*tsik Los números y la numerología entre los mayas Francisco Barriga Puente 1124/A61124 PREMIOS INAH INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA Los antiguos mayas desarrollaron una matemática de números enteros, positivos, con un sistema de escri tura posicional que incluía el cero. Este instrumento les sirvió para describir la mecánica sideral con una exactitud sorprendente. La exégesis de las descripcio nes los condujo a postular un modelo cosmológico de tierra plana, cuadrangular, con un supramundo y un inframundo. En cada una de las esquinas había una especie de atlante llamado Pawajtun y en el centro crecía una gran ceiba —el axis mundi— que atravesa ba el conjunto de planos en sentido vertical. De acuer do con esta propuesta, algunos de los dioses princi pales —manifestados como cuerpos celestes— nacían por el oriente, recorrían el supramundo, se hundían en el poniente, cruzaban el inframundo y, si las cosas marchaban bien, volvían a renacer por el oriente. La validación de este paradigma estuvo dada por su capacidad para predecir eclipses y conjunciones, así como por su suficiencia para determinar las aparicio nes matutinas y vespertinas de Venus. En este tratado sobre los números mayas se exami na su emergencia, constitución en sistema y reducción a escritura. Las "variantes de cabeza", que retratan a los dioses patronos de las cantidades representadas, hacen posible transitar por las veredas del simbolismo y arrimarse a las connotaciones no cuantitativas de dichos numerales, a su influencia en el devenir exis- tencial. *tsik: Los números y la nunierología entre los mayas obtuvo el Premio INAH Fray Bernardino de Sahagún 2005 a la mejor tesis de doctorado en etnología y antropología social. Hsik LOS NÚMEROS Y LA NUMEROLOGÍA ENTRE LOS MAYAS r - PREMIOS INAH » *tsik LOS NÚMEROS Y LA NUMEROLOGÍA ENTRE LOS MAYAS Francisco{Baairnga Puente ESC. NAL DE ANTROPOLOGIA E HIST BI BLIOT EC A INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA A 06112' r /x<3 / v * <? 3 _________________________________________________ Barriga Puente, Francisco. *tsik: Los números y la numerología entre los mayas / Francisco Barriga Puente. - México: Instituto Nacional de Antropología e Historia, 2010. 320 p.: ¡1.; 21 cm. - (Colección Premios INAH) ISBN : 978-968-03-0291-8 1. Numerología maya. 2.Matemáticas mayas. - I.t. II. Ser. LC: F1435.3M35 B37 *lsik. Los números y la numerología entre los mayas obtuvo el Premio INAH Fray Bernardino de Sahagún 2005 a la mejor tesis de doctorado en etnología y antropología social. Primera edición: 2010 D.R. © Instituto Nacional de Antropología e Historia Córdoba 45, Col. Roma, C.P. 06700, México, D.F. [email protected] ISBN: 978-968-03-0291-8 Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos, la reprografía y el tratamiento informático, la fotocopia o la grabación, sin la previa autorización por escrito de los titulares de los derechos de esta edición. Impreso y hecho en México Indice 1. El fervorín preliminar 9 2. Los primeros contadores 15 3. La historia natural de los sistemas de numeración 41 4. Taxonomía y cuantificación 67 5. De las series y los ciclos 95 6. Puntos, barras, caracoles y un panteón 119 7. El despliegue de las significaciones numéricas 175 8. La cosmogonía y el poder de los números 247 9. La perorata final 273 10. Las referencias 283 1 El fervorín preliminar LA FAMILIA MAYENSE, EL DERROTERO DEL TEXTO Y LOS AGRADECIMIENTOS Chin ’ c’ut xjalc ’ataj u ch ’abal n amak Jalajoj qui ch ’abal xuxic, mam k ’alaj chic xquila u chiquibilquib... POPOLVUH Ed. Burgess y Xec, 1955: tercera parte, capítulo IV. El meridiano de Mesoamérica constituye el espacio histórico