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Manual de lengua gótica PDF

248 Pages·2020·5.947 MB·Spanish
by  AgudAna
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ANA AGUD APARICIO Ma PILAR FERNANDEZ ALVAREZ MANUAL DE LENGUA GOTICA EDICIONES UNIVERSIDAD DE SALAMANCA BIBLIOTECA DE LA CAJA DE AHORROS Y MONTE DE PIEDAD DE SAL,\MANCA 1982 © EDICIONES UNIVERSIDAD DE SALAMANCA Ediciones Universidad de Salamanca. Patio Escuelas, I. Teléfono (923) 21.40.30. Apartado 325 - SALAMANCA (España). Primera Edición: Octubre, 1982. I.S.B.N.: 84-7481-213-5 Depósito Legal: S. 753-1982. Imprime VARONA. c/ Rúa Mayor, 44. Teléfono (923) 25 33 88. Salamanca. Las autoras dedican este libro a sus compañe­ ros del Seminario de Clásicas de Salamanca, en agra­ decimiento a su constante apoyo y estímulo. PROLOGO En el panorama de la Lingüística Indoeuropea en España supuso una apor­ tación decisiva la serie de Manuales dirigida por el Prof. Tovar hace muchos años, y en la que él mismo fue autor del único manual de lengua gótica aparecido en nuestro país. Las autoras han querido proseguir la tarea iniciada por él ofrecien­ do ahora un nuevo manual de gótico, plenamente actualizado, que ayude a los estudiosos de las lenguas germánicas e indoeuropeas a abrirse paso por esta atrac­ tiva lengua de nuestros propios antepasados germánicos (la raíz germánica de la paz, “fred-”, está aún en el nombre de una de las autoras). El manual ha sido concebido desde el punto de vista de la lingüística histórico- comparativa, ofreciendo para cada elemento de la gramática sus correlatos en las otras lenguas indoeuropeas, cuando son claros, y las hipótesis y polémicas refe­ rentes a los de más difícil correlación. El centro de este manual lo compone una serie de lecciones progresivas, en cada una de las cuales se ofrece información combinada de los diversos niveles de la lengua y de las partes de su gramática. De este modo el lector puede desde el primer momento enfrentarse directamente con textos originales. Cada lección incluye, como ejemplo y ejercicio práctico, una selección de ellos, en orden de dificultad creciente. Al autodidacta un apéndice con sus traducciones le permitirá la autoevaluación. Precede una introducción destinada a informar al lector tanto sobre el tras- fondo étnico y cultural de la Biblia de Ulfilas como sobre los rasgos generales de su lengua y los problemas que plantea su sistema gráfico. Se incluye también un apartado sobre la localización del gótico entre las lenguas germánicas e indoeuropeas. Una serie de apéndices intenta ofrecer finalmente una información sistemáti­ ca sobre paradigmas gramaticales y fonética histórica, incluidas las leyes de final de palabra. Y una antología amplia de textos, seleccionados en orden de comple­ jidad temática y lingüística creciente, según el texto de Streitberg, acompañada de un glosario gótico-griego-español, cierran el manual. Tanto en la Introducción como en los Apéndices el lector encontrará una pues­ ta al día de los problemas lingüísticos más difíciles que plantea la lengua gótica. Una bibliografía ordenada por temas le ayudará a ampliar aquellos puntos y po­ lémicas que aquí sólo están expuestos en forma sucinta. Las autoras se proponen completar próximamente este manual con un volumen anejo en el que se haga un estudio realmente pormenorizado de los problemas básicos de la lingüística VII gótica, desarrollando por extenso lo que aquí aparece en forma comprimida, adap­ tada al formato de un manual. Este libro no habría sido posible sin la ayuda de algunas personas a las que expresamos aquí nuestro más cordial agradecimiento. En primer lugar a los pro­ fesores Michelena y Tovar, que revisaron el manuscrito y nos ofrecieron valiosas sugerencias. En segundo lugar al Prof. Villar, que además de un asesoramiento constante y una meticulosa revisión final ha puesto a nuestra disposición todos los medios del Departamento de Indoeuropeo que dirige. No hace falta decir que asumimos toda la responsabilidad por cuanto de discutible o equivocado pueda aparecer en estas páginas. Nuestro agradecimiento