Description:Madrid, escenas y costumbres, publicado en dos series, la primera publicada en 1913 (disponible también en esta web) y la segunda, la que ahora nos ocupa, en 1918, viene a consistir en una especie de teatrillo o galería portátil que recoge en cuadros estancos la gran colección de vidas condenadas en las que el Madrid de las primeras décadas del siglo XX muestra su cara de vinagre y su color de cadaverina. En cajones que se abren al surtido de las miserias, aparecen y desaparecen las putas, los truhanes, los niños desahuciados y toda la trapería de una ciudad sin redención. Pero es esta disposición en cuadros cerrados lo que añade al libro un plus de significado, como si el autor, convertido en una especie de maestro de títeres, nos invitase a visitar el tablado portátil de los monstruos: ¡Pasen y vean! ¡Aquí está Lola la peinadora, aquí la Tonta de la Pandereta, aquí las galerías mugrientas del Paseo de las Acacias!Solana es uno de los grandes pintores del siglo XX español y un escritor sin par –que también pinta cuando escribe–. Camilo José Cela se interesó por la obra literaria del pintor Solana y le dedicó su discurso de ingreso en la Academia.Parece cosa de premonición que el pintor José Gutiérrez-Solana naciera en plenos carnavales, los de 1886, en Madrid, como si las máscaras y las estampas callejeras más truculentas, hubieran de ir con él toda la vida.José Gutiérrez Solana, que tan genialmente retrató el alma de su época en sus cuadros, nos regala en sus escritos la misma mirada silenciosa y huraña, vagamente enojada y burlona a ratos, siempre aguda y minuciosa para poner ante nosotros el espanto abigarrado de la España de principios del siglo XX.Podría decirse que la gran virtud de la prosa de Solana es ante todo su fidelidad en la recreación de circunstancias y situaciones de la vida común. En una tradición literaria empeñada tantas veces en transmitir más que nada una idea del ingenio del propio escritor y su capacidad sin límites para el artificio, pocas veces captamos como en Solana un desasimiento tan absoluto de cualquier empeño de este tipo y un sometimiento tan directo e invencible a la simple y llana realidad que el autor ha encontrado delante de sus ojos y le provoca una urgente e imperiosa necesidad de ser descrita.Leerle es contemplar un tiempo antiguo que no ha prescrito todavía.En la presente edición se han mantenido las normas ortográficas, así como ciertas variantes léxicas que sorprenden al lector, de la primera edición de 1918, a partir de la cual se ha realizado esta.