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Los Estados Unidos de América PDF

254 Pages·2000·11.061 MB·Spanish
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HISTORIA UNIVERSAL SIGLO XXI Volumen 30 Los Estados Unidos de América i VOLUMEN COMPILADO POR Historia Universal Willi Paul Adams Siglo Veintiuno Nació en 1940; estudió historia, cultura americana y cultura inglesa en Bonn y en Berlín. En 1965-1966 estuvo en los Esta­ dos Unidos como becario de la daad. En 1968 se doctoró con un trabajo sobre la Revolución americana. De 1968 a 1972 tra­ Volumen 30 bajó como ayudante y profesor agregado en el departamento de Historia del John F. Kennedy Institut de estudios americanos |.S.F.D.yT.N»127 de la Universidad Libre de Berlín. En 1972 ocupó la cátedra de Historia Moderna en la especialidad de Historia Angloame­ BIBLIOTECA ricana. En 1972 y en 1975-1976 fue «research fellow» en el “JOSE HERNANDEZ" Charles Warren Center for Studies in American History de la SAN NICOLAS Universidad de Harvard. De 1972 hasta 1977 fue profesor en el Amerika Institut de la Universidad de Frankfurt. Desde 1977 LOS ESTADOS UNIDOS es profesor de Historia de Norteamérica en el John F. Kennedy Institut de la Universidad Libre de Berlín. Ha publicado, entre DE AMERICA otros títulos: Republikaniscbe Verfassung und bürgerliche Frei- heit: Die Verfassungen und polilischen Ideen der amerikanischen Revolution (Darmstadt y Neuwied, Luchterhand Verlag, 1973); y, en colaboración con Angela Meurer Adams, Die amerika- nische Revolution in Augenzeugenberichten (Munich, 1976). Compilado por TRADUCTORES Willi Paul Adams Máximo Cajal Pedro Gálvez DISEÑO DE LA CUBIERTA Julio Silva m siglo veintiuno editores m Indice ________________________________ siglo veintiuno editores, s.a. de c.v. CERRO DEL AGUA 248, DELEGACIÓN COYOACÁN, 04310, MÉXICO, D.F. PROLOGO ......... INTRODUCCION 1. REVOLUCION Y FUNDACION DEL ESTADO NACIONAL, 1763- 1815............................................................................................... I. ¿Hubo una «revolución» americana?, 12.—II. La sociedad colonial a comienzos de la guerra de Indepen­ dencia y las causas de la revolución, 16.—III. Declara­ ción de Independencia, guerra y acuerdos de paz, 24.— IV. El nuevo orden político y el «período crítico», 1776-1787, 30.—V. La constitución federal de 1787- 1788, 38.—VI. La política económica de Hamilton, 48.—VIL Los jeffersonianos y el cambio de poder de 1801, 51.—VIII. Acuerdo con Europa: comercio ex­ terior, diplomacia y guerra, 1789-1815, 53.—IX. La sociedad americana antes de la industrialización, 58. 2. REGIONALISMO, ESCLAVITUD, GUERRA CIVIL Y REINCOR­ PORACION DEL SUR, 1815-1877 ............................................. primera edición en español, 1979 I. Divergencias en torno a la constitución, 62.—El vigesimocuarta edición en español, 2000 viejo Sur, 65.—III. La esclavitud, 68.—IV. La ofensi­ © siglo xxi editores, s.a. de c.v. va contra la esclavitud, 73.—V. El fortalecimiento de en coedición con la conciencia regional, 78.—VI. Los conflictos entre © siglo xxi de españa editores, s.a. las regiones, 1835-1860, 81.—VIL La secesión: el aban­ dono de la Unión por los Estados del Sur, 91.—VIII. isbn 968-23-0009-6 (obra completa) La guerra civil, 1861-1865, 93.—IX. El fin de la es­ isbn 968-23-0519-5 (volumen 30) clavitud, 99.—X. Reconstrucción del Sur, 1865-1877, 101. primera edición en alemán, 1977 © fischer taschenbuch verlag gmbh, frankfurt arn main 3. LA REVOLUCION INDUSTRIAL EN LOS ESTADOS UNIDOS ... título original: die vereinigten staaten von ameriha I. Sus orígenes en el siglo xvm, 109.—II. La revolu­ ción del transporte, 112.—III. La industrialización y derechos reservados conforme a la ley la urbanización en el Nordeste, 117.—IV. El Sur, 122.— impreso y hecho en méxico/printed and made in mexico V. El Oeste, 129.—VI. Población, recursos naturales, productividad y empresarios, 138.—VII. Transforma­ 7. DE LA GUERRA MUNDIAL A LA SOCIEDAD DE LA ABUN­ ciones estructurales, especialización y monopolización, DANCIA, 1941-1961 ..................................................................... 324 143.—VIII. Los ciclos económicos en el siglo xix, 149. IX. El gobierno y la industria, 153.—X. Los resul­ I. El fin del New Deal y el impacto de la guerra sobre tados de la industrialización, 161. la sociedad americana, 324.—II. Mujeres y otros gru­ pos no privilegiados, 337.