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Malatesta - Pensamiento Y Accion Revolucionarios PDF

302 Pages·2007·0.71 MB·Spanish
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MALATESTA PENSAMIENTO Y ACCIÓN REVOLUCIONARIOS V R ERNON ICHARDS ( COMPILADOR ) MALATESTA PENSAMIENTO Y ACCIÓN REVOLUCIONARIOS Título de la obra en ingles : Errico Malatesta, his life and ideas Editado por: Freedom Press, Londres 1965 Traducción: Eduardo Prieto Richards, Vernon Malatesta : pensamiento y acción revolucionarios. - 1a ed. Buenos Aires : Tupac Ediciones, 2007. 308 p. ; 20x13 cm. (Utopía libertaria) Traducido por: Eduardo Prieto ISBN 978-950-9870-03-1 1. Anarquismo. I. Prieto, Eduardo, trad. II. Título CDD 321.07 © Tupac Ediciones (C1414AQT) Juan Ramírez de Velasco 958 Buenos Aires / Argentina Tel: 4857- 6404 Edicion revisada del original de la Editorial Proyección, Buenos Aires 1974. Corrección: Eduardo Bisso ISBN : 978-950-9870-03-1 La reproducción de este libro, a través de medios ópticos, electrónicos, químicos, fotográfi cos o de fotocopias, está permitida y alentada por los editores Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723 Impreso en la Argentina / Printed in Argentina A la memoria de Camilo y Giovanna Berneri y de su hija Marie-Louise Berneri Introducción del compilador Desde fi nes de la Segunda Guerra Mundial es impresionan- te la cantidad de importantes obras sobre el anarquismo y los anarquistas que se han publicado en inglés. No trataré de ofre- cer una lista de todas ellas, pero debemos recordar las biogra- fías de Godwin, Proudhon y Kropotkin por George Woodcock y la de Emma Goldman por Richard Drinnon1; además está el gran volumen de Maximoff2, que contiene escritos selectos de Bakunin, el libro de Eltzbacher, Anarchism, el de Stirner, Ego and His Own3, y Memoirs of a Revolutionist4 de Kropotkin (compilación), y la antología de 600 páginas con textos sobre y por anarquistas titulada The Anarchists, de Irving Horowitz; y fi nalmente tenemos las historias: el segundo volumen de G. D. H. Cole en su History of Socialist Thought que lleva por título Marxism and Anarchism (1850–1890), Anarchism (A history of libertarian ideas and movements) de Woodcock, y The Anarchists de James Joll. A esta lista debemos agregar la literatura referente a la Guerra Civil Española, por lo me- nos la parte de ésta en que se reconoce la contribución anar- quista a la lucha, y a la cabeza de la enumeración yo ubicaría Gran Camoufl age de Burnett Bolloten, Homage to Catalonia de Orwell5 y Spanish Labyrinth de Brenan (estas dos últimas obras son reimpresiones de posguerra). Basta con observar los estantes de nuestra biblioteca para comprender que habría- mos debido mencionar Anarchy and Order de Herbert Read6, Journey through Utopia de Marie–Louise Berneri7, London Years de Rudolf Rocker, etcétera, etcétera. Cuanto más se prolonga la lista, tanto más me sorprende que nadie haya pensado ya desde hace mucho tiempo que Errico Malatesta merece un lugar en esa distinguida compañía, pues los historiadores que acabo de mencionar lo proclaman como uno de los “gigantes” del movimiento revolucionario del siglo XIX, centu- ria que se destaca por sus grandes fi guras. El hecho de que los his- toriadores lo vean más como un agitador revolucionario que como un pensador explica en parte el tratamiento superfi cial que hacen del papel de Malatesta en lo que ellos llaman el “movimiento MALATESTA. PENSAMIENTO Y ACCIÓN REVOLUCIONARIOS / 9 histórico anarquista”. Además, está la cuestión del idioma. Es sabido que los historiadores sociales ingleses no son políglotos, y el italiano no es un idioma internacional –y tampoco los italia- nos son muy versados en lenguas–, y así, pese al hecho de que el movimiento anarquista italiano ha producido quizás escritores más valiosos y estimulantes que cualquier otro movimiento, sus nombres, y no digamos sus ideas, son virtualmente desconoci- dos fuera de su país, con excepción del movimiento de los países de