Amanda Pereira tiene sobrepeso, un trabajo que detesta, un gato que parece un perro y unas cuantas deudas que crecen cada mes. También tiene la seguridad de que sus penas desaparecerían, o no parecerían tan graves, si conociera por fin a su media naranja, con la que crearía una familia. Cuando cree haber encontrado al "hombre", a pesar de ser lo opuesto a lo que ella habría imaginado, empieza un cambio que hará que entienda que las cosas no son siempre como una cree y que, a menudo, lo que una necesita está más cerca de lo que parece.