ebook img

Los relatos de la conquista de al-Andalus en las fuentes arabes PDF

185 Pages·2012·3.9 MB·Spanish
Save to my drive
Quick download
Download
Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.

Preview Los relatos de la conquista de al-Andalus en las fuentes arabes

Los relatos de la conquista de al-Andalus en las fuentes árabes: un estudio sobre su procedencia Eduardo Manzano Moreno Centro de Ciencias Humanas y Sociales CSIC Madrid 2012 Publicación electrónica This work is licensed under the Creative Commons Attribution-NonCommercial- ShareAlike 3.0 Unported License. To view a copy of this license, visit http:// creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/3.0/ or send a letter to Creative Commons, 444 Castro Street, Suite 900, Mountain View, California, 94041, USA .Licencia Creative Commons 1 Introducción El tema de la conquista árabe del reino visigodo de Toledo ha sido abordado en innumerables estudios. Son muy abundantes las interpretaciones que estos estudios han generado sobre las circunstancias concretas que concurrieron en la misma y sobre la forma en que se desarrolló. Sin entrar a valorar de forma pormenorizada las conclusiones que se pueden extraer de tan abundante bibliografía, una característica común a toda ella es la falta de análisis críticos sobre las fuentes en las que dichos estudios basan sus interpretaciones. Por regla general, lo más aproximado a un análisis de esas características es un recuento más o menos amplio, más o menos pormenorizado, de cuáles han sido las fuentes empleadas para el estudio en cuestión, pero sin que se indague en la procedencia de los datos, en la autoría de los mismos, ni en la cronología que se les puede adjudicar. Esta carencia de análisis críticos de las fuentes disponibles es tanto más de lamentar si se tiene en cuenta que prácticamente todas las fuentes árabes con que contamos para reconstruir la conquista del año 711 son compilaciones tardías. En efecto, y con la única excepción del Kita$b al-Ta`ri$j de <Abd al- Malik b. ·abi$b (m. en 238/853) y del Ta`ri$j iftita$™ al-Andalus de Ibn al-Qu†i$yya (m. en 977), ninguna fuente árabe llegada hasta nosotros que aporte informaciones sobre este acontecimiento tan crucial es, como mínimo, anterior al siglo IV H./XI, mientras que compilaciones tan tardías como las 2 3 2 llevadas a cabo por al-Maqqari$ o al-Gassa$ni$ en el siglo XVII son abundantemente utilizadas por contener datos procedentes de crónicas en la actualidad perdidas. La necesidad de recurrir a obras de cronologías tan diversas, -y, por lo tanto, susceptibles de haber alterado materiales previos o añadido otros tardíos-, no parece haber motivado una preocupación historiográfica profunda, lo que ha dado como resultado que las interpretaciones sobre la conquista suelan contener una amalgama de informaciones muy variadas, algo que ineludiblemente arroja más de una sombra de escepticismo sobre las conclusiones que dichos estudios alcanzan. La única, y notable, excepción a este desinterés por las fuentes árabes relativas a la conquista, lo constituye el estudio que en su día les consagró C. Sánchez Albornoz. El acercamiento del historiador abulense a este tema era fruto de sus preocupaciones en torno al tema de los orígenes del feudalismo, problema éste en el que, según Sánchez Albornoz, las informaciones de las fuentes árabes podían aportar datos sustanciales, particularmente en lo tocante a los controvertidos inicios de la caballería. Esta preocupación entrañaba la necesidad imperiosa de asignar una cronología fiable a los datos de dichas fuentes, tarea esta a la que este autor se aplicó concienzudamente en el volumen segundo de su obra dedicada a los orígenes del feudalismo1. Hoy en día, el considerable esfuerzo desplegado por Sánchez Albornoz produce una impresión ambivalente. Si, por un lado, es cierto que ni antes ni después se ha llevado a cabo un estudio de conjunto sobre las fuentes árabes tan amplio, por el otro, las conclusiones del célebre medievalista se ven lastradas por un cierto número de factores, de entre los cuales habría que resaltar 1 Sánchez Albornoz, C., En torno a los orígenes del feudalismo, II, Los árabes y el regimen prefeudal caolingio. Fuentes de la historia hispano-musulaman del siglo VIII, Mendoza, 1942 (2º ed. Buenos Aires, 1974). 