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Magic Shifts PDF

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M a g i c S h i f t 1 Kate Daniels Saga M a g i c S h i f t 2 I l o n a A n d r e w s M a g i c S h i f t Índice Agradecimientos Sinopsis Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3 Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 Capítulo 7 3 Capítulo 8 Capítulo 9 Capítulo 10 Capítulo 11 Capítulo 12 Capítulo 13 Capítulo 14 Capítulo 15 Capítulo 16 Capítulo 17 Capítulo 18 Capítulo 19 Capítulo 20 Capítulo 21 Capítulo 22 Epílogo Próximos Libros Sobre los Autores ¡Visítanos! Kate Daniels Saga M a g i c S h i f t Agradecimientos Contar esta historia no hubiera sido posible sin la aportación editorial y guía de Anne Sowards. Muchas gracias por tu consejo y amistad. También nos gustaría dar las gracias a Nancy Yost, nuestra agente, por sus interminables océanos de paciencia y voluntad para hacer frente a un flujo aparentemente interminable de llamadas telefónicas, correos electrónicos y crisis. Como siempre, os damos las gracias a todos los que habéis trabajado para convertir este manuscrito en un libro. Al jefe de redacción, Michelle Kasper y a la editora asistente de producción, a Julia Quinlan. A Judith Lagerman, directora de arte; a Juliana Kolesova, la artista responsable de la imagen de la portada; y a Jason Gill, el diseñador de la portada. También nos gustaría dar las gracias a nuestros lectores beta, que desinteresadamente sufren las torturas de revisar un manuscrito a medias. Ellos 4 son, sin ningún orden en particular: Ying Dallimore, Laura Hobbs, María Isabel Amoretti de Pagano, Nur-El-Hudaa Jaffar, Kelly Brooke, Beatrix Kaser, Olivia Toune, Nicole Joury, cristiana, y especialmente Shannon Daigle. Gracias a Vibha Patel, Lisa Rigdon, JeNoelle Flom, Liz Semkiu, Olga Zmijewska-Kaczor y Bambi Parfan por la ayuda con problemas médicos. Todos los errores son nuestros y sólo nuestros. Por último, gracias a todos vosotros por habernos seguido hasta aquí. Esperamos que disfrutéis del libro. I l o n a A n d r e w s M a g i c S h i f t Sinopsis Después de renunciar a su vida en la Manada, la mercenaria Kate Daniels y su compañero el ex Señor de las Bestias Curran Lennart, están adaptándose a un ritmo muy diferente. Mientras que están encantados de escapar de todas las luchas internas, Curran echa de menos los constantes desafíos de liderar a los cambiaformas. Así que cuando la Manada le ofrece su participación en el Gremio de Mercenarios Gremio, Curran aprovecha la oportunidad... lo malo es que el Gremio no quiere tener nada que ver con ellos. Por suerte, como una mercenaria veterana, Kate puede hacerse cargo de alguno de los trabajos inconclusos del Gremio con el fin de traer dinero y reconstruir su reputación. Pero de lo que Kate y Curran no se han dado cuenta es que todos esos trabajos están conectados. 5 Un enemigo antiguo ha resurgido, y Kate y Curran son los únicos que pueden detenerle, antes de que destruya su ciudad pieza por pieza... Kate Daniels Saga M a g i c S h i f t Capítulo 1 T roté por las calles bañadas por la noche de Atlanta en una burra mamut. El nombre de la burra era Abrazos. Medía tres metros de altura, incluyendo las orejas, y con su pelaje blanco y negro, sugería que había asaltado a una vaca Holstein en algún callejón oscuro y se había vestido con su ropa. Mi propio traje manchado de sangre insinuaba que había tenido una noche interesante. La mayoría de los caballos habrían estado nerviosos por dejar que una mujer empapada en sangre les montara, pero a Abrazos no parecía importarle. O bien no le molestaba o era un ser pragmático que sabía de dónde venían sus zanahorias. La ciudad se extendía por delante de mí, abandonada, tranquila y llena de magia, desplegando sus calles a la luz de las estrellas como una flor a la luz de la luna. La magia atravesaba Atlanta profundamente esta noche, como la corriente de 6 un río fantasma, se derramaba en lugares sombríos y despertaba cosas hambrientas con largos dientes como agujas y ojos brillantes. Cualquier persona con una gota de sentido común se escondía detrás de puertas blindadas y ventanas enrejadas después del anochecer. Por desgracia para mí, el sentido común no estaba entre mis virtudes. Con Abrazos trotando por las silenciosas calles, el sonido de sus pezuñas