de los pueblos mayas. Una sabana calcárea ribeteada con marismas, una selva tropical y un macizo volcánico han sido los escenarios de su devenir. Allí se formaron, degustaron el jarabe almibarado del esplendor y le escamotearon al futuro las razones del ocaso. Allí mismo resurgieron, para luego sucumbir ante el hierro del extranjero y ante el auto de fe. Desde entonces han sufrido la ex plotación, el expolio, el desgaste de siglos de rebeliones frustradas, el etnocidio, las cruentas atrocidades de la Tierra Arrasada, el resabio acerbo del destierro, la paradoja del exilio en su propio territorio ancestral. Según cálculos glotocronológicos, de los orígenes a la fecha han transcurrido más de cuarenta y un siglos —cuatro mil cien años— que han sido suficientes para fragmentar al protomaya en una treintena de lenguas diferentes, agrupadas en seis ramas, a saber: 1) Huastecana (huasteco y chicomucelteco). 2) Yucatecana (maya yucateco y lacandón; mopán e itzá). 3) Cholana (chol, chontal, chortí y choltí; tzeltal y tzotzil). 4) Kanjobalana (chuj y tojolabal; kanjobal. acateco yjacalteco; motozindeco). 5) Quicheana (kekchí; uspante- co; pokomam y pokomchí; quiché, cakchiquel, tzutujil, sacapulteco 9 y sipacapeño). 6) Mameana (teco y mam; aguacateco e ¡xil). En términos generales, todas las lenguas mayenses muestran claras evidencias de su origen común, o sea, tienen un definido aire de familia. En el caso de las ramas Quicheana y Mameana, los indicios genéticos han justificado su reunión en un grupo más inclusivo, al que los especialistas han llamado Maya Oriental. Con las otras ramas —las correspondientes al Maya Occidental— no hay consenso de superagrupación, pues mientras unos sostienen que la Cholana debe ligarse con la Kanjobalana, otros piensan que la susodicha rama Cholana debe unirse con la Yucatecana y quizás con la Huastecana, mas no con la Kanjobalana (Campbell 1984 y 1997). Cuando se trata de ir más allá de los cuarenta y un siglos mínimos, el piso firme de las correspondencias fonéticas se convierte en un trampal de arenas movedizas, poco conveniente para los splitters (lin güistas clasificadores que tienden a establecer muchísimos grupos), pero irresistible para los lumpers (quienes, por el contrario, tienen una marcada inclinación por el establecimiento de clasificaciones muy incluyentes). La vocación por las relaciones remotas —aunada a la fascinación que ejerce la cultura maya, en propios y extraños— ha propiciado la búsqueda de parientes lejanos. Así, pues, se han aven turado hipótesis de relación genética entre las lenguas mayenses y el purépecha (Swadesh 1956), el mijezoqueano-totonacano-huave (Greenberg 1987), el lenca de Honduras y El Salvador (Andrews 1970), el caribe-arahuacano del norte de Sudamérica (Schüller 1920), el yunga-chipaya de la costa de Perú y Bolivia (Stark 1972), el uru-chipaya de Bolivia (Olson 1964 y 1965), el araucano de Chile (Stark 1970) y hasta el turco del occidente asiático (Frankle 1984). De todas estas propuestas, la única que tiene posibilidades de ser confirmada —según Lyle Campbell (1997), afamado demoledor de clasificaciones putativas— es aquella que relaciona a las lenguas mayenses con el mijezoqueano y tal vez con el totonacano, pero de ninguna manera con el huave. El párrafo anterior evoca —aunque sólo tangencialmente— a las desbordadas teorías que lanzaron algunos precursores de los estu dios mayas, en el siglo XIX. Un ejemplo es el del condejean- Frédéric Waldeck, quien al confundir los perfiles de las guacamayas con los de los elefantes —tanto a nivel iconográfico como epigráfico— llegó a la conclusión de que los constructores de Palenque eran de origen 10