Antonio Anguita viajó a Granada a vender su finca pero nunca más regresó. El juez municipal de Castillo de Locubín (Jaén) desgrana un delirante contubernio que terminó convirtiéndose en uno de crímenes de mayor impacto social en la España de 1898. El caso, que estremeció al presidente Sagasta, marcó un hito en los fastos de la criminalidad y los vecinos, desbordados por la sucesión de acontecimientos, vieron tambalearse los pilares de la probidad, como si Dios hubiera desertado del campo de batalla. No fue un crimen de tantos. Nada fue igual desde entonces. Una novela basada en un hecho real con grandes dosis de intriga que nos muestra el singular arte de leer en los ojos y donde la realidad supera con creces la ficción.