MÁS AL LÁ DE L ESTRUCTURALISM O HENRYLEFEBVR E Edicionesel aleph.com Editado por elaleph.com ª 2000 – Copyright www.elaleph.com Todos los Derechos Reservados MÁSAL LÁ DEL ESTRU CTURALISM O INTRODUCCIÓN Con los dos volúmenes ya aparecidos 1 en las ediciones Anthropos, la presente recopilación completa una especie de tríptico o de trilogía teórica. El estudio de las relaciones entre la ilógica y la dialéctica se sitúa en el centro; soporta el edificio y es su piedra angular (por lo mismo, tiene un sentido, como esas metáforas ar- quitectónicas que sustituyen con una imagen material la no- ción teórica de centro). Todo pensamiento implica (involucra) la identidad pura, la proposición transparente y vacía (transparente porque es vacía), la evidencia formal: A=A. No hay ninguna coherencia sin una referencia implícita al famoso principio de identidad. No obstante, un pensamiento supone un objeto: introduce 1 Logiqueformelle,logiquedialectique, Primera edic., 1948; 2a, 1969; y Du rural á l'urbain, recopilación de artículos escritos entre 1949 y 1969. [Para mayor comodidad del lector argentino, hemos dividido esta tercera recopilación de Lefebvre (Más allá del estructuralismo) en dos tomos: este primero conserva el título original; el segundo, aparecerá con el nombre de Estructuralismo y Política, que se ajusta exactamente a su contenido. (N. del E.). 3 HENRY LEFEBVR E un contenido en la forma de la identidad; subordina la cohe- rencia a una diferencia. Tal es la doble determinación inicial y constitutiva de todo acto de conocimiento. La introduc- ción del objeto y del contenido impide para siempre la certe- za perfecta, la transparencia. Esta nunca se logra por completo; siempre comporta un riesgo, un recorrido aventu- rado, lleno de fisuras y de obstáculos. El contenido y el ob- jeto resisten y no existen más que por esta irreductibilidad a lo inteligible "puro". La subordinación de la coherencia (de la unidad) a la diferencia siempre puede producir una esci- sión, una rebelión de ésta. De ese modo, cada reflexión, cada aprehensión de un objeto han de concebirse bajo este doble aspecto: trayecto queimplique-explique un proyecto: el de conquistar el ob- jeto, de apropiárselo por el conocimiento, en la práctica y en la conciencia social. ¿Qué es lo que hay en el punto de parti- da de todos los trayectos posibles, de todos los recorridos y discursos? El vacío. El centro del pensamiento no puede representarse como plenitud. Si estuviera inicialmente lleno. estaría ocupado. ¿Cómo introducir en él "alguna cosa", ob- jeto y/o contenido? El trabajo del conocimiento consiste en que colma perpetuamente la tautología evidente y vacía se- gún la cual el pensamiento piensa y no es otra cosa que pen- samiento, el objeto pensado es idéntico a él mismo y toda determinación coincide con él. Esto es lo que torna necesa- rio el perpetuo renovamiento de la operación: introducir el contenido y aprehenderlo a partir del vacío. ¿No pasa esto con toda centralidad mental y/o social? ¿Qué es una propo- sición, en el doble sentido formal (lógico) y activo (práctico) 4 MÁSAL LÁ DEL ESTRU CTURALISM O del término? La aprehensión del objeto se propone como trayecto-proyecto (travesía-discurso) constitutivo de todos los enunciados, sin que jamás pueda acabarse y terminar su tarea. Hay dos lugares: el lugar inicial es el lugar vacío: el lugar de la otra parte y del otro (lugar) que puede entonces en- contrarse en todas partes (y en ninguna). Entonces, en todo momento y en todo lugar. Esto es lo que lo caracteriza como tópico (lógico). Entre el vacío inicial, que no es aquel de una intención o de una intuición subjetiva, o aquel de una pura y simple ausencia, sino aquel de una potencia ofensiva y de un llamado; entre ese vacío y cualquier contenido. aunque fuese el más ínfimo y el más pequeño, hay un abismo. El pensa- miento lo franquea de un salto; pasa de la ausencia a la pre- sencia. El pensamiento no puede ni colmar el abismo ni ignorarlo. De ahí resulta en primer lugar que el menor con- tenido puede analizarse indefinidamente. Brindad al pensa- miento negación positiva la más pequeña diferencia (la que hay entre A y B, entre 1 y 2, entre un elemento y el elemento más cercano) y esta diferencia se convierte en objeto de un conocimiento sin límites, infinito y finito, que se desarrolla, engendra (produce) o reencuentra otros objetos (objetos distintos, otros objetos). Todo proyecto lleva esta doble marca, esta doble carga; esta necesidad duplicada de libertad, estafinitud duplicada de un horizonte infinito; el pensa- miento anda por ese camino, avanza, se hace, elige su mar- cha, y no obstante tiene un objetivo, supone contratiempos, se acerca a un término fijado. 