Título original: Teachers as Intellectuals. Toward a Critical Pedagogy ofLearning Publicado en inglés por Bergin and Garvey Publishers, Inc. Massachusetts Traducción de Isidro Arias Cubierta de Ferran Caries 7f edición, 1990 1ª reimpresión, 1997 Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del «Copyright», bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ella mediante alquiler o préstamo públicos. © 1988 by Bergin and Garvey Publishers, Inc., Massachusetts © de la presente edición: Centro de Publicaciones del Ministerio de Educación y Ciencia Ciudad Universitaria, s/n - Madrid y Ediciones Paidós Ibérica, S.A. Mariano Cubí, 92 - 08021 Barcelona Coeditan: Centro de Publicaciones del M.E.C. y Ediciones Paidós Ibérica, S.A. Tirada: 3.000 ejemplares ISBN: 84-7509-588-7 Depósito legal: B-3292/1997 N.I.P.O.: 176-90-003-4 Impreso en Hurope, S.L, Recaredo, 2 - 08005 Barcelona Impreso en España - Printed in Spain SUMARIO Prefacio. Teoría crítica y significado de la esperanza, Peter McLaren. . 11 Agradecimientos ................................................................................ 25 Introducción del editor, Paulo Freire. . ........................................ 29 Introducción. Los profesores como intelectuales .............................. 31 SECCIÓN PRIMERA: REPENSANDO EL LENGUAJE DE LA INSTRUCCIÓN ESCOLAR 1. Repensando el lenguaje de la instrucción escolar ..................... 41 2. Hacia una nueva sociología del curriculum .............................. 51 3. Educación social en el aula: la dinámica del curriculum oculto. 63 4. La superación de objetivos de conducta y humanísticos. . . 87 SECCIÓN SEGUNDA: ALFABETIZACIÓN, ESCRITURA Y POLÍTICA DE SUFRAGIO 5. Escritura y pensamiento crítico en los estudios sociales. . . 99 6. Cultura de masas y ascenso del nuevo alfabetismo: consecuencias para la lectura ............................................................................. 121 7. Pedagogía crítica, política cultural y discurso de la experiencia. 135 8. Cultura, poder y transformación en la obra de Paulo Freiré: hacia una política de la educación ............................................ 159 9. Los profesores como intelectuales transformativos. . . . 171 10. Estudio curricular y política cultural ......................................... 179 11. Necesidad de los estudios culturales .......................................... 193 12. La educación del profesor y la política de reforma democrática. 209 13. Crisis y posibilidades de la educación pública ........................... 229 14. Reproduciendo la reproducción: la política del «encasillamiento». 239 8 | Los profesores como intelectuales 15. Antonio Gramsci: la escuela al servicio de una política radical. 251 16. Solidaridad, ética y posibilidad en la educación crítica. . . 261 índice de autores ............................................................................... 281 índice analítico ................................................................................... 283 Este libro está dedicado a mis tres hijos —Jack, Chris y Brett—, que me han hecho comprender en profundidad lo que significa luchar por un futuro mejor para todos los niños. También se lo dedico a mi hermana, Linda Barbery, cuya valentía es para mi una fuente constante de inspiración, y a Donaldo Macedo, mi hermano y amigo, cuya inteligencia y generosidad de espíritu nunca han dejado de proporcionarme fuerza y placer. PREFACIO: TEORÍA CRITICA Y SIGNIFICADO DE LA ESPERANZA POR PETER MCLAREN La pedagogía de lo concreto de Henry Giroux No resulta fácil trazar un perfil intelectual del conjunto de la obra de Henry Giroux en unas cuantas páginas. (Incluso en condiciones óptimas, los críticos deberán hacer un esfuerzo notable para captar adecuadamente los fines y la profundidad de su obra.) Por consiguiente, lo que sigue no es sino un ensayo sumamente modesto para esclarecer algunos aspectos generales de la obra de Giroux, que, como espero, ofrezca a los lectores un contexto teórico en el que situar los capítulos de este volumen. Durante los diez últimos años Giroux no ha cesado de engrosar su obra con nuevas publicaciones, todas ellas importantes, en el campo de la teoría, la política y la pedagogía. El efecto acumulativo de su escritos ha echado vir-tualmente por tierra la noción recibida de instrucción escolar, mostrando sobre todo que la relación de ésta con la sociedad más amplia está definida por su «cuerdo ininterrumpido y por un modus vivendi ventajoso para ambas. Al oponerse al punto de vista tradicional, según el cual la instrucción y el aprendizaje