finalmente al Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Salamanca, que con su ayuda financiera y su infraestructura editorial ha hecho posible la publicación de este libro. VIII I N T R O D U C C I O N 1. NOTICIA PRELIMINAR SOBRE LOS GODOS. Tradicionalmente la patria originaria de los godos se sitúa en Escandinavia. El nombre de la isla de Gotland sugiere que éste pudiera haber sido su primer asentamiento, pero hay discrepancia entre los usos funerarios de los godos y los hallazgos arqueológicos de esa isla, que además presenta hacia el siglo I a.C. una considerable densidad de restos, lo que no abona la hipótesis de que todo un pue­ blo marchase de allá durante esa época. Una leyenda goda, recogida por el tam­ bién godo Jordanes en su libro “De origine actibusque Getarum”, del año 511, habla en efecto de que los godos marcharon “como un enjambre”, en tres naves, guiados por el rey Berich, desde la isla de “Scandza” hasta la otra costa del Bálti­ co, la zona que recibió el nombre de Gotiscandza. Por esos tiempos se detecta una sensible disminución de restos arqueológicos en las zonas oriental y occiden­ tal de Gotaland, el extremo Sur de la Península Escandinava, y esto concordaría bastante bien con la leyenda de la emigración de los godos hacia el Sur. Los ro­ manos tienen noticia de este pueblo desde el siglo I d.C. El nombre mismo de los godos se ha transmitido con bastantes variantes. Por una parte está la actual denominación lituana “gudai” aplicada a los pueblos es­ lavos al Sur de Lituania, que seguramente perpetúa la vieja designación de los godos que ocuparon esa zona. En las primeras fuentes griegas y latinas el nombre aparece como tema en -n: roÚTovec; en Estrabón, guiones en Plinio, Got(h)ones en Tácito, rúi?coveq en Ptolomeo. También las primeras runas presentan formas afínes a éstas: gutani en el anillo de Pietroassa, gotna en antiguo islandés, etc. En cambio en fuentes posteriores el nombre aparece como tema en vocal: Tót^oi en griego, gothi en latín. La denominación que los godos se daban a sí mismos es gutfyiuda, “pueblo godo” (así en el Calendario, cfr. el capítulo “Fuentes de la lengua gótica”). Junto a estas formas, que presentan todas ellas grado reduci­ do del vocalismo radical, existe la designación gautar (en ant. nórd.), con la que se identifican los pobladores de las zonas oriental y occidental de Gotaland. La etimología es incierta. Fonéticamente no hay mayores problemas en relacionar estas variantes con la raíz indoeuropea *geut- “verter”, pero semánticamente ha­ bría que asumir una evolución bastante tortuosa (Krause alude a la posibilidad de una designación metonímica de algún animal macho, en relación con una le­ yenda de un rescate de los godos del estado de esclavitud “por el precio de un caballo”). 3 Hacia el siglo II d.C. se produce un nuevo movimiento migratorio de los go­ dos hacia el Sureste. En este período las fuentes históricas hablan de ellos ya co­ mo escindidos en las dos grandes ramas de ostrogodos y visigodos. Los primeros, cuyo nombre contiene probablemente una alusión a su localización oriental, reci­ ben también el nombre de greutungios, probablemente en origen designación de otro pueblo distinto y vecino. En cuanto a la designación de los segundos, se co­ noce también una forma simple visi o ves/, que ha sido puesta en relación con la raíz *wesu- “bueno” (ant. indio vasu-, gal. vesu-). El término podría significar pues algo así como “los nobles”. Secundariamente su localización geográfica oc­ cidental habría sugerido la etimología popular que relaciona este nombre con el del Oeste. Otra designación de los visigodos, seguramente tardía, es la de tervin- gios, en la que probablemente está contenida la raíz *dreu- “árbol”. La rama ostrogoda se asienta al Norte del Mar Negro, donde forma un impe­ rio de considerables dimensiones. La rama visigoda se documenta arqueológica­ mente en el valle del río Mures (actual Rumania), desde donde había un fácil ac­ ceso a Transilvania y era posible controlar los llanos de Valaquia y Moldavia. Los visigodos ocupaban pues uh territorio que