resonaba anormalmente alto, las sombras de la noche nos observaban y yo vigilaba mi espalda. Vamos a jugar a quién es mejor asesino. A mi espada y a mí nos encanta este juego. Ninguno de los monstruos mordió el anzuelo. Podría haber sido por mí, pero lo más probable es que fuera porque uno de ellos se movía paralelamente a mi ruta. Le olían y se escondían, esperando a que pasara de largo. Era casi medianoche. Había tenido un día largo. Me dolía la espalda, mi ropa olía a sangre fétida, y una ducha caliente sonaba celestial. Hice dos pasteles de manzana anoche, y estaba bastante segura de que al menos quedaría un trozo para mí. Podría comérmelo esta noche con mi té antes de irme a la cama… Una molesta chispa de magia se encendió en mi mente. Un vampiro. Oh, Dios. La chispa ―sonó‖ en mi cerebro como un mosquito enojado y se acercó. El I l o n a A n d r e w s M a g i c S h i f t patógeno Immortuus, la enfermedad responsable del vampirismo, se comía las mentes de sus víctimas, dejando tras de sí un cascarón vacío impulsado por una sed de sangre que lo consumía todo. Abandonado a su suerte, un vampiro podría cazar y masacrar, y cuando se quedase sin nada que matar, se moriría de hambre. Esta sanguijuela en particular no tenía libre albedrío, porque su mente en blanco estaba atada en un apretón telepático por un nigromante. El nigromante, o navegador como se hacían llamar, estaría sentado en una habitación lejos, dirigiendo al vampiro con su voluntad como si fuera un coche por control remoto. El navegador se enteraba de lo que el vampiro oía y veía, y si el vampiro abría la boca, las palabras del navegador saldrían de ella. Encontrar a un chupasangre tan al sur significaba que pertenecía a la Nación, un extraño híbrido entre una corporación y un centro de investigación, cuyo personal se dedicaba al estudio de los no-muertos y a hacer dinero. La Nación me evitaba como a la peste. Dos meses antes habían descubierto que el hombre detrás de su organización, el personaje casi inmortal con poderes divinos y magia legendaria, era mi padre. Tenían algunas dificultades con ese desarrollo de los acontecimientos. Así que el vampiro no era para mí. 7 Excepto que… conocía la mayoría de las rutas de patrulla de la Nación y este no muerto estaba definitivamente fuera de curso. ¿A dónde diablos iba? No. No es mi circo, no mis monos muertos vivientes. Sentí al vampiro hacer un giro de noventa grados, dirigiéndose directamente hacia mí. Casa, ducha, pastel de manzana. Tal vez si lo recitaba como una oración, se cumpliría mi deseo. La distancia entre nosotros se redujo. Casa, ducha… Un no-muerto saltó desde el tejado de la casa de dos pisos más cercana y aterrizó en la calle a mi lado, flaco, cada músculo superficial visible bajo la gruesa piel, como si alguien hubiera elaborado un modelo de anatomía humana de alambre de acero y vertido una mezcla de goma rara encima. Maldición. El muerto viviente abrió la boca y de ella salió la voz seca de Ghastek. —Eres difícil de encontrar, Kate. Kate Daniels Saga M a g i c S h i f t Vaya, vaya. El nuevo jefe de la oficina de la Nación de Atlanta había venido a verme personalmente. Me gustaría hacer una reverencia, pero estaba demasiado cansada para bajar de mi burro y la espada a mi espalda entorpecería el movimiento. —Vivo a las afueras y vuelvo a casa casi todas las noches. El número de teléfono de la empresa está en la guía. El vampiro inclinó la cabeza, imitando los movimientos de Ghastek. —¿Todavía sigues montando esa monstruosidad? —Siéntete libre de pisotearle —le dije a Abrazos—. Te apoyo. Abrazos nos ignoró a los dos, pasando al vampiro desafiantemente al trote. El chupasangre se dio la vuelta suavemente y se puso a caminar a mi lado. —¿Dónde está tu… pareja? —Rondando. —Nunca estaba demasiado lejos—. ¿Por qué? ¿Te preocupa que 8 se entere de esta cita romántica? El vampiro se congeló por un segundo. —¿Qué? —Te has cruzado deliberadamente conmigo en secreto en una carretera solitaria en medio de la noche… La voz de Ghastek fue tan aguda, que si se tratara de un cuchillo, hubiera sido cortada en tiras. —Encuentro tus intentos de humor angustiantes. Ja, ja. —Te aseguro que esto es estrictamente de negocios. —Claro que lo es, mejillas dulces. Los ojos del vampiro se desviaron curiosamente. En una sala blindada en las profundas entrañas del Casino