3 4 3 fundamentalmente tres. El primero es evidente y ha sido ya señalado en diversas ocasiones: la falta de conocimientos de lengua árabe por parte de este autor, le obligó a basarse en traducciones que, más allá de su mayor o menor calidad, le impidieron llevar a buen término una tarea de crítica textual rigurosa. Otro factor no menos importante y que desvirtúa el contenido de su obra es el hecho de que este medievalista no siempre acertó a entender las peculiaridades de una historiografía en la que nociones como "originalidad" o "plagio" tienen muy poco sentido. Quienes están familiarizados con la historiografía musulmana saben bien que en ésta el conocimiento es considerado como un todo orgánico en el que el recurso a autoridades anteriores funciona como un elemento más del propio discurso histórico, de forma que cada autor se considera a sí mismo como el eslabón de una cadena que transmite un conjunto de relatos respaldados por la autoridad de sus antecesores. Al no tener en cuenta este rasgo Sánchez Albornoz cometió un buen número de errores de apreciación. Por último, el tercer lastre que condiciona la obra de Sánchez Albornoz es la necesidad imperiosa que en muchos casos tiene de adscribir a los materiales que analiza una cronología lo más temprana posible con el fin de utilizar dichos materiales como argumento de peso para refrendar sus tesis sobre los orígenes del feudalismo. Este palmario apriorismo le llevó a proponer una imagen de los cronistas de época califal, y en particular de A™mad al-Ra$zi$ (m. en 955) como los objetivos recopiladores de una serie de materiales muy antiguos, y por lo tanto "verídicos", que se habrían transmitido en su forma originaria durante un período de dos siglos a través de obras redactadas poco tiempo después de la conquista, un extremo éste que en muchos casos, es más fácil decir que demostrar. Todos estos problemas han motivado que hoy en día la ingente obra de Sánchez Albornoz haya ido cayendo paulatinamente en desuso, lo que nos 4 5 4 devuelve a una situación en la que el cúmulo de informaciones que ofrecen las fuentes árabes sobre la conquista se nos muestra como un desordenado conjunto de datos en los que resulta muy difícil discernir su origen y, sobre todo, poder adscribir a un autor determinado un relato concreto de la conquista. La necesidad imperiosa de encarar el estudio de las fuentes árabes adscribiendo una autoría o una cronología relativa a cada texto o a cada fragmento de un determiniendo texto fue puesta ya de manifiesto en un trabajo que puede considerarse pionero del método de estudio que proponemos aquí: el realizado por Luis Molina sobre una fuente anónima tardía, compilada en pleno siglo XIV y que lleva por título Dikr bilad al-Andalus2. Esta compilación geográfica que incluye también noticias históricas claramente se basa en textos de fuentes previas. La labor realizada por Luis Molina consistió no solo en editar y traducir la obra, sino también en buscar las coincidencias y similitudes textuales que esta compilación presentaba con otras fuentes geográfico- históricas ya conocidas. Luis Molina podía demostrar así cuáles eran los textos anteriores con los que esta fuente estaba relacionada y además, cómo en muchos, casos la transmisión textual se había llevado a cabo de forma muy fiable. El presente trabajo se plantea, por lo tanto, en una línea similar a ésta que Luis Molina siguió en ese trabajo pionero y que este autor ha mantenido en otros posteriores. En él me propongo analizar las fuentes árabes relativas a la conquista de al-Andalus con dos objetivos primordiales: por un lado localizar cuál es la procedencia de los materiales que recopilan los compiladores tardíos y, por el otro, tratar de conocer, en la medida de los posible, cuáles eran las versiones que los autores originales daban de un tema de tamaña importancia. 2. Dukr bilad al-Andalus, Una descripción anónima de al-Andalus, edición, traducción y estudio por Luis Molina, Madrid, 1983. 5 6 5 Desde este punto de vista, por consiguiente, el trabajo se ciñe a un deliberado empirismo quedando pendientes las conclusiones que de todo ello se pueden extraer para otros trabajos3. Método y premisas de partida Definir qué es una compilación en la historiografía árabe no es tarea fácil. Ya se ha visto que el recurso a autoridades anteriores que validan la veracidad de un relato es un recurso característico del discurso histórico musulmán, por lo que, en última instancia, toda crónica histórica es siempre, de un modo u otro, una compilación (real o supuesta) de materiales previos. Este rasgo es muy patente en el tema que aquí nos ocupa. Las primeras narraciones sobre la conquista de al-Andalus corresponden como muy pronto a autores que trabajan ya en época omeya, los cuales en muchas ocasiones afirman tomar sus datos de