—III. Los problemas de la posguerra: reconversión, conservadurismo y «fair deal», 4. LA EMIGRACION A AMERICA EN LOS SIGLOS XIX y XX ... 166 345.—IV. La guerra fría, la guerra de Corea y el mc- carthysmo, 350.—Eisenhower y el conservadurismo de I. Los orígenes de la emigración: «repulsión» y «atrac­ la década de 1950, 356.—VI. Los orígenes del nuevo ción», 166.—II. Análisis estadístico, 170.—III. La movimiento en favor de los derechos civiles en la distribución geográfica, 178.—IV. Sexo, edad, ocupa­ década de 1950, 361.—VIL La sociedad americana a ción, 184.—V. Repatriación: temporales y reincidentes, mediados del siglo xx, 365. 189.—VI. Los problemas de la asimilación, 192.— VII. Síntomas de asimilación deficiente, 200.—a) Lu­ gares de residencia de carácter étnico, 200.—b) Orga­ 8. LA DECADA DE 1960 ................................................................... 373 nizaciones de emigrantes, 203.—c) Matrimonio, 204.— d) Iglesias, escuelas e idioma, 206.—e) Participación I. La era Kennedy, 1961-1963, 373.—II. La «guerra en el proceso político, 210.—VIII. Los grupos étni­ contra la pobreza» y la «gran sociedad», 1963-1968, cos en la década de 1970, 212. 379.—III. Vietnam: el fracaso de la política exterior y sus consecuencias, 385.—IV. La sociedad americana en la década de 1960, 389. 5. LAS CONSECUENCIAS SOCIALES DE LA INDUSTRIALIZA­ CION. EL IMPERIALISMO Y LA PRIMERA GUERRA MUN­ 9. DOSCIENTOS AÑOS DESPUES: LOS ESTADOS UNIDOS BAJO DIAL, 1890-1920 .......................................................................... 215 NIXON Y FORD................. ....................................................... 396 I. Pobreza rodeada de bienestar, 215.—II. La separa­ I. El fin de la guerra de Indochina, 397.—II. Deten­ ción de clases: la indiferencia en las zonas suburbanas te, 400.—III. Watergate, 404.—IV. «Vida, libertad y y la hostilidad de los empresarios, 218.—III. Reaccio­ búsqueda de la felicidad»: Problemas de la sociedad nes humanas: esparcimiento, racismo y motines, 221.— americana doscientos años después de la declaración de IV. Las organizaciones obreras, 227.—V. La rebelión la Independencia, 411. de los populistas, 233.—VI. El fracaso socialista, 238. VII. La reforma liberal: «La era progresista», 243.— VIII. Imperialismo y primera guerra mundial, 250. NOTAS................................................................................................... 419 BIBLIOGRAFIA...................... .......................................................... 427 6. LOS ESTADOS UNIDOS ENTRE LAS DOS GUERRAS, 1919- 1941 ............................................................................................... 257 ANEXO ESTADISTICO ......... ........................................................... 464 I. La vuelta al aislacionismo, 258.—II. Americanos INDICE DEL ANEXO ESTADISTICO ................................................ 482 y extranjeros, 261.—III. La expansión industrial de la INDICE ALFABETICO ........................................................................ 483 década de 1920, 264.—IV. La política durante la etapa de prosperidad, 1920-1929, 277.—V. La ciudad contra INDICE DE ILUSTRACIONES ........................................................... 493 el campo: conflicto entre dos sistemas de valores, 281.— VI. La quiebra de la bolsa y la crisis económi­ ca mundial, 1929-1933, 286.—VII. Las consecuencias sociales y políticas de la depresión, 1930-1933, 301.— VIII. El primer New Deal, 1933-1935, 305.—IX. El segundo New Deal hasta la segunda guerra mundial, 1935-1941, 314.—X. Una ojeada retrospectiva al New Deal, 320. VI vn COLABORADORES DE ESTE VOLUMEN Willi Paul Adams (Universidad Libre de Berlín) Introducción, capítulos 1 y 9 Dudley E. Baines (London School of Economics) Capítulo 6 Robert A. BurcheH (Universidad de Manchester) Capítulo 4 Rhodri Jeffreys-Jones (Universidad de Edimburgo) Capítulo 5 John R. Killick (Universidad de Leeds) Capítulo 3 Howard Temperley (Universidad de East Anglia, Norwich) Capítulo 2 Neil A. Wynn (Glamorgan Polytechnic, Wales) Capítulos 7 y 8 Prólogo El autor agradece muy especialmente a los profesores Gerald Stourzh, Enrique Otte y Hans R. Guggisberg y al doctor Robert A. Gottwald su valiosa crítica del primer capítulo. Angela Meurer Adams fue un crítico inflexible y paciente consejera durante el largo período de redacción. La magnífica biblioteca del John F. Kennedy Institut para estudios norteamericanos de la Universidad Libre de Berlín ha prestado una valiosa colaboración, al