Estudios Políticos ISSN: 0185-1616 [email protected] Universidad Nacional Autónoma de México México García Reyes, Christian Uziel Los partidos políticos y las elecciones en México: del partido hegemónico a los gobiernos divididos Estudios Políticos, vol. 9, núm. 19, enero-abril, 2010, pp. 129-157 Universidad Nacional Autónoma de México Distrito Federal, México Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=426439978006 Cómo citar el artículo Número completo Sistema de Información Científica Más información del artículo Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Página de la revista en redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto LOS PARTIDOS POL˝TICOS Y LAS ELECCIONES EN M(cid:201)XICO 129 Los partidos pol(cid:237)ticos y las elecciones en MØxico: del partido hegem(cid:243)nico a los gobiernos divididos Christian Uziel Garc(cid:237)a Reyes* Resumen Para modificar el mapa de la representaci(cid:243)n pol(cid:237)tica en MØxico, que respond(cid:237)a a un es- quema de corte autoritario y de partido hegem(cid:243)nico, fueron necesarias una serie de refor- mas electorales que edificaron un sistema de partidos competitivo y un sistema electoral confiable. Tomando como eje la evoluci(cid:243)n reciente del sistema electoral y del sistema de partidos, este art(cid:237)culo pretende responder c(cid:243)mo y quØ fue lo que hizo posible el cambio de un rØgimen autoritario a uno democrÆtico. Palabras clave: transici(cid:243)n democrÆtica, sistema de partidos, sistema electoral Abstract To modify the map of political representation in Mexico, in response to a pattern of autho- ritarian and hegemonic party, were necessary a series of electoral reforms to build a competitive party system and a reliable electoral system. Taking the recent developments at the heart of the electoral system and party system, this article tries to answer how and what was it made the change from an authoritarian regime to a democracy. Key words: democratic transition, parties system, electoral system En memoria del Dr. Carlos Alberto Sirvent GutiØrrez I. Introducci(cid:243)n Se consideran elecciones democrÆticas aquellas en las que la œnica incertidumbre existente es la de los resultados, los cuales obede- cen a la voluntad libre de los electores, y en las que el marco legal estÆ claramente definido, garantizando condiciones de competencia me- * Licenciado en Ciencias Pol(cid:237)ticas y Administraci(cid:243)n Pœblica que gan(cid:243) el Primer Concurso de Ensayo Pol(cid:237)tico (cid:147)Carlos Sirvent GutiØrrez(cid:148) en la categor(cid:237)a de Egresados titulados meno- res de 30 aæos de la Facultad de Ciencias Pol(cid:237)ticas y Sociales, UNAM, en febrero de 2009. ESTUDIOS POL˝TICOS, N(cid:218)M. 19, NOVENA (cid:201)POCA, ENERO-ABRIL, 2010, pp. 129-157 130 CHRISTIAN UZIEL GARC˝A REYES dianamente equitativas para todos los partidos pol(cid:237)ticos y candidatos contendientes. En MØxico, hasta hace menos de tres lustros, era dif(cid:237)cil caracterizar a los procesos electorales de esta forma; la voluntad de los electores ni era respetada, ni las reglas del juego estaban claramente establecidas y, por ende, ningœn partido distinto al del rØgimen, el Partido Revolucio- nario Institucional (PRI), ten(cid:237)a la posibilidad real de obtener triunfos sufi- cientes para ser un contrapeso efectivo. La œnica certeza con la que la ciudadan(cid:237)a contaba, desde antes de sufragar, era que el PRI ganar(cid:237)a la mayor(cid:237)a de los cargos a disputarse incluida, por supuesto, la Presi- dencia de la Repœblica. De este modo, no fue casual que el interØs por el estudio