se extendía al Norte de la frontera ro­ mana del Danubio, sobre una población autóctona romano-dacia que no dejó de influir en su cultura. La relación de los godos con el Imperio romano es muy accidentada, con épo­ cas de abierta guerra u hostigamiento y otras de paz y cooperación. A raíz de un ataque godo repelido por Constantino II los godos de Moesia son admitidos en el Imperio como foederati, con lo que la frontera pasa al Norte del Danubio y ellos se encargan de la seguridad de la zona a cambio de un subsidio anual (año 332). A raíz de esto sigue un período de paz, en el que debe haber influido la pro­ gresiva cristianización de los godos. Pero en tiempos de Valente se producen nue­ vos enfrentamientos, y en la paz de 370 se suprime el carácter de federados de los godos, volviendo la frontera del Imperio al Danubio. La irrupción de los hunos en Europa en el 375 acaba en poco tiempo con el gran reino ostrogodo de Ermanarico. Los visigodos conocen entonces con Ala- rico un tiempo de expansión y prosperidad que culmina con la toma y saqueo de Roma en 410. A la muerte de Alarico su cuñado Ataúlfo emigra con los godos al Sur de la Galia y a España (reino de Tolosa, reino de Toledo). Francos y bur- gundios derrotan a los godos de Francia en Vouillé en 507, y el reino visigodo de España se desintegra con la invasión musulmana de 711. La rama ostrogoda se desplaza también hacia el Oeste, y se establece en Pannonia, pasando más tar­ de al Norte de Italia, de donde posteriormente, a la muerte de Widemer, marchan al Oeste integrándose en los reinos de Galia y España, y siguiendo su misma suerte. Desde ese momento los godos desaparecen como pueblo independiente. Sólo quedan asentamientos aislados, siendo el de Crimea el que se documenta hasta fechas más recientes (cfr. infra). La información de que disponemos sobre la cultura y organización de los go­ dos es bastante fragmentaria. Así como los ostrogodos de Ucrania parecen haber sido básicamente ganaderos, los visigodos son sobre todo agricultores, y mues­ tran también una floreciente y rica artesanía. El vocabulario gótico transmitido contiene muchos nombres de profesiones: carpinteros, herreros, médicos, pesca­ 4 dores, alfareros, etc. La metalurgia y orfebrería de los godos alcanzaron gran re­ putación, en particular su técnica de engastar piedras preciosas o semipreciosas en oro, como muestran el tesoro hallado en Pietroassa y sobre todo el de Guarra- zar. Ello es también índice de un intenso comercio con Oriente, lugar de proce­ dencia de las piedras utilizadas. Aunque es todavía asunto controvertido, parece que los godos conocieron también un alfabeto rúnico, pero los testimonios son escasos e inseguros. Los visigodos tuvieron un intenso comercio con el Imperio, del que hay abun­ dantes huellas en el léxico, aunque éstas se deben en parte también al hecho de que muchos godos prestaron servicio en el ejército romano. Al historiador Eunapio se deben algunas noticias sobre la organización tribal de los visigodos, que sólo parecen haber formado una unidad en tiempos de gue­ rra, como alianza o confederación. Los términos que designan a los líderes son regalis, regulus, arkhon, basiliskos. Una figura especial parecer haber sido la del “juez” , que sólo ejerce cuando se produce una confederación con fines bélicos, y que debía unir a su competencia judicial algunas militares, y tal vez religiosas. Había también un “consejo federal”, formado por gentes de linaje sobresaliente, que al parecer elegía a los jefes y asistía al “juez”. Finalmente Tácito habla de una “asamblea general de los guerreros”, pero su existencia es incierta. Sólo es segura la existencia de asambleas locales para asuntos internos. De todos modos también el pueblo godo acaba perdiendo este cierto igualita­ rismo gentilicio, por progresiva concentración de la riqueza y el poder en pocas manos, y la tendencia del liderazgo tribal a hacerse hereditario. Con anterioridad o paralelamente a la cristianización los godos parecen ha­ ber poseído una religión tribal sobre la que hay muy poca información, en parte por ser materia secreta que no se comunicaba a extraños. Esta religión pagana parece haber ofrecido culto y sacrificios, incluso humanos, a los propios antepa­ sados. Pero desde el año 395 las fuentes romanas aluden a los godos únicamente como a cristianos. La forma de cristianismo que adoptan los visigodos es la confesión arriana. La Iglesia está bajo la custodia de diáconos, sacerdotes y obispos. El único obis­ po godo del que se tiene noticia en el siglo IV es Ulfilas. 