habla española. Sin embargo, la principal desventaja con que ha tenido que “enfrentarse” Malatesta consiste en que no se adaptó a la pauta establecida por los pensadores y líderes revolucionarios del siglo XIX, que le habría asegurado su lugar entre los que los historia- dores consideran “grandes hombres”. Malatesta era, ante todo, un revolucionario cabal y ni siquiera se le ocurrió la idea de llevar un diario, y estaba demasiado activo como para poder tener el tipo de vida tranquila que le habría permitido archivar cuidadosamente su correspondencia para la posteridad y la co- modidad de los historiadores. Además, aunque ya tenía 79 años cuando murió, nunca dispuso de tiempo –ni de voluntad, a mi parecer– para escribir sus memorias, tarea a la cual lo habían es- tado impulsando durante muchos años, por diferentes razones, tanto sus amigos íntimos como algunos editores que entreveían un best–seller. Y por último, no es menos importante el hecho de que Malatesta se ganaba la vida como obrero especializado y no como escritor. Si el lector piensa que exagero las desventa- jas, podría remitirlo a la valiosa Historia... de Cole, volumen II, para que observe la lista de más de 60 nombres de “Personajes Principales” con que comienza el volumen, e invitarlo a aplicar los diversos “tests” que he sugerido. Permítaseme enumerar algunas de las razones por las cuales pienso que ha llegado el momento no sólo de que los historia- dores acuerden a Malatesta su adecuado lugar en el movimien- to –obviamente, no puedo obligarlos a coincidir conmigo, pero espero que la publicación de este volumen de sus escritos les haga virtualmente imposible ignorarlo como pensador–, sino también, cosa más importante, de que los anarquistas del mun- do de habla inglesa dispongan de algo más que un folleto para estudiar sus ideas. 10 / VERNON RICHARDS Durante casi sesenta años Malatesta desarrolló actividades dentro del movimiento anarquista como agitador y propagan- dista. Basta con dar una ojeada a los archivos de la prensa anar- quista para percibir que fue uno de los miembros más respeta- dos del movimiento, así como siguió siendo hasta el fi nal uno de los más controvertidos. Su actividad abarcó muchas partes del mundo, y también la dirección de una cantidad de diarios anarquistas italianos, incluido el cotidiano Umanità Nova (1920–22). Pasó la mitad de su vida en el exilio y el respeto con que lo trataron los gobiernos queda claramente en evidencia por el hecho de que estuvo preso durante más de diez años, general- mente en espera de juicio. Los jurados, por contraste, mostraron un respeto diferente, absolviéndolo en casi todos los casos y re- conociendo que el único galantuomo, el único hombre hon esto, era el que los enfrentaba en el banquillo de los acusados. En este volumen he dejado deliberadamente en penumbra al hombre para poder acentuar sus ideas, porque todo el mun- do reconoce a Malatesta como hombre de acción, pero pocos comprenden cuán valiosas, originales y realistas fue ron sus ideas. Sin embargo, si hay mérito en ellas, su principal fuente la constituye la experiencia de Malatesta en la lucha día a día y su identifi cación con el pueblo trabaj ador por considerarse uno de sus miembros. En mi opinión, Bakunin y Kropotkin, pese a las experiencias que vivieron en la cárcel, siguieron, siendo aristócratas hasta el fi n. Cuando George Woodcock se refi ere a Kropotkin y habla de su “debilidad por la excesiva simplifi ca- ción en casi todos los problemas que discutía”, se trata de los atributos no del santo sino del aristócrata. Y en verdad incluso sugiere que no debemos “contentarnos con la impresión de que Kropotkin era un santo. La obstinación y la intolerancia ocupa- ban un lugar en su carácter...”