personajes anteriores y más cercanos, por lo tanto, al hecho en sí. En puridad, esto les convertiría también en compiladores, pero a efectos de análisis esto nos llevaría a una búsqueda inútil del "autor original" de determinado relato, que desde luego no siempre es posible realizar y que, por otra parte, siempre se vería lastrada por las dudas que siempre suscita la posibilidad de atribuciones espúreas. A efectos, pues, únicamente de claridad de análisis, consideraremos como obras "originales" las redactadas en época omeya hasta la gran compilación de Ibn ·ayya$n, auténtico epítome de toda la tradición cronística cordobesa. Las obras posteriores serán consideradas aquí como "compilaciones" que, de un modo u otro, beben en las fuentes generadas por esa tradición. Aunque esta división es, como se ha visto, en buena medida artificial contiene también un factor explicativo importante, dado que nos permitirá conocer cuál es la visión 3. Véase sobre todo E. Manzano, Las fuentes árabes sobre la conquista de al-Andalus, Una nueva interpretación”, Hispania, 202, 1999, págs. 389-432. 6 7 6 de la conquista que consagra la historiografía omeya. Como es bien sabido, las compilaciones cronísticas árabes recogen materiales previos que suelen tener un origen muy diverso. A veces ello puede deberse a que utilizan compilaciones previas que han realizado ya esa labor, aunque también puede darse el caso de que un compilador aune los datos que encuentra en las fuentes de las que dispone en el momento en que redacta. La imagen gráfica de todo ello sería la de un árbol de intrincadas ramificaciones, que tienden a hacerse más numerosas a medida que transcurre el tiempo y cuya complicación puede llegar a acentuarse sobremanera debido a que el compilador extracta o modifica en mayor o menor grado los materiales con los que está trabajando. Una dificultad añadida a todo esto es que sólo a veces el compilador cita de forma expresa la fuente de la que extrae su información (qa$la Fula$n:...). En cambio, en otros casos compone su discurso como si fuera elaboración propia, mientras que también es muy común que un determinado episodio sea introducido por un genérico "dice", "dicen" o "se dice" (qa$la, qa$lu$´, qi$la), donde la fuente se nos oculta. Si al comienzo de un episodio el compilador cita la fuente que está utilizando (qa$la Fula$n:....) y a mitad del mismo incluye cualquiera de las expresiones genéricas aludidas (qa$la, qa$lu$´, qi$la), lo lógico sería pensar que el compilador ha cambiado en ese momento de fuente, pero está suficientemente demostrado que éste no siempre es el caso y que simplemente lo que puede estar ocurriendo aquí es que el autor esté enfatizando su cita o bien sintetice de esta forma las fuentes que menciona el autor original que está utilizando. Todo esto no invita precisamente al optimismo sí de lo que se trata es de reconstruir la procedencia de nuestros datos. No obstante, hay un factor que juega a nuestro favor: los distintos relatos de la conquista aparecen 7 8 7 machaconamente repetidos, con más o menos variantes, en las distintas compilaciones, de tal forma que en algunos casos es posible conocer la autoría de un determinado pasaje gracias a que un compilador sí que cita su fuente, aunque en otro compilador el pasaje en cuestión tenga una atribución anónima. En tal caso, se podrá discutir si el compilador de turno conoce el pasaje directamente del autor original o bien lo hace indirectamente a través de una compilación previa, o epor el contrario está extractando un relato en origen más extenso (todo lo cual podría explicar las variantes), pero lo realmente importante es que en tales casos estamos pisando terreno más firme y una determinada noticia se le puede atribuir a un autor determinado con seguridad. En el caso concreto de la conquista árabe existen otras circunstancias que pueden ayudarnos en nuestra tarea. Ya se ha mencionado que contamos con dos obras bien datadas procedentes de época omeya, -las de <Abd al-Malik b. ·abi$b (m. en 853) e Ibn al-Quti$yya (m. en 977)-, lo que nos permite en algunos casos retrotraer las informaciones tardías a estas fuentes más tempranas. Aunque, como es obvio, estos autores dicen trabajar también con materiales previos cuya procedencia sólo a veces es posible conocer, su testimonio nos permite tener una referencia clara del momento post quem un determinado relato comienza a circular. De capital importancia en el caso concreto de las noticias referidas a conquista árabe resulta ser también la existencia de una crónica romance, -la llamada Crónica de 