados en los Centros de Especialidades Ambulatorias (Segundo Nivel de Atención) y Centros Hospitalarios (Tercer Nivel de Atención). La necesidad que tenemos de asumir la formación de médicos integrales para la APS, ya expuesta, se refuerza con la información epidemiológica registrada en los Anuarios del Ministerio del Poder Popular para la Salud (MPPS). Por ejemplo, en nuestro país existe aún una alta tasa de mortalidad infantil (15.5 x 1000 NVR, 2005) y neonatal (11.0x 1000 NVR, 2005), constituyendo la principal causa de mortalidad infantil las afecciones originadas en el período 7 perinatal (55.7 %). Esto, aunado a la elevada tasa de mortalidad materna (59.8 /100.000 NVR, 2005), sugiere una grave deficiencia en el control prenatal de la mujer embarazada, la atención adecuada a ella durante el parto y al recién nacido y, en general, en las actividades de prevención y educación para la salud de toda la población. Destacamos que las tasas de mortalidad materna e infantil son superiores a las observadas en Chile, Costa Rica y Cuba (Cifras de la OPS). Datos oficiales de 2.005, reflejan incremento de la morbi-mortalidad por la re-emergencia de enfermedades infectocontagiosas y parasitarias que habían sido controladas y/o casi erradicadas (malaria, dengue, bilharziosis, tuberculosis, escabiosis, piodermitis, estreptococosis, etc.), al mismo tiempo que emergen otras, con carácter de endemo-epidémico, como el VIH-SIDA, el VPH y la hepatitis. Estas cifras revelan falta o fallas en las políticas de evaluación de riesgos, saneamiento ambiental, vacunaciones, servicios de agua potable, servidas, disposición de excretas, higiene de los alimentos, etc., que en la actualidad sólo se observan en países muy pobres y atrasados. Revelan también debilidades o carencias en las redes de servicios de salud propios del primer nivel de atención, dispensados en otras latitudes por un equipo de profesionales y técnicos, entre los cuales se encuentra el médico con formación integral, con competencias para desempeñarse en el primer nivel de atención de salud. En esos mismos anuarios encontramos también que las primeras cinco causas de mortalidad en el país son las enfermedades cardiovasculares, cáncer, accidentes de todo tipo, enfermedades cerebro vasculares, suicidios y diabetes, tal como ocurre en los países desarrollados. Técnicamente esta situación significa que hemos acumulado riesgos epidemiológicos de los países más atrasados y de aquellos más desarrollados. Esta información epidemiológica debe ser tenida muy en cuenta a los efectos de la prestación de servicios de atención y en la formación de profesionales médicos. En 1999, el pueblo venezolano decide elegir una Asamblea Constituyente que elabora una nueva Constitución acorde con los principios filosóficos del naciente proceso revolucionario bolivariano. En el Capítulo IV, artículos 83 y 84 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, se establece que la salud es un derecho social fundamental y que el Estado tiene la obligación de garantizarlo como parte del derecho a la vida, para lo cual creará y gestionará un Sistema Público Nacional de Salud (SPNS), que dará prioridad a la promoción de la salud, la prevención, diagnóstico, tratamiento y manejo oportuno de la enfermedad así como a la rehabilitación física, mental y social de quien lo requiera. Igualmente, en el artículo 85 de dicha Constitución se expresa: “en coordinación con las universidades y los centros de investigación, se promoverá y desarrollará una política nacional de formación de profesionales, técnicos y técnicas”. Por lo tanto, es un mandato constitucional garantizar a todas las personas el derecho a la salud integral y formar profesionales capacitados para conformar el equipo de salud que atienda integralmente a la persona, la familia, la comunidad y el ambiente, en el ámbito de las redes de Atención Primaria, de Especialidades Ambulatorias, de Hospitales y de Emergencias. Cumpliendo los compromisos internacionales, las exigencias constitucionales y las crecientes necesidades de la población venezolana, se transforma el antiguo MSAS en 1.999 en el Ministerio de Salud y Desarrollo Social (MSDS) con dos viceministros (Salud y Desarrollo 8 Social) para asistir al ministro en la materia de sus respectivas competencias. El Ministerio declaró explícitamente su firme propósito de: a) estructurar y desarrollar el SPNS (y, muy especialmente, el primer nivel de atención), con instituciones y redes de servicios para la atención primaria de salud, de especialidades ambulatorias, de hospitales y de emergencias, desde los cuales se garantice atención de salud a toda la población y al medio ambiente. b) Promover, articuladamente con las universidades y demás instituciones educativas, la formación de los profesionales y técnicos requeridos en todas las instituciones dispensadores de salud en los niveles y redes de servicios de atención. A partir del año 2001, como el MSDS no había logrado articular una red de atención primaria por déficit de profesionales de la salud con una cultura y conocimientos del trabajo comunitario en salud, se establece la Misión “Barrio Adentro I” que inicialmente comenzó en los Municipios Libertador del Distrito Capital y Municipio Sucre del Estado Miranda