. Malatesta no se ilusionaba con el “rol histórico de las ma- sas” porque compartía y comprendía la vida y las reacciones de éstas. Pero como comprendía la manera en que “razonaban” sus opresores, y percibía que los “ubicados en el medio” pre- dicaban cosas que ellos mismos eran demasiado privilegiados, social y materialmente, para poner en práctica, esperaba más de los trabajadores organizados, aunque dirigía su propaganda a todos los hombres de buena voluntad. MALATESTA. PENSAMIENTO Y ACCIÓN REVOLUCIONARIOS / 11 El presente volumen se divide en tres partes. La primera con- siste en selecciones de sus escritos, la segunda en Notas para una biografía de Malatesta, y la tercera constituye una tentativa de efectuar una evaluación de las ideas y tácticas de Malatesta a la luz de la experiencia actual. Es obvio que ni siquiera el compilador más escrupuloso puede evitar que se refl ejen sus propias preferencias al realizar una selec- ción. Pero he hecho lo posible por limitar esta intrusión tratando de presentar un cuadro “completo” de las ideas y argumentacio- nes más importantes de Malatesta, más bien que seleccionar un número limitado de artículos de entre sus extensos escritos. Así llegué a las 27 secciones en las cuales he agrupado las ideas me- diante el simple proceso de leer sus artículos y clasifi car los temas dentro de cada uno según el número de rubros que me pareció apropiado. El estadio siguiente consistió en condensar el material reunido dentro de cada clasifi cación y reducir luego el número de rubros, sea combinando algunos de ellos o decidiendo que el material de otros no era sufi ciente o especialmente interesante como para justifi car su inclusión. El cuadro que surgió fue el de los Fines y medios anarquistas, y por lo tanto agrupé las seccio- nes de acuerdo con éste, para terminar con el texto completo del Programa anarquista que Malatesta redactó y que fue aceptado por el Congreso Anarquista Italiano de Bologna en 1920, pues me parece que ese programa sintetiza las ideas de Malatesta y su enfoque de la táctica anarquista basada en el sentido común. Si Malatesta no recibió la atención necesaria por parte del movimiento de habla inglesa, dejando de lado a los historiado- res, no puede decirse lo mismo acerca del movimiento italiano. Después de su muerte todos sus escritos, desde 1919 a 1932, fue- ron reunidos y publicados en tres volúmenes que totalizan más de 1.000 páginas. Y después de la guerra aparecieron en Nápoles dos grandes volúmenes compilados por Cesare Zaccarilli y Giovanna Berneri, que contienen gran parte del material publi- cado en los primeros tres, muchos de los artículos de Malatesta correspondientes al período de Volontà (1913–14) y otros de Agitazione (1897). He podido complementar estos trabajos con una colección de Volontà, con ejemplares sueltos de Risveglio de Bertoni (Ginebra) y de Studi Sociali de Fabbri (Montevideo), y de la revista Volontà (Nápoles), en la cual se reimprimieron 12 / VERNON RICHARDS una cantidad de los primeros artículos de Malatesta. Así, aun- que estaba consciente de no haber leído todos los escritos de Malatesta tenía la certeza de conocer lo sufi ciente como para no omitir ningún aspecto importante de su pensamiento. Algunos lectores pueden pensar que al presentar extractos más bien que selecciones se lo ubica a Malatesta fuera de con- texto y no se le hace justicia como escritor. Esta última obser- vación me parece poco válida, pues a pesar de que no escribía de buena gana, la lucidez del lenguaje y la construcción de sus artículos los hace valiosos como literatura, y muestra su maes- tría como propagandista y polemista. Quizás un día de éstos será posible reparar esta “injusticia”. En lo referente a que “los extractos estén fuera de contexto” y necesiten copiosas notas al pie para poder disponer de los an- tecedentes de la situación en que fueron escritos los artículos de los cuales provienen, me he resistido a hacerlo en parte porque este volumen hubiera parecido entonces una obra destinada a estudiosos, en lugar de la franca propaganda anarquista que se propone ser, pero también porque me pareció que el lector mis- mo podría poner fácilmente estos extractos dentro de su con- texto dando una rápida ojeada al