poner a nuestra disposición una gran parte de la bibliografía. El Charles Warren Center for Studies in American History de la Universidad de Harvard y el American Council of Learned Societies han faci­ litado con sus becas el trabajo en los distintos capítulos y en el tomo. La señora Edith Kaiser, lectora de idiomas extranjeros de Fischer Taschenbuch Verlag y doctoranda en el Institut für Politi- sche Wissenschaft de la Universidad de Heidelberg ha prestado una colaboración fundamental en la composición del texto alemán de los capítulos 2 al 8, gracias a su profundo conocimiento de la historia americana y a su gran experiencia en la traducción de textos de ciencias sociales. Nada más tomar posesión de su cátedra de historia socio-económica, el doctor Walter Pehle se ocupó inten­ samente de la redacción final del tomo. La señora Inge Lüdtke ha colaborado eficientemente durante varios años en su preparación. Un agradecimiento muy especial va dirigido a la doctora Char­ lotte Erikson, cuyos consejos en los momentos críticos han contri­ buido a que el tomo apareciera y, sobre todo, a mis colegas ingle­ ses, de los cuales he aprendido lo útil que puede ser una crítica mu­ tua y abierta y lo agradable que puede resultar una cooperación «0 científica internacional. W.PA 1 Introducción historia social y económica. (Para las relaciones internacionales a partir de 1918 véase también el volumen 34 de esta Historia Uni­ versal.) Desde una perspectiva histórica mundial, es de lamentar especialmente que no se haya podido tratar más ampliamente la persecución y exterminio de los indios. Para la historia colonial en el siglo xvn y principios del xvm, especialmente en su contexto histórico mundial, nos remitimos al tomo 29 de esta Historia Uni­ versal. Una iniciación a la historia americana desde los comienzos del Los nueve capítulos han sido concebidos como unidades inde­ movimiento de independencia, basado en el nivel actual de las in­ pendientes y de un tamaño apropiado para ser utilizados en cole­ vestigaciones, no precisa de ninguna justificación especial. Puede gios y universidades como tema de estudio. Aunque el volumen parecer más necesario aclarar por qué, dentro de una historia forma un conjunto completo, los distintos capítulos pueden tomar­ mundial en varios tomos, se han escogido dos Estados nacionales, se por separado. Por ello, además del índice bibliográfico general los Estados Unidos de América y Rusia, y se les dedica a cada uno cada capítulo tiene también sus propias referencias bibliográficas de ellos un tomo independiente, ceñido a su propia historia nacio­ para ampliación de conocimientos. nal. Otro tomo de la serie que trata de la evolución europea de El primer capítulo (1763-1815) se inicia con el fin de la guerra forma global, ha sido criticado por no aclarar suficientemente las de los Siete Años, la cual había decidido a favor de Gran Bretaña «dependencias intercontinentales» y porque deja sin resolver el la rivalidad franco-británica por la supremacía en Norteamérica y «programa histórico universal»'. Tampoco este tomo puede esgri­ había ampliado con ello las posibilidades de conflicto entre la mir la pretensión de ajustarse al alto nivel de la perspectiva histó­ metrópoli británica y los colonos británicos. En él se relata la rica mundial. Pero, cuando menos, puede ayudar a superar a este autoafirmación nacional de la mayor parte del «fragmento europeo» lado del Atlántico el eurocentrismo de la conciencia histórica, lo en Norteamérica. Ya que, en la revolución americana, a diferencia cual es asimismo un objetivo declarado de toda la serie. Intenta de los movimientos anticolonialistas posteriores, no luchaban por igualmente, a pesar de que su contenido es una historia nacional, su autodeterminación política y económica los indígenes oprimidos, evitar algunas de las debilidades de la historiografía nacional, en- sino europeos aclimatados, con el apoyo de otros europeos. No quistada en un relato canónico de acontecimientos: no se trata fue un levantamiento de los explotados, sino el perfeccionamiento de una autointerpretación americana, sino que ha sido escrito des­ de un derecho ya garantizado parcialmente con anterioridad a su de una perspectiva europea más bien comparativa, con la espe­ autoadministración de la primera sociedad «moderna», próspera, ranza de que de esta forma se corrigiera también un poco, al ampliamente alfabetizada, políticamente bien organizada y