escolar son un proceso neutral y transparente sin connivencia con el poder, la historia y el contexto social, Giroux ha conseguido poner los fundamentos. para un teoría social crítica de la instrucción escolar que ofrece especiales posibilidades para educadores, políticos, teóricos sociales y, en un grado no menor, para estudiantes.1 Asimilando con sentido crítico avances recientes en la teoría social y al 1. Para un comentario extenso de Education Under Siege, véase mi revisión a modo de ensayo tn Educational Studies, 17 (1986), 277-289. Para una discusión conjunta de Education Under Siege y de Theory and Resistance in Education, véase Peter McLaren, «Education as Counter-Discourse», Review of Education, 13, invierno de 1987, 58-68. Partes muy aisladas de estos artículos han «ido reproducidas en el presente ensayo. 12 | Los profesores como intelectuales mismo tiempo desarrollando nuevas categorías de investigación teórica, Giroux ha puesto efectivamente en entredicho el supuesto dominante de que las escuelas funcionan como uno de los mecanismos centrales para el desarrollo del orden social democrático e igualitario. Su análisis del resurgimiento neoconserva-dor en educación ha ayudado a descubrir la lógica por medio de la cual el movimiento elitista ha sido capaz de camuflar su deserción en materia de equidad y reforma social. Por otra parte, sus críticas a los progresistas han puesto de relieve cómo muchas prácticas bien recibidas por educadores liberales —tales como el encasillamiento (tracking) institucionalizado y la estructuración del cu- rriculum de acuerdo con imperativos de la industria— socavan los mismos valores democráticos que están en la base de la postura liberal. Consiguientemente, hemos de levantar acta de cómo tanto las prioridades desarrolladas por los educadores conservadores como las desarrolladas por los liberales se ven a menudo desmentidas por la desigualdad y la jerarquía en la raíz misma de las ideologías que ellos tienen, al parecer, en tan alto aprecio. Tanto política como pedagógicamente, el verdadero mérito de Giroux ha consistido en desenmascarar la desigualdad estructurada de los intereses personales que compiten dentro de un orden social. En sus escritos ha puesto de relieve cómo los servicios públicos básicos que los norteamericanos asocian generalmente con la instrucción escolar —tales como la habilitación meritocrática de todos los individuos independientemente de su raza, clase social, religión o sexo— se ven subertidos por las mismas contradicciones internas de su constitución. En resumidad cuentas, la obra de Giroux está comprometida fundamen- talmente en la tarea de denunciar aquellas prácticas ideológicas y sociales que en las escuelas suelen ser un obstáculo para que todos los estudiantes se preparen para asumir un rol activo, crítico y emprendedor como ciudadanos. Abarcar el amplio abanico de los intereses de Giroux ha sido una constante permanente, con la intención liberadora de apoyar a aquellos que han quedado arrinconados en el camino hacia el éxito educativo, a aquellos a quienes la historia ha arrebatado cruel y prematuramente la esperanza. Entre éstos hay que incluir tanto a los descontentos como a los indigentes, juntamente con aquellos otros a quienes una posición social más ventajosa ha hecho excesivamente insensibles e incapaces de reaccionar con firmeza contra las desigualdades e injusticias de la sociedad. La obra de Giroux representa mucho más que una contribución histórica a una teoría educativa crítica. En efecto, Giroux ha desarrollado también una estimación sumamente original de las formas políticas de la instrucción escolar contemporánea, una estimación dictada por el conocimiento de los puntos fuertes y de las deficiencias de la teoría educativa crítica y, al mismo tiempo, por una aguda sensibilidad para las limitaciones y la contingencia histórica de la teoría misma. Mientras que, por una parte, los escritos de Giroux revelan una profunda erudición teórica, hay en ellos, por otra parte, puntos sobre los que se puede y se debería suscitar un debate, para impugnarlos si el caso lo requiere, Prefacio | 13 como exigencia de todo proceso permanente de diálogo. Sin duda, algunos aspectos de su obra no se verán libres de críticas lanzadas contra la obra de Giroux. Aquí nos interesa más bien explorarla en su calidad de cuerpo de pensamiento crítico que ha de leerse como parte de un proyecto continuado de lucha pedagógica y de fortalecimiento político. Aunque la obra escrita de Giroux no se convirtió en una actividad política de envergadura hasta