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Los trovadores : historia literaria y textos PDF

601 Pages·1975·124.961 MB·Spanish
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LOS TROVADORES, 1 Google Original from Digitized by UNIVERSITYO F MICHIGAN MARTÍN DE ~IQUER ' Los trovadores HISTORIA LITERARIAV TEXTOS 1 EDITORIAL PLANETA BARCELONA Google Original from Digitized by UNIVERSITYO F MICHIGAN 81188JOS/planeta DE LINGOfmCAY CRrTICAL ITERARIA Dirección: ANTONIO PRIETOy ANGEL VALBUENAP RAT ,,:.,1 ..1\ ~1 · ---,- -.. (. ( 1 (· . I , " •• 4 .. ··• ,,_""_" .. ~~· l V. C Martín de Rlquer, 1975 Edltorlal Planeta, S. A., Calvat, 51-&1, Barcelona( Elpafta) Sobrecubierta:A lfonao 11 de Ang6n, miniatura del U., feudorumm alor (Archivo de la Corona de Ang6n, Bar• celona) (graf11mo, Martfnez Ar6nep) Depóllto legal: B. 23385-1975 (1) ISBN 84-320-7800-o7b ra completa ISBN 84-320-7834-1to mo 1 Prlnted In Spaln / lmpreeo en Eapafta Tallerea OliflaOI •Dupl•, 8. A.•, Ciudad de la Aauncl6n, 28-D, Barcelona-18 Google Original from Digitized by UNIVERSITYO F MICHIGAN •lo reis d'Aragon, aquel que trobet•, es decir, Alfonso, primero como conde de Barcelona y segundo como rey de Aragón, trovador y protector de trovadores (cap. XXV). Miniatura que encabeza el Líber feudorum maior (Archivo de la Corona de Aragón, Barcelona), compilación documental realizada hacia el año 1190. A la izquierda, el soberano, con corona y cetro, revisando las escrituras del patrimonio real con Ramon de Caldas (en el centro, de blanco), deán de Barcelona y colector del citado Llber. A la derecha, un escribiente, y detrás del rey, algunos cortesanos . Google Original from Digitized by UNIVERSITYO F MICHIGAN A u IIBIIOUA DB lsTvÁN PUNE (Budapat,1 918- t Mentond e Piovrm, 19,,) Google Original from Digitized by UNIVERSITYO F MICHIGAN NOTA PREUMINAR La bihliografla más reciente sobre los trouadores provenules cuenta con interes1111teys renovadoras contribuciones que asedian el hecho poético desde actitudes estilísticas, formalistas, estructurales, sociol6gicas, psicol6gicas, etc., gracias a las cuales esta importante parcela de la literatura europea se ve dota da de serias visiones actuales que desde diferentes puntos de vista intentan penetrar en su esencia y en su contenido e interpretar el sentido de su forma. Esta bibliografia se hace cada ve%m ás intensa y, afortunadamente, más nueva 'J eficaz, y puede aspirar a resultados de alcance general dado el exiguo caudal de la poesía trovadoresca y a que su cultivo, en sentido estricto y aceptado, s6lo cubre dos siglos. Pero esta riqueza y esta variedad de la rebusca y la crítica, que brinda investigaciones a las que acuden con curiosidad e ilusi6n tantas personas interesadas por el hecho poético y tantos estudiantes universi tllrios, suele presuponer el conocimiento de los elementos que son sometidos " estudio y análisis: las poeslas de los trovadores. Sstas no tan s6lo constituyen la base previa de toda indagaci6n superior e incluso de toda lucubraci6n m4s o menos fantasiosa, sino que son, al propio tiempo, criaturas de arte que en muchos casos despiertan el interés o la curiosidad de quien se aproxima a ellas con s1111ian genuidad y sin preocupaciones críticas. La práctica universitaria demuestra a diario que son muchos los interesados en acercarse directamente a los trovadores poseyendo una gula que les allane lo más superficial del ca mino (sentido, situaci6n, intenciones previas de los poetas, valor obietivo de úzs poeslas), para poder luego internarse con conocimiento de causa en la 11pasio,umtey atractiva bibliografla m4s nueva. Esto es lo único que pretende la presente obra: ofrecer lll lector intere sllllo y al estudiante universitario un libro en el que c6modamente pueda en contrllr una historia de la literatura trovadoresca acompañada de una amplia selecci6n de poesías con traducci6n, comentarios y notas que intentan solu cionar lo más inmediato. Es fruto de cursos de literatura provenzal profesados m la Universidad de Barcelona