estable, mismo tiempo, el americentrismo histórico. de europeos fuera de Europa. El reconocimiento de los valores, El desmontaje de una imagen eurocéntrica del mundo solamen­ basados en la revelación y en el derecho natural, de la libertad te puede realizarse teniendo en cuenta los intereses y la capaci­ ciudadana, la igualdad y el derecho a la propiedad ilimitada, for­ dad de asimilación de los lectores europeos. Por ello, nuestro obje­ maron parte de la fundación del Estado. Estos valores encontraron tivo ha sido escribir una iniciación a la historia americana que sea su expresión en la Declaración de Independencia y en las declara­ comprensible a europeos sin ningún conocimiento previo. Para ciones de derechos fundamentales y las constituciones de los dis­ facilitar las comparaciones aclaratorias fue necesario adoptar una tintos Estados. Con la adopción de la Constitución federal de postura conflictiva. Las interpretaciones controvertidas se mencio­ 1877-78 se completó la fundación de la República federal. El ca­ nan y se valoran como tales. Ninguno de nosotros encontró con­ pítulo termina con el intento infructuoso de los ex colonos, en la vincentes las interpretaciones exclusivas del desarrollo de la socie­ guerra de 1812-15, de obligar a su ex metrópoli a añadir al reco­ dad americana, tales como su reducción al despliegue del espíritu nocimiento de la independencia también el reconocimiento de la de libertad, al avance de la frontier (la frontera colonial), la ri­ soberanía económica, en el sentido de eliminar todas las limitacio­ queza natural del país o la ausencia de una fase de feudalismo. nes mercantilistas a las exportaciones hacia Inglaterra. La limitación del volumen obligó a penosas omisiones. La histo­ El capítulo segundo (1815-1877) sitúa el movimiento antiesclavis­ ria diplomática y bélica fue relegada o reducida en favor de la ta, de motivaciones morales, dentro del contexto de los crecientes 2 3 enfrentamientos entre los grandes intereses regionales. La esclavi­ económico en unas pocas grandes empresas y bancos ya se había tud no era una institución del Viejo Sur fácilmente intercambia­ consumado totalmente al inicio de la primera guerra mundial. ble, sino la base de su estructura social. Además, el Sur agrario se Frente a ello, las causas de las oscilaciones coyunturales, los efectos económicos positivos y negativos de la guerra civil y la for­ sentía relegado a una posición defensiva por un Norte y un Oeste ma en que influyeron las distintas situaciones políticas, económicas en rápido crecimiento industrial y demográfico y temía una inme­ y sociales de Europa en la evolución de la agricultura y la industria diata y total superioridad política y económica de las otras regio­ americanas resultan mucho menos decisivas. También la postura del nes. La cuestión, que finalmente sólo pudo resolver una guerra gobierno federal y de los gobiernos de cada Estado en particular civil, era si los estados que se sentían amenazados podían invalidar frente a la economía y la envergadura de sus intervenciones preci­ su ingreso en la Federación, formalizado en 1787-88. Solamente san de una determinación más exacta que la repetición de la con­ después de la victoria del Norte (1865) se inició, junto con la signa del laissez faire, que no ha representado en ningún momento reconstruction (la reconstrucción económica y la reintegración po­ la envergadura real de la intervención estatal en la economía. Ni lítica del Sur) la larga lucha —hasta hoy inconclusa— de los ne­ siquiera la realidad americana ha correspondido nunca al modelo gros, como grupo minoritario, por la igualdad de trato y de opor­ de «Estado policía». tunidades, tanto en las ciudades del Norte como en el Sur. El cuarto capítulo nos aporta una visión del mayor movimiento El capítulo tercero investiga una de las cuestiones más fascinan­ migratorio de la historia moderna. Aproximadamente 46 millones tes de la moderna historia económica: las causas y la evolución de de personas emigraron a los Estados Unidos entre 1815 y 1970 e la revolución industrial en América. En los cien años transcurri­ hicieron posible con ello, entre otras cosas, la colonización e indus­ dos entre 1810 y 1910, aquella sociedad agraria se transformó en trialización del continente en un plazo de tiempo tan corto. Tanto una potencia industrial sin competidor equiparable. La determina­ si el impulso inicial en cada caso venía dado por la fuerza de atrac­ ción de factores que desempeñaron un papel importante en este ción del nuevo país o por los efectos de rechazo de las condiciones proceso, que ha marcado al mundo moderno como pocos otros, es de vida en el país de origen, el que emigraba esperaba encontrar todavía hoy objeto de discusión científica. Lo cierto es que la ri­ en el Nuevo Mundo las oportunidades en las que ya no creía en queza de las reservas del suelo y la apertura al tráfico del conti­ su tierra. La mayoría de ellos buscaban una mayor seguridad mate­ nente constituyeron una premisa esencial; que la colonización del rial. El porcentaje de decepciones y de realización de los sueños Oeste y la expansión de la agricultura no se enfrentaron a la indus­ resulta difícil de medir. En todo caso, el número de los recién trialización, sino que en conjunto sirvieron de estímulo al proceso llegados aumentó hasta alcanzar su máximo en 1907 con un total económico; que la industrialización y la urbanización fueron de la de 1.208.000 personas en un solo año. Con la primera Ley de mano, sobre todo en el Nordeste, mientras que el sistema de plan­ Cuotas, que asignaba cifras máximas anuales de inmigración a los taciones impidió en el Sur la aparición de centros urbanos. Tam­ países europeos según un criterio racista-económico, se acabó, en bién es cierto que el crecimiento de la población, multiplicado por 1921, la era de una inmigración prácticamente ilimitada para los la inmigración masiva, y el desarrollo industrial se estimularon mu­ europeos. Los problemas de los recién llegados resultan fáciles de tuamente, de forma que un número cada vez mayor de personas determinar: el primer alojamiento, que encontraban generalmente participaba de un producto social en crecimiento. El nivel de vida, en el ghetto de sus paisanos; el prilner puesto de trabajo, con una definido estadísticamente, también aumentó. La escasez de mano actividad generalmente física, sencilla, adecuada a la deficiente for­ de obra característica del mercado de trabajo americano exigió des­ mación y escasos conocimientos del idioma y a merced de la explo­ de el principio el uso de una tecnología capaz de ahorrar mano de tación en casi todos los sectores de la economía, desde el trabajo a obra, que alcanzó su mayor triunfo mundial en 1913 con la ca­ domicilio pasando por tareas sencillas, hasta la agricultura, la mi­ dena de montaje de Henry Ford. El mercado privado de capitales nería y el trabajo en la fábrica; y finalmente el perpetuo problema y sus instituciones, características del sistema económico capitalista, de la asimilación, integración o adaptación a la nueva sociedad, se desarrollaron desde la primera gran crisis bancaria de 1819-20 la cual les presentaba como un ideal la «americanización» en el de acuerdo con las nuevas necesidades, y se completaron provisio­ sentido de la total asimilación, mientras les demostraba a diario nalmente con la situación de la bolsa de Nueva York a la cabeza que su condición se hallaba para siempre determinada por su ori­ de las bolsas de valores del mundo. La concentración del poder gen y su relación diaria con otros inmigrantes. Los superpatriotas. 4 5 nativists, que temían la variedad y la competencia, desconfiaban tiempo, el movimiento populista pudo transformar, en la década de de la lealtad de los recién llegados y les exigían un «angloconfor- 1890, una alianza de los sindicatos más radicales y de las organiza­ mismo» cultural. Las diversas reacciones de los distintos grupos in­ ciones de los pequeños granjeros del Oeste y el Sur olvidados por migrantes frente a estas presiones para su adaptación y frente a las el gobierno federal, en una fuerza política. La postura política oportunidades reales de adaptación, determinan, hasta hoy, una pura del Socialist Party of America, fundado en 1901, si bien gran parte de la realidad social de Norteamérica, desde la elección aportó a las luchas electorales la abierta discusión de las ideas so­ de pareja y la elección de residencia, hasta la toma de partido en cialistas y la presentación de candidatos íntegros, demostró no obs­ las elecciones. Desde que el idioma, la concepción del mundo y las tante, al mismo tiempo, la inferioridad sin esperanzas de un parti­ pautas de comportamiento de los WASP (blancos, anglosajones y do con una concepción rigurosa del mundo, dentro del complejo protestantes) se establecieron firmemente como norma, en lugar de sistema de intereses de grupo de la política