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Los Ilustres Vinculos Del Sr Darcy PDF

295 Pages·2017·1.56 MB·Spanish
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Los Ilustres Vínculos del Sr. Darcy. Abigail Reynolds Traducido por Denise de Nikle “Los Ilustres Vínculos del Sr. Darcy.” Escrito por Abigail Reynolds Copyright © 2015 Abigail Reynolds Todos los derechos reservados Distribuido por Babelcube, Inc. www.babelcube.com Traducido por Denise de Nikle “Babelcube Books” y “Babelcube” son marcas registradas de Babelcube Inc. Capítulo 1 Mientras el carruaje se habría paso por el camino bordeado de Olmos, Elizabeth quitaba pelusas de sus guantes blancos de piel de cabritilla, la viuda que había sido su chaperona en la diligencia llevaba una capa de una lana marrón oscura que soltaba bastante sus partículas. Para la hora en que Elizabeth finalmente dejó el coche, estaba cubierta de pequeñas hebras. No deseando llegar luciendo como una refugiada de las perreras, ella había pasado la última media hora quitando minuciosamente cada pelusa. Pero sin importar cuán cuidadosa fuera, aún se vería como una pariente pobre cuando llegara a Bentham Park. No es que alcanzara la calificación de pariente pobre, ella era sólo una familiar pobre, de uno de los parientes pobres de Lord Bentham. Aunque eso no importaba, con cualquier falta que su apariencia o crianza pudiera exhibir, estaría una vez más en la finca “Bentham Park”. Por años había sido como un hogar para ella, pero creía que ya no volvería a verla. ¿Qué importaba si su vestido tenía pequeñas pelusas? Tal vez Lord y Lady Bentham no estarían en casa, e incluso si estuvieran, seguramente los vería sólo en la cena. Lord Bentham solía estar en su propio mundo y nunca le prestaba a ella demasiada atención, y la nueva Lady Bentham tenía estándares que Elizabeth nunca podría alcanzar, así es que no tenía sentido preocuparse por ellos. Ella sólo venía a Bentham Park a pedido de Elinor, y a ella no le importaría si Elizabeth aparecía vestida en harapos, la falta de interés en la última moda de Londres era un rasgo que ellas compartían. El ánimo de Elizabeth se elevó cuando el camino se abrió hacia la familiar e imponente vista de Bentham Park. El mayordomo en la puerta era menos imponente pero más arrogante, dejando claro con su ceño fruncido su opinión sobre jovencitas que viajaban con una sirvienta como única acompañante. “Veré si Lady Elinor se encuentra en casa.” Entonó. Dado que Elizabeth acababa de llegar en el carruaje de Elinor, que Elinor misma había enviado a interceptar la diligencia no hacía más de una hora, parecía poco probable que no estuviera en casa, pero Elizabeth dominó la necesidad de señalarlo al mayordomo, luego se reirían de esto con su amiga. En cambio, acarició una de las columnas de mármol que soportaba la magnífica cúpula sobre el gran recibidor. Se sentía tan bien estar de nuevo aquí. Un par de minutos después, el mayordomo, con una expresión de dolor gravada en sus demacrados rasgos, la guió hasta el salón donde estaba Elinor, sentada en una exquisita posición de dama, cada uno de sus rizos rubios en el lugar preciso, y la recibió con esa languidez tan de moda entre las damas de la Alta Sociedad, un modo muy distinto a la desesperación con la que le había escrito un par de días antes. Elizabeth no esperaba menos, ya que Lady Bentham tenía sus ojos de halcón fijos en su hijastra. Luego de los cumplidos de rigor, Elinor mencionó que tal vez Elizabeth desearía descansar luego de su viaje. A un paso muy calmo guió a Elizabeth escaleras arriba, hacia una habitación pequeña pero elegantemente amoblada, conversando perezosamente todo el camino. Inmediatamente después de cerrar la puerta detrás de sí, la sonrisa de Elinor se desvaneció, “¡Gracias por venir Lizzy! Necesitaba desesperadamente de tu sensatez y afecto.” “Lo di por entendido al leer tu carta”. Elizabeth tomó la mano de