5 HENRY LEFEBVR E Segunda consecuencia: entre la proposición constitutiva del pensamiento discursivo (ese reflejo del objeto en un es- pejo vacío y claro, esta reflexión de un "sujeto" pensante a lo largo de un itinerario) y el contenido objetual, entre la pro- posición transparente (A=A) privada de todo contenido por una reducción absoluta y el contenido, entre la abstracción lógica (formal) y lo concreto, hay una ruptura; hay una dis- continuidad. La lógica puede y debe intentar circunscribirse, no lo logra; los límites se quiebran, las clausuras estallan. Además se ensaya establecer una multiplicidad de lógicas parciales, acaso una indefinidad; aquéllas desean ocupar los lugares vacantes, arrojar sobre el abismo un puente inmóvil, llenar el centro y ocuparlo. Existe la lógica de la acción y de la decisión (praxeología, teoría de los juegos y de las estrate- gias), la lógica del espacio y de la cosa en general, la lógica del cambio y de la mercancía, la lógica de la equivalencia y del contrato, la lógica de la recurrencia, de la escritura, del metalenguaje, la lógica del Estado y del derecho, la lógica de la moral, etcétera. Cada lógica (parcial) establece una forma, la explota con rigor, extrae de ella necesidades y contratiem- pos, extrapola y reduce sin vergüenza. Cada lógica, manipu- lada por un vigoroso y riguroso pensamiento estratégico, se pretende absoluta y total. Sirve a una voluntad de poder. No llega a imponerse ni teórica ni prácticamente, aunque impli- que violencia. Ninguna encarnación en un contenido relativo de la lógica absoluta (es decir, de la evidencia del vacío, de la proposición transparente y tautológica) puede afirmarse co- mo plenitud necesaria y suficiente. Ninguna lógica, ni la ideológica más que la sociológica, llegan a descartar lo nega- 6 MÁSAL LÁ DEL ESTRU CTURALISM O tivo, a operar la reducción satisfactoria. a eliminar lo irre- ductible (el residuo). Prácticamente, un proyecto así es político. El hiato entre la forma lógica y los proyectos prácticos permite precisa- mente poner en evidencia los caracteres políticos de lo que se presenta como "pura" coherencia, como rigor formal y científico. Las lógicas parciales que abusan del rigor formal presentándolo como evidencia, deben comprenderse como estrategias de clase. La lógica no sirve para las clases domi- nantes, las voluntades de poder. Se les escapa como forma universal (pero vacía) de todo pensamiento. Con todo, las clases dominantes, las estrategias y las voluntades de poder pueden servirse de la lógica, en apariencia al menos, abusan- do de estos criterios: rigor (disimulando pero ayudando a la violencia), coherencia (disimulando pero sirviendo los fines de la acción estratégica). ¿Qué hay entonces en el centro? No hay un monu- mento teórico, una filosofía, un dogmatismo, una imagen prefabricada del conocimiento. No hay un campo, ya deli- mitado y preparado para recibir no importa qué. ¿Qué hay entonces? Una presencia- ausencia, la presencia negativa y terrible de la forma "pura", y por lo tanto mortal. Y la ausen- cia de contenido (sin el llamado, la espera, la exigencia de ese contenido, para disolverlo, disecarlo, cortarlo, en una pala- bra, matarlo, por el procedimiento analítico) . ¿Qué hay en la periferia? Otra terrible ausencia, la presencia de una potencia ciega, el deseo, que no puede realizarse más que a través del desciframiento, el adueñamiento y la apropiación del "mun- do"; y ahí, en ese otro lugar, reina la ausencia de una cohe- 7 HENRY LEFEBVR E sión que es la única que puede aportar la forma. Periferias, ciegaspulsiones, regiones dionisíacas opuestas a la centrali- dadapolínea; entre el centro y esta periferia, ¿qué es enton- ces lo que hay? Todos los sitios posibles, inciertos y ciertos, todos los trayectos y proyectos, rodeos y contornos, discur- sos y recorridos, reflexiones y acciones indisolubles. Además, loposible-imposible, por ejemplo: colmar la ausencia, cam- biar la presencia y la ausencia, reducir lo irreductible, asir el deseo haciéndolo entrar en la cohesión racional. Lo imposi- ble vive en el corazón de lo posible y se agita en él. Nada de posible sin lo imposible que lo tienta y que él tienta. Nada de conocimiento sin la diferencia que va hasta "lo