desde 1942 hasta 1974 'J en la Universidad ht6noma de Barcelona desde 1969 hasta 1974, 1 de ahi el carácter tal vez excesivamente escolar de su estilo '1 estructura, ,¡ue no he querido modificar por a/án de claridad y de sencillez. En 1948 apareci6 la primera versi6n de la presente obra. Se trata del libro titulado La lfrica de los trovadores, cuyo primer tomo public6 la Escuela de Filologla de Barcelona del Conse;o Superior de Investigaciones Cientlficas, m el ,¡ue trataba de veintid6s trovadores e insertaba ciento trece poesías. Di- Google Original from Digitized by UNIVERSITYO F MICHIGAN 8 Nota preliminar f e,entes traba;osd ilataron la publictlCi6nd el segundo tomo previsto de esta obra, que no lleg6 a lll>flrecer. T llllto tiempo transcu"ido ha obligadoa rehacert otalmente esta empresll. La lírica de los trovadores quedaráp ara siempre sin tomo segundo, y en su lugar aparecel a presente obra, en la que, profundamenter efundidos,r evisados y ampliados,s e aprovechane lementos de aquel libro y se lleva hastas u final. Aquí se da cabida a ciento ueintid6s trovadoresy se publican trescientass e tenta y una poeslas, ¡,,oporcionesq ue no me parecen exageradass i se tiene en cuenta la gran importanciad e la materia estudiada.P ero son muchos miles Je versos, de muy diferente car4cter,y so, perfectllmentec onsciented e q,u, al estudiarlos e interpretarlos,h abr~ cometido muchos errores, sobre todo cuando me he enfrentado con poeslas de las que •o existe trllducd6n nin II guna lenguay que carecend e comentariost extwzles. Me han ayudadoe ficazmentee n la lllbor mis colaboradoretsl e ltu cbedra de Literaturas Romdnicasd e las dos universidllllesb 11rcelones1'11 11 11uyp ar ticularmente el pro/e so, PrllllCiscoN oy, t¡Uec otidüma111e1t1r1tJeb a¡ac onmigo. Google Original from Digitized by UNIVERSITYO F MICHIGAN INTRODUCCIÓN A LA LECTURA DE LOS TROVADORES LA LÚUCA TROVADORESCA l. lstvmi Frank precisó en pocas y exactas palabras la gran novedad que supone, en el mundo románico, la poesía trovadoresca de los siglos XII y XIII: se expresa en lengua vulgar, entendida por todos, es lírica y es obra de indi viduos de identidad conocida 1 La simultaneidad de estos tres factores la dis • tingue de la producción de los anteriores poetas cultos en lengua latina; de la épica, cuyos más antiguos textos conocidos se remontan al siglo anterior, y de la lfrica popular, de autor anónimo. Para los poetas que vamos a estudiar la poesía es una actividad extraordinariamente digna y seria, sólo al alcance de quien, junto a una innata predisposición, domina el arte de componer versos. A principios del siglo XIII el preceptista Ramon Vidal de Besalú, al iniciar sus Raz6s de trabar, hacía esta sorprendente manifestación: «Et ja non tro bares mot ben ni mal dig, pos trobaires l'a mes en rima, qe tot jorns non sia en remembranza, qar trobars e chantars son movemenz de totas galliardias» 1 • Nos encontramos, pues, ante una poesía que tiene plena conciencia de que perdurará y que constituye el impulso de todasl as gallardías. 2. Integran el conjunto de la lírica que llamamos trovadoresca las 2 .542 composiciones • de unos trescientos cincuenta poetas de nombre conocido, y varios accidentalmente anónimos, que reciben el nombre de trobadors (c aso sujeto singular trobaire) , escritas en una lengua románica que comúnmente conocemos con el nombre de provenzal, que, aunque impropio ', lo admiten l. l. FranlcD:,a rdk ú1 troubadou,1 tl1111llsl fom111tiontl t lll polsie lyrique motltrnt, cMBanges de linguistique et de litthature romanes offcrts A Mario Roques», I, Badcn Parf.s, 19'0, pfa. 6.3. 2. «Y nunca encontrará palabra bien o mal dicha, si un trovador la ha puesto en rima, que no quede para siempre en el recuerdo,p ues trovar y cantar son los impulsos de todas las gallardías», edición J. H. Marshall, T he Razos dt trob111o f Rt.nmonV idal 11ntl usoci41ed texts, Ozford, 1972, ¡,'8. 2. <::omcnta estas palabras J. Rubi6 i Balagucr, Dt l'&üt Mitjano lll Rmaixement, «Guió d'<>D,B arcelona, 1948, pq. 38, quien traduce 11101Jemenpzo r «estímulo». 