Description:Max Mulligan contempló el cielo azul. Iba a hacer un día de calor. Observó las dos aceras de la calle por donde circulaban ríos de gente. Aquel era el primer día del rodeo y los forasteros habían acudido como todos los años. Los dueños de los salones harían un buen negocio. Soltó una maldición para sus adentros. Para él no sería un buen negocio. Tendría que ocuparse de evitar las peleas, de encerrar a los borrachos, de impedir que los tipos vivos que se dejaban caer por allí, en aquellas fechas, hiciesen su agosto a costa de los ingenuos. Y para todo ese trabajo contaba con un solo ayudante. Al pensar en Clay Hord sintió que le flaqueaban las piernas.