bien entrada la década de los 70, sus escritos constituyen en la actualidad una aportación teórica de primer orden y el fundamento a partir del cual se puede desarrollar y promover una teoría crítica de la educación. Estos últimos años hemos sido testigos de las significativas incursiones realizadas por Giroux en el campo más amplio de la teoría social, las cuales se han plasmado en una serie de importantes contribuciones a la naciente disciplina de los estudios culturales.2 El proyecto que vertebra la obra de Giroux, ilustrado por el abanico de los materiales reunidos en este volumen, puede sintetizarse como un intento de formular una pedagogía crítica comprometida con -los imperativos de potenciar el papel de los estudiantes y de transformar el orden social en general en beneficio de una democracia más justa y equitativa. -Para Giroux, el tema central es el desarrollo de un lenguaje que a los educadores y a otros les permita desvelar y comprender el nexo existente entre instrucción escolar, relaciones sociales en sentido amplio que informan dicha instruc- ción, y las necesidades y competencias producto de la historia que los estudiantes llevan a la escuela. Una cierta toma de conciencia crítica de ese nexo se hace necesaria si los educadores pretenden reconocer el hecho de que la cultura escolar predominante está implicada en prácticas hegemónicas que a menudo reducen al silencio a grupos subordinados de estudiantes, al tiempo que inhabilitan y privan de poder a quienes instruyen a esos grupos. Semejante toma de conciencia podría acrecentar también la habilidad de los profesores para trabajar críticamente con estudiantes de clases dominantes y subordinadas, de manera que éstos lleguen a reconocer cómo y por qué la cultura dominante estimula tanto su complicidad como su impotencia. Naturalmente, el objetivo principal de la pedagogía crítica es potenciar a los alumnos para que ellos mismos intervengan en su propia formación y transformar los rasgos opresivos de la sociedad en su conjunto que hacen necesaria esta intervención. El enjuiciamiento final de Giroux sobre las facciones culturales que ejercen tan tremendo influjo en la vida educativa, cultural y económica, aunque condenatorio, no excluye la posibilidad del cambio progresivo y de la reforma. Desde el punto de vista de Giroux, los agentes humanos poseen la capacidad de rehacer el mundo tanto por medio de la lucha colectiva en y sobre el mundo material como por medio del ejercicio de su imaginación social. 2. Véase Henry A. Giroux y Roger Simón, «Critical Pedagogy and the Politics of Popular Culture», en Critical Pedagogy and Popular Culture, comp. por Henry A. Giroux y Roger Simón, South Hadley, Mass., Bergin & Garvey Publishers, en prensa. 14 | Los profesores como intelectuales En los escritos de Giroux se percibe un apasionamiento e indignación —po-dríamos hablar también de una esperanza militante— que apenas tienen nada que ver con el distanciamiento y la tranquilidad académica del trabajo científico convencional. La vitalidad y a veces ferocidad que distinguen la voz crítica de Giroux son expresión a la vez de rabia y de fuerza, un legado que en parte proviene de la frustración vivida personalmente y del ambiente combativo en que creció en un barrio obrero de Rhode Island. La historia de Giroux ha sido configurada también por su participación en las luchas de la década de los 60, por su trabajo como organizador de la comunidad y por siete años de profesor en una escuela superior. Giroux se refiere a menudo a sus estudios universitarios calificándolos de accidente histórico. De no haber sido por la beca para baloncesto que le ayudó a dejar las calles de Smith Hill por las aulas universitarias, su vida habría tomado sin duda otro rumbo diferente y desde luego menos ventajoso.3 La pasión por la justicia y la igualdad que, como todos reconocen, es una de las características de sus escritos, proviene tanto de su experiencia de las diferencias de clase social en sus años jóvenes como de sus esfuerzos subsiguientes por comprender las vías por las que la instrucción escolar potencia y estimula a aquellos estudiantes que gozan de una ventaja social temprana. La obra de Giroux pone en manos de los educadores un lenguaje crítico que los capacita para comprender la enseñanza como una forma de política cultural, es decir, como una tarea pedagógica que toma en serio las relaciones raciales, de clase, sexo y poder en la producción y legitimación de sentido y experiencia. La importancia del lenguaje en cuestión puede deducirse de su indudable capacidad para