3. Cifra dada en l. Franlc:, Répe,toirt '11étrique,I , PQ. XVI, nota l. Para las obras cihldu abreviadamente v&se la Bibliografía General que va al fina) de nuestra obra. 4. De hechol a lengua de los trovadores no dispuso de una denominación única y ge neral en el tiempo de su múimo esplendor literario. El término romans, usado frecuente mente en aquellos siglos, a veces en clara oposición a francés, y que a principios del XIX intentó imponer Raynouard, es inservible porque todas las lenguas neolatinas son otros tan toa rormotn~ Se ua6 tambiénc on cierta asiduidad el término lemosí, que de hecho deter mina una mua dialectal;m ía tdeJ1ute -ya en el siglo ZVI y aun en pleno ZIZ- se aplicó 1.-2 Google Original from Digitized by UNIVERSITYO F MICHIGAN 10 Introducción a la lectura de los trovadores la mayorfa de los romanistas y es el que se ha divulgado entre la gente cul tivada. Su área geográfica, que en la actualidad poco ha variado respecto a su extensión en la Edad Media, ocupa una vasta zona del mediodía de las Gallas que se halla comprendida entre el Atlántico, al oeste; la frontera italiana, al este; el Macizo Central, al norte, y los Pirineos y el Mediterráneo, al sur. Esta literatura no aparece vinculada a lo que hoy llamamos una nacionalidad, ni tan sólo a un estado o entidad política determinada que la incluya toda entre sus fronteras; si nos fijamos en el mapa de la época en que iloreció, advertire mos en seguida que lo que podríamos llamar su hogar o su foco principal se halla dividido en entidades políticas y señoríos más o menos independientes, entre los cuales no es rara la hostilidad ni deja de ser frecuente una intención política opuesta: Aquitania, G8SClma,T olosa, Lemosín, Alvernia, Delfinado, Provenza, países en los que, por encima de cierta independencia política, halla mos una base idiomática común que permite que todos ellos colaboren en una misma literatura, expresada en la misma lengua, la cual, rompiendo diques lingüfstlcos, mucho más frágiles entonces que tiempo después, se extiende a tierras vecinas, como lo son el norte de Italia y los estados hispánicos del sur de los Pirineos, principalmente el condado de Barcelona. Al propio tiempo, la lengua de los trovadores ofrece una curiosa y evidente homogeneidad, que se impone por encima de las variantes dialectales de la zona lingüística de que procede cada poeta y que contrasta con los rasgos pecu liares que se advierten en la épica y en la prosa y que han perdurado en la lengua hablada actualmente. La lengua de la poesía lírica es, pues, una especie de leoiné que, teniendo tal vez como base última la variedad lingüística de Tolosa ª, adquirió la suficiente fiexibilidad para poderse cantar ante auditorios al catalm, lo que origina talesc onfusionesq ue 1COD1Cjnaon emplearlo al traw de la len gua de los trovadores. Leng111d1.' oc,a pesar de su abolengo dantesco, parece ser que en un principio designó una comunidad geográfica, no lingüística; sobre él se crc6 la forma Occi tanüz,y su derivado occitano,t érminos empleados con asiduidad por el resurgimiento literario de los fclibres y que recientemente ha adquirido cierta difusión. El término p,ovenul es impugnado por una serie de ttfticos, por lo general franceses, a causa de que la poesfa trovadoresca ni surgió en la Provcoza propiamente dicha -Raimbaut d' Aurenp es el pri mer trovador nacido ali-, ni son precisamfflte provenzales la mayoría de los trovadores. En parte desaparece este contrasentido si en vez de fijarnos en las fronteras de la Provenza medieval reparamos en los limites de la Prwintüz de los romanos. Y también queda en parte justificado históricamente si recordamos que los primeros que se interesaron por la poesía trovadoresca fueron los italianos (Dante, Petrarca, etc.), y la mna que linda con Italia es la Provenza (d el mismo modo, como el pueblo gcrminico de los alllmaness e halla ba en el Rin, a la nación llamadae n su lengua Deutschland se la denomina Allemagne en