propiciado por las Alcaldías respectivas y el Colegio de Médicos Metropolitano de Caracas con médicos cubanos mediante el Convenio Cuba-Venezuela. En el año 2003, la intervención del Gobierno Nacional permitió un crecimiento exponencial de la Misión con la llegada al país de 15.000 médicos cubanos que se distribuyeron en los 23 estados y el Distrito Capital, para cubrir las necesidades de salud de la población en nuestro país. Estos médicos se ubicaron en casas de familia, en todos los barrios de las grandes ciudades y pueblos de la geografía nacional. Cada médico debía atender 250 familias en forma integral y continua habiendo recibido la aceptación de la población que hasta entonces carecía de una atención médica cercana a su domicilio. Posteriormente el Gobierno Nacional inició la construcción de los Consultorios Populares y mejoramiento de algunos locales existentes en viviendas de la comunidad. Estos Consultorios Populares cuyo nombre evoca sólo la acción curativa deberán transformarse paulatinamente en Centros Populares de Atención Integral en Salud (CEPAIS) donde se incorporen las acciones holísticas del Médico General Integral y su Equipo de Salud. En Enero de 2005 se inicia la Misión “Barrio Adentro II” con la finalidad de construir y poner en funcionamiento 600 Centros Diagnósticos Integrales (CDI), 600 Salas de Rehabilitación Integral (SRI) y 35 Centros de Alta Tecnología (CAT) para mejorar la capacidad resolutiva de toda la red pero sobre todo del primer nivel. Hasta la fecha han entrado en funcionamiento un 70 % de los locales de “Barrio Adentro II” actualmente atendidos por profesionales de la Misión Médica Cubana. La Misión Médica Cubana como parte del Convenio Cuba-Venezuela estaba cumpliendo una función que debía ser asumida paulatinamente por personal de salud venezolano. Era por ello perentorio iniciar la formación de médicos generales integrales venezolanos como de hecho se hizo a partir de Julio de 2004 para ir supliendo paulatinamente cuando terminen su postgrado, a los médicos cubanos. Barrio Adentro: Estrategia para implantar la Atención Primaria en Salud (APS) en la República Bolivariana de Venezuela. González (2005) plantea que un importante paso fue la Misión Barrio Adentro, el 30 de octubre del año 2000. Venezuela y Cuba conscientes de su interés común por promover y fomentar el progreso de sus respectivas economías y las ventajas recíprocas que resultan de una cooperación que tenga resultados efectivos en el avance económico y social de los respectivos países y la integración de América Latina y el Caribe” acuerdan elaborar programas y proyectos 9 de cooperación mutua. Alvarado (2004) hace referencia sobre la creación de la Misión Barrio Adentro: “que se origina en la actuación del personal médico cubano, durante la tragedia del Estado Vargas en Diciembre de 1999, a partir de esta experiencia, la Alcaldía del Municipio Libertador suscribe un Convenio con la República de Cuba para implantar otra similar en los Barrios de Caracas, donde se encuentran las clases más desposeídas”(p.181). González (2005) refiere que de allí surge la idea de Barrio Adentro como alternativa válida para satisfacer las necesidades de la población caraqueña, que más tarde se convierte en un Plan Integral de Desarrollo Local que conjuga un conjunto de políticas sociales orientadas a mejorar la calidad de vida, promoviendo la organización y participación social de los sectores populares. Como iniciativa local, se crea el Instituto para el Desarrollo Local (IDEL) adscrito a la Alcaldía del Municipio Libertador, posteriormente se extiende al resto de los Estados hasta que en Septiembre de 2003, la Coordinación Nacional de Atención Primaria del Ministerio de Salud y Desarrollo Social, asume conjuntamente con la Comisión Médica Cubana en Venezuela, la implantación de Barrio Adentro en los Estados restantes. Quedando constituidas las Coordinaciones Regionales de Barrio Adentro con la participación de diferentes organismos, y coordinada por el representante del MSDS. Alvarado (2004) al respecto señala que: ”La «Misión Barrio Adentro» consiste en brindar asistencia integral en salud, mediante la participación de médicos cubanos y venezolanos que se integran con las comunidades en labores preventivas, de diagnóstico y trabajo social, además del desarrollo de la salud, busca promover la educación, cultura y deporte en las comunidades más deprimidas, fomentando el logro de la identidad, el sentido de pertenencia del espacio local, elevar la conciencia que se tiene sobre los problemas del barrio y de las posibilidades que tienen las mismas comunidades para superarlos con la cooperación solidaria” (p.189). Este autor expone que: Barrio Adentro es la concreción de la Atención Primaria de Salud como se planteó desde la Declaración de Alma Ata en 1978) y como Misión tiene un papel articulador de las políticas públicas y sociales. González (2005) hace referencia a que Barrio Adentro, cumple un papel integral dentro de la sociedad y, un papel de transformación de la sociedad. Es por esta razón que Barrio Adentro es vista como la Misión de Misiones y la participación social de los Comités de Salud con las diferentes organizaciones sociales como articuladores de una política social que ya no