2. EL OBISPO ULFILAS. Sobre la personalidad y biografía del obispo godo Ulfilas o Wulfila el docu­ mento más importante es el escrito de Auxencio sobre la vida, doctrina y muerte de éste su maestro, al que atribuye numerosos tratados e interpretaciones bíbli­ cas, pero sin mencionar la traducción de la Biblia. Otras fuentes, que sólo apor­ tan algún dato externo o incluso informaciones poco fiables, son: el también go­ do Jordanes (s. VI), que informa sobre la emigración de los gothi minores (cfr. infra); los continuadores de la historia eclesiástica de Eusebio: Filostorgio por un lado, y Sócrates, Sozómeno y Teodoreto por el otro, con noticias de valor diver­ so; Isidoro de Sevilla, que menciona su traducción de la Biblia al gótico, y Wa- 5 lahfrido Estrabón, que habla de esa traducción, pero no indica su autor. El nombre mismo del obispo se ha transmitido en dos variantes: la que utili­ za Auxencio, Ulfilas, (en fuentes griegas también Oí)A,(píA,a<; y Oup(píA,a<;), y la que aparece en fuentes latinas más tardías: Vulfila, Gulfila (Isidoro). En cualquier caso no hay duda de que la etimología es la misma que la de gót. wulfs “lo­ bo”, del que es un diminutivo (semejante a los apellidos actuales “Wólfle” , “Wólfel”. De unos y otros documentos se infieren con cierta seguridad al menos los siguientes datos: - Ulfilas nació en 311, de padre godo y madre descendiente de un grupo de cristianos griegos procedentes de Capadocia, donde fueron hechos prisioneros en una razzia de los visigodos en 264, y que en su nuevo asentamiento conservaron la fe cristiana, en la que sin duda Ulfilas fue educado desde la infancia pese al medio pagano en que vivió. Conocía el gótico, el griego y el latín, y participó en varios concilios de la Iglesia oriental. Fue ordenado lector en Antioquía, en 341, y enviado como obispo o misionero a predicar el cristianismo entre los visigodos. En 348, a raíz de una persecución de cristianos por un rey godo, presumiblemente Atanarico, fue obligado a emigrar con sus seguidores (emigración de los “gothi minores”), hallando asilo en Nicópoli (Baja Mesia) por iniciativa de Constantino el Grande. Su labor pastoral y el culto ejercido en lengua gótica debieron ser el precedente y estímulo de su obra de traductor. Doctrinalmente Ulfilas parece ha­ ber profesado un arrianismo moderado, con evidente rechazo de las polémicas y bizantinismos de los medios eclesiásticos de su tiempo. Sobre su trabajo como traductor de la Biblia no hay información directa, y la falta de mención del mismo en su discípulo Auxencio ha llevado a algunos incluso a dudar de su autoría (Leontjev). Filostorgio afirma que tradujo la Biblia completa con excepción del Libro de los Reyes, para evitar que su tenor belicoso encendiese las inclinaciones guerreras de los godos. Los historiadores Sócrates, Sozómeno y Teodoreto le atribuyen la invención del alfabeto gótico, que cierta­ mente parece obra de un solo autor, a pesar de que los manuscritos muestran di­ versas variantes (cfr. infra). 3. FUENTES DE LA LENGUA GOTICA. Se reducen a un único texto amplio, la traducción de la Biblia por Ulfilas, de la que quedan varios fragmentos del Nuevo Testamento y sólo uno muy breve del Antiguo; a una serie de documentos menores en pergamino y papiro; a algu­ nas inscripciones rúnicas de interpretación controvertida, y a un léxico del “góti­ co de Crimea” compuesto por el noble flamenco O. Ghiselin von Busbecq en el siglo XVI. Este es, junto con algunos nombres propios transmitidos indirectamente, el único testimonio que queda de la lengua de los ostrogodos. 6

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