de los pro- cesos electorales en MØxico haya sido escaso desde la federalizaci(cid:243)n de las elecciones en 1946 (cid:151)aæo que coincide con la gØnesis del Revo- lucionario Institucional como tal(cid:151) y hasta finales del siglo XX, pues en este periodo, el sistema pol(cid:237)tico mexicano estuvo caracterizado por la su- bordinaci(cid:243)n de los poderes Legislativo y Judicial a una sola figura con- centradora del poder: el presidente de la Repœblica. En ese sentido, nuestro pa(cid:237)s fue considerado por prestigiados especialistas como un sis- tema de corte autoritario1 y de partido hegem(cid:243)nico,2 en el que la posibili- dad de alternancia en el gobierno era nula. Durante el lapso que va desde la creaci(cid:243)n de la Comisi(cid:243)n Federal de Vigilancia Electoral en 1946 y hasta antes del surgimiento del Insti- tuto Federal Electoral (IFE) en 1990, el binomio PRI-gobierno tuvo el mono- polio del aparato electoral a travØs de la Secretar(cid:237)a de Gobernaci(cid:243)n. AdemÆs, el carÆcter uninominal o de mayor(cid:237)a relativa del sistema elec- toral vigente de 1812 a 1976 para renovar la CÆmara de Diputados, sin considerar los denominados (cid:147)diputados de partido(cid:148),3 y en la de Senado- res hasta 1994, trajo consigo la existencia de un gobierno monocolor.4 1 Dieter Nohlen, Sistemas electorales y partidos pol(cid:237)ticos, MØxico, Fondo de Cultura Econ(cid:243)mica, tercera edici(cid:243)n, 2004. 2 Giovanni Sartori, Partidos y sistemas de partidos. Marco para un anÆlisis, trad. Fer- nando Santos Fontenla, Madrid, Alianza Editorial, segunda edici(cid:243)n ampliada, 2005. 3 En 1963 se estableci(cid:243) la figura de los diputados de partido. Consist(cid:237)a en otorgar cinco diputaciones al partido que obtuviese un m(cid:237)nimo de 2.5% de la votaci(cid:243)n total y una curul extra por cada 0.5% de votaci(cid:243)n adicional, hasta un mÆximo de 20 diputaciones (inclu- yendo triunfos de mayor(cid:237)a relativa). 4 VØase Carlos Sirvent, (cid:147)Reformas y participaci(cid:243)n electoral en MØxico, 1910-2003(cid:148), en Carlos Sirvent y Octavio Rodr(cid:237)guez, Instituciones electorales y partidos pol(cid:237)ticos en MØxico, MØxico, Jorale, 2005, pp. 83-252. CENTRO DE ESTUDIOS POL˝TICOS, FACULTAD DE CIENCIAS POL˝TICAS Y SOCIALES, UNAM LOS PARTIDOS POL˝TICOS Y LAS ELECCIONES EN M(cid:201)XICO 131 Afortunadamente, hoy en d(cid:237)a la realidad es totalmente distinta, pues los comicios en MØxico se consideran democrÆticos. Con normas clara- mente establecidas desde la Constituci(cid:243)n y mediante la creaci(cid:243)n de ins- tituciones, como el Instituto Federal Electoral y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federaci(cid:243)n (TEPJF), se garantizan contiendas trans- parentes, competitivas, legales y libres provocando que casi de la noche a la maæana un hiperpresidente fuera sustituido por un hipo- presidente, por un presidente repentinamente dØbil que ahora debe enfren- tar el problema que supone no tener mayor(cid:237)a en el Congreso y tener que someter la legislaci(cid:243)n a un parlamento que no controla.5 Sin embargo, estas caracter(cid:237)sticas son parte de una historia reciente. Pero ¿c(cid:243)mo y quØ fue lo que hizo posible este cambio? He ah(cid:237) las inte- rrogantes centrales a las que se intentarÆ dar respuesta en este trabajo. II. La transici(cid:243)n democrÆtica mexicana a) El debate En las œltimas dos dØcadas, el rØgimen pol(cid:237)tico mexicano ha estado in- merso en una profunda transformaci(cid:243)n de sus instituciones pol(cid:237)ticas. Transformaci(cid:243)n que dio lugar a