Elinor entre las suyas. “Vine tan rápido como pude, pero no tan pronto como hubiera querido ¡tu carta me ha preocupado tanto! No es común en ti enviar pedidos de auxilio, ¿qué ha pasado?” “Tantas cosas - ¡no sabría por dónde empezar! Es tan confuso... a mi padre se le ha fijado la idea de que es hora de casarme ¡y simplemente no puedo soportarlo! Ha comenzado a convenir con el caballero que escogió para mí.” Elinor se estremeció. “Mi padre planea anunciar el compromiso en Septiembre, y nos casaremos al inicio de la Temporada.” Elizabeth era consciente de que su amiga era propensa al dramatismo, pero esta vez había en su voz un tinte de desesperación. “¿Es tan malo el caballero?” Elinor retorció sus dedos en su falda de seda rosa bordada. “No.” Dijo en un susurro. “Podría ser mucho peor. No tiene mal carácter ni hábitos desagradables, ¡pero es tan dandi! Si le interesa algo fuera de la última moda en chalecos o la perfección del nudo de su corbata, no sabría decirlo, y asume que todos los demás estamos tan fascinados con su guardarropas como lo está él. La última vez que nos vimos llegó a decirme que tiene sugerencias sobre a qué sombrerero debería contratar para mi ajuar, ya que es crucial para su reputación que yo alcance los mismos estándares de sartoria elegancia que él. Y por supuesto, es uno de los amigos de mi madrastra.” “Oh ¡lo siento tanto! ¿Está tu padre absolutamente decidido en ese aspecto?” “Irrevocablemente. Pero aún no te he dicho la peor parte.” “¿Hay más?” Elinor asintió con miseria. “Estoy enamorada de otro hombre.” Un golpe en la puerta anunció la llegada del té, y Elinor se llevó un dedo a los labios en señal de alarma. Las dos jóvenes permanecieron sentadas en perfecto silencio hasta que la bandeja del té estuvo dispuesta y la criada se retiró. “Oh ¡mi querida Elinor! ¿Es él inadecuado?” Elinor movió la cabeza. “No para mí. Pero para mi padre sí lo es – completamente inadecuado, sólo porque su padre fue comerciante. No importa si Geoffrey es un perfecto caballero, tan instruido como mi padre mismo o cualquiera de mis hermanos, y dueño de una gran finca. Él está irremediablemente manchado a los ojos de mi padre.” Elinor presionó sus ojos para contener las lágrimas. Elizabeth acarició el brazo de su amiga. “¿Cómo se conocieron? ¿Fue en Londres?” “No. Yo tenía seis años cuando lo conocí, pero no lo había vuelto a ver hasta este verano. Él es uno de nuestros vecinos más cercanos, y la única persona en el mundo que no espera que sea alguien que no soy. No puedo soportar perderlo, Lizzy.” “¿Él sabe de tus sentimientos?” “Lo sabe todo. Hay veces en que encontramos unos minutos para estar juntos, pero no sucede muy a menudo. Mi madrastra está siempre muy atenta, y mis padres no aprueban el vínculo, siquiera como amigos. Fue en estos últimos dos años, desde que el padre de Geoffrey falleció, que ellos escasamente reconocieron su existencia, y aún así, jamás lo invitarán a nuestra casa. Él tuvo la educación de un caballero, y no aparenta ser diferente a cualquiera de nuestros amigos pero su padre fabricó tejidos antes de hacer su fortuna en los molinos.” La expresividad de Elinor se apagó un poco, “aunque a mí sí me agradó su padre... la única vez que lo vi.” Elizabeth frunció el ceño. “Si tus padres no lo aceptaban, ¿cómo llegaste a conocerlo a él o a su hijo?” Elinor se puso de pie, y se dirigió a la ventana, sus dedos trazaron el marco mientras miraba hacia afuera. “Sin permiso, claro.” Su voz carecía de todo tinte. “Fue durante los veranos, verás, cuando yo era una indisciplinada. Antes de que mi padre se volviera a casar... incluso antes de conocerte a ti.” “Eso tiene más sentido.” Elizabeth se preguntaba si Elinor se daba cuenta de cuánto su propia vida todavía se asemejaba a lo que ella llamaba “indisciplina”, que en el caso de Elinor lo había incluído todo, desde caminar sola por el campo hasta pelear con sus hermanos. Todo eso