americana. Igualmente la inhumana metáfora del «crisol» apareció un concepto tolerante estéril resultó el intento anarquista. Solamente un movimiento re­ del pluralismo étnico y cultural. formista coordinado de forma más flexible, el llamado Progres El capítulo quinto está dedicado a estudiar las relaciones socia­ sive Movement, que aceptaba el sistema político y económico en les er. la Norteamérica industrializada y a su entrada en la política líneas generales, pudo alcanzar entre 1900 y 1917 el suficiente mundial en la era del imperialismo y en la primera guerra mundial apoyo político para modificar gradualmente la realidad. (1890-1920). Millones de personas, tanto en el campo como en la Desde 1865, fin de la guerra civil, el comercio exterior ameri­ ciudad, seguían viviendo en la pobreza. El que perdía la salud o el cano aumentó fuertemente, y en 1900 los Estados Unidos eran ya puesto de trabajo, no se hallaba protegido por ninguna legislación la tercera Potencia marítima del mundo. Los estrategas militares social y estaba condenado a la miseria. Las condiciones de traba­ y comerciales norteamericanos se unieron a la carrera imperalista jo en la industria y en la minería eran a menudo nocivas para la por la conquista de nuevos mercados y por la influencia en otras salud y frecuentemente peligrosas. La semana de sesenta horas y partes de la tierra, mientras que misioneros culturales, más o me­ el trabajo infantil eran cosa frecuente. Al menos una parte de la nos convencidos religiosamente, predicaron la superioridad de la violencia, del comportamiento racista y también de la huida hacia raza anglosajona y su misión mundial. El hecho de que el gobierno el deporte y la diversión de la clase trabajadora americana en estos americano, después de la guerra con España en 1898, tuviera que decenios se puede entender como una reacción emocional a su des­ administrar de facto territorios en ultramar como potencia colo­ contento frente a estas condiciones. Los blancos pobres, cuya situa­ nial, no fue en ningún caso un accidente de la historia norteame­ ción era inestable, tendían más que los ciudadanos de clase media, ricana. Latinoamérica se convirtió en un coto particular de las que se sentían seguros, a declarar inferiores a los negros que tam­ empresas americanas y el canal de Panamá, administrado de facto bién luchaban por un sustento y a tratarlos en consecuencia. Los como territorio colonial, ratificó en 1903 el papel especial de los sindicatos sólo pudieron empezar a organizarse gradualmente des­ Estados Unidos en el continente sudamericano. El presidente y el pués de la guerra civil. El éxito relativo de la organización más Congreso de los Estados Unidos actuaron totalmente conscientes importante y estable, la American Federation of Labour, fundada de su papel de potencia mundial al acordar la entrada de Norte­ en 1886, se basaba en su renuncia a la actividad política directa américa en la primera guerra mundial, cuando con el potencial eco­ y, con ello, a la formación de un partido político derivado del mo­ nómico americano decidieron el signo de la contienda y desempe­ vimiento obrero a imagen, por ejemplo, del Labour Party inglés o ñaron un papel activo —que muchos europeos desilusionados juz­ del Sozialdemokratische Partei alemán. En este hecho reside en garon insuficiente— en la regulación de la paz. No obstante, los parte la respuesta a la cuestión, frecuentemente planteada, de límites a la disposición de asumir responsabilidades políticas en los por qué el movimiento socialista ha tenido tan poca influencia en difíciles años de la posguerra quedaron claros cuando el Senado de los Estados Unidos. La pregunta que debemos plantearnos es por los Estados Unidos se opuso a ratificar la entrada de los Estados qué este tipo de sindicato pudo imponerse a los de origen político Unidos en la Sociedad de Naciones. socialista en los tres decenios anteriores a 1914 y, además, por El capítulo sexto traza un bosquejo de la sociedad americana qué los perjudicados, ya fueran negros, granjeros, trabajadores no en los años veinte y treinta de este siglo, en los cuales se des­ cualificados, mujeres y otros grupos reformistas ya en activo en esta arrollaron totalmente, tal como los conocemos desde entonces, la época, no formaron una coalición. Sólo por un corto período de fabricación y el consumo masivo de bienes, así como el tipo de in­ 6 7

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