un polØmico debate cuando en nuestro pa(cid:237)s comenz(cid:243) a hablarse de un trÆnsito hacia la democracia,6 especial- mente con la tesis de Ricardo Becerra, Pedro Salazar y JosØ Wolden- berg esbozada en La mecÆnica del cambio pol(cid:237)tico en MØxico (cid:151)antes de los comicios presidenciales de julio de 2000 y, por tanto, de la alter- nancia en la Presidencia de la Repœblica(cid:151) en la que afirman grosso 5 Giovanni Sartori, Ingenier(cid:237)a constitucional comparada. Una investigaci(cid:243)n de estruc- turas, incentivos y resultados. Con el posfacio: La transici(cid:243)n de MØxico, ¿hacia d(cid:243)nde? Una agenda para la reforma, trad. Roberto Reyes Mazzoni, MØxico, FCE, 2004, p. 224. 6 Democracia, entendida como el (cid:147)conjunto de reglas (primarias o fundamentales) que establecen quiØn estÆ autorizado para tomar las decisiones colectivas y bajo quØ proce- dimientos.(cid:148) Es decir, el conjunto de reglas procesales para la toma de decisiones que ata- æen al pueblo, en la que no s(cid:243)lo basta: a) la atribuci(cid:243)n de participar directa o indirecta- mente en la toma de decisiones para un nœmero muy alto de ciudadanos; b) la existencia de reglas procesales como la de mayor(cid:237)a, sino que c) aquellos que estÆn llamados a decidir o elegir a quiØnes deberÆn decidir, se planteen alternativas reales y estØn en condiciones de seleccionar entre una u otra. Norberto Bobbio, El futuro de la democracia, trad. JosØ F. FernÆndez SantillÆn, MØxico, FCE, 1986, p. 14. ESTUDIOS POL˝TICOS, N(cid:218)M. 19, NOVENA (cid:201)POCA, ENERO-ABRIL, 2010, pp. 129-157 132 CHRISTIAN UZIEL GARC˝A REYES modo que el pa(cid:237)s no s(cid:243)lo hab(cid:237)a transitado de un rØgimen de partido hegem(cid:243)nico a un pluralismo moderado (en tØrminos sartorianos), sino que la transici(cid:243)n democrÆtica hab(cid:237)a concluido en el aæo de 1997.7 Ante la tesis antes referida estÆn las posiciones (cid:151)por un lado(cid:151) de quienes sostienen que el trÆnsito democratizador mexicano no ha termi- nado, al grado de adjetivarlo como inconcluso, inacabado, incompleto, etcØtera; por el otro, los que afirman que el pa(cid:237)s ha sido democrÆtico desde 1929, por lo menos cuando Plutarco El(cid:237)as Calles funda el Partido Nacional Revolucionario (PNR) con el fin de que en la lucha por el poder, especialmente en la sucesi(cid:243)n presidencial, ya no se recurriera a la v(cid:237)a armada como ven(cid:237)a ocurriendo desde la consumaci(cid:243)n de la Indepen- dencia de MØxico, sino por la v(cid:237)a institucional. Por supuesto, hay quie- nes consideran que Østa ni siquiera se ha iniciado. En las siguientes l(cid:237)- neas se intentarÆ demostrar el porquØ no se comparten estas posiciones. Los que argumentan que MØxico vive en democracia, desde finales de la segunda dØcada del siglo pasado, que s(cid:243)lo hubo alternancia en el poder, que no ha sufrido cambios al respecto y que d(cid:237)a a d(cid:237)a se perfec- ciona, normalmente son los miembros del antiguo rØgimen pri(cid:237)sta; Øsa ha sido la tesis oficial del otrora partido hegem(cid:243)nico, como lo demues- tra una entrevista a Manuel Bartlett, quien fuera secretario de Goberna- ci(cid:243)n en las polØmicas elecciones de 1988: Para empezar, no estoy de acuerdo con el tØrmino de (cid:147)transici(cid:243)n democrÆ- tica(cid:148), porque es un tØrmino que se ha usado para marcar el paso de dic- taduras militares (la dictadura de Franco en Espaæa; particularmente, de Pino- chet) hacia la transici(cid:243)n a la democracia y (cid:151)en este pa(cid:237)s(cid:151) no hemos vivido una