había terminado para Elinor cinco años atrás cuando su madrastra, una reconocida belleza apenas ocho años mayor que ella, decidió que era hora de comenzar el proceso de transformarla en una joven dama. El entusiasmo de Elinor se había ido atenuando con el paso de los años bajo la estricta tutela de su madrastra, que había sido tan exitosa que por momentos, Elizabeth se preguntaba si la niña tan vivaz con la que solía jugar habría desaparecido para siempre, dejando en su lugar sólo a la perfecta debutante. De todas maneras, Elizabeth nunca se había apegado a la nueva Lady Bentham, pero era difícil ver semejante cambio en su amiga. Aún así le alegraba mucho ver a su querida Elinor una vez más, aunque fuera porque estaba sufriendo. “Sé que fue afortunado poder volar libremente por un tiempo, pero detesto tanto todo esto – me refiero a tener que ser una joven tan correcta y no más que una pieza para mi familia.” Los ojos de Elinor se llenaron de lágrimas. “Hasta este momento no me daba cuenta cuán afortunada era. Aquél verano estaba muy ocupada lamentándome porque mis hermanos se negaban a jugar con una niña. Se creían demasiado buenos para Geoffrey también, así fue que él y yo nos hicimos amigos, aunque él era mayor que yo. Me enseñó a atrapar renacuajos...” Elinor se movía por la habitación como si ésta fuera demasiado pequeña para contenerla. “¿Cómo fue que se encontraron otra vez?” “En un baile en Londres, si es que lo puedes creer. Tiene suficientes amigos en la alta sociedad, así es que puede asistir a algunos de los eventos menores. Al principio no lo reconocí, no hasta que pasé a su lado en un movimiento de una danza y él dijo que esperaba que no llevara renacuajos en mi bolso. Entonces lo reconocí, pero supe también que algo había cambiado entre nosotros. La manera en que me miró – me dio frío y calor a la vez. Bailé la siguiente pieza con él, y luego el baile de la cena, me hizo reír, y hablé más con él que con cualquier otro caballero durante toda la Temporada. Fue como estar en el cielo, lamenté tanto tener que dejarlo, tan pronto como entré en mi carruaje luego del baile, mi madrastra comenzó a regañarme por mi conducta tan poco femenina. Las damas bien instruidas no se ríen en bailes, deben fingir hastío. Tampoco intercambian con un hombre más palabras de las estrictamente necesarias para atraer su interés, siempre asumiendo que el hombre en cuestión sea un posible candidato y sea también conveniente.” Elinor hizo una pausa y se dejó caer en la cama como si el peso de su elegante vestido de repente fuera demasiado para sostener. “Eso fue hace casi un año.” “¿Estás segura de que tu padre no permitiría un matrimonio entre ustedes?” “Segura. No tengo ninguna duda. Ante mi insistencia, mi hermano Charles lo consultó con él, diciendo que financieramente sería un buen partido. Mi padre dijo que preferiría verme muerta, que casada con un Paxton.” Elizabeth intentó imaginar cómo se sentiría, pero era algo muy ajeno a su propia experiencia. Era imposible de concebir que algo que ella pudiera hacer, provocara que su padre la prefiriera muerta, pero no por eso dudaba de la historia de Elinor. Lord Bentham no era en lo más mínimo como su padre. “Geoffrey quería pedir su permiso de todos modos, argumentando que lo peor que podría hacer sería denegarlo, pero se equivoca. Eso no es lo peor. Si mis padres tuvieran una mínima idea de mi interés en Geoffrey harían lo imposible para que no lo volviera a ver. Compartimos ya muy poco tiempo como están las cosas, pero si me quitaran incluso eso – sería intolerable, me trastornaría.” Sintiéndose impotente ante la miseria de su amiga, Elizabeth dijo, “Lo siento tanto. Desearía poder hacer algo para ayudar.” Elinor se sostuvo sobre sus codos, sus ojos ahora estaban iluminados. “¡Pero sí puedes! Por eso es que solicité tu asistencia.” Esa expresión en Elinor generalmente anunciaba problemas. ¿Qué podría alguien hacer