de la Nación, Ghastek estaba teniendo probablemente un ataque al corazón de la indignación. I l o n a A n d r e w s M a g i c S h i f t —¿Qué estás haciendo en mi camino? —Técnicamente, toda la ciudad es tu camino —dijo Ghastek. —Cierto. Hacía dos meses mi padre había decidido reclamar drásticamente Atlanta como su propio territorio. Intenté detenerle de manera igualmente dramática. Él sabía lo que estaba haciendo, yo no, y terminé reclamando accidentalmente la ciudad en su lugar. Todavía estaba confusa de cómo funcionaba exactamente la reclamación, pero al parecer significaba que había asumido la tutela de la ciudad y la seguridad de Atlanta era ahora mi responsabilidad. En teoría, se suponía que la magia de la ciudad me nutría y hacía mi trabajo más fácil, pero no tenía ni idea de cómo funcionaba. Hasta ahora no me sentía diferente. —Pero aun así, he oído que te promovieron. ¿No tienes lacayos para hacer tu voluntad? El vampiro torció el rostro en una expresión que ponía los pelos de punta. Ghastek debía haber hecho una mueca. 9 —Pensé que serías feliz —le dije—. Querías ser el mandamás a la cabeza. —Sí, pero ahora tengo que tratar contigo. Él habló conmigo, personalmente. Dijo ―él‖ con el tipo de reverencia que sólo podía significar Roland, mi padre. —Cree que es posible que dudes en matarme a causa de nuestras experiencias compartidas —continuó Ghastek—. Lo que me califica especialmente para dirigir a la Nación en tu territorio. Mostrar el miedo que me daba tener un territorio empañaría gravemente mi credibilidad de Guardián de la Ciudad. —Ajá. —Se supone que debo cooperar contigo. Así que, por el espíritu de cooperación, te informo que nuestras patrullas han avistado un gran grupo de ghouls que se están acercando a la ciudad. Los ghouls eran malas noticias. Siguen el mismo patrón general de infección, incubación y transformación que los vampiros y los cambiaformas, pero hasta ahora nadie había logrado averiguar qué es lo que les convertía en ghouls. Eran Kate Daniels Saga M a g i c S h i f t inteligentes, sobrenaturalmente rápidos y feroces, y se alimentaban de carroña humana. A diferencia de los vampiros, a los que tanto se parecían, los ghouls conservaban algo de su antigua personalidad y capacidad de razonar, y rápidamente se daban cuenta de que la mejor manera de conseguir carroña humana era masacrar a unas pocas personas y dejar los cadáveres pudrirse hasta descomponerse lo suficiente para ser consumidos. Viajaban en manadas de tres a cinco miembros y atacaban pequeños asentamientos aislados. —¿Cuántos? —Treinta y tantos —dijo Ghastek. Eso no era un grupo. Era una maldita horda. Nunca había oído hablar de una manada de ghouls tan grande. —¿Por dónde vienen? —La antigua carretera de Lawrenceville. Tienes una media hora antes de que entren en Northlake. Buena suerte. 10 El vampiro despegó en la noche. Hace algunas décadas, Northlake habría estado a sólo unos minutos de distancia. Ahora, un laberinto de ruinas yacía entre esa parte de la ciudad y yo. Nuestro mundo sufría de olas mágicas. Comenzaron sin previo aviso hace unas décadas en un apocalipsis inducido por la magia llamado el Cambio. Cuando la magia inundó nuestro mundo, no tomó prisioneros. Sofocó la electricidad, derribó a los aviones del cielo, y tumbó los edificios más altos. Erosionó el asfalto de las carreteras y dio luz a los monstruos. Entonces, sin previo aviso, la magia desapareció de nuevo y todos nuestros aparatos y armas funcionaron una vez más. La ciudad se había reducido por el Cambio, después de que la primera ola de magia causara una destrucción catastrófica. La gente buscó seguridad en los números, y la mayoría de los suburbios a lo largo de la antigua carretera de Lawrenceville fueron abandonados. Había algunas comunidades aisladas en Tucker, pero los sedentarios sabían qué esperar del desierto mágico de combustible y sería difícil que una manada de ghouls les venciera. ¿Por qué molestarse, cuando menos de ocho kilómetros por la carretera Northlake marcaba el límite exterior de la ciudad? Era una zona densamente poblada, llena de casas suburbanas y protegida por torres de vigilancia a lo largo de una cerca de tres metros rematada con alambre de púas. Los guardias podían manejar a un par de ghouls, pero con I l o n a A n d r e w s

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