dictadura. Precisamente podemos enorgullecernos de los avances constantes en materia democrÆtica en este pa(cid:237)s. De manera que no hay transici(cid:243)n, lo que ha habido es un avance constante, grandes esfuerzos por construir la democracia en MØxico.8 ¿Tiene raz(cid:243)n Manuel Bartlett al afirmar que la transici(cid:243)n democrÆ- tica s(cid:243)lo es aplicable si se proviene de dictaduras militares como las de Francisco Franco o Augusto Pinochet? Antes de responder, confr(cid:243)ntese con la opini(cid:243)n de otro pri(cid:237)sta: Emilio Chuayffet, quien fuera gobernador 7 La mecÆnica del cambio pol(cid:237)tico en MØxico. Elecciones, partidos y reformas, MØ- xico, Cal y Arena, mayo de 2000. 8 Entrevista a Manuel Bartlett, en (cid:147)Transici(cid:243)n o alternancia(cid:148), JosØ Woldenberg et al., MØxico: La historia de su democracia, vol. 3, MØxico, Televisa, 2004. CENTRO DE ESTUDIOS POL˝TICOS, FACULTAD DE CIENCIAS POL˝TICAS Y SOCIALES, UNAM LOS PARTIDOS POL˝TICOS Y LAS ELECCIONES EN M(cid:201)XICO 133 del Estado de MØxico y secretario de Gobernaci(cid:243)n en el sexenio del pre- sidente Ernesto Zedillo: Discrepo de los maximalistas y de los minimalistas: los maximalistas dicen que el 2 de julio cambi(cid:243) todo, no es cierto; y los que dicen, bueno, (cid:147)no pas(cid:243) nada(cid:148), tampoco es cierto. Cambi(cid:243) 70 aæos de historia pol(cid:237)tica en el pa(cid:237)s, un partido que nos hab(cid:237)a gobernado durante 70 aæos fue desplazado, hubo (cid:147)alternancia(cid:148), y la alternancia en s(cid:237) misma es un hecho que no podemos dejar de consignar. La pregunta es si con la alternancia cambiaron los pro- blemas de MØxico, o mejor aœn, la manera de manejarlos y de darles res- puesta ((cid:133)) Creo que simplemente fue un traslado de un partido a otro.9 ¿Tan s(cid:243)lo hubo alternancia en el poder o un (cid:147)traslado de un partido a otro(cid:148), como arguye Chuayffet? Se puede advertir en estas opiniones que el trÆnsito democratizador ha sido mal entendido. MØxico desarroll(cid:243) su vida pol(cid:237)tica en un rØgimen autoritario durante varias dØcadas, las elecciones presidenciales en las que como resultado del triunfo Vicente Fox Quesada se romp(cid:237)a con la continuidad mÆs larga de un partido pol(cid:237)- tico en el poder, en la historia del mundo contemporÆneo, tampoco inau- guran la democracia en el pa(cid:237)s. Las condiciones para su implantaci(cid:243)n se construyeron durante cuatro lustros, y estaban totalmente asentadas en 1997 como para considerarla una autØntica democracia. La posibi- lidad de alternancia en todos los (cid:243)rdenes de gobierno (municipal, esta- tal y federal) era ya una realidad porque el trÆnsito democratizador hab(cid:237)a concluido. En otras palabras, la primera alternancia en la Presidencia de la Repœblica ocurri(cid:243) como consecuencia del naciente sistema demo- crÆtico del pa(cid:237)s y no lo contrario. No obstante, como se ha expuesto, existen voces que siguen ha- blando de la transici(cid:243)n y la adjetivan de mil maneras, como si fuera un proceso sin desenlace o, por quØ no expresarlo, como un cambio (cid:147)eter- no(cid:148). Esta concepci(cid:243)n se explica, a decir de Andreas Schedler, por el uso de conceptos de democracia que van mÆs allÆ de las normas m(cid:237)ni- mas de la democracia formal, definida en tØrminos de instituciones y procedi- mientos ((cid:133)) Los conceptos mal delimitados de la democracia llevan a re- clamar una especie de (cid:147)transici(cid:243)n permanente(cid:148) ((cid:133)) como un largo tœnel sin fin, con mucho brillo al final, pero siempre fuera de alcance.10 9 Entrevista a Emilio Chuayffet, en (cid:147)Transici(cid:243)n o alternancia(cid:148), cit. 10 Andreas Schedler, (cid:147)¿Por quØ seguimos hablando de transici(cid:243)n democrÆtica en MØ- xico?