otro" del conocimiento, hasta el otro conocer: aquel de la aventura, del riesgo y del juego, del arte y de lo trágico, de la danza y de la zozobra, del éxtasis y de la fascinación. Un movimiento dialéctico envuelve el conjunto, lo constituye y al mismo tiempo le impide estabilizarse; lo regulariza polarizándolo entre el vacío terrible de la forma y el terrible poder del de- seo. La distancia entre esos polos, esos lugares opuestos, es el secreto del cuerpo: sexo y cerebro, actos y reflejos (refle- xiones-refracciones) que el cuerpo implica-explica. ¿Qué sucede entonces? Esto: la lógica difiere de la dia- léctica, pero no puede separarse de ella. Entre la lógica y la dialéctica hay una mediación, una zona o región intermedia, o si se quiere, un encadenamiento que posee todavía los ca- racteres formales de la lógica y que tiene ya los rasgos con- flictuales y dramáticos del movimiento: la lógica dialéctica (lógica de la diferencia, de las polaridades, de las oposiciones v contrariedades, de las complementariedades, etc.). Además, 8 MÁSAL LÁ DEL ESTRU CTURALISM O los conceptos esenciales para el análisis de cada objeto son: la forma, la función, la estructura. Pueden servir distinta- mente. El análisis formal no coincide con el análisis estructu- ral o funcional. Con todo, un movimiento los atraviesa y los une. Si tal concepto metodológico se aísla y se autonomiza, si intenta subordinarse los otros, absorberlos, si tiende a quererse absoluto, si se pretende total (dicho de otra manera y mejor: si algún deseo se sirve así de ese concepto), excede su capacidad, su rol, su legitimidad. Pretende ocupar el cen- tro, llenarlo, hacer de él su propiedad privada. Se afirma in- consideradamente en nombre de la lógica, aun cuando la lógica le prohibe esta afirmación. Se considera como encar- nación o incorporación de la transparencia perfecta. Se divi- niza. Actuando así, lo oscurece todo. Operando de esa manera, no sólo un concepto excede sus derechos, sino el pensamiento que lo utiliza procede por reducción y por ex- trapolación, dos errores conjuntos que se agravan uno al otro. De ese modo se pasa, inconscientemente o no, del co- nocimiento a la ideología, a la superfetación, excrecencia injertada sobre el crecimiento del saber, cáncer del conoci- miento. ¿En qué consiste entonces la marcha del dogmatis- mo, de la ideología que se pretende total v acabada? Se sirve de procedimientos a veces hábiles y procedimientos con frecuencia tortuosos, de trampas, de transposiciones, para arribar al centro. Para cambiar el centro en fortaleza, en cas- tillo del pensamiento, en monumento, en palacio. Cuando no en mansión burguesa, en domicilio legal. De este modo procede el fetichismo del saber, bautizado "epistemología", en la que se verá consagrarse .la división del trabajo sobre el 9 HENRY LEFEBVR E plano intelectual, y protegerse la parcelación del conoci- miento bajo el manto de un enciclopedismo de ostentación. El rellenado del centro teórico bloquea el pensamiento, la búsqueda, la exploración de lo real y de lo posible. Esto es lo que impide comprender los acontecimientos y los encade- namientos, el pensamiento y la acción, la unidad y las dife- rencias. Tal es el caso del formalismo, el del funcionalismo y el del estructuralismo, situación que los reúne en un destino común: tentativa, éxito, declinación. Comúnmente, es el caso de los esfuerzos por reducir las distancias y para desechar las mediaciones entre forma y contenido (para eliminar la lógica dialéctica) definiendo el pensamiento por una lógica que se representa a sí misma como centralidad cumplida, definida y definitiva. Toda "concepción" de un centro (mental y/o social) ya colmado, dotado desde el comienzo de una positividad cier- ta, no es de hecho más que una representación ilusoria, pro- veniente de la crítica ideológica y de una metafísica perimida, muy en especial cuando se cubre de cientificismo. Esta re- presentación da por sentado problemas insolubles, los de la filosofía tradicional. ¿En dónde se sitúa el "sujeto", ese del pensamiento pensante, con relación al centro así sentado y supuesto? Si el "sujeto" tiene ya en él su certeza, su plenitud, ¿cómo definir sus relaciones con el "objeto" en general, con tal contenido particular, con tal ser singular? Por otra parte, si no existe centro, si no hay más que verificaciones aisladas de los hechos, de lo exacto, ¿cómo definir el proceso y el movimiento del conocer, partidas y llegadas, trayectos y pro- 10