pie de la página. En efecto, excepto en lo referente a sus escritos posteriores a 1924, po- demos decir que cuando Malatesta tomó su pluma era porque la situación se hallaba madura para la acción revolucionaria o porque él veía posibilidades de realizar una propaganda anar- quista efectiva. Los críticos responderán que el hecho de que los escritos de Malatesta se refi rieran a situaciones históricas parti- culares signifi ca que los argumentos no pueden ser pertinentes ni referirse a las condiciones económicas o la situación política de hoy. Yo adopto el punto de vista opuesto, porque encuentro que las ideas de los anarquistas prácticos del pasado son más estimulantes y vinculables en gran medida con el presente, en comparación con las de muchos de sus utópicos contemporá- neos cuyos ideales futuros no tenían ninguna base práctica ni siquiera en el presente en que se las formulaba. Lo que recomienda actualmente a Malatesta a nuestra con- sideración en la actualidad es su manera de pensar, mucho más que su formación política. Irving Horowitz, en la larga intro- ducción a la antología que hemos mencionado anteriormente, MALATESTA. PENSAMIENTO Y ACCIÓN REVOLUCIONARIOS / 13 parece haber descubierto el lugar que deben ocupar exactamente las ideas de Malatesta, basándose aparentemente en su panfl eto Anarchia, cuando lo descubre como “el gran anarquista italiano que tiende un puente entre el pensamiento europeo de los siglos XIX y XX con una exactitud que pocos de sus contemporáneos lograron”. Malatesta opuso el libre albedrío al determinismo; el enfoque científi co al “cientifi cismo’’. Tengo la impresión de que Malatesta, que pasados los 70 años declaraba: “el que digan que tengo una mentalidad científi ca no me desagrada en abso- luto; me gustaría merecer el término, pues la mente científi ca es la que busca la verdad utilizando métodos positivos, racionales y experimentales...”, se sentiría feliz al leer las observaciones formuladas por el doctor Alex Comfort, en 1948, en el prefacio a un largo extracto de un artículo que aquél escribió en 1884 sobre el tema del “Amor”: “Malatesta, aunque no era un psicó- logo social, da una formulación del argumento anarquista [so- bre el matrimonio] que es quizá más equilibrado que cualquier otro de los presentados desde la época de Godwin”; o de que un científi co político, en un artículo sobre “Anarquismo y sindi- calismo” escrito en 1957, considere no sólo que los escritos de Malatesta constituyen “un útil punto de partida” sobre el tema, sino que llegue también a la conclusión de que sus “afi rmacio- nes principales mantienen aún su validez”. Malatesta era un propagandista y no un escritor profesional. Enzo Santarelli, el historiador marxista italiano, se refi ere des- pectivamente (1959) a las limitaciones de Malatesta como pen- sador y se limita a mencionarlo como agitador revolucionario, pero en el curso de las 300 páginas del volumen de Santarelli, Malatesta emerge como el personaje y pensador más importan- te. Qué glorioso “fracaso”. La segunda parte de este volumen: Notas para una bio- grafía, es aún más modesta que lo que su título haría pensar. Refl eja fundamentalmente los problemas que yo mismo me planteé acerca de la vida de Malatesta mientras leía sus es- critos y las extravagancias de los historiadores. También en este caso, la mayoría de las respuestas iba a encontrarlas en las biografías y los artículos publicados por sus amigos. En las notas que siguen a esta segunda parte están indicadas las fuentes que utilicé, pero querría mencionar en especial a tres 14 / VERNON RICHARDS

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Durante casi sesenta a?os Malatesta desarroll? actividades dentro del movimiento anarquista como agitador y propagandista. Basta con dar una ojeada a los archivos de la prensa anarquista para percibir que fue uno de los miembros m?s respetados del movimiento. as? como sigui? siendo hasta el final un
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