(cid:148), en Camou, Labastida y LujÆn (coords.), Transici(cid:243)n democrÆtica y gobernabilidad. MØxico y AmØrica Latina, MØxico, IIS-UNAM/ Flacso/Plaza y ValdØs, 2000, pp. 34-35. ESTUDIOS POL˝TICOS, N(cid:218)M. 19, NOVENA (cid:201)POCA, ENERO-ABRIL, 2010, pp. 129-157 134 CHRISTIAN UZIEL GARC˝A REYES Empero, un argumento que abona respecto a la incorrecta definici(cid:243)n del trÆnsito democratizador mexicano es que, sin duda, es una realidad palpable, susceptible de comprobaci(cid:243)n porque (cid:147)incluso aquellos que mati- zan con adjetivos como incipiente, imperfecta, desdibujada, de baja in- tensidad a nuestra forma de gobierno no pueden prescindir del sustan- tivo cuando formulan sus anÆlisis.(cid:148)11 En MØxico, los discursos sobre una transici(cid:243)n hacia la democracia que ha sido incomprendida, mal definida y polifacØtica, tienden a erosionar y a devaluar lo que ha costado dØca- das construir. b) Definici(cid:243)n Para desentraæar el debate conceptual, es oportuno recurrir a los ex- pertos en la materia. ¿QuØ quiere decir (cid:147)transici(cid:243)n a la democracia(cid:148)? En el tomo 4 del ya clÆsico texto compilado por Guillermo O(cid:146)Donnell, Philippe C. Schmitter y Laurence Whitehead, Transiciones desde un go- bierno autoritario, se define transici(cid:243)n como (cid:147)el intervalo que se extiende entre un rØgimen pol(cid:237)tico y otro(cid:148),12 y aæaden que: Las transiciones estÆn delimitadas, de un lado, por el inicio del proceso de disoluci(cid:243)n del rØgimen autoritario o el surgimiento de una alternativa revo- lucionaria ((cid:133)) en su transcurso las reglas del juego pol(cid:237)tico no estÆn defi- nidas. No s(cid:243)lo se hallan en flujo permanente sino que, ademÆs, por lo ge- neral, son objeto de una ardua contienda; los actores luchan no s(cid:243)lo por satisfacer sus intereses inmediatos y/o los de aquellos que dicen represen- tar, sino tambiØn por definir las reglas y procedimientos cuya configuraci(cid:243)n determinarÆ probablemente quiØnes serÆn en el futuro los perdedores y los ganadores.13 N(cid:243)tese que se estÆ calificando a la transici(cid:243)n, para evitar confusio- nes, aun cuando O(cid:146)Donnell y Schmitter s(cid:243)lo estÆn definiendo al sustan- tivo, como democrÆtica. No se habla de transici(cid:243)n econ(cid:243)mica, social o 11 Pedro Salazar, (cid:147)Adenda. Desde la incomprensi(cid:243)n de la transici(cid:243)n hasta la transi- ci(cid:243)n incomprendida: algunas lecturas del cambio pol(cid:237)tico en MØxico(cid:148), en Becerra, Salazar y Woldenberg, La mecÆnica del cambio pol(cid:237)tico en MØxico. Elecciones, partidos y refor- mas, MØxico, Cal y Arena, tercera edici(cid:243)n, 2005, pp. 551 y ss. 12 Guillermo O(cid:146)Donnell y Philippe Schmitter, Transiciones desde un gobierno autori- tario. 4. Conclusiones tentativas sobre las democracias inciertas, tomo 4, traducci(cid:243)n de Leandro Wolfson, Buenos Aires, Paid(cid:243)s, 1989, p. 19. 