1344-, que es traducción al castellano de una Crónica Geral de Espanha, escrita originalmente en portugués por Pedro Alfonso, Conde de Barcelos, e hijo bastardo del rey D. Dinis. En esta obra, el cronista portugués incluyó la traducción que de la obra de A™mad al-Ra$zi$ había realizado por mandato del rey D. Dinis el clérigo Gil Pérez, oyendo lo que le decían el maestre Mahomad y otros. En esta traducción, y en la copia que de ella hizo el 8 9 8 Conde de Barcelos, se incluía la crónica de los sucesos posteriores a la muerte de Witiza y la historia de los emires de Córdoba4. Hoy en día está demostrado que Gil Pérez no se limitó a traducir el original, sino que lo aderezó con adiciones de su propia cosecha y con un conjunto de fábulas y hechos legendarios, totalmente ausentes de la obra original, pero que fueron también recogidos por el Conde Barcelos5. No obstante, es evidente que debajo de tales adiciones "palpita" el texto original de al-Ra$zi$ y muy en especial la descripción de los sucesos de la conquista, cuya concatenación y relato son fácilmente discernibles debajo del mencionado ropaje legendario. En este sentido, la comparación entre la Crónica de 1344 y la obra de Rodrigo Jiménez de Rada, De Rebus Hispaniae es enormemente iluminadora: en su relato de la conquista este último autor sigue prácticamente punto por punto la relación de los acontecimientos que aparece en la crónica del siglo XIV, con la única salvedad de los elementos legendarios añadidos por Gil Pérez. La conclusión obvia de todo ello es que ambos autores están siguiendo una descripción de la conquista debida en última instancia a A™mad al-Ra$zi$. Esta constatación es importante, debido a que nos puede permitir identificar relatos similares contenidos en compilaciones árabes tardías, algo que sin duda permite despejar mucho el panorama. Teniendo en cuenta todo lo hasta aquí expuesto, se han recogido las informaciones de los compiladores tardios referentes a la conquista agrupándolas por "temas". Cada una de estas informaciones se ha "desmenuzado" con objeto de confeccionar una ficha dividida en cuatro 4 D. Catalán y M.S. de Andrés, Edición crítica del texto español de la Crónica de 1344 que ordenó el Conde de Barcelos don Pedro Alfonso, Madrid, 1971, "Estudio histórico", pp.lxii- lxviii 5 Sánchez Albornoz, C., Op. Cit, pp. 153-205; Catalán, D y de Andrés, S., pp. lxvi-lxvii. 9 10 9 secciones. La primera incluye un breve resumen de la noticia en cuestión. La segunda recoge el autor al que con toda seguridad se le puede atribuir ese relato. La tercera señala las fuentes en las que se cita dicha noticia. La cuarta incluye los textos árabes que citan la noticia en cuestión. Los textos así presentados son objeto de comparación, resaltándose en colores las diversas coincidencias textuales que pueden encontrarse. El resultado puede ser muy variado. El más simple es aquel en que los textos A y B presentan coincidencias textuales, las cuales han sido resaltadas con un color. Sin embargo, en otros muchos casos las situaciones son más complejas. Así, por ejemplo, es posible que A sea igual a C1 y B sea igual a C2; en donde C1 es una parte de otro texto que presenta similitudes con A, mientras que en su segunda parte presenta similitudes con otro texto C2. Estas similitudes se han resaltado empleando diversos colores. Lógicamente, cuanto mayor es el número de textos que se incluyen bajo un encabezamiento determinado, mayor es también la complejidad de este analisis comparativo. La quinta, y última, incluye una serie de observaciones donde se comentan las variantes, fuentes en las que el autor se ha inspirado, o cualquier otro dato considerado de interés. Es importante puntualizar que la elección de "temas" en los que se agrupan las noticias no responde a ningún criterio objetivo: simplemente se ha tomado un marco general en el que ha parecido que podían encuadrarse cierto número de informaciones. Estas últimas, igualmente, han sido "desmenuzadas" de forma asimismo muy aleatoria buscando siempre hacer una presentacion lo más inteligible posible, algo que no siempre es fácil debido al gran número de variantes que, en ocasiones, presentan nuestras fuentes. Es preciso tener en cuenta, pues, que cada ficha no contiene una tradición individualizada, sino un relato concreto, acotado de forma arbitraria, y al cual se intenta buscar el origen mediante una comparación con otras fuentes. 10 11

Description:
se abriera el edificio. Fuentes: Ibn
See more

The list of books you might like

Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.