francés). El término meridional, adoptado por algunos franceses, como Anglade en su conocido manual, tiene el inconveniente de ser sólo aceptable situándose en el paralelod e Parfs. Véase Paul Meycr, Su, la langue romane du Midi de la Francee t ses áilférents no111s, «Annales du Midi», I, 1889, pqs. 1-15; F. Lot, La dénominatio11d e langue et littbtJJ11re u p,ouenfale, «MélangesJ eanrop, París, 1928, págs. 89-93; Jcanroy, polsie lyrique, I, pqs. ,3-Yl; J. Salvat, Prou~• ou occiw,l, «Annalca du Midi», LXVI, 19.54, pqi. nas 229-241. ,. V6aseJ . Orr, Le p,obleme de l'o,;,;,,ed u pro,,~ littbaire, «MélangeaI stván Franb, pqs. .505-.511. Google Original from Digitized by UNIVERSITYO F MICHIGAN Los cancioneros 11 de localidades muy distantes sin que llamaran la atención giros ni fenómenos peculiares de un lugar determinado. Siendo fundamentalmente una poesía 1 que era llevada de corte en corte y de ciudad en ciudad, tenía que amoldarse a un patrón lingüístico unificado, que para muchos poetas representaba cierta arbitrariedad y un consciente abandono de formas propias de su dialecto ma terno. Conviene advertir que este lenguaje homogéneo acepta numerosas alter nativas en sus formas gramaticales, lo que da cierta libertad al poeta y hace que hoy día podamos sorprender soluciones fonéticas diversas, a veces en la obra de un mismo trovador. Téngase en cuenta, no obstante, que, en muchos casos, algunos fenómenos lingüísticos que notamos en las poesías provenzales \ se deben a las costumbres o caprichos de los copistas de los manuscritos y no se remontan a sus autores, ya que a menudo llega a ocurrir que una misma composición presente diversas soluciones fonéticas en varios de los cancione ros que la transmiten •. l. Desde el punto de vista aonol6gico, la literatura trovadoresca llena los siglos XII y XIII. En la presente obra empezaremos a estudiarla con la pro ducción de Guilhem de Peitieu, que en 1100 tenía veintinueve años, y acaba remos con un intercambio de coblas entre Federico 111 de Sicilia y Po~ Hug IV de Ampurias, que se fechae n 1298 '. Los CANCIONEROS 4. Las poesfas de los trovadores han llegado hasta nosotros exclusiva mente graciasa copias insertas en cancioneros, antologías mú o menos exten sas, a veces con la notación musical, compiladas principalmente en los si glos xin y XIV. Estos cancioneros, atentamente estudiados desde los inicios del provenza1ismo, y de varios de los cuales existen transcripciones diplomá ticas, que han prestado gran ayuda 1 se designan, a partir de Bartsch, con letras , 6. Váse A. Jeamo,, u palsie lyritJlle,I , pql. 4,-,2, y R J. Cliaytor, Prom script to ,ri,,t, Qunbridge, 194.5,p q. 37. 7. Las poesías tenidas en considerad6n son emusivamcnte las registradase n el Alpb11- betiscbes Verzeigniss del Grundriss de Bartsch (1872), completado y puesto al día en la Bibliogaphie dn Troubadoursd e Pillet y Carstens (1933) y en el segundo tomo del Réper loi,,e mltrique de Frank( 19'"7). En las tres obras llevan el mismo guarismo. El primer número indica al trovador y el segundo, separado de aquél por una coma, la poesía de dicho trovador; asf, 70, 30 designa a Bcrnartd e Ventadom y su poesía Lo temps vai e ven e vire ( en las referencias de m~trica, procedentes del primer tomo del Répertoire de Frank, las indicaciones del tipo de esquema y su variedad se separan con dos puntos: 376: 1.5). Todasl as poesíastr ovadorescas están publicadas (el trabajo de lstván Frank, Ce qui reste tl'mldit de l'ancienne poésie lyrique p,ovenfale, «Boletín de la Real Academia de Buenas Letras de Barcclon», XXIII, 19.50,p ql. 69-81, sólo inserta cinco composiciones, tres de ellu fngmcntmas). 1. El G111ndrisds e Bartsch, punto de partida todavía ótil, tiene mú de un sialo ( se pablic:6 en 1872). Aún es fundamental el trabajo de G. Grobcr, Die Uedersamm1unge11 der TnnúHIJ011tcsl,l om,mischc Studicn», II, 1sn, pql. 337-670, a aJaundaes c uyasi deas Google Original from Digitized by UNIVERSITYO F MICHIGAN

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