es responsabilidad única del Estado, sino corresponsabilidad de la sociedad que actúa en los diferentes niveles de la gestión pública, en un proceso social de formación que va del diagnóstico a la toma de decisiones sobre su propia cuestión social Desde el año 2003 se esta consolidando el Sistema de Atención Médica Integral a través de la Misión Barrio Adentro y, a la vez formando especialista en esta materia con una enseñanza integrada a las transformaciones sociopolíticas que se producen en la nación llevando cambios importantes en la educación médica superior como parte de la universalización de las universidades en busca de mayor equidad, calidad y pertinencia, de esta manera la República Bolivariana de Venezuela aporta una respuesta a la deuda social existente en materia de salud a través de la formación de un médico comunitario de perfil amplio para satisfacer el derecho constitucional a la salud (MSDS, 2004). 10 Esto responde también a lo planteado en La Carta de Ottawa (1986), para la Promoción de la Salud otorgándole al sector sanitario el papel de actuar como un mediador, en esta se plasma que: “El sector sanitario no puede por sí mismo proporcionar las condiciones previas ni asegurar las perspectivas favorables para la salud y, lo que es más, la promoción de la salud exige la acción coordinada de todos los implicados: los gobiernos, los sectores sanitarios y otros sectores sociales y económicos, las organizaciones benéficas, las autoridades locales, la industria y los medios de comunicación. Las gentes de todos los medios sociales están involucradas como individuos, familias y comunidades. A los grupos sociales y profesionales y al personal sanitario les corresponde especialmente asumir la responsabilidad de actuar como mediadores entre los intereses antagónicos y a favor de la salud”. 1.3.2. Pertinencia Política En el Capítulo IV, artículos 83 y 84 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (3), se establece que la salud es un derecho social fundamental y que el Estado tiene la obligación de garantizarlo como parte del derecho a la vida, para lo cual creará y gestionará un Sistema Público Nacional de Salud (SPNS), que dará prioridad a la promoción de la salud, la prevención, diagnóstico, tratamiento y manejo oportuno de la enfermedad así como a la rehabilitación física, mental y social de quien lo requiera. Igualmente, en el artículo 85 de dicha Constitución se expresa: “en coordinación con las universidades y los centros de investigación, se promoverá y desarrollará una política nacional de formación de profesionales, técnicos y técnicas”. Por lo tanto, es un mandato constitucional garantizar a todas las personas el derecho a la salud integral y formar profesionales capacitados para conformar el equipo de salud que atienda integralmente a la persona, la familia, la comunidad y el ambiente, en el ámbito de las redes de Atención Primaria, de Especialidades Ambulatorias, de Hospitales y de Emergencias. La Ley Orgánica de Seguridad Social, el Proyecto de Ley Orgánica Salud y el Plan Estratégico Económico y Social 2001-2007, desarrollan los preceptos constitucionales relativos a la seguridad social y la salud, considerada esta última, elemento fundamental de la primera, que el Estado debe garantizar obligatoriamente a la totalidad de sus habitantes. Al Estado Nacional también le corresponde constitucionalmente ejercer la rectoría en salud, a través del Ministerio con las competencias en esa materia. En consecuencia, al MPPS le corresponde definir las políticas de salud necesarias; instrumentar su ejecución por los Entes descentralizados (estados regionales, municipios, alcaldías y parroquias); proveer conjuntamente con los otros Entes responsables involucrados, los recursos indispensables para la instrumentación de las políticas; evaluar y controlar la ejecución de las mismas y aplicar los mecanismos correctivos cuando éstas no se ejecuten o su ejecución se distorsione en cualesquiera de los ámbitos de la descentralización. Así mismo, a ese ministerio le corresponde, en nombre del Estado, estructurar y organizar el Sistema Público Nacional de Salud, ejercer su rectoría, supervisar y evaluar su funcionamiento adecuado. Constitucionalmente, el SPNS será “intersectorial, descentralizado, participativo e integrado al sistema de seguridad social y regido por los principios de gratuidad, universalidad, integralidad, equidad, integración social y solidaridad”. Todo esto implica que en la estructura y el desarrollo del SPNS habrá Niveles y Redes de Atención, con capacidad instalada y resolutiva adecuadas a la diversidad y calidad de los servicios que deban prestarse. La estructuración, fortalecimiento y desarrollo del Primer Nivel de Atención exige un esfuerzo particular, por ser éste el más atrasado y débil de todos pero el más inmediato a la población. En este nivel se debe completar la construcción y dotación de las instituciones 11

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manual e intelectual, formar en y para la cooperación solidaria, la justicia, la igualdad y la participación .. Realizar el examen físico completo e integral ONU (1990): Declaración Universal de Derechos Humanos. Bol.Ofic.Saint.
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