abordar ciertos temas y problemas que guardan afinidad con la construcción de una pedagogía liberadora. Algunos de los temas y problemas que durante años han guiado el trabajo de Giroux pueden formularse como una serie de interrogantes: ¿cuáles son las variantes morales contra las que hemos de tomar una actitud personal como agentes sociales de cambio? ¿Cómo podemos convertir los problemas relacionados con la clase social, la raza, el sexo y el poder en cuestiones de calidad y rango educativos? ¿De qué manera podemos, en cuanto educadores, oponernos a la cultura dominante con el fin de reconstruir nuestras propias identidades y experiencias y al mismo tiempo las de nuestros estudiantes? ¿Cómo pueden los educadores elaborar un proyecto pedagógico que legitime una forma crítica de praxis intelectual? ¿Cómo es posible reconocer las diferentes y múltiples formas de identidad y, sin embargo, enfrentarse a los temas de la voluntad y el empeño político? ¿Cuál es la diversidad que de hecho silenciamos en nombre de una pedagogía liberadora? ¿Cómo pueden los educadores llegar a reconocer determinadas injusticias que han sido perpetradas en nombre de la educación? ¿Cómo pueden esos mismos 3. Véase Bill Reynolds, «Henry A. Giroux Has the Working-Class Blues», Sunday ]oumal Magazine (Rhode Island), 15 de mayo de 1985, págs. 4-7. Prefacio | 15 profesores llegar a tomar conciencia de su propia participación en el empleo de un sistema frecuentemente opresivo que priva a los estudiantes de sus derechos básicos? ¿De qué modo les es dado a los enseñantes trabajar en apoyo de una pedagogía capaz de forjar colectivamente una cultura pública democrática? ¿Cómo pueden los educadores acoplar una teoría de la enseñanza con una pedagogía del cuerpo y el deseo? ¿Cuáles son los límites de la relación entre conocimiento, poder y subjetividad? ¿Cómo desarrollamos nosotros de hecho un discurso público que integre el lenguaje del poder y los fines con el lenguaje de la intimidad, la amistad y la solicitud? ¿Cómo hablamos de hecho en nombre de la emancipación sin mostrar desprecio por quienes están atrapados en las estructuras de la dominación o la ignorancia, independientemente de su posición social? Dado que no conocemos qué cosas son históricamente posibles hasta que no las hayamos intentado, ¿cómo pueden los educadores comenzar a mentalizar a los estudiantes para que imaginen un futuro en el que la esperanza sea algo próximo y la libertad objeto de nuestros sueños, luchas y, eventualmen-te, victorias? Cuestiones como éstas son las que plantea la pedagogía crítica; sus respuestas deben tomar como punto de partida los problemas reales y concretos con que hoy se enfrentan estudiantes y profesores. Las cuestiones suscitadas por la pedagogía crítica —cuestiones importantes y pertinentes para la condición humana, cuestiones formuladas como parte de un esfuerzo más general por la liberación humana— son las mismas que se han de plantear a la historia. En sentido amplio, podemos repartir la obra de Giroux en dos etapas principales. La primera está reflejada en sus ensayos sobre clase social e instrucción escolar escritos al final de la décadade los 70. En esta época su nombre se asoció a menudo con un grupo pequeño, pero muy influyente, de teóricos educativos —entre ellos podemos contar a William Pinar, Jean Anyon y Michael Apple— que realizaron algunos análisis importantes de la instrucción escolar que ahora nos parecen un tanto lastrados por su lenguaje económico político y por un concepto reduccionista de la reproducción social.1 Mientras que gran parte del trabajo llevado a cabo por la escuela crítica en aquel momento conti- nuaba siendo tributario de un cierto determinismo causal y de un marxismo economicista, Giroux entrevió muy pronto unas relaciones más complejas entre lo que sucedía en las aulas y el ordenamiento político, social, moral y económico de la sociedad en general. Giroux sufrió un cierto influjo de la nueva sociología del conocimiento desarrollada a partir de la obra de Michael Young y Basil Bernstein en Gran Bretaña, de los escritos de Raymond Williams, y de los trabajos abiertamente innovadores sobre las subculturas juveniles emprendidos por Stuart Hall, Richard Johnson, Paul Willis y otros investigadores del Center For Contemporary Cultural Studies de la Universidad de Birmingham. Los intereses teóricos de Giroux se centraron muy pronto en los escritos del teórico 4. Véase el libro en prensa en Giroux, Schooling and the Struggle for Public Life: Critical Pedagogy in the Modern Age, Minneápolis, University of Minnesota Press.