para ayudar en casos como éste? No esperaría que Elizabeth fuera su intermediaria...o peor, ¡cubrir una huida! Con algo de miedo dijo, “Espero no estés pensando en huir con él.” Los hombros de su amiga se desplomaron. “Desearía tener el valor. Geoffrey está dispuesto a hacerlo, pero yo no puedo. Significaría dejar atrás todo lo que conozco y amo. Mi familia me repudiaría. No, he abandonado toda ilusión. Sé que no podré casarme con Geoffrey. Todo lo que anhelo ahora es poder compartir algún tiempo más con él, antes de que sea demasiado tarde.” “Entiendo que desees estar con él, pero ¿eso no hará aún más amargo el momento en que deban despedirse?” “No hubieras hecho esa pregunta si hubieras estado enamorada alguna vez. Sí, poder verlo ahora, me ayudará a soportar cualquier futuro dolor.” Entonces pensaba pedirle ayuda para arreglar un encuentro. Elizabeth sintió cómo se formaba un nudo en su estómago. “¿Y si te descubrieran con él?” Elinor sonrió satisfecha. “No importaría si tu estuvieras conmigo como mi chaperona.” “¿No sería suficiente tu criada para eso?” “Ella inmediatamente reportaría el encuentro a mi madrastra, quien impediría que volviese a ocurrir. Pero es diferente contigo, mientras yo no haga nada indebido, no necesitarás decirle a nadie ¿o sí?” Incómoda, Elizabeth dijo, “Si tus padres lo descubrieran estarían furiosos, ¡y con toda razón!” “También tengo un plan para eso. Si nos descubren diré que Geoffrey está interesado en ti, y que yo estoy promoviendo tal vínculo. Él también ha invitado a un amigo, nieto de un Conde, de impecable reputación, y no habría nada más natural que el que formáramos un grupo.” Elizabeth movió su cabeza incrédula. “¿Un falso cortejo entre tu Geoffrey y yo?” “Sí. Eso deleitaría a mi madrastra, ya que no necesitarían continuar excluyéndolo si él fuera a casarse con la hija de un caballero. Ha estado deseado un partido así para él. Ella no podría soportar que se casara con alguien de nuestra clase, ya que estaría por encima de su alcance, ¡qué poco sabe! Tú serías la perfecta solución, hija de un caballero, pero lo suficientemente pobre como para ignorar la fuente de su fortuna, y tus modales son buenos, así es que serías una vecina aceptable.” “Mientras que el nieto de un Conde es compañía aceptable para ti, me imagino...” “Bueno, no para casarme tal vez, pero para interacción social, sí.” Notando la expresión en los ojos de su amiga, Elinor añadió apresuradamente, “Espero no estar ofendiéndote, Elizabeth. No quise implicar que estuvieras desesperada por conseguir esposo, o que hubiera algo malo con tu familia. Es sólo que es diferente para ti.” Elizabeth rió. “No estoy ofendida. He oído peores cosas sobre mi familia y sé que no somos tus pares en sociedad. En cuanto a un esposo, nunca he estado menos desesperada por uno en toda mi vida. A veces siento que lo único que hago es rechazar propuestas de matrimonio.” “¿Alguien te ha hecho una propuesta y no me has contado?” exigió Elinor. “Querida Elinor, con placer compartiré cualquier otro asunto contigo, pero no humillaré a los caballeros en cuestión diciéndote a ti o a cualquier otra persona sus nombres. Suficiente será decirte que dos apropiados y elegibles jóvenes me ofrecieron su mano en los últimos meses. Uno era un tonto, y el otro malhumorado y resentido, y nunca consideré ni por un instante aceptar a ninguno de los dos.” “Oh, ¡pero quisiera oír los detalles! Sabes que te fastidiaré hasta que me cuentes.” “¿No se me permitirá siquiera lavar mi rostro y cambiarme este polvoriento vestido?” Preguntó Elizabeth con una sonrisa. “Oh, claro que puedes, muchacha boba.” Y entre risas se dirigió a hacer sonar la campana.

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Usualmente Paxton abstenía de beber en exceso, razón por la cual Darcy Sus ojos la mantuvieron cautiva, y no lograba quitar la vista de ellos.
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