13 Ibidem, pp. 19-20. CENTRO DE ESTUDIOS POL˝TICOS, FACULTAD DE CIENCIAS POL˝TICAS Y SOCIALES, UNAM LOS PARTIDOS POL˝TICOS Y LAS ELECCIONES EN M(cid:201)XICO 135 transici(cid:243)n a secas, sino de un trÆnsito hacia la democracia. Es decir, del paso de un sistema autocrÆtico (totalitario, autoritario, de partido œnico u hegem(cid:243)nico, etcØtera) a uno que cumple cabalmente con la noci(cid:243)n m(cid:237)nima de democracia. Estas transiciones, para decirlo en una frase, suponen el cambio de un sistema de carÆcter no democrÆtico hacia la instauraci(cid:243)n de uno competitivo. Lo que se consideraba un sistema to- talitario, despuØs de la transici(cid:243)n, se convierte en democrÆtico; con los reg(cid:237)menes autoritarios, sean de partido œnico o hegem(cid:243)nico sucede lo mismo, arriban al puerto de la democracia. Para explicar lo que ha ocurrido en MØxico, es necesario considerar dos variables que incidieron directamente en el trÆnsito democratizador: i) El sistema de partidos, y ii) Los tipos de elecciones. c) El sistema de partidos. Del partido hegem(cid:243)nico al pluripartidismo En cuanto a la primera variable, el sistema de partidos (entendida como la composici(cid:243)n estructural del conjunto de los partidos pol(cid:237)ticos de un Estado), es bÆsico remitirse a la teor(cid:237)a desarrollada por Giovanni Sar- tori en su obra Partidos y sistemas de partidos, en especial a su tipolo- g(cid:237)a sobre los partidos pol(cid:237)ticos que resume en siete clases:14 i) De partido œnico. S(cid:243)lo existe, y s(cid:243)lo se permite que exista, un par- tido. Existen tres tipos de unipartidismo: (cid:149) Totalitario. Se caracteriza por su tentativa de alcance total, de pe- netraci(cid:243)n y politizaci(cid:243)n totales. Es ideol(cid:243)gico, coactivo, extractivo, movi- lizador y consagrado a la evoluci(cid:243)n pol(cid:237)tica impuesta. (cid:149) Autoritario. Sistema de control que no tiene el poder ni la ambi- ci(cid:243)n de permear toda la sociedad. Tiene poca capacidad de extracci(cid:243)n y movilizaci(cid:243)n por lo que aplica pol(cid:237)ticas de exclusi(cid:243)n. (cid:149) PragmÆtico. Carece de legitimaci(cid:243)n y cohesividad de una ideolo- g(cid:237)a, impulsa pol(cid:237)ticas de absorci(cid:243)n respecto de grupos externos. ii) De partido hegem(cid:243)nico. Permite la existencia de otros partidos œni- camente como satØlites o subordinados, es decir, la hegemon(cid:237)a del par- tido en el poder no se puede desafiar. Este tipo de partido puede ser: 14 Giovanni Sartori, Partidos y sistemas de partidos(cid:133), pp. 157-292. ESTUDIOS POL˝TICOS, N(cid:218)M. 19, NOVENA (cid:201)POCA, ENERO-ABRIL, 2010, pp. 129-157 136 CHRISTIAN UZIEL GARC˝A REYES (cid:149) Ideol(cid:243)gico. Los partidos perifØricos son subgrupos pol(cid:237)ticos del par- tido hegem(cid:243)nico, y aunque reciben puestos administrativos, parlamenta- rios y gubernamentales, no significa que compartan el poder. Su repre- sentatividad se reduce a simular un mercado de partidos. (cid:149) PragmÆtico. Es el œnico protagonista de la acci(cid:243)n pol(cid:237)tica, los par- tidos secundarios casi siempre estÆn subordinados aunque puede exis- tir una oposici(cid:243)n marginal. iii) De partido predominante. Un partido gobierna en solitario, sin es- tar sujeto a la alternancia; siempre obtiene la mayor(cid:237)a absoluta en elec- ciones autØnticas. Los partidos menores son antagonistas verdaderamente independientes del partido predominante. iv) Bipartidista. Dos partidos compiten por una mayor(cid:237)a absoluta que cualquiera puede conseguir. v) De pluralismo limitado. S(cid:237) estÆn fragmentados, pero no polariza- dos. Comprende de tres a cinco partidos. EstÆ presente el gobierno de coalici(cid:243)n porque los partidos importantes son por lo menos tres, de los cuales ninguno alcanza la mayor(cid:237)a absoluta. Tiene estructura bipolar y competencia centr(cid:237)peta. vi) De pluralismo extremo. Se caracteriza por una oposici(cid:243)n antisis- tema, existen oposiciones bilaterales; en otras palabras, el sistema estÆ fragmentado y polarizado (posiciones de izquierda-centro-derecha que tienden a desalentar la competencia centr(cid:237)peta). Los partidos no s(cid:243)lo estÆn en desacuerdo en relaci(cid:243)n a cuestiones pol(cid:237)ticas generales, sino tambiØn acerca de los principios y cuestiones fundamentales. Las pro- mesas hacia el electorado son excesivas, en palabras de Sartori, una pol(cid:237)tica de superoferta. Hay mÆs de cinco partidos. vii) De atomizaci(cid:243)n. Ningœn partido tiene un efecto considerable en el sistema, no importa si son 10, 15, 20 o mÆs. Es importante elucidar que de estos siete tipos de sistemas de par- tidos, los dos primeros (de partido œnico y hegem(cid:243)nico) pertenecen a sistemas no competitivos, en los que a pesar de la existencia de nor- mas legales (cid:147)a los adversarios y los oponentes se les priva de la igua- lad de derechos, se les ponen impedimentos, se les amenaza, se les ate- CENTRO DE ESTUDIOS POL˝TICOS, FACULTAD DE CIENCIAS POL˝TICAS Y SOCIALES, UNAM LOS PARTIDOS POL˝TICOS Y LAS ELECCIONES EN M(cid:201)XICO 137 rroriza o incluso se les sanciona por atreverse a decir lo que piensan(cid:148).15 En palabras llanas, corresponden a sistemas no democrÆticos, como se explicarÆ mÆs adelante. Se ha enfatizado el trÆnsito de un sistema de partido hegem(cid:243)nico a una democracia en MØxico. Sin embargo, vale la pena profundizar quØ caracter(cid:237)sticas lo identifican, en especial c(cid:243)mo lo describe quien acuæ(cid:243) esta categor(cid:237)a anal(cid:237)tica: El partido hegem(cid:243)nico no permite una competencia oficial pot (sic) el poder, ni una competencia de facto. Se permite que existan otros partidos, pero como partidos de segunda, autorizados; pues no se les permite competir con el partido hegem(cid:243)nico en tØrminos antag(cid:243)nicos y en pie de igualdad. No s(cid:243)lo no se produce de hecho la alternaci(cid:243)n; no puede ocurrir, dado que ni si- quiera se contempla la posibilidad de una rotaci(cid:243)n en el poder. Esto implica que el partido hegem(cid:243)nico seguirÆ en el poder tanto si gusta como si no.16 Sobre nuestro pa(cid:237)s, Giovanni Sartori textualmente lo ubicaba dentro de los sistemas de partido hegem(cid:243)nico; por tanto, MØxico adolec(cid:237)a de un rØgimen democrÆtico al no existir condiciones para la competencia. El polit(cid:243)logo italiano describe de forma elocuente y sucinta el retrato de la vida pol(cid:237)tica en que la Naci(cid:243)n se desenvolv(cid:237)a: MØxico estÆ gobernado por su presidente de manera que recuerda al dicta- dor de tipo romano. Como dice un autor, (cid:147)los mexicanos evitan la dictadura personal al retirar a sus dictadores cada seis aæos(cid:148) ((cid:133)) Y las normas del juego son muy claras. El PRI tiene que ganar de todas formas. Si existe alguna duda acerca del margen de victoria que necesita el PRI, se da pucherazo o se destruyen las urnas. Por otra parte, (cid:147)si fracasa la cooptaci(cid:243)n de los grupos disi- dentes, entonces es probable que se recurra a la represi(cid:243)n(cid:148).17 d) Tipos de elecciones. De elecciones semicompetitivas a competitivas La segunda variable, que incidi(cid:243) directamente en la transici(cid:243)n a la demo- cracia fue el tipo de elecci(cid:243)n. Es importante mencionar que las eleccio- nes no son exclusivas de los sistemas democrÆticos, se han celebrado 15 Ibidem, p. 264. 16 Ibidem, p. 286. 17 Ibidem, pp. 286-288. ESTUDIOS POL˝TICOS, N(cid:218)M. 19, NOVENA